You must be a loged user to know your affinity with RockAction
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

4,8
954
5
25 de marzo de 2013
25 de marzo de 2013
Sé el primero en valorar esta crítica
Tras el impacto que me llevé con la nueva serie Les Revenants, quise indagar en esta película que se supone es su inspiración.
Pues bien, diré que, si bien es indudable que bebe de sus fuentes, se me antoja muy inferior. El planteamiento -muy por encima del resultado final- es el mismo: un día cualquiera multitud de personas fallecidas vuelven a la vida e intentan retomar su anterior rol previo a la muerte. Una redefinición interesante del género zombie que, en esta ocasión, el director no sabe resolver y naufraga estrepitosamente en su conclusión.
A diferencia de la serie, la película antepone el plano sociológico en vez del psicológico, es decir, las consecuencias sociales y la forma en que debe ser integrado o excluido a nivel global el conjunto de resucitados. También ocurre así en la serie, pero la perspectiva del individuo prima sobre la colectiva en muchos casos, ahondando en el pasado del no-muerto y sin obviar en exceso su perspectiva de los acontecimientos, cosa que Campillo sacrifica casi por completo en favor de la visión de los vivos.
Según avanza su desarrollo, la cojera de lo que tenemos ante nosotros se acentúa por la falta de ideas y la sensación plana de los personajes, muy poco perfilados. Además, a diferencia también del serial, el largo resulta explicativo en exceso, sin dejar espacio al espectador, perdiendo sutilidad y cualquier indicio de inquietud: un misterio sacrificado por el hecho de presentar la situación ante una semi-institucionalización de las nuevas reglas sociales y un tratamiento formal mucho menos magnético que el utilizado en la serie.
Aconsejable sólo para curiosos enamorados de ésta.
Pues bien, diré que, si bien es indudable que bebe de sus fuentes, se me antoja muy inferior. El planteamiento -muy por encima del resultado final- es el mismo: un día cualquiera multitud de personas fallecidas vuelven a la vida e intentan retomar su anterior rol previo a la muerte. Una redefinición interesante del género zombie que, en esta ocasión, el director no sabe resolver y naufraga estrepitosamente en su conclusión.
A diferencia de la serie, la película antepone el plano sociológico en vez del psicológico, es decir, las consecuencias sociales y la forma en que debe ser integrado o excluido a nivel global el conjunto de resucitados. También ocurre así en la serie, pero la perspectiva del individuo prima sobre la colectiva en muchos casos, ahondando en el pasado del no-muerto y sin obviar en exceso su perspectiva de los acontecimientos, cosa que Campillo sacrifica casi por completo en favor de la visión de los vivos.
Según avanza su desarrollo, la cojera de lo que tenemos ante nosotros se acentúa por la falta de ideas y la sensación plana de los personajes, muy poco perfilados. Además, a diferencia también del serial, el largo resulta explicativo en exceso, sin dejar espacio al espectador, perdiendo sutilidad y cualquier indicio de inquietud: un misterio sacrificado por el hecho de presentar la situación ante una semi-institucionalización de las nuevas reglas sociales y un tratamiento formal mucho menos magnético que el utilizado en la serie.
Aconsejable sólo para curiosos enamorados de ésta.

7,6
21.975
Animación
10
30 de noviembre de 2012
30 de noviembre de 2012
Sé el primero en valorar esta crítica
Con motivo de la suculenta edición del DVD de Nausicaä del Valle del Viento, por fin su versión íntegra en castellano con suculentos extras (espero que no hayan sufrido el visionado de ese recortado de 30 minutos aborrecible en su primitiva distribución europea bajo el título de Guerreros del Viento), se pasó previamente por cines.
Desafortunadamente, el doblaje para 35 mm. existió, pero aún así, poder disfrutar en pantalla grande de las excelencias de Nausicaä, merece la pena.
Como muchos sabréis, Nausicaä del Valle del Viento originariamente es un manga de Hayao Miyazaki en el que trabajó concienzudamente durante más de diez años. Poco afín a acercarse a este formato, huelga decir la importancia y cuidado capital que puso en él.
Por supuesto decidió llevarlo a la animación en 1.984, lo que supuso su primer trabajo para el afamadísimo estudio Ghibli. Sin llegar a captar todo el riquísimo entramado metafísico de la obra primigenia, no tengo duda alguna en que se trata de la cima absoluta de Miyazaki también para el anime.
