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4
14 de julio de 2024
14 de julio de 2024
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Muy floja ¿comedia?, al parecer de gran éxito en su momento, para mí de forma incomprensible. Y es que resulta floja, y desde luego muy poco divertida, vista incluso con ojos de su fecha de estreno.
Por tanto no es sólo que haya envejecido mal, que lo ha hecho, y además por partida doble: es de 1975 pero se desarrolla en 1968, no sabemos muy bien por qué. Tal vez sea por el leve trasfondo de las elecciones presidenciales del 68, en busca de una coartada seria que supuestamente aporte empaque o respetabilidad. Pero ni siquiera la ambientación “de época” está mínimamente trabajada.
Casi tan poco como el guion, que se centra en la ajetreada vida amorosa y sexual del protagonista y resbala hacia terrenos melodramáticos en cuanto te descuidas. La escena de la fiesta, por ejemplo, es forzada y anticlimática, un poco de vergüenza ajena.
Beatty, aquí también productor, está sencillamente ridículo con ese peinado (por muy años 60-70 que fueran), y demostrando sus nulas dotes para la comedia. Más entonadas están las tres grandes actrices que le acompañan, aunque con personajes desenfocados y llenos de clichés. Christie guapísima como siempre, una de las mayores bellezas que ha pasado por Hollywood.
Vamos, que para este viaje me quedo con Zohan, licencia para peinar.
Por tanto no es sólo que haya envejecido mal, que lo ha hecho, y además por partida doble: es de 1975 pero se desarrolla en 1968, no sabemos muy bien por qué. Tal vez sea por el leve trasfondo de las elecciones presidenciales del 68, en busca de una coartada seria que supuestamente aporte empaque o respetabilidad. Pero ni siquiera la ambientación “de época” está mínimamente trabajada.
Casi tan poco como el guion, que se centra en la ajetreada vida amorosa y sexual del protagonista y resbala hacia terrenos melodramáticos en cuanto te descuidas. La escena de la fiesta, por ejemplo, es forzada y anticlimática, un poco de vergüenza ajena.
Beatty, aquí también productor, está sencillamente ridículo con ese peinado (por muy años 60-70 que fueran), y demostrando sus nulas dotes para la comedia. Más entonadas están las tres grandes actrices que le acompañan, aunque con personajes desenfocados y llenos de clichés. Christie guapísima como siempre, una de las mayores bellezas que ha pasado por Hollywood.
Vamos, que para este viaje me quedo con Zohan, licencia para peinar.

6,4
6.102
4
30 de junio de 2024
30 de junio de 2024
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Magnífico elenco femenino -seis auténticas divas- desaprovechado y casi todo el tiempo sobreactuado. Sólo salvaría un poco a Dukakis y a la siempre competente Field. Y por ejemplo el personaje de una guapísima Hannah es indefendible, porque parece directamente de retrasada mental.
Cualquier día vetarán su pase televisivo por ser cero inclusiva: como es de 1989 y ambientada en el Sur, las seis protagonistas son blancas y heterosexuales. Si fuera de este milenio, tendríamos al menos una lesbiana, otra negra y otra oriental o hispana. Aunque a su manera anticipa el cine de mujeres empoderadas, pero tímidamente y con mensaje más bien en plan ‘qué fortaleza de ánimo la nuestra y qué guay que nos tenemos las unas a las otras’.
Por lo demás, en el apartado de comedia diálogos supuestamente chispeantes pero banales, tópicos y prefabricados, y voces estridentes (al menos en el doblaje español, imagino que en la versión original también). Y en el de drama, los consabidos y lacrimógenos golpes bajos de manual.
Cursi, almibarada y teatral, con una dirección plana y televisiva del “teatral” pero habitualmente más inspirado Herbert Ross. Película exclusivamente para mujeres, he leído en alguna crítica. Para mujeres… norteamericanas, añadiría yo. Que sabrán apreciar además el derroche de mal gusto típicamente americano en las escenas de la boda o de las decoraciones navideñas.
Cualquier día vetarán su pase televisivo por ser cero inclusiva: como es de 1989 y ambientada en el Sur, las seis protagonistas son blancas y heterosexuales. Si fuera de este milenio, tendríamos al menos una lesbiana, otra negra y otra oriental o hispana. Aunque a su manera anticipa el cine de mujeres empoderadas, pero tímidamente y con mensaje más bien en plan ‘qué fortaleza de ánimo la nuestra y qué guay que nos tenemos las unas a las otras’.
