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Críticas ordenadas por utilidad
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4,2
11.463
1
4 de mayo de 2006
4 de mayo de 2006
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El amago de actor Dwayne “The Rock” Johnson (“El Regreso de la momia”, “El Rey Escorpión” y campeón seis veces en la Federación Mundial de Lucha Libre), perteneciente a la crew de Vin Diesel y teniendo como Old School a Schwarzenegger, Stallone o Van Damme en el género “hombre-animal-de-4x4-que-hace-de-héroe-siempre-con-las-mismas-facciones” llega con un nuevo producto.
Se trata de la adaptación cinematográfica (porque se proyectará en los cines, no por que sea digna del séptimo arte) del pionero videojuego Doom, primero en emplear el modelo FPS (First Person Shooter: tirador en primera persona) allá por 1993. El argumento nos lleva a la estación de investigación Olduvai, situada en Marte, donde debido a un error científico se declara en cuarentena menos para el Escuadrón Táctico de Respuesta Rápida (no es ironía, se llaman así), un grupo de marines ultrapreparados para todo lo que se les venga encima. Con esta premisa ya pueden ir bajándose los pantalones y abriendo el culo porque estos gorilas arrasan con todo.
Se podría decir que es una mezcla entre Resident Evil por el escenario neoindustrial, los científicos y los zombies y la magistral Alien por usar monstruos similares pero nos les llega a la suela de los zapatos a los metrajes de Paul Anderson y Ridley Scott, respectivamente.
Interpretaciones insulsas salvo por Kart Urban (Eomer en “El señor de los anillos”, “Las crónicas de Riddick”, “El mito de Bourne”) y Rosamund Pike (“Muere otro día”, “The Libertine”), que ofrecen algo de humanidad y sentimiento dentro de ese enfrentamiento entre bestias. El resto del elenco está formado por estereotipos tipiquísimos (está el negro sin personalidad dando la nota de “color”, el chico primerizo en el “arte” de matar, el cabroncete que deseas que se muera, el gracioso sin gracia…) comandados por la mole sin cerebro ni compasión que es The Rock.
Los diálogos son impresionantes: cada muerte de un bicho tiene su “ingeniosa” gracia posterior y la frase más filosófica, dicha por The Rock al chaval poniendo cara seria (la permanente que tiene) y agarrándole del hombro, es la genialidad “hijo, si dudas, muere gente”. Para postrarse a sus pies o darle de ostias al guionista, ustedes eligen.
El arma más potente de la película (que también era del videojuego y aquí la lleva adivinen quién) tiene el científico y técnico nombre de “Big Fucking Gun”, no te digo ná y te lo digo tó. Sólo un dato más del cagarro ante el que nos enfrentamos.
Se trata de la adaptación cinematográfica (porque se proyectará en los cines, no por que sea digna del séptimo arte) del pionero videojuego Doom, primero en emplear el modelo FPS (First Person Shooter: tirador en primera persona) allá por 1993. El argumento nos lleva a la estación de investigación Olduvai, situada en Marte, donde debido a un error científico se declara en cuarentena menos para el Escuadrón Táctico de Respuesta Rápida (no es ironía, se llaman así), un grupo de marines ultrapreparados para todo lo que se les venga encima. Con esta premisa ya pueden ir bajándose los pantalones y abriendo el culo porque estos gorilas arrasan con todo.
Se podría decir que es una mezcla entre Resident Evil por el escenario neoindustrial, los científicos y los zombies y la magistral Alien por usar monstruos similares pero nos les llega a la suela de los zapatos a los metrajes de Paul Anderson y Ridley Scott, respectivamente.
Interpretaciones insulsas salvo por Kart Urban (Eomer en “El señor de los anillos”, “Las crónicas de Riddick”, “El mito de Bourne”) y Rosamund Pike (“Muere otro día”, “The Libertine”), que ofrecen algo de humanidad y sentimiento dentro de ese enfrentamiento entre bestias. El resto del elenco está formado por estereotipos tipiquísimos (está el negro sin personalidad dando la nota de “color”, el chico primerizo en el “arte” de matar, el cabroncete que deseas que se muera, el gracioso sin gracia…) comandados por la mole sin cerebro ni compasión que es The Rock.
Los diálogos son impresionantes: cada muerte de un bicho tiene su “ingeniosa” gracia posterior y la frase más filosófica, dicha por The Rock al chaval poniendo cara seria (la permanente que tiene) y agarrándole del hombro, es la genialidad “hijo, si dudas, muere gente”. Para postrarse a sus pies o darle de ostias al guionista, ustedes eligen.
