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Críticas 180
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
6 de septiembre de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: la excentricidad de cada fotograma, un primor no solamente para la época en particular sino para la historia cinematográfica en general a pesar de que las numerosas y ácidas críticas vertidas sobre la película se fundamentaban, precisamente, en este aspecto; el tándem formado por un implacable Bruce Willis y una seductora Milla Jovovich, respaldados por un imponente Gary Oldman y un desternillante Chris Tucker; el maquillaje, mereciendo este aspecto una mención de honor en cualquier reconocimiento mundial que se precie.

Lo peor: la declaración de amor que propicia el desenlace del filme, inesperado e injustificado; la sobredosis de imaginación puede provocar, en determinados espectadores, un impacto tal que no podrán catalogar nunca más sus vidas de emocionantes; la obra cumbre que supone la que ocupa para su director, Luc Besson, pues a lo largo de los años siguientes se esperaron del mismo parecidas locuras sin éxito.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
16 de abril de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: el sueño húmedo de cualquier jugador de videojuegos que se precie en el que se traduce esta cinta de acción rodada íntegramente en primera persona, siendo precisamente la extrema subjetividad, palpable desde la propia sinopsis, el principal alegato de cuantos críticos ha suscitado la misma, una transgresora e innovadora puesta en escena sin duda diferenciadora de cualquier otra producción; el violento e implacable autómata con el que se identifica directamente el espectador y sus acciones, reviviendo, flotando, asintiendo, negando, sintiendo, corriendo, escapando, volando, cayendo, sucumbiendo, saltando, disparando, colisionando, asesinando, golpeando, viajando, escalando, persiguiendo, destrozando, despertando, cercenando, degollando, cabalgando, buscando, limpiando, escupiendo, conduciendo, decidiendo, exterminando, aprendiendo, en este orden y repitiéndose algunas así como obviándose otras, apreciándose la acción en todo su divino esplendor en el contenido adicional de detrás de las cámaras que circula por las diferentes páginas oficiales de la película e incluirán las copias físicas de ella, primando los efectos artesanales en detrimento de los virtuales; la breve aparición de Tim Roth y su “tú pequeño cobarde” añade significación a tan trepidante experiencia, la cual no escatima en humor negro y trasfondo antiético, precisándose disponerla en alta definición (o al menos una decente) para enfatizar el visionario viaje de la ópera prima de Ilya Naishuller.

Lo peor: la historia no ofrece ningún tipo de contenido lógico, pero dicha incongruencia narrativa es la que consciente y temerariamente busca el director para firmar la mayor de las locuras fílmicas que un servidor recuerda, porque aunque la divagación como punto de inflexión no conllevaría demasiadas expectativas, el reto audiovisual está tan logrado que desatender a las leyes del consentimiento mínimamente ortodoxo y políticamente correcto es todavía más desafiante que hacerlo; el por qué de la cinta puede quedar en entredicho, pero el cómo, obviando nimias molestias como el excesivo y constante movimiento, es toda una incógnita, lo cual es, como poco, altamente meritorio a la par que adictivo; el estigma que precede a la mejor secuencia del metraje, cierto momento musical que representa una efímera procreación robótica, es tan lamentable como los sucesivos (y demasiado primitivos) recursos machistas, en primera instancia livianos, seguidamente irritantes y finalmente desmesurados.

Daniel Espinosa
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2 de abril de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: el FINAL (con mayúsuclas, sí), un tributo a la mente más imaginativa que muy pocos espectadores (o ninguno) logrará delucitar prematuramente, don que hoy en día se antoja impensable (y más valiéndose de la decadencia de unos decorados repletos de misterios por resolver a partir de sutiles indicios) y que sirvió para firmar el nacimiento de tres leyendas, una actoral (Tobin Bell), otra direccional (James Wan) y otra simbólica (Billy); el tema del grupo Led Zeppelin, “Hello zepp”, insignia de un clásico de culto que, a la postre, se prolongaría en el tiempo (de hecho así sigue siendo de buen seguro sin importar cuándo se lea la presente crítica), una pista de audio a la siempre acompañan las imágenes más sustanciales para acabar revelando la verdadera intríngulis; la sorpresa de acudir una tarde de domingo al videclub para alquilar una cinta cualquiera con el propósito de combatir el aburrimiento y encontrarse con semejante joya del séptimo arte, algo que un servidor tuvo el placer de vivir cuando esta clase de estabelcimientos estaban en auge y frecuentarlos era más habitual que acudir a las salas de cine, reservadas para otros asuntos.

