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Críticas ordenadas por utilidad
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7,0
2.232
8
25 de mayo de 2007
25 de mayo de 2007
42 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver La casa en la sombra (por cierto, creo más apropiado y representativo el título original) me surgió la duda de si acababa de presenciar una película de cine negro ó un melodrama. Y busqué alguna definición medianamente válida. Y encontré esta, a ver que les parece:
“Cine negro fue aquel que reinó en Hollywood en los años cuarenta y la primera mitad de los cincuenta con argumentos y personajes de índole criminal. Detectives privados y policías de moral dudosa, vampiresas tan atractivas como letales, poderosos magnates de vicios ocultos, delincuentes profesionales y ciudadanos corrientes súbitamente situados al margen de la ley por un mal paso..”
Por ello no hay ninguna duda respecto a la inclusión de este film en este género no obstante su carga psicológica importante y su final auténticamente propio del melodrama más romántico.
Digo todo esto porque me parece absolutamente positivo que el cine negro expanda sus propias fronteras, que los policías tengan moral y conflictos interiores, que existan personajes ejemplarizantes e incluso que el cine negro haga un cierto turismo rural, más allá del cemento de las grandes urbes.
On dangerous ground es una película de claros y oscuros, de contrastes (campo y ciudad, violencia y sensibilidad) al servicio de ideas ejemplarizantes como que la violencia no conduce a ninguna parte y solo engendra violencia ó que para recibir primero hay que dar. Ideas que Nicholas Ray desarrolla con maestría con ayuda de una fotografía de auténtico lujo (recordemos los espacios nevados y las persecuciones sobre la nieve) y por encima de todo, absolutamente ajustada a la enseñanza que Ray quiere transmitir, con un trabajo musical excelente de quien fue compañero musical cinematográficamente hablando de Orson Welles y posteriormente lo sería de Hitchcock y con un actorazo de esos que marcaron época como Robert Ryan, de alguna manera especializado en papeles con carga sicológica (recordemos sino su trabajo en Colorado Jim), Y además sería injusto no mencionar a Ida Lupino y dentro de los llamados actores de reparto, a un Ward Bond que siempre distingue con su buen hacer las películas en que actúa.
En definitiva, una película absolutamente representativa de la mayoría de edad de un género magistral como es el cine negro.
“Cine negro fue aquel que reinó en Hollywood en los años cuarenta y la primera mitad de los cincuenta con argumentos y personajes de índole criminal. Detectives privados y policías de moral dudosa, vampiresas tan atractivas como letales, poderosos magnates de vicios ocultos, delincuentes profesionales y ciudadanos corrientes súbitamente situados al margen de la ley por un mal paso..”
Por ello no hay ninguna duda respecto a la inclusión de este film en este género no obstante su carga psicológica importante y su final auténticamente propio del melodrama más romántico.
Digo todo esto porque me parece absolutamente positivo que el cine negro expanda sus propias fronteras, que los policías tengan moral y conflictos interiores, que existan personajes ejemplarizantes e incluso que el cine negro haga un cierto turismo rural, más allá del cemento de las grandes urbes.
On dangerous ground es una película de claros y oscuros, de contrastes (campo y ciudad, violencia y sensibilidad) al servicio de ideas ejemplarizantes como que la violencia no conduce a ninguna parte y solo engendra violencia ó que para recibir primero hay que dar. Ideas que Nicholas Ray desarrolla con maestría con ayuda de una fotografía de auténtico lujo (recordemos los espacios nevados y las persecuciones sobre la nieve) y por encima de todo, absolutamente ajustada a la enseñanza que Ray quiere transmitir, con un trabajo musical excelente de quien fue compañero musical cinematográficamente hablando de Orson Welles y posteriormente lo sería de Hitchcock y con un actorazo de esos que marcaron época como Robert Ryan, de alguna manera especializado en papeles con carga sicológica (recordemos sino su trabajo en Colorado Jim), Y además sería injusto no mencionar a Ida Lupino y dentro de los llamados actores de reparto, a un Ward Bond que siempre distingue con su buen hacer las películas en que actúa.