El arma más potente de la película (que también era del videojuego y aquí la lleva adivinen quién) tiene el científico y técnico nombre de “Big Fucking Gun”, no te digo ná y te lo digo tó. Sólo un dato más del cagarro ante el que nos enfrentamos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No es spoiler:
Pero no todo va a ser vómitos contra este producto: los efectos visuales y sonoros (acompañados siempre por guitarras y baterías estridentes) están logrados, aunque a estas alturas ya no tenga mucho mérito, hacia el final hay cinco minutos de disparos en primera persona emulando al juego original de forma muy fiel y la película acaba con un ligero giro de guión que la hace mejorar algo. Aun así es previsible, estereotípica, vulgar y banal. Las parejas catetas ya tendrán tema de discusión en Navidad entre si ir a ver este metraje u “Ojalá fuera cierto” (comedia romanticota también en cartelera).
Pero no todo va a ser vómitos contra este producto: los efectos visuales y sonoros (acompañados siempre por guitarras y baterías estridentes) están logrados, aunque a estas alturas ya no tenga mucho mérito, hacia el final hay cinco minutos de disparos en primera persona emulando al juego original de forma muy fiel y la película acaba con un ligero giro de guión que la hace mejorar algo. Aun así es previsible, estereotípica, vulgar y banal. Las parejas catetas ya tendrán tema de discusión en Navidad entre si ir a ver este metraje u “Ojalá fuera cierto” (comedia romanticota también en cartelera).

6,4
16.253
7
11 de junio de 2007
11 de junio de 2007
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una original propuesta es la que nos ofrece Stephen Frears al contarnos cómo funciona y “sobrevive” la corona británica, en lucha constante entre la férrea tradición y la modernidad. El triste accidente de Lady Di sirve para contrastar la opinión de un joven Blair que, recién llegado a presidente de Gobierno, cree que se debe homenajear a la “princesa del pueblo”, con la visión de Isabel II de hacer un funeral privado, que tiene el respaldo de su madre y su marido. La corona no sale bien parada, pero es una delicia ver los entresijos de esta antigua institución. No voy a decir nada sobre Helen Mirren (ganadora del Oscar por este trabajo) que no se haya dicho antes, tan sólo que cada gesto refleja a la perfección el sentir de la monarca.

5,6
21.121
6
10 de agosto de 2006
10 de agosto de 2006
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasado el fervor por los asesinos en serie de los 90 (“Scream”, “Sé lo que hicisteis el último verano” y similares refritos) y el terror psicológico oriental de principios de siglo (“The Ring”, “La Maldición” y copias más o menos acertadas), vuelve la sangre y las matanzas viscerales que tanto éxito tuvieron en los 70. Así, originales propuestas como “Hostel” o “El exorcismo de Emily Rose”, el retorno a los zombies con “Amanecer de los muertos” o “La tierra de los muertos vivientes” y remakes de sangrientas cintas setenteras como “La matanza de Texas” o la que ahora comentaré hacen que las salas se llenen de estómagos insensibles.
Pese a tener que tirar de remakes, secuelas, precuelas y demás excusas para evitar pensar de forma original, esta revisión del film de Wes Craven resulta bastante sorprendente, ya que en vez de dedicarse a calcar el original mejorando efectos visuales y sonoros, opta por ofrecer suculentas novedades al filmarse con un personal estilo que la hace situarse por encima de la obra predecesora.
La primera media hora es, sinceramente, un tostón. Se produce la presentación de personajes de un modo poco estimulante y con unas personalidades llenas de tópicos (la hermana rebelde, el amante de las armas, el pacifista, el niño toca...morales...). Pero llega el primer giro de guión y con él la (por fin) atención completa del espectador hasta hacerle casi saltar de la butaca. Resulta magistral cómo cambian la situación a partir de ese momento, así como la evolución de unos protagonistas que en principio parecían torpes y que no darían el juego necesario.
Después de diversos infortunios, la historia se divide en dos lugares: el pueblo mutante que el supuesto pacifista, convertido ahora en psicópata vengativo, visitará para recuperar a su bebé de los brazos de unos deformes seres genialmente maquillados; y la caravana donde espera el resto de la familia, que bajo mi opinión podrían haber asesinado porque no llama nada la atención y cada vez que salen, el pensamiento se queda en qué le estará ocurriendo a nuestro ensangrentado héroe inmerso en .
La sangre y el gore serían los verdaderos protagonistas de esta sencilla historia que, aunque tenga momentos angustiosos y trepidantes gracias al ágil manejo de Alexandre Aja con la cámara digital, no conseguirá convencer a un espectador que busque algo de guión elaborado y terror psicológico. De todas formas complacerá a quien busque lo que la cinta pretende vender: miembros, cabezas y cuerpos troceaditos para pasar una buena tarde de veranito.
Pese a tener que tirar de remakes, secuelas, precuelas y demás excusas para evitar pensar de forma original, esta revisión del film de Wes Craven resulta bastante sorprendente, ya que en vez de dedicarse a calcar el original mejorando efectos visuales y sonoros, opta por ofrecer suculentas novedades al filmarse con un personal estilo que la hace situarse por encima de la obra predecesora.
