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Críticas 101
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
12 de julio de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero y sin que quite mérito a la buena película que es; ¡Que daño ha hecho Lars!
La moda de las series para televisión y el buen hacer de sus guionistas, sobre manera aquellos que como el de Homeland se dedican al negocio de las tuercas y sus vueltas, están empujando a los escritores y directores cinematográficos a un esfuerzo visual y narrativo apreciable.
En este contexto se puede incardinar la película de Park Chang. Sin renunciar a su estilo primigenio. Introduce giros estilísticos y narrativos de muy buen ver.
El mal tiene una estructura reticular por mucho que se empeñen algunos literatos. Lo que ocurre es que puede ser objeto de culturización y de elemento de sorpresa. Y para estas tareas el cinematógrafo se presta como nadie.
Tres estupendos actores dan vida a los vértices del triangulo perverso. Una excepcional como casi siempre Nicolasa Kidman que da vida a una rica burguesa pijo-chony del medio oeste,aburrida y con necesidad de temario masculino como de varios libros de autoayuda. Pero dándole vida magistralmente. Ese rol de entre tontaca superada por los acontecimientos y Lana del Rey en momentos de euforia lo borda. Un Matew Ghode también enorme que encarna a una especie de ángel visitante y pasoliniano pero con una frialdad y mirada a lo Dick Bogarde. Con una contención entre el canallita y perverso, atractivo e inocentemente monstruoso, en fin elegante. Y la reiteración en el buen hacer de la Wasikowska (me extraña que se le descubra a estas horas).
Y el triangulo perverso intenta y casi lo consigue darnos una muestra de la maldad como una de las bellas artes, pero en modo minimalista y con hielo. Se ve muy bien. Y hay una cosa que me gusta. El autor apuesta por dejar la historia como se construye a sí misma. Con unos giros dramáticos auténticos y creíbles. Sin pizca de moralina, sin referencias a la mística de baratillo. Y con una apuesta por la maldad mala incluso con el malo. Película bastante decente. Yo diría que puede crear escuela o por lo menos acabar siendo de culto entre ciertos diletantes. Estupenda puesta en escena. Aunque a volví en varias de las secuencias y los planos-secuencia a pensar en el daño que ha hecho Lars. Música buena, sobre todo ese encaje de la vaporosamente pérfida y jazzy “Becomes the color” de Emely Wells. Pero en definitiva acerca a un concepto de "fine art" el manido expediente de la maldad humana. mejor dicho, la familiar. Que hay que tirar la cara, que el espejo no hay porqué. Todos sabemos de lo que somos capaces emboscados en el sentimiento familiar....No hay esperanza, ni ayuda. Porque seguramente saben que para que. Si el alma más próxima a nuestro corazón prefiera la ayuda de quien le cobra a la de quien la quiere.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final me parece como se ha comentado, efectivamente precipitado y un poco chuleta. lo que dá una idea de que quizá fue involuntariamente abrupto desde el punto de vista intelectual, o de la escritura... o de, bueno los modernos, sabéis a que me refiero.....
4 de julio de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Íbamos a ver Trance y no había entradas en los Cinesa tienen la ocurrencia de recuperar un día pelis atrasadas, y tocaba Anna karenina. Pues la vimos y...
La castiza expresión le va al dedo al autor de la maravillosa (repito maravillosa) Expiación (¡Que escena la de la Playa de Dunkerke con su música elegiaco-religiosa). Su Ana K arenina es un montaje, en todo el sentido de la palabra. Tan hermosamente teatral como falto de dramatismo real. Porque es verdad que hay un fuerte contenido dramático y romántico, pero muy falso, excesivamente relacionado con la puesta en escena. En definitiva una especie de maridaje entre Visconti y Fellini, pasado por Moulin Rouge o cosas así. o sea un caos casi cursi.
Wright ha entendido que la carpintería teatral es un valor en alza a la vista de la pobreza de los guiones. y eso que el de esta peli lo firma Tom Stoppard, toda una garantía.
