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España España · málaga
Críticas de nachete
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Críticas 255
Críticas ordenadas por utilidad
6
18 de agosto de 2007
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación libérrima de un texto de H.G. Wells, El alimento de los dioses es una de esas frikadas setenteras hechas con cuatro duros para saciar el apetito de los amantes del cine de serie B, una gamberrada con coartada ecologista que enfrenta a un heterogéno grupo de personas (caben todos los estereotipos: el héroe –jugador de fútbol americano y antecedente directo de McGyver-, el villano cegado por el poder, el amigo del héroe, la chica que pasaba por ahí y de paso se liga al héroe, la pareja de viejunos del lugar, una embarazada...) con una jauría de animalillos agigantados gracias a un brebaje especial (el alimento del título) que surge de la tierra. Por ahí pululan avispas, gusanos y gallos de tamaño sobrenatural, aunque los protagonistas de la función son las ratas, a puñados y cada cual más asquerosa.

Su encanto reside en sus artesanales efectos especiales (muy logrados para la época, especialmente esos perdigonazos a las ratas que pondrían de los nervios a los miembros de la Sociedad Protectora de Animales) y en su camuflada incorrección política: ahí está esa apología de las armas, del individualismo, o la inclusión de esa rata blanca más lista que las demás (¿por racismo?). En definitiva, una fuente de entretenimiento sanote y guasón, de desarrollo previsible e inverosímil pero con escenas y situaciones memorables y un sentido del ritmo que anula por completo la noción de aburrimiento apostando por la acción salvaje desde el minuto 1. Recomendable, aunque depende de para quién.

Lo mejor: los efectos especiales chanan.
Lo peor: el guión no se sostiene, pero tampoco importa demasiado.
nachete
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5
16 de noviembre de 2007
28 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo deliciosamente cruel en la idea de celebrar una fiesta de la alta sociedad mientras unos niñitos enfermos agonizan en la habitación de al lado. Hay algo deliciosamente cruel en torturar, física y psicológicamente, al modelo de infancia Kinder Sorpresa que representan los cuatro hermanos de la película, rubitas faces de anuncio publicitario sufriendo en el caserón de la abuela un poco por propio amor materno. Por supuesto, nos movemos entre líneas por los códigos del cuento (de terror) clásico, por lo que la credibilidad del asunto hay que dejarla en cuarentena (y creedme, en la primera media hora es una tarea muyyyy complicada). Masoquismo y cursilería no terminan de rimar en la primera mitad, pero cuando se va descubriendo el pastel (envenenado) la historia toma tintes oscurísimos que compensan el esfuerzo invertido.

Es una lástima que al frente del proyecto esté la mano más bien impersonal y anodina de Jeffrey Bloom, porque uno imagina este guión desarrollado por, por ejemplo, Tim Burton y se le hace la boca agua. En efecto, la negrura (inmensa) de fondo no casa bien con la claridad y concreción de la forma. Un cuento gótico necesita igualmente de una expresividad gótica para funcionar a pleno pulmón. Entre esto y la escasa definición de ciertos comportamientos (que acercan a la película al peligroso terreno de la comedia involuntaria), Flores en el ático no termina de entusiasmar. Pero merece la pena. ¿Un motivo? Contiene el villano más jodidamente perverso que ha presidido jamás una obra cinematográfica. Y no, no es el que uno imagina en un principio...

Lo mejor: no teme ser demasiado cruel.
Lo peor: yo le hubiera cambiado el final (y quizás añadido alguna explicación pertinente).
nachete
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6
25 de octubre de 2008
27 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pequeña es una película vocacionalmente menor, como si Malle quisiera estrenarse en USA de forma liviana y tranquila, pero es menor en un sentido muy engañoso. Es como si un simple huevo escondiera una gallina completamente formada. No me refiero sólo a la polémica que suscita el argumento del film (Malle llegó tranquilo pero liándosela parda a las conciencias de los espectadores), es más bien una sensación que emana del conjunto: la película se hace grande por Keith Carradine y su mirada cansada, por la naturalidad con que el autor de Herida rueda la vida en aquel prostíbulo sureño, por todas sus putas entrañables y esos niños de los recados; se hace grande porque aunque sepamos que hay cosas imperdonables ocurriendo allí dentro, ningún personaje nos parece del todo malo (tampoco bueno). Y se hace grande, en definitiva, por la extraordinaria interpretación de Brooke Shields, curiosamente la mejor de su carrera a pesar de contar tan sólo 12 años cuando la realizó.