En definitiva, una película absolutamente representativa de la mayoría de edad de un género magistral como es el cine negro.

7,3
2.276
8
27 de mayo de 2007
27 de mayo de 2007
41 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
La colaboración Ford-Fonda se inició con esta película sobre el político americano Abraham Lincoln. Una película que ha recibido críticas de todos los colores, desde quienes consideran que el film es en exceso ligero y folletinesco hasta quienes lo encumbran al nivel de obra magistral.
Desde luego, para quienes desconocemos la vida de este presidente americano, absolutamente crucial en la historia del país de las barras y estrellas, la película resulta entretenida e ilustrativa de sus primeros pasos como jurista y abogado rural.
Ford, partiendo de determinados hechos biográficos como por ejemplo el trueque de los libros de leyes ó el juicio de los dos hermanos, construye una obra mayor con la colaboración inestimable de un Henry Fonda tan perfectamente caracterizado, maquillado y con prótesis maxilares incluidas que resulta casi irreconocible como Fonda mientras que es el vivo retrato de Lincoln. La figura histórica de éste es tratada con absoluto respeto y las pinceladas humorísticas con que John Ford adorna al prohombre americano únicamente sirven para realzar todavía más si cabe su categoría como hombre de leyes y sobre todo como persona.
Si a ello le añadimos algunas referencias a esa dualidad histórica con que tuvo que enfrentarse - la mediación entre dos vecinos, la elección entre dos tartas, la defensa de dos hermanos - y especialmente ese final caminando entre la tormenta a los acordes del Glory Glory Haleluya, pues tenemos como resultado una reseña digna de un personaje singular además de una meritoria exaltación del espíritu patrio. Exaltación que cautivó el interés de otro genio mundial del cine como fue Sergei Eisenstein por esta película.
Y por si todo lo anterior no fuese bastante: la interpretación de Henry Fonda, histórica. En todos los sentidos.
Desde luego, para quienes desconocemos la vida de este presidente americano, absolutamente crucial en la historia del país de las barras y estrellas, la película resulta entretenida e ilustrativa de sus primeros pasos como jurista y abogado rural.
Ford, partiendo de determinados hechos biográficos como por ejemplo el trueque de los libros de leyes ó el juicio de los dos hermanos, construye una obra mayor con la colaboración inestimable de un Henry Fonda tan perfectamente caracterizado, maquillado y con prótesis maxilares incluidas que resulta casi irreconocible como Fonda mientras que es el vivo retrato de Lincoln. La figura histórica de éste es tratada con absoluto respeto y las pinceladas humorísticas con que John Ford adorna al prohombre americano únicamente sirven para realzar todavía más si cabe su categoría como hombre de leyes y sobre todo como persona.
Si a ello le añadimos algunas referencias a esa dualidad histórica con que tuvo que enfrentarse - la mediación entre dos vecinos, la elección entre dos tartas, la defensa de dos hermanos - y especialmente ese final caminando entre la tormenta a los acordes del Glory Glory Haleluya, pues tenemos como resultado una reseña digna de un personaje singular además de una meritoria exaltación del espíritu patrio. Exaltación que cautivó el interés de otro genio mundial del cine como fue Sergei Eisenstein por esta película.
Y por si todo lo anterior no fuese bastante: la interpretación de Henry Fonda, histórica. En todos los sentidos.

7,4
2.596
7
24 de marzo de 2007
24 de marzo de 2007
51 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Igual que sucedió en "Laura" en esta película vuelven a sumarse la belleza de Gene Tierney, la profesionalidad interpretativa de Dana Andrews y el buen hacer en la dirección de Otto Preminger. Sin embargo, el resultado final es bien distinto. "Al borde del peligro" no alcanza a "Laura" ni de lejos.
Dana Andrews sigue siendo detective, pero le falta sensibilidad y Gene Tierney sigue estando igual de bella pero le falta misterio.