Wright ha querido hacer una Ópera de la novela de Tolstoi. Don León la escribió como un decidido vehículo del romanticismo al naturalismo ruso y con un transfundo social de crítica a la nobleza rusa y sus costumbres e hipocresías (y cuando la leí me pareció que en el fondo le atizaba a la heroína, a Anna, que luego me tildan de defensor de los estupefacientes).
Que actuales nos puede parecer el salvamento a toda costa de las apariencias y las "buenas costumbres", incluso aunque desemboquen en el sacrificio de una persona. Karenina da un paso valiente hacia la defensa de su amor, desde un desvarío romántico, eso sí, pero todo dentro de un modelo de realismo social. Wright ha hecho de esto una especie de Opera excesiva y lo de la carpintería teatral se lo ha creído de tal forma que las escaleras de madera se comen incluso el dramatismo de esos bailes de salón llevados al paroxismo. Opera decadente, hermosa de una visualidad estimable, pero en la que el director se ha pasado. Se le ha ido la pinza del dramatismo, de la puesta en escena grandilocuente de las coreografías explicadas sin necesidad. Pirotecnia visual. Los actores bastante mal escogidos y peor dirigidos. Engullidos por el torbellino de esteticismo. El conde Vronski realmente parece un Tazzio con bigote al estilo de Don Julio (Romero de Torres), Keira hermosa y con un vestuario "de película" y un joyerío que hará la envidia de estas mujeres pudientes que dudan ante el espejo, el vestido o el tocado.
Y lo malo es que visualmente es hermosa, dramáticamente poderosa, musicalmente definida. Pero su propia pretenciosidad acaba devorándola.
Es verdad que es fiel a la novela. Que cuenta todos los avatares de la esposa de Karenin y el trasfondo histórico de la Rusia Zarista. ¿Por qué será que siempre que hay una novela, una película, un documental sobre la Rusia de los Zares, tienes la sensación de que a Vladimir Illich no le quedó más remedio que hacer la Revolución ?. Pero al final el espinazo de la novela no aparece en la película. Lo sepulta la grandilocuencia. Como las convenciones sociales, familiares, religiosas han sepultado tantas relaciones emotivas que nacieron para vivir ese amor más poderoso que la vida y que acabó en las vías del tren o silenciado entre las paredes de la casa o entre las paredes del cerebro de los familiares. Eso sí con la bendición correspondiente.
Todas las kareninas de este mundo deberían ser el martillo de esa cadena que las mata en vida. Y en la tranquilidad de su descanso veraniego y rural deberían reflexionar sobre que han perdido y que no. Y lo peor: ¿ y si un día se arrepienten?
En definitiva a Wright se le ha ido la pinza en una ocasión en la que podía haber hecho la versión cinematográfica definitiva de la novela de Tolstoi. Pero con todo recomiendo verla. Los fuegos artificiales bien montados siempre gustan. y si ponen a las princesas de fresa ante el espejo..... Más.
NPDDQYDDN
7 de junio de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es falsa de toda falsedad, ¡pero no es el cine una falsa construcción?. La película no es gran cosa, pero tiene momentos, sobre todo de corte visual de montaje e incluso de apabullante uso de la cámara. Pero es un juego narrativo pirotécnico, tan de moda esto días, pero ¿si no hay guiones y buenos relatos, que van a hacer? Si hasta los guionistas de Homeland parecen Dalton Trumbo o Gore Vidal.
Gatsby pasado por el Moulin Rouge. Con una parte de excesivo y casi kitch colorín y una segunda de un dramatismo a la actual confundiendo para no variar, lo sombrío con lo desgraciado.
Puede que pille el espíritu, aunque lo moderniza en la carpintería dramática. El guateque en el piso de NY es casi una opereta en sí mismo, pero, ¡¡lo que hubiera hecho Almodolar con esa parte!!. Ya se sabe Dios da mocos a quien no tiene moquero. Y en resumiendo una adaptación bastante leal a la novela aunque eso no le salva de un cierto descarrile.