El argumento nos sitúa en un futuro post-apocalíptico donde la Tierra ha sido arrasada durante los Siete Días de Fuego, una consecuencia autodestructiva a los abusos y excesos del ser humano por maltratar la naturaleza a causa de su auge expansionista al creerse rey absoluto del universo. Los pocos recursos naturales que existen están en litigio entre distintos reinos que luchan por la hegemonía, en un planeta cubierto por un extenso y creciente bosque venenoso: el Fukai.
La influencia de este film es notoria. Supone el germen e inspiración básica de la también sobresaliente La Princesa Mononoke y hasta de superproducciones más recientes como Avatar que han tomado nota de ella (las cualidades sanadoras de los Ohmu parecen haber llegado a Pandora.)
El maestro Miyazaki muestra en esta obra las que serán constantes a lo largo de su excelsa andadura hasta nuestros días.
En primer lugar, la preocupación ecológica y la relación del individuo con el medio en que vive; una concienciación de vuelta a la esencia de la vida, de rechazo hacia el monstruo tecnológico e industrial que es la sociedad moderna. La maravillosa escena donde Nausicaä conoce a Teto, la ardilla-zorro que ya nunca le abandonará, explica de la forma más sutil y hermosa el funcionamiento perfecto de la Naturaleza, la simbiosis necesaria entre ésta y la humanidad, que permite un entendimiento a primera vista imposible.
En segundo término, la importancia del personaje femenino. Nausicaä es una más de las heroínas que tendrán que analizar y comprender, a pesar del dolor que eso suponga, el entorno en que viven para dar con la solución adecuada para salvar el mundo, SU mundo. Es esa autoindagación existencialista uno de los ejercicios más plenos y purificantes que consigue el cine del nipón.
El espectador consigue salir ligero, liviano, asimilando el desastre en que se hunde el cosmos (o microcosmos, dependiendo de la cinta) pero con la esperanza de que cambiarlo es posible; y es la mujer según su prisma, el ser que tiene más capacidad para hacerlo (que pregunten si no en Pejite).
Por último, la sabiduría imperecedera albergada en la ancianidad. La matriarca por un lado, y el Maestro Yupa por otro, ejemplifican a la perfección el respeto y la admiración que en Oriente rinden hacia las personas mayores: mientras que en occidente se las recluye, desprecia y olvida, en el pensamiento oriental interactuar con una persona de la tercera edad es motivo de exaltación y júbilo.
Son sus palabras y acciones las que proporcionan la enseñanza y la firmeza en los momentos delicados.
Todo este entramado de nada serviría si los aspectos formales no funcionaran, y vaya sí lo hacen: un fabuloso dibujo y una emocionante banda sonora son el vehículo fundamental para que Nausicaä del Valle del Viento se convierta en una obra maestra sensible, inflamada, solemne y certeramente cruda.
(escrita originariamente como Travis para Laparadadelosmonstruos).
Desafortunadamente, el doblaje para 35 mm. existió, pero aún así, poder disfrutar en pantalla grande de las excelencias de Nausicaä, merece la pena.
Como muchos sabréis, Nausicaä del Valle del Viento originariamente es un manga de Hayao Miyazaki en el que trabajó concienzudamente durante más de diez años. Poco afín a acercarse a este formato, huelga decir la importancia y cuidado capital que puso en él.
Por supuesto decidió llevarlo a la animación en 1.984, lo que supuso su primer trabajo para el afamadísimo estudio Ghibli. Sin llegar a captar todo el riquísimo entramado metafísico de la obra primigenia, no tengo duda alguna en que se trata de la cima absoluta de Miyazaki también para el anime.
El argumento nos sitúa en un futuro post-apocalíptico donde la Tierra ha sido arrasada durante los Siete Días de Fuego, una consecuencia autodestructiva a los abusos y excesos del ser humano por maltratar la naturaleza a causa de su auge expansionista al creerse rey absoluto del universo. Los pocos recursos naturales que existen están en litigio entre distintos reinos que luchan por la hegemonía, en un planeta cubierto por un extenso y creciente bosque venenoso: el Fukai.
La influencia de este film es notoria. Supone el germen e inspiración básica de la también sobresaliente La Princesa Mononoke y hasta de superproducciones más recientes como Avatar que han tomado nota de ella (las cualidades sanadoras de los Ohmu parecen haber llegado a Pandora.)