Quizás estoy incurriendo en el error, inevitable por otra parte, de comparar ambas películas. Y claro, de esta comparación siempre sale ganando "Laura". Esto hace que "Al borde del peligro" sea una película injustamente subestimada.
Abstrayéndose de comparaciones, encontramos muy buenos trabajos interpretativos (disfruten del profesional como la copa de un pino que es Karl Malden), buena fotografía en blanco y negro, momentos de tensión y suspense francamente notables y un desenlace que, dentro de lo previsible que resulta no carece de cierta singularidad.
¡Ah! y disfruten de una de las mujeres que unánimemente ha sido reconocida como de las más bellas del cine, que es lo mismo que decir del mundo.
Dana Andrews sigue siendo detective, pero le falta sensibilidad y Gene Tierney sigue estando igual de bella pero le falta misterio.
Quizás estoy incurriendo en el error, inevitable por otra parte, de comparar ambas películas. Y claro, de esta comparación siempre sale ganando "Laura". Esto hace que "Al borde del peligro" sea una película injustamente subestimada.
Abstrayéndose de comparaciones, encontramos muy buenos trabajos interpretativos (disfruten del profesional como la copa de un pino que es Karl Malden), buena fotografía en blanco y negro, momentos de tensión y suspense francamente notables y un desenlace que, dentro de lo previsible que resulta no carece de cierta singularidad.
¡Ah! y disfruten de una de las mujeres que unánimemente ha sido reconocida como de las más bellas del cine, que es lo mismo que decir del mundo.

7,8
11.008
8
28 de febrero de 2007
28 de febrero de 2007
44 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa disparidad: Fracaso de público y éxito de crítica. ¿O no tan curiosa? ¿Eramos un pueblo maduro en el 64? Para mi, la madurez es aquella época de nuestra vida en que nos aceptamos como somos e incluso podemos reirnos de nosotros mismos.
Porque la película es una fotografía de la España rural de los 60 con sus beatas y sus curas, sus terratenientes venidos a menos, sus solteronas y sus solterones, sus jóvenes con la mirada puesta en otros horizontes, sus fiestas de fin de semana y sus bailes "agarraos", y todo el conjunto variopinto de personajes de la fauna hispánica. Esa misma fauna hispánica que retrataron Buñuel y Bardem y especialmente Berlanga. Un Berlanga que participa aquí en el guión según me pareció entender.
Pero aquí no dirige ninguno de las tres ilustres B de nuestro cine sinó un Fernando Fernán-Gómez que para mi es una de las personalidades más completas de nuestro cine que suma a su profesionalidad como actor su genialidad como director.
Yo no hablaría de obra maestra, pero sí de una excelente película que debemos ver sin olvidarnos que la España que se estaba retratando era la de 1964.
Fernán-Gómez nos propone una historia que yo calificaría como cine negro made in Spain con elementos terroríficos y macabros. Una propuesta muy distinta de aquella a la que nos acostumbraron en aquellos años, donde España era el paraíso de los turistas, donde a las chicas Bond que nos venían de fuera oponíamos abuelos made in spain, marisoles, pilis y milis, etc...
Probablemente este era el cine que reclamaba el público, pero precisamente por eso me atrae mas El extraño viaje porque aquí Fernán-Gómez nada a contracorriente, demostrando que es un nadador excelente.
Ah y por último, una idea atrapada " in extremis " ¡Que gran plantel de actrices y actores hemos tenido siempre en nuestro cine! Si en España las cosas hubiesen sido de "otra manera" seguro que Hollywood hubiese temblado.
Porque la película es una fotografía de la España rural de los 60 con sus beatas y sus curas, sus terratenientes venidos a menos, sus solteronas y sus solterones, sus jóvenes con la mirada puesta en otros horizontes, sus fiestas de fin de semana y sus bailes "agarraos", y todo el conjunto variopinto de personajes de la fauna hispánica. Esa misma fauna hispánica que retrataron Buñuel y Bardem y especialmente Berlanga. Un Berlanga que participa aquí en el guión según me pareció entender.