Por lo demás, en el apartado de comedia diálogos supuestamente chispeantes pero banales, tópicos y prefabricados, y voces estridentes (al menos en el doblaje español, imagino que en la versión original también). Y en el de drama, los consabidos y lacrimógenos golpes bajos de manual.
Cursi, almibarada y teatral, con una dirección plana y televisiva del “teatral” pero habitualmente más inspirado Herbert Ross. Película exclusivamente para mujeres, he leído en alguna crítica. Para mujeres… norteamericanas, añadiría yo. Que sabrán apreciar además el derroche de mal gusto típicamente americano en las escenas de la boda o de las decoraciones navideñas.

6,9
3.592
6
22 de junio de 2024
22 de junio de 2024
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Grandioso espectáculo, más en el apartado de vestuario y movimientos de masas y en las magníficas secuencias de la construcción de la pirámide, que en el de los pobres efectos especiales o en las escenas de la corte, estas últimas apoteosis kitsch como no podía ser de otra manera.
Es peplum sin romanos y cine bíblico sin judeocristianos, géneros que como bien es sabido se inventaron y prosperaron para, en duros tiempos de censura y estricto código Hays, enseñar cuanta más carne mejor; algo así como el equivalente moderno a la pintura mitológica de los siglos XVI y XVII frente a los rigores y mojigatería de la Iglesia (ojo, no sólo la católica) y del arte religioso.
Lo mejor de Tierra de Faraones, además de su estupendo final, es que, además de vistosa es entretenida; como muy bien resume la reseña de Variety que recoge FA, cuando el abrumador peso del espectáculo empieza a aburrir, Hawks vira sabiamente hacía el sexo y la intriga. Y esa intriga, aunque un poco básica, está bien contada y ejecutada, girando en torno a una esplendorosa y malvada Joan Collins, quizá en el mejor papel pre-Dinastía de su carrera, y que aún habría estado más guapa sin ese ridículo maquillaje que oscurece su rostro ¡pero no su cuerpo! para hacerla parecer algo más aceptablemente “étnica” o meridional.
Y lo peor, para mí, el grave error de casting: el faraón, personaje ya de por sí bastante negativo con su obsesión por el oro y la seguridad de su tumba, hubiera requerido un actor más apuesto y carismático que el estirado y anodino Hawkins, y desde luego alguien más simpático y por quien Collins pudiera parecer enamorada más allá de por sus riquezas. No digo un demasiado rubio Heston o un obvio Yul Brynner, habituales del género, pero sí por ejemplo un James Mason o hasta un Cesar Romero.
Por cierto, la vi en un reciente pase de La 2 en una copia en estado lamentable, espero que circulen por ahí copias mejores que permitan apreciar la calidad y el colorido originales de las imágenes.
Las frases (entre los guionistas figura William Faulkner): ‘Pero dónde has visto tú que un esclavo tenga esclava’ y ‘Es que ladrones hay muchos y faraones muy pocos’
Es peplum sin romanos y cine bíblico sin judeocristianos, géneros que como bien es sabido se inventaron y prosperaron para, en duros tiempos de censura y estricto código Hays, enseñar cuanta más carne mejor; algo así como el equivalente moderno a la pintura mitológica de los siglos XVI y XVII frente a los rigores y mojigatería de la Iglesia (ojo, no sólo la católica) y del arte religioso.
Lo mejor de Tierra de Faraones, además de su estupendo final, es que, además de vistosa es entretenida; como muy bien resume la reseña de Variety que recoge FA, cuando el abrumador peso del espectáculo empieza a aburrir, Hawks vira sabiamente hacía el sexo y la intriga. Y esa intriga, aunque un poco básica, está bien contada y ejecutada, girando en torno a una esplendorosa y malvada Joan Collins, quizá en el mejor papel pre-Dinastía de su carrera, y que aún habría estado más guapa sin ese ridículo maquillaje que oscurece su rostro ¡pero no su cuerpo! para hacerla parecer algo más aceptablemente “étnica” o meridional.
