Intenta ser una película de misterio al estilo Agatha Christie, pero acaba pareciendo más una lección de adoctrinamiento "woke". El público, que paga por una película de misterio, se encuentra con una narrativa predicadora y actuaciones malas, muy malas.

Lo peor, es que se cree inteligente y es una bobada tremenda. De hecho, es menos ingeniosa, menos interesante y mucho menos inteligente que su predecesora (que mas alla de que fue una novedad no era muy buena que digamos)

El elenco está a la deriva. Los personajes de los sospechosos están construidos más para atacar lo que la película considera malo en el mundo, en lugar de tener introspección o profundidad. El ya anunciado detective gay y una joven negra de Alabama están aquí para resolver los problemas del mundo.

En "Jade," David Caruso interpreta a David Corelli, un fiscal adjunto de San Francisco que investiga el asesinato de Kyle Bedford, un rico filántropo. A medida que Corelli profundiza en el caso, descubre que Bedford tenía un gusto por las escapadas sexuales perversas con varias parejas, incluida una misteriosa mujer conocida solo como Jade.

La investigación da un giro cuando la exnovia de Corelli, Trina Gavin (interpretada por Linda Fiorentino), una psicóloga con una vida secreta, emerge como una figura clave. Para complicar aún más las cosas, Trina es también la esposa del mejor amigo de Corelli, Matt Gavin (Chazz Palminteri). Esta enredada red de relaciones conduce a la pregunta central de la película: ¿Tuvo Trina algo que ver con el asesinato, o hay más en la historia?

Dirigida por William Friedkin, "Jade" presenta un thriller convincente con un misterio cautivador en su núcleo. El ritmo de la película es efectivo, y la atmósfera de tensión se ve realzada por actuaciones sólidas, especialmente de Fiorentino, quien encarna magistralmente la naturaleza seductora y enigmática de su personaje.

Sin embargo, el guion de Joe Eszterhas es el aspecto más débil del filme, culminando en un final que plantea más preguntas de las que responde. A pesar de esto, "Jade" sigue siendo un thriller atractivo, con secuencias intensas como una persecución TREMENDA por Chinatown y Little Italy.

En Nostalgia (2022), Felice, interpretado por Pierfrancesco Favino, regresa a Nápoles después de haber pasado 40 años viviendo en Líbano y Egipto. Al volver, encuentra a su madre envejecida y descubre que su hogar, una vez familiar, ahora le resulta extraño y distante (aunque no haya cambiado nada). Felice lucha con las guturales y volcánicas tonalidades del dialecto napolitano, olvidando palabras y encontrando dificultad para explicarse.

A lo largo de la película, el sentimiento de desplazamiento y el peligro que acecha desde el pasado se comunican de manera hermosa a través del rostro expresivo de Favino y la cautivadora fotografía de Paolo Carnera. La cámara se detiene ominosamente en ángulos inquietantes, capturando la luz amarillenta en las escaleras, las paredes descascaradas y el cableado eléctrico defectuoso, todo ello contribuyendo a la atmósfera inquietante del filme.

Los flashbacks, teñidos de sepia, aparecen con más frecuencia a medida que avanza la historia, revelando que Oreste, el amigo de la infancia de Felice, se ha convertido en un jefe de la Camorra (la mafia napolitana). El sentimiento de nostalgia quizás esté algo exagerado y el ritmo de la película puede parecer desigual en ciertos momentos, pero la tensión que se crea cuando el ingenuo Felice cae en una trampa que él mismo ha creado es magnética.

En su esencia, Nostalgia narra una historia familiar, ambientada en tiempos contemporáneos: después de décadas en el extranjero, un hombre regresa a su antiguo barrio en Nápoles para cerrar un ciclo importante en su vida. Los recuerdos melancólicos lo invaden rápidamente mientras redescubre su amor por un lugar que había jurado dejar atrás. El director Mario Martone da un enfoque nítido y preciso a la narrativa, limitando el escenario de la película a un solo vecindario: Rione Sanità, una zona marcada por la pobreza y la delincuencia. Las calles no han cambiado mucho desde la juventud de Felice, manteniendo el control asfixiante que ejercen sobre él.

Con el tiempo, se revela el motivo del largo exilio de Felice. Una de las escenas más impresionantes tiene lugar en las catacumbas, que hoy en día son una de las principales atracciones turísticas de Nápoles. Sin embargo, el verdadero reencuentro de Felice no es ni con su madre ni con su viejo amigo Oreste (interpretado por Tommaso Ragno), sino consigo mismo. Busca ajustar cuentas con su pasado y resolver su "asignatura pendiente", algo que, al alcanzar cierta edad, muchos intentamos hacer.

Nostalgia captura esta profunda travesía personal con claridad, enraizando su narrativa tanto en el paisaje físico como en el emocional de un hombre que busca reconciliarse con su historia.

La película sigue a Gary Johnson (interpretado por Glenn Powell), un profesor de psicología que, cuando no está enseñando en la universidad, trabaja instalando micrófonos y cámaras para la Policía. Una serie de eventos inesperados lo obliga a salir de su zona de confort y hacerse pasar por un asesino a sueldo para atrapar a alguien que está buscando contratar un homicidio.

Al igual que su protagonista, que cambia de identidad según la situación, la película pasa de la comedia al romance, al thriller e incluso a un análisis filosófico sobre la capacidad humana de adaptación. La trama explora lo fácil que es convertirse en lo que fingimos ser y cómo tendemos a definir a las personas por sus trabajos.

En el cine de Richard Linklater, todo gira en torno a las relaciones humanas, y esta película no es la excepción. Las historias de Linklater investigan cómo las personas construyen su identidad a través de sus vínculos con otros, ya sea con individuos específicos, comunidades o instituciones. Aunque la película está ligeramente basada en hechos reales, tiene un estilo narrativo único.

Los primeros minutos de Cómplices del engaño presentan una comedia policial inteligente y entretenida, con un equilibrio entre simpatía y sofisticación. Con la aparición del personaje de Madison (Adria Arjona), el tono cambia a uno más romántico, mostrando una relación que es tanto auténtica como performativa.

Uno de los puntos más altos de la película es la química entre Glenn Powell y Adria Arjona, lo que le da una gran fuerza a la historia.

Muchos entrenadores de baloncesto universitario se encuentran en una situación aparentemente inescapable. Si no ganan, enfrentan el despido; sin embargo, ganar a menudo depende de atraer a los mejores talentos. Para reclutar a estos jugadores excepcionales, los entrenadores pueden sentirse presionados a ofrecer incentivos ilegales. Pero si son descubiertos, las consecuencias son severas. Esto crea un círculo vicioso.

La película se desarrolla principalmente desde la perspectiva del personaje interpretado por Nolte, quien es presentado como una figura profundamente relatable desde el principio. Nunca ha hecho trampas en las reglas de reclutamiento y no desea empezar ahora, pero se siente acorralado sin opciones viables.

Aunque la película incluye algo de acción de baloncesto, trasciende la narrativa deportiva típica al centrarse no solo en el resultado del gran juego, sino en la ética de cómo se logra ese resultado. Presenta una historia moral, anclada en las duras realidades de los deportes universitarios de alto rendimiento en la actualidad.