Pero aquí no dirige ninguno de las tres ilustres B de nuestro cine sinó un Fernando Fernán-Gómez que para mi es una de las personalidades más completas de nuestro cine que suma a su profesionalidad como actor su genialidad como director.
Yo no hablaría de obra maestra, pero sí de una excelente película que debemos ver sin olvidarnos que la España que se estaba retratando era la de 1964.
Fernán-Gómez nos propone una historia que yo calificaría como cine negro made in Spain con elementos terroríficos y macabros. Una propuesta muy distinta de aquella a la que nos acostumbraron en aquellos años, donde España era el paraíso de los turistas, donde a las chicas Bond que nos venían de fuera oponíamos abuelos made in spain, marisoles, pilis y milis, etc...
Probablemente este era el cine que reclamaba el público, pero precisamente por eso me atrae mas El extraño viaje porque aquí Fernán-Gómez nada a contracorriente, demostrando que es un nadador excelente.
Ah y por último, una idea atrapada " in extremis " ¡Que gran plantel de actrices y actores hemos tenido siempre en nuestro cine! Si en España las cosas hubiesen sido de "otra manera" seguro que Hollywood hubiese temblado.
4 de abril de 2007
4 de abril de 2007
39 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
He podido constar en Internet que existe un género cinematográfico denominado catastrofista donde se incluyen películas como El coloso en llamas, Terremoto, Volcano, etc. En éste género es frecuente simultanear las historias personales con la tensión y el suspense colectivo, de tal manera que el espectador se identifica con los personajes singulares en cuestión y sufre con ellos. Al finalizar la película la descarga emocional que la sucede es algo así como la liberación de las tensiones acumuladas durante la proyección.
Esta técnica ó táctica, como queramos llamarla, es muy efectiva y contribuye a darle algún valor a películas que contadas de otro modo serían mediocres. Pero esto no sucede en La última noche del Titanic. Nuestra implicación "sentimental" previa y promovida por el director, con las personas y familias inmersas en el naufragio es prácticamente inexistente (salvo el caso, breve por otra parte, del matrimonio con los 3 hijos). Y esto, en vez de "debilitar" la película, a mi juicio, la hace más fuerte y más impactante.
No es un documental, aunque es cierto que existen algunos planos reales intercalados, y creo que tampoco pretende serlo. Lo que si creo que pretende es darle una dimensión real a lo acontecido, que no fue tanto fruto de los elementos que en aquella noche aciaga se conjuntaron en contra del Titanic sino de fallos, la mayoría humanos.
La película, como queda dicho, se soporta sobre ella misma, sobre su propia historia, sin necesidad de historias de amor que capten la atención del espectador. Porque esta atención está plenamente captada por la dureza la propia realidad. Y además, se hace más duro saber que pudo haberse evitado.
Para enmarcar: Los músicos tocando y cantando mientras el barco se hunde. ¡Genial!
Esta técnica ó táctica, como queramos llamarla, es muy efectiva y contribuye a darle algún valor a películas que contadas de otro modo serían mediocres. Pero esto no sucede en La última noche del Titanic. Nuestra implicación "sentimental" previa y promovida por el director, con las personas y familias inmersas en el naufragio es prácticamente inexistente (salvo el caso, breve por otra parte, del matrimonio con los 3 hijos). Y esto, en vez de "debilitar" la película, a mi juicio, la hace más fuerte y más impactante.
No es un documental, aunque es cierto que existen algunos planos reales intercalados, y creo que tampoco pretende serlo. Lo que si creo que pretende es darle una dimensión real a lo acontecido, que no fue tanto fruto de los elementos que en aquella noche aciaga se conjuntaron en contra del Titanic sino de fallos, la mayoría humanos.
La película, como queda dicho, se soporta sobre ella misma, sobre su propia historia, sin necesidad de historias de amor que capten la atención del espectador. Porque esta atención está plenamente captada por la dureza la propia realidad. Y además, se hace más duro saber que pudo haberse evitado.
Para enmarcar: Los músicos tocando y cantando mientras el barco se hunde. ¡Genial!
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