The collector (El coleccionista), o El juego de terror, es un logrado largometraje de horror y slasher del año 2009 dirigido por Marcus Dunstan. Se dice que la película originalmente estaba pensada para ser la precuela de SAW (El juego del miedo), y al verla uno entiende por qué.

Lo destacable de este estilo en el género es la luz verdosa en planos granizados, lo cual le da un aspecto de clandestinidad siniestra a lo que se está viendo. Algo que las películas de SAW supieron explotar, no obstante en esta obra se lo lleva al extremo, logrando una estética macabra acabada. Cabe también mencionar la música: logra su cometido de perpetua tensión y ansiedad. Definitivamente una de las pocas películas de terror modernas que valen la pena.

The Neon Demon, o El demonio neón, es un largometraje danés dirigido por Nicolas Winding Refn, del año 2016. La película parece contener notables influencias de Gaspar Noé en lo visual, sin embargo se encamina hacia otro lado, sin buscar la tensión ascendente hacia un climax explosivo sino prolongando la tensión en el suspenso, en el misterio de una trama que nunca parece definirse. Los caminos argumentales se presentan siempre abiertos y aún cuando se van definiendo, alguna ramificación del suspenso emerge de alguna manera. Se busca constantemente la sorpresa sutil, enigmática, totalmente retorcida. Y a partir de este elemento siniestro emergen destellos de terror. Un terror elegante cuyo transfondo excede inclusive el misterio argumental y abraza sin pudor y con justo ingenio un contenido finamente hilvanado: una filosofía de lo superficial, un ensayo cuasi wildeano del mercado de la estética sobre sus acabadas valoraciones de la juventud.

Cabe mencionar, el papel secundario de Keanu Reeves es magistral.

Time trap, largometraje norteamericano del año 2017, de ciencia ficción, escrita por Mark Dennis quien también la dirigió, junto a Ben Foster.

La obra está bien llevada, el argumento se desplaza lentamente, y aunque no es profundo ni contiene diálogos deslumbrantes, la idea es buena. Lo que, además, es de destacar, es la concepción del tiempo de parte de los directores. En este tipo de películas, muchos suelen arriesgar grandes futuros apenas un par de cientos de años hacia adelante, como mucho; y desde los años 80 que podemos decir que en realidad todos se equivocan a la hora de imaginar el tiempo del futuro: no hay, ni siquiera y probablemente ni habrá: autos voladores en el 2060 o 2049. Aquí, en cambio, el tiempo corre más rápido: básicamente, por cada segundo, un año. O sea, en una hora transcurrida, se saltea el tiempo por unos 3600 años. Tiempo suficiente para imaginar cambios significativos. No obstante en la película transcurre un poco más, aún.

Otro elemento destacable es el sentido del misterio, no tanto del suspenso, sino del misterio de los acontecimientos y del futuro próximo de los protagonistas.

웰컴 투 동막골, Welcome to Dongmakgol, o también conocida como Battle Ground 625, o Bienvenidos a la aldea, es un largometraje coreano del año 2005, dirigido y coescrito por Park Kwang-hyun, basado en la extensa obra teatral del mismo título del cineasta y dramaturgo Jang Jin.

Ambientada en la Guerra de Corea, soldados norcoreanos y surcoreanos, más un piloto yanki tras específicas peripecias confluyen en una extraña aldea en la cima de una montaña, totalmente aislada del mundo exterior, de la guerra y las preocupaciones de la sociedad moderna, ajenos a la violencia, sumamente inocentes, amables.

La película, podría decirse, explora el género de la comedia surrealista. Argumentos extraños configuran escenas pintorescas, sin perder la gracia ni la trama, generando una especie de tensión simpática que nos sumergen, en la primera hora, en un estado de sorpresa. Puesto que podría decirse que tiene dos partes, hacia la segunda hora muta hacia una comedia bélica, transfigurando a partir de allí completamente a un drama bélico. Nos acontece, entonces, un estado de alerta. La obra es magnífica. Hay una línea que vale la pena rescatar: "si nos hubieramos conocido en otras circunstancias...", se consolida allí el sentido ulterior de esta gran película, que ante la antítesis opresiva del imperialismo yanki, se reafirma un sentido de reunificación por la paz entre camaradas cultural y geográficamente aliados. La belleza de las imágenes constituyen plena poesía.

幻 土, A land imagined; Una tierra imaginada o Les Étendues imaginaires, del año 2019 y dirigida y escrita por Yeo Siew Hua. Una exquisita pieza del neo-noir. Otro culto a lo nocturno donde el insomnio lleva paradógicamente al sueño y a perderse en el mismo, guiados por las llamativas luces de un cyber. Donde una desaparición lleva a otra. Donde obreros de la tierra son explotados. Donde un detective sólo hace su trabajo. Los límites entre el sueño y la realidad se asemejan a los límites entre las ciudades, a esas líneas imaginarias que dividen pueblos. De pronto escapar se torna un deseo, pero las cadenas que sujetan a la clase obrera pesan demasiado. Nadar hacia lo desconocido en la noche, guiadxs por las insomnes luces de nuevas ciudades. No importa con quién. Buscar lo irreal.