Como película es mediocre, como espectáculo de fuegos artificiales eléctricos, electrónicos e informáticos tiene su interés. Y vayamos por partes (Jack the Ripper). Dirección ególatra y espejeante. Guión, bueno de la adaptación de Fitgerald, que por cierto no es para mí su mejor novela, ni siquiera “Suave es la noche”, la mejor es This Side of Paradise (a mi modesto entender). Los actores. Di Caprio afectado en la afectación, da el tipo. No es tan atractivo como Redford pero me gustó. Carey Mulligan hace de la mona e insulsa Daisy (odiosa en todas sus versiones), el personaje de Buchanan bien interpretado por un buen Joel Edgerton, pero exageradamente maniqueo y envarado y bueno los demás no están mal. Excepto el tal Maguire, si , ¡el hombre araña!. Con una cara de lila a las tres aspeando el cambio de tren en la estación de Venta de Baños. Un tontarra insufrible. La música en una peli de Luhrmann un elemento central, Está bien, el recurso a música actual en bailes y coreografías “Belle-Epoque”, no es nuevo pero seamos modernacos, le da cierta fuerza, y vale para que la digieran los jovenzanos entre palomita y palomita. Enorme Emeli Sande (escuchad su canción Clown), bien en general todo lo demás y mención especial para mi adorada Lana del Rey, la más falsa entre las falsas con esa manera de cantar moneando, que la hace tan adorable, tan debilidad chansioner. La imagen bastante conseguida aunque con guiños al videoclip y a los anuncios.
Pero hay algo que agradecer entre tanta rafia. Casi sin querer los guionistas dejan el sueño americano en el frontal del bosque y aunque poco se detienen en el problema emocional de Jay Gatsby. Un hombre enamorado de una mujer casada (que en la novela me pareció nuclear en la historia). Cuando un tipo se enamora de una mujer casada con otro, puede ser lo más abyecto o pasar por una vida emotiva incalculable. Dicen que no hay amor y pasión como la que se siente por una mujer en estas circunstancias. Y tiene todavía mucho que escribir y reflexionar la diferencia entre querer y poder querer. Hay dos frases excelentes para comprender la enjundia del asunto. Dice Daisy “Ojalá hubiera hecho todo lo inimaginable contigo”. Típica en las mujeres casadas que quieren a otro que no es el propio y siempre a toro pasado y todo después de elegir el edredón emocional del dinero. Y la otra que me pareció entonces cuando lo ley y hoy por motivos simétricos me ha vuelto a maravillar; Dice el narrador: “The extraordinary gift for hope”. Si, un hombre perdidamente enamorado de una mujer casada tiene un extraordinario don para la esperanza. La esperanza no es lo último que se pierde como diría un chusco. Es una suerte de ilusión muy especial y que no es que cambien la vida del hombre. Le hace vivir. De tal manera que al final la mirada de Di Caprio hacia el teléfono es la del hombre más enamorado posible, una chispa de esperanza y una chispa de desdicha. Al fin y al cabo en el fondo sabe que ella se va a ir a su hermosa casa de su hermoso entorno residencial y va a dormir, para siempre con su marido.
Si amiguitos, por eso Gatsby mira arrobado el rayo verde (Le rayon vert de los atardeceres, el homenaje al maestro francés, como el otro homenaje en ese momento posterior flotando en la piscina……Claro, ¡¡Eureka!!.... El Crepúsculo de los Dioses
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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La mujer del gasolinero, más que atropellada no es "suicidada"?. Digo
La frase de Gatsby cuando explica su vida y le dice al melonaco de MacGuire que "si no la hubiera besado, no me habría enamorado y mi vida hubiera sido otra. Eso si que tiene tralla, pero mucha tralla..