La primera media hora es, sinceramente, un tostón. Se produce la presentación de personajes de un modo poco estimulante y con unas personalidades llenas de tópicos (la hermana rebelde, el amante de las armas, el pacifista, el niño toca...morales...). Pero llega el primer giro de guión y con él la (por fin) atención completa del espectador hasta hacerle casi saltar de la butaca. Resulta magistral cómo cambian la situación a partir de ese momento, así como la evolución de unos protagonistas que en principio parecían torpes y que no darían el juego necesario.
Después de diversos infortunios, la historia se divide en dos lugares: el pueblo mutante que el supuesto pacifista, convertido ahora en psicópata vengativo, visitará para recuperar a su bebé de los brazos de unos deformes seres genialmente maquillados; y la caravana donde espera el resto de la familia, que bajo mi opinión podrían haber asesinado porque no llama nada la atención y cada vez que salen, el pensamiento se queda en qué le estará ocurriendo a nuestro ensangrentado héroe inmerso en .
La sangre y el gore serían los verdaderos protagonistas de esta sencilla historia que, aunque tenga momentos angustiosos y trepidantes gracias al ágil manejo de Alexandre Aja con la cámara digital, no conseguirá convencer a un espectador que busque algo de guión elaborado y terror psicológico. De todas formas complacerá a quien busque lo que la cinta pretende vender: miembros, cabezas y cuerpos troceaditos para pasar una buena tarde de veranito.
7
4 de mayo de 2006
4 de mayo de 2006
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El polémico y crítico realizador holandés Theo Van Gogh (pariente del famoso pintor) realizó antes de ser asesinado brutalmente a tiros una película con el rap y la delincuencia como protagonistas. Se trata de Cool!, la historia sobre cinco conflictivos chicos, en su mayoría de origen árabe, que se relacionan con un grupo de chavales mayores comandados por un hijoputa sin escrúpulos que no tiene reparo en ordenarles atracar un banco. El intento resulta fallido y acaban todos en Glen Mills, un reformatorio experimental en el que se irán dando cuenta de que el camino que llevaban siguiendo desde antaño no es el más oportuno para sobrevivir en este complejo mundo.
El metraje es bastante irregular, con momentos pesados y otros bastante más impactantes. El manejo de la cámara es muy rural (la tiene en la mano, algunos zooms raros...), intentando evocar realismo a la historia, aunque no siempre lo consigue, y las interpretaciones en general son bastante creíbles aunque ninguna destacable.
A la gente que no aprecie el hip hop se le hará bastante pesado el filme, ya que el director introduce multitud de canciones con videoclips incluidos, por lo que en ningún momento la banda sonora pasa desapercibida para el público. Los temas enganchan bastante y hacen que muevas la cabeza en la butaca y, aunque no se entiendan las letras una mierda porque son en holandés, benditos sean los subtítulos. Resulta muy curioso y original que haya dos chavales del grupo que la forma que emplean para expresar sus sentimientos más profundos sea mediante el beat box y la improvisación (cada uno su especialidad).
Concluyendo, se trata de una película bastante entretenida que nos ofrece una serie de opciones que se nos plantean a los jóvenes y que debemos elegir. Muchos se sentirán representados en la pantalla. No sé si seguirá en cartel, pero si no merece la pena alquilarla.
El metraje es bastante irregular, con momentos pesados y otros bastante más impactantes. El manejo de la cámara es muy rural (la tiene en la mano, algunos zooms raros...), intentando evocar realismo a la historia, aunque no siempre lo consigue, y las interpretaciones en general son bastante creíbles aunque ninguna destacable.
A la gente que no aprecie el hip hop se le hará bastante pesado el filme, ya que el director introduce multitud de canciones con videoclips incluidos, por lo que en ningún momento la banda sonora pasa desapercibida para el público. Los temas enganchan bastante y hacen que muevas la cabeza en la butaca y, aunque no se entiendan las letras una mierda porque son en holandés, benditos sean los subtítulos. Resulta muy curioso y original que haya dos chavales del grupo que la forma que emplean para expresar sus sentimientos más profundos sea mediante el beat box y la improvisación (cada uno su especialidad).
Concluyendo, se trata de una película bastante entretenida que nos ofrece una serie de opciones que se nos plantean a los jóvenes y que debemos elegir. Muchos se sentirán representados en la pantalla. No sé si seguirá en cartel, pero si no merece la pena alquilarla.
2 de enero de 2007
2 de enero de 2007
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve el fascinante y amanerado Jack Sparrow a las andadas. Gran empuje el de esta trilogía (que culminará el próximo verano) al cine de aventuras. Y es que tiene todos los ingredientes: un ritmo trepidante, geniales efectos visuales y sonoros (el personaje Davy Jones con sus tentáculos es asquerosamente impresionante), amor de manual y simpáticos gags. Lástima que dure tantísimo y pueda acabar cansando ante la falta de chicha. Deep repite papel de forma impecable, aunque Bloom y Knightley dan un poco de grima con sus forzadas interpretaciones. Lástima de (la ausencia de un) final. La edición contiene dos dvds con una infinidad de extras, entre los que cabe destacar los monográficos a Sparrow y Jones y el diario fotográfico del productor Jerry Bruckheimer.
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