Las películas de época que transcurren en alta mar son ya de por sí muy interesantes, y si están bien rodadas y ambientadas, más todavía; ésta lo está. Las pelis de vampiros originarios, genuinos, indefinidos todavía... también, y si están bien recreados, aún más. El último viaje del Demeter, lo está. Por lo tanto, en esta cinta se juntan las dos propuestas, de la que surge una visión de uno de los capítulos de Drácula muy acertada.

Y ahora, para completar la historia y seguir con el buen sabor de boca, lo más aconsejable será volver a ver el vampiro de Murnau.

-Me fastidia que se nos tome el pelo de esa manera.
-No es ni tan siquiera para adolescentes.
-Tamaño despliegue de recursos para hacer algo tan estúpido...
-No sé que hace el señor Caviezel perdiendo su prestigio -si es que lo tiene o aspiraba a ello- de esa manera.
-Ante la globalización hemos de ser críticos.
-Podemos ahorrar mucho dinero.
-No es ni pirateable.
-Menos mal que no la ví en el cine.

Leo a críticos americanos diciendo memeces. Hollywood hace un cine tan pretendidamente espectacular, que resta realidad a todo lo que toca. 'El rey proscrito' te sumerge en la historia. No recuerdo Braveheart pero... ¡No comparéis el entretenimiento con la épica!

P.D.: Comencé viéndola en 4K y me daba la impresión de estar en el set de rodaje, esperando el "corten" para finalizar toma y viendo a los medievales sacando el móvil o abriendo una lata de cerveza. Regresé a la definición de siempre. Volví a creerme una historia medieval... ¡con mayúsculas!

¡Long Live Robert the Bruce!

¡Tom Courtenay...! ¡Robert Carlyle...! ¡David Suchet...! ¡Tom Hardy...! ¡Qué gran elenco! ¿No veis que está hecha para una siesta magnífica...? ¿Creéis que un cartel de renombre, que bien pudiera estar actuando en el West End, iba a acompañaros así, sin más, si no fuera para evitar que os durmierais ante la creciente mediocridad que nos inunda? Hay que saber ver. Hay que aprender a dormir.

He visto la película a trompicones: he intentado dejar de verla veinte veces pero me ha resultado imposible, pues Joaquin Phoenix me parece un portento haga lo que haga y quería, por curiosidad, averiguar su método para tolerar tamaña tontería y actuar de manera impecable incluso en sandeces como ésta.

Ari Aster debiera estar en un psiquiátrico pero, en lugar de eso, le han otorgado un ridículo y academicista título de artista; le han proporcionado medios para rodar con calidad y técnica; y ha aprovechado enfermizamente su judaísmo para realizar una patochada psicoanalítica que se aleja de toda razón y lógica. Un gran peñazo, en suma, que más bien pareciera propio de un repelente y caprichoso hijo de papá que utiliza su fortuna y se nutre de una intelectualidad estúpida y bastante woke a la que el mundo de hoy en día nos aboca.

Al terminar la cinta acabas teniendo la incómoda sensación de que se está gestando un complot para convertir al espectador en un “beaubeau” de verdad.