Lo peor: la cantidad de asuntos sin resolver que restan al término de la película, motivo por el cual es obligatorio seguir la eterna franquicia ya que, además, se van proponiendo nuevos a medida que los capítulos ven la luz; la trama puede resultar algo compleja y para entenderla correctamente no es suficiente con un visionado, ni siquiera dos, sino muchas más, siendo los matices tan numerosos como intrigantes; el éxito merecido nunca llegó hasta donde debiera, pues si bien se han ido sucediendo sin cesar las entregas esta primera, por sí misma, no se alzó con ningún premio físico (de hecho entre los pocos reconocimientos patrios solamente se encuentra su escogimiento para la sección oficial de largometrajes a concurso del Sitges film festival 2004, certamen siempre pionero en explorar prometedores valores).

Daniel Espinosa
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2 de abril de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: la inspiradora historia de superación personal, obviando cualquier atisbo de escrúpulos, que propone el autor; la segunda gran muestra de talento por parte de Jake Gyllenhaal, después de la ya lejana Donnie Darko, de adaptarse a obras de culto de complicada asunción actoral; la congregación de géneros, desde el marginal drama propio de Amistades peligrosas hasta la adrenalítica acción de Taxi driver, se antoja inmejorable de principio a fin, sin la más mínima fisura.

Lo peor: la crudeza de algunas escenas no es apta para todos los públicos, si bien se plasma con mucha elegancia y el impacto que generan es incomensurable; la seguridad desde la preconcepción de la película de que la repercusión de la misma sería, es y será mucho menor de la que sin duda mereciera; el parcial desaprovechamiento de la genial banda sonora, conformada por temas simples pero eficaces.

Daniel Espinosa
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2 de abril de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: el metafórico mensaje de apreciar todo instante que se viva, incluso aquellos impases más desesperantes y trágicos, pues de unos de aprende y de otros se evoluciona; la lágrima está asegurada a partir del ecuador, cuando las consecuencias de egocéntricas decisiones comienzan a provocar irremediables decepciones a quien ha pretendido ejercer de dios del tiempo con total impunidad, lográndose así que el ansiado drama cobre conmovedores tintes; la excepción que confirma la regla en cuanto al nivel interpretativo de Adam Sandler, habitualmente (si no en el noventa y nueve por ciento de sus películas en un porcentaje muy próximo) inepto que, sin embargo, aquí firma (junto con el resto del reparto, repleto de secundarios de lujo como la bella Kate Beckinsale, más adorable que nunca, o el mítico David Hasselhoff, tan engreído como siempre) una de sus mejores labores.

Lo peor: la previsibilidad con la que transcurre la trama, inmensamente plausible en entretenimiento (no decae un solo segundo en ningún momento) pero altamente criticable si el cometido era sorprender (innumerables detalles así lo corroboran); el componente cómico, uno de los géneros del filme, es el que más flirtea con el concepto de decadencia, recurriéndose a escenas tanto obscenas (perros intimando con peluches) como soeces (ventosidades ajusticiando a vanidosos) para encontrar carcajadas solamente en el público más básico, pues el mínimamente escrupuloso sentirá más bien vergüenza ajena; el temprano (casi inmediato) olvido en el que cayó una película verdaderamente aconsejable, mas cuando otras obras totalmente prescindibles se ensalzan sin justificación alguna la irritación es mayor.

Daniel Espinosa
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