El maestro Miyazaki muestra en esta obra las que serán constantes a lo largo de su excelsa andadura hasta nuestros días.
En primer lugar, la preocupación ecológica y la relación del individuo con el medio en que vive; una concienciación de vuelta a la esencia de la vida, de rechazo hacia el monstruo tecnológico e industrial que es la sociedad moderna. La maravillosa escena donde Nausicaä conoce a Teto, la ardilla-zorro que ya nunca le abandonará, explica de la forma más sutil y hermosa el funcionamiento perfecto de la Naturaleza, la simbiosis necesaria entre ésta y la humanidad, que permite un entendimiento a primera vista imposible.
En segundo término, la importancia del personaje femenino. Nausicaä es una más de las heroínas que tendrán que analizar y comprender, a pesar del dolor que eso suponga, el entorno en que viven para dar con la solución adecuada para salvar el mundo, SU mundo. Es esa autoindagación existencialista uno de los ejercicios más plenos y purificantes que consigue el cine del nipón.
El espectador consigue salir ligero, liviano, asimilando el desastre en que se hunde el cosmos (o microcosmos, dependiendo de la cinta) pero con la esperanza de que cambiarlo es posible; y es la mujer según su prisma, el ser que tiene más capacidad para hacerlo (que pregunten si no en Pejite).
Por último, la sabiduría imperecedera albergada en la ancianidad. La matriarca por un lado, y el Maestro Yupa por otro, ejemplifican a la perfección el respeto y la admiración que en Oriente rinden hacia las personas mayores: mientras que en occidente se las recluye, desprecia y olvida, en el pensamiento oriental interactuar con una persona de la tercera edad es motivo de exaltación y júbilo.
Son sus palabras y acciones las que proporcionan la enseñanza y la firmeza en los momentos delicados.
Todo este entramado de nada serviría si los aspectos formales no funcionaran, y vaya sí lo hacen: un fabuloso dibujo y una emocionante banda sonora son el vehículo fundamental para que Nausicaä del Valle del Viento se convierta en una obra maestra sensible, inflamada, solemne y certeramente cruda.
(escrita originariamente como Travis para Laparadadelosmonstruos).

6,9
17.705
8
30 de enero de 2025
30 de enero de 2025
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anora es una prodigiosa mezcla de géneros cinematográficos que fluye con una maestría a la dirección capaz de descolocar al espectador para volver a resituarle sin esfuerzo y con pasmosa naturalidad en un nuevo escenario emocional. El grosor narrativo que plasma en sus primeros compases se trasforma en una hilaridad descacharrante para terminar por convertirse en un sutil alegato en defensa de los parias. Sublime.
7
7 de junio de 2013
7 de junio de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cosas que más aprecio en la vida es ir desarrollando las capacidades emocionales e intelectuales a la hora de valorar el arte. En concreto, la sencillez -lo más alejado de la simpleza- es un valor al alza cuando una va adquiriendo experiencias como espectador.
El verano de Coo acierta en eso: es una película sencilla que bajo un envoltorio presuntamente amable e infantil es capaz de aportar trazos de crudeza, crueldad, crítica al humano moderno y sensibilidad certeros y que consiguen calor hondo. Ese es su mayor acierto, lograr emocionar valientemente partiendo de la típica historia del extraño, del apartado en busca de un lugar que le permita adaptarse.
En ese sentido entroncaría con clásicos como E.T. El Extraterrestre o King Kong, y paralelo a este intento de encontrar un lugar en el mundo, está el de buscar las raíces, los orígenes que permitan comprender el rol de adaptación. En este otro sentido se asociaría curiosamente con otro verano de mi predilectos: El verano de Kikujiro, hermosa película de Takeshi Kitano, en la búsqueda de los ancestros apoyada en un compañero de fatigas sobre el que cargar los vacíos.
Técnicamente el dibujo y la animación resultan mejorables e impiden una mayor implicación del receptor a mi juicio, si bien la banda sonora es inapelable y completa con meridiana efectividad las escenas más intensas inteligentemente estructuradas a lo largo del film.
Otra handicap que impide mi rendición total a sus virtudes es el hecho de que en ocasiones tiene visos de parecer una serie capitulada más que una película en sí misma, lastrada en parte también por su excesiva duración que sobrepasa los 140 minutos. El epílogo me sobra por completo y haber terminado justo en la escena anterior hubiera dotado a la cinta de un final más evocador, imaginable y sentido.