Y lo de los ojos del Doctor Eckleburg a parte de todas esas tontás del sueño americano y tal, no suena un poco a Gran Hermano? (el de Orwell, no el de la tele de mi amigo Piqueras
7 de mayo de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terrence sigue empeñado en hacer de su cine una especie de religión. O lo aceptas con la fe del carbonero o lo rechazas volterianamente. Hacia la Maravilla es una película fallida y lo que es peor sales del cine con la impresión de que si el Director americano no se hubiera mirado tanto en su propio espejo y con un montaje y unas tijeras al estilo (del como dice mi chica), “musitativo” Mariano., hubiera quedado un film si no a la altura de la maravillosa “El Árbol de la vida”, por lo menos una interesante propuesta sobre la espiritualidad en el amor y la dependencia emocional. Porque las dudas y el ansia de un sacerdote con picores, ese negociado si lo ha resuelto bien. Tanto que es la primera vez que me creo al amigo Javier Bardem. A propósito es justo y necesario aplaudir ese recurso estilístico de no sacar casi los rostros de los actores y si darles un protagonismo gestual a las féminas.
Un inciso de protesta: Si quieren acabar con el Cine, vale. Es una opción política, aunque creo que se ha exajerado lo de "la ceja". Pero por favor que cuiden las salas de proyección. El sonido, la calidad de la copia, etc, etc. que hay sitios que te dan ganas de "gomitar".... SIGO.
Malick es en esta cinta más wagneriano que nunca. En el sentido no solo religioso de que hablaba al principio sino también en el formal. Se arroga los papeles de Dios, Ángel, Profeta, forjador de ritos y todo lo que quiera. Y lo sabe. Sabe que vas a ver su película. Sabe que la vas a odiar, pero te quedarás a ver incluso la música en los títulos de crédito. Porque por mucho que nos parezca una ocasión malograda, a Terrence Malick hay que verlo siempre. Siempre .
Nos cuenta el vacio emocional o la estética de la nada e incluso se atreve con lo espiritual en el arte. Envuelto con un celofán admirable, aunque dentro no estén los tofes y otros caramelos de la cestita que imagina el amor. Creo que el “cabroncete” de Malick hace un bucle intencionado, no deja un final abierto. Toda su peli es abierta. Los límites son difusos. Como deben ser los límites de lo sentimental. Tengo la sensación de que es intencionadamente pretencioso. Eso si pespunteando preguntas y soluciones. Nada mejor que hacer el amor con alguien que considera que está pecando. Nada mejor que volver al amor con el que pensaste que te jugabas la vida. Nada como un sacerdote angustiado del que sabes que tendrá la solidaridad del mundo “diagnostico” y por encima de todo ¿Cuándo uno de estos pierde la cabeza por una mujer creyente, ¿ se reestructura su espiritualidad?... etc. Y todo ello dentro de una estética que retrotrae a los paisajes por los que deambulaba Jessica Chastain. Porque lo del Monte San Michel es para el turismo de “rollos” amorosos a destiempo. Esplendida fotografía. Estupenda la actuación de la Kurylenco y Bardem. Y por supuesto en la línea de Stanley con Cruisse, Malic filma de perfil y bisectriz a Affleck. ¡Nunca se lo agradeceremos bastante!Pero eso sí con todo, seguro que dentro de veinte años los “intelectuales cinéfilos” la recuperaran como otra obra de arte.
Y en definitiva la lastimica es que se camina/s hacia el llanto al ver un Malick sin Princesa India y sin besos a cuchillo…..
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
la despedida final es de una tristeza como pocas veces se ha filmado tan naturalmente. El polvo extramatrimonial de Kurylenco, parece frío, pero es sublime. Nada como una católica casada y con fuertes convicciones conservadoras para definir el extasis.
Me gustaría que me onfirmara alguien si el chicquillo que sale de espaldas en el pueblo es el mismo que hace de hermano mayor niño en "El Arbol de la vida", gracias.