Y lo peor, para mí, el grave error de casting: el faraón, personaje ya de por sí bastante negativo con su obsesión por el oro y la seguridad de su tumba, hubiera requerido un actor más apuesto y carismático que el estirado y anodino Hawkins, y desde luego alguien más simpático y por quien Collins pudiera parecer enamorada más allá de por sus riquezas. No digo un demasiado rubio Heston o un obvio Yul Brynner, habituales del género, pero sí por ejemplo un James Mason o hasta un Cesar Romero.
Por cierto, la vi en un reciente pase de La 2 en una copia en estado lamentable, espero que circulen por ahí copias mejores que permitan apreciar la calidad y el colorido originales de las imágenes.
Las frases (entre los guionistas figura William Faulkner): ‘Pero dónde has visto tú que un esclavo tenga esclava’ y ‘Es que ladrones hay muchos y faraones muy pocos’
MediometrajeDocumental

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7
22 de junio de 2024
22 de junio de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Buena aproximación a esta auténtica y longeva leyenda del Hollywood clásico, una de las actrices más queridas por el público, que encarnó personajes al mismo tiempo vulnerables y de fuerte determinación, y qué nos dejó actuaciones memorables como “La heredera”.
No fue la más bella, ni la más grande de las divas dramáticas al estilo de su amiga Bette Davis, por ejemplo, pero tenía un encanto especial y era una magnífica y versátil actriz cuyo talento reivindica este documental.
Aquí se nos cuenta cómo además fue pionera en el enfrentamiento contra la tiranía de los estudios, lo que le valió dos años de ostracismo justo en la cúspide de su carrera. Después, al dar prioridad a su vida familiar, ya desde 1950 comenzó a espaciar mucho sus apariciones, y de hecho “Canción de cuna para un cadáver”, de 1964, fue su último gran papel antes de refugiarse definitivamente en la tv o alguna peli de catástrofes setentera.
Por eso su filmografía es relativamente corta, lo que en parte acrecienta el mito.
Para mí, sin duda, una de las más grandes estrellas de todos los tiempos, y desde luego situada en el top ten femenino del que los ranking más o menos oficiales la ningunean sistemáticamente para incluir en cambio a… Judy Garland.
No fue la más bella, ni la más grande de las divas dramáticas al estilo de su amiga Bette Davis, por ejemplo, pero tenía un encanto especial y era una magnífica y versátil actriz cuyo talento reivindica este documental.
Aquí se nos cuenta cómo además fue pionera en el enfrentamiento contra la tiranía de los estudios, lo que le valió dos años de ostracismo justo en la cúspide de su carrera. Después, al dar prioridad a su vida familiar, ya desde 1950 comenzó a espaciar mucho sus apariciones, y de hecho “Canción de cuna para un cadáver”, de 1964, fue su último gran papel antes de refugiarse definitivamente en la tv o alguna peli de catástrofes setentera.
Por eso su filmografía es relativamente corta, lo que en parte acrecienta el mito.
Para mí, sin duda, una de las más grandes estrellas de todos los tiempos, y desde luego situada en el top ten femenino del que los ranking más o menos oficiales la ningunean sistemáticamente para incluir en cambio a… Judy Garland.
9 de abril de 2024
9 de abril de 2024
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Por su sonoro y rimbombante título, y quién sabe si por algún trailer atractivo, el caso es que la tenía mitificada desde mi infancia. Por fin la veo ahora en tv, 50 años después, y me llevo una gran decepción; tal vez en su día tuvo un pase pero el tiempo no le ha hecho ningún favor.
Mucho menos suspense y espectacularidad de lo prometido (no, no es La aventura del Poseidón, empezando por el tamaño quiero y no puedo del barco), tres o cuatro actores conocidos en modo piloto automático (entre ellos un joven Hopkins con un corte de pelo inenarrable), y alguna escena de relleno directamente lamentable y setentera en el peor sentido de la palabra, como la de la fiesta de disfraces.
Mucho menos suspense y espectacularidad de lo prometido (no, no es La aventura del Poseidón, empezando por el tamaño quiero y no puedo del barco), tres o cuatro actores conocidos en modo piloto automático (entre ellos un joven Hopkins con un corte de pelo inenarrable), y alguna escena de relleno directamente lamentable y setentera en el peor sentido de la palabra, como la de la fiesta de disfraces.
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