En las críticas aquí colgadas me extraña que tantos hablen de pedofillia y explotación infantil y apenas nadie repare en lo esencial, que es la historia de amor que mantienen Carradine y la chiquilla. Por supuesto el tema de la infancia ultrajada y de la hipocresía social está ahí, pero yo veo más cerca todo de Lolita que de la mera crítica histórico-social o el drama desolador. Hay muchísimo humor en ella, incluso en los momentos más duros y delicados (la aliviadora forma con que se cierra el episodio del desvirgamiento de Shields). Es una obra hecha de pequeños gestos, de detalles que hablan de amor, necesidad, deseo, miedo. El personaje de Carradine podemos ser todos nosotros: asistimos, entre hipnotizados y avergonzados, al nacimiento de una fascinación que tiene como objeto la blancura inmadura de una diosa preadolescente. Estamos jodidos, porque aunque esté mal la amamos y no podemos evitarlo. Es un terreno peligroso, pero Malle lo transita con exquisito tacto, con desarmante naturalidad. A mí me emociona muchísimo. De las mejores historias de amor de los 70.

Lo mejor: Shields y Carradine.
Lo peor: que la sencillez expositiva eclipse la riqueza de su fondo.
nachete
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6
5 de septiembre de 2007
27 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cometí el error de ver primero la versión de Marcus Nispel, pero creo que aunque no lo hubiera hecho mi impresión sobre este guía del desfiladero hubiera sido la misma: es una correcta, algo académica cinta de aventuras nórdicas, con ese puntillo de falsa espiritualidad ancestral/tribal que no logra ocultar, sin embargo, que muchos de sus trucos de guión provienen de la fecunda meca de Hollywood (y no me parece mal, ojo). El Conan de John Millius, por ejemplo, me parece una obra mucho más profunda y compleja que esta película que, dicho sea de paso, a ratos funciona con una eficacia demoledora.

Yo prefiero contemplarla así: olvidándome de las parrafadas zen que sueltan los sabios del lugar de vez en cuando y centrándome en el componente puramente aventurero. Persecuciones, emboscadas, montañismo salvaje, etc. La cosa antropológica me parece demasiado superflua y me suena a déjà vu, lo cual ralentiza en exceso el ritmo de un relato bastante bien escrito aunque con poca chicha en su interior. Es esa combinanción europeo-americana lo que con toda probabilidad atrajo a los miembros de la Academia cuando decidieron nominarla al Oscar a la mejor película extranjera, aunque yo hubiera preferido que la influencia no saliera de América. Es una buena película, pero el Pathfinder de Nispel me pareció más vulgarmente entretenida.

Lo mejor: la primera aparición de los invasores y su hermosa fotografía.
Lo peor: el temilla espiritual no cala, y eso resta (en entretenimiento y en todo).
nachete
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8
19 de agosto de 2007
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película de Dario Argento y primera lección de estilo. Elegante relato en torno a un voyeur accidental y despistado y un psicópata que atemoriza a la (en apariencia) tranquila ciudad de Roma. Aquí está todo lo que haría grande al maestro italiano: una trama alambicada y pelín delirante que irá descubriendo sus cartas poco a poco, un tipo que se mete sin comerlo ni beberlo en una investigación que pone en peligro su vida y la de sus allegados, un asesino misterioso que mata con estilo y enguantado mientras juega al ratón y al gato con sus perseguidores, un dato que se nos oculta y que será la clave de todo el asunto, unas dosis de erotismo bastante malsano, personajes secundarios extraños o como poco misteriosos (el pintor)..., pero está, sobre todo, esa forma de filmar la muerte, el acoso y el miedo: ahí se nota la herencia de los grandes (Hitchcock, etc.), pero sobre todo la de Mario Bava, luz que guía toda la obra del italiano. Y argumentalmente es uno de los trabajos más conseguidos de Argento: pese a lo absurda que pueda ser la historia, todo acaba encajando al final sin ningún problema. Excepcional.

Lo mejor: la estética.
Lo peor: cuesta tomársela en serio.
nachete
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