31 de marzo de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la casa y en los brazos de la mujer madura
La he visto tarde pero ha valido la pena. Si Ozon hubiera tenido menos prisa, menos ganas de agradar a Houellebecq y de paso y por eso al conjunto de la intelligentsia gala, hubiera filmado una de las películas más redondas de los últimos años. Un registro civil de la sociedad actual con unos personajes que toman vida incluso contra su creador o el espectador.
Puro ejercicio de puntillismo narrativo. El Cinematógrafo no lo olvidemos es una forma de narrativa con imágenes. Y es muy literaria, pero en el buen sentido de la palabra. Un guión portentoso en la idea y un poco menos en el desarrollo. Basado en la Pieza teatral del español Juan Mayorga. Un maduro profesor de literatura descubre en el instituto a un alumno que es un gran escritor en potencia. Pero que además logra incardinar las diferentes variantes argumentales en no solo la narración, en la historia en su dinámica de acontecimientos.
El constructo es sencillo pero extraordinariamente resuelto. El alumno aventajadamente escritor quiere conocer a la familia de clase media acomodada de su compañero (al que ha elegido como un conejillo de indias para experimentar con el relato) y conoce la casa como compendio narrativo. Un enorme acierto cinematográfico. Y conoce a la madre de la que inevitablemente se enamora. Quién de nosotros no se enamoró perdidamente de esa mamá morenona y que nos parecía la cosa más bonica del mundo? El acierto de Ozón es mostrarnos una madre esquiva hipnótica y como si tuviera más tetas que ideas, pero que va. Aunque el protagonista la define con la devastadora frase de “cuerpo de mujer de clase media”, el calificativo burgués impregna toda la historia, luego vira a un amor de esos que luchan contra las convenciones sociales, espirituales o las carencias afectivas. Porque esa mujer aparentemente poco brillante aunque hermosa absorbe la historia. Porque ese tipo de mujer, a pesar de la perversión inteligente del que la inventa escribiéndola, absorbe toda la historia.
El resto de los personajes muy bien definidos,(enorme Kristin Scott-Thomas como siempre, en un rol de mujer de profesor dueña de una galería de arte y fenotipo de la típica “progre vividora”, pero que sí sabe escoger su camino. El joven escritor y el profesor perfectamente interpretados, pero yo quizá me quede con el entrañable tontarramente errático y malonaco total y la astilla de su hijo. Y todo el entramado de la clase media ascendente y vertebradora de esta Europa de balneario.
Pero tiene errores, por supuesto. El servilismo literario comentado al principio de esta crítica. Algunos lugares comunes respecto a la clase media y sobre todo los guiños excesivamente ilustrados a los pijo.progres de la adivinación erudita. Y excesivo aunque no exento de cierta belleza violenta, el violento proceder con la novela de Celine, Viaje al final de la Noche. Un escritor fascista y reprobable, pero una grandiosa novela. Y por supuesto esos excesivos homenajes al tío Woody. Y un cierto voluntarismo que oculta los daños sociales y emocionales que causa la cobardía en el querer, que es la peor de las puñaladas.
Gran ejercicio de carpintería descriptiva. La historia dentro de la historia, el cambio argumental, el personaje que se apodera del escritor… y la mujer tótem de la clase media bien pensante. Una historia de siempre pero (la memoria imita al cine), que pudo convertirse en una historia como nunca. Porque incluso en ese final bello en su sencillez el profesor mira una casa de pisos (todos hemos pensado alguna vez que si miras por tu ventana verás una serie de otras ventanas y que dentro cada una te contara una historia), y si sabes contarlo, te hará escritor. Lo mismo en lo que te convierte esa mujer a la que el profesor evoca con su mirada “con cara de paisaje”… las ventanas, las historias y aquella mujer-oportunidad que se ha ido para siempre llevándose la luna debajo del brazo…. Ni TECU ento.
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