El verano de Coo acierta en eso: es una película sencilla que bajo un envoltorio presuntamente amable e infantil es capaz de aportar trazos de crudeza, crueldad, crítica al humano moderno y sensibilidad certeros y que consiguen calor hondo. Ese es su mayor acierto, lograr emocionar valientemente partiendo de la típica historia del extraño, del apartado en busca de un lugar que le permita adaptarse.
En ese sentido entroncaría con clásicos como E.T. El Extraterrestre o King Kong, y paralelo a este intento de encontrar un lugar en el mundo, está el de buscar las raíces, los orígenes que permitan comprender el rol de adaptación. En este otro sentido se asociaría curiosamente con otro verano de mi predilectos: El verano de Kikujiro, hermosa película de Takeshi Kitano, en la búsqueda de los ancestros apoyada en un compañero de fatigas sobre el que cargar los vacíos.
Técnicamente el dibujo y la animación resultan mejorables e impiden una mayor implicación del receptor a mi juicio, si bien la banda sonora es inapelable y completa con meridiana efectividad las escenas más intensas inteligentemente estructuradas a lo largo del film.
Otra handicap que impide mi rendición total a sus virtudes es el hecho de que en ocasiones tiene visos de parecer una serie capitulada más que una película en sí misma, lastrada en parte también por su excesiva duración que sobrepasa los 140 minutos. El epílogo me sobra por completo y haber terminado justo en la escena anterior hubiera dotado a la cinta de un final más evocador, imaginable y sentido.

6,3
15.579
8
19 de enero de 2013
19 de enero de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada, señalar que me dispongo a escribir la crítica justo tras ver la película, sin verme influido en absoluto por cualquier texto al respecto sobre ella. Considero que este es un hecho fundamental a tener en cuenta ante un film que se presta tanto a las interpretaciones propias, cosa por otro lado siempre fascinante.
Holy Motors pudiera parecer una película perturbadora, experimental, inquietante o desconcertante, pero eso sería quedarse en la vacuidad de los adjetivos. Holy Motors es mucho más, es una poderosa metáfora que cobra todo su sentido al darse por concluida. Hablaría de una doble metáfora:
La metáfora real: cómo ansiamos constantemente día a día en nuestra vida encontrar otras posibilidades de ser y de actuar, de vivir otras vidas, vaya, por quiméricas, antagónicas o dolientes que fueran para nosotros. Esa es la forma en que ficción y realidad se funden. El deseo, el anhelo por ser otro frente a la obviedad demoledora de ser siempre el mismo.
La metáfora metalingüística: Y ahí es donde radica el concepto del cine dentro del cine. Carax emplea el cine para hablarnos del propio cine, de un hipotético cine no tan alejado de la cruel realidad decadente. retrata un ácido futuro incierto donde la precariedad a la que llevan las instituciones, gobiernos y público en cierta forma, pero con menor responsabilidad, convierten el cine en un carrusel delirante donde los recursos y el alma del séptimo arte se han desvanecido para convertirse en el retrato tremendista en que lo convierte Holy Motors.
Holy Motors pudiera parecer una película perturbadora, experimental, inquietante o desconcertante, pero eso sería quedarse en la vacuidad de los adjetivos. Holy Motors es mucho más, es una poderosa metáfora que cobra todo su sentido al darse por concluida. Hablaría de una doble metáfora:
La metáfora real: cómo ansiamos constantemente día a día en nuestra vida encontrar otras posibilidades de ser y de actuar, de vivir otras vidas, vaya, por quiméricas, antagónicas o dolientes que fueran para nosotros. Esa es la forma en que ficción y realidad se funden. El deseo, el anhelo por ser otro frente a la obviedad demoledora de ser siempre el mismo.
La metáfora metalingüística: Y ahí es donde radica el concepto del cine dentro del cine. Carax emplea el cine para hablarnos del propio cine, de un hipotético cine no tan alejado de la cruel realidad decadente. retrata un ácido futuro incierto donde la precariedad a la que llevan las instituciones, gobiernos y público en cierta forma, pero con menor responsabilidad, convierten el cine en un carrusel delirante donde los recursos y el alma del séptimo arte se han desvanecido para convertirse en el retrato tremendista en que lo convierte Holy Motors.
Más sobre RockAction
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here