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Críticas 175
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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13 de agosto de 2009
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supe de la existencia de este director al leer una biografía de François Truffaut, en la que se decía que Sacha Guitry era del gusto del director de “Los 400 golpes”. Esto se evidencia en la mención a Balzac o en la presencia de una “petite voleuse” (pequeña ladrona), guión que escribió Truffaut y que rodaría -años después de la muerte de éste- Claude Miller.
En cuanto a “Le roman d’un tricheur”, salta a la vista que es un film interesante para su época. Además de contar con una introducción muy original (Orson Welles también hacía cosas similares), el film se identifica por contar con una voz en off omnipresente (tan solo aparecen diálogos en escasas secuencias) que nos va relatando su propia vida, la de un hombre desafortunado que se va convirtiendo en timador.
El recurso es solvente, tanto por el tema económico, como para dar mayor agilidad frente a una narración puramente visual. Aún así, la precariedad está muy presente, y hace que esta película pase como una atractiva e infrecuente tentativa de los años 30’.
No obstante, viene bien apuntarla como precursora de un tipo de narración ligera y eficaz para hacer cine.
10 de octubre de 2010
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ha hablado mucho de León de Aranoa en el cine español de los últimos años. Desde que debutara con 'Familia' en 1996, ha conseguido poner encima de la mesa un estilo bien definido. Sin llegar a establecer juicios de moral en las historias que cuenta, siempre ha sabido fijar su sello del compromiso social con ciertos límites. Lo que le ha permitido ganarse a la crítica y al público, pese a arrastrar en muchas ocasiones con la etiqueta de abanderado del - a veces denostado- cine social español.

En 'Amador' no hay nada que reprochar a su autor y director en cuanto a sus principios como cineasta. El principal problema que se le puede achacar se trata más bien del guión que plasma en pantalla. El planteamiento que nos ofrece es muy arriesgado respecto a los hechos que derivan de tan atrevida propuesta. Hace unas semanas ya comentaba a raíz del estreno de 'Todo lo que tú quieras' de Achero Mañas que una proposición tan osada no tenía las cartas a su favor para llegar a buen puerto. El caso de la cinta de Aranoa no es tan extremo como el de Mañas pero sí se puede decir que el director de 'Los lunes al sol' se mete en un berenjenal del que le es difícil escapar.

Magaly Solier, cuyas credenciales ya conocimos de sobra en 'La teta asustada', interpreta perfectamente a Marcela, una joven inmigrante que atraviesa momentos difíciles en España junto a su pareja. La muchacha encuentra trabajo cuidando del anciano Amador y la cinta va desarrollándose con soltura. Permanecen esos tintes de comedia siempre presentes en el cine de Aranoa, que permiten desahogar el clima dramático. Lo que ocurre es que hay un punto de inflexión en la trama, a partir de la terrible (y más que discutible) decisión que toma la protagonista. Esa invitación que se hace continuamente al espectador para identificarse con semejante conducta imprudente no es del todo efectiva.

A pesar de mantener las constantes del cine que le encumbró, la última película de Fernando León de Aranoa no queda nada bien resuelta. Deja la sensación de que se queda en idea. Una idea que no llega a cuajar. Especialmente, debido a su sorprendente y precipitado desenlace, más para salir del paso que con el ánimo de ofrecer una buena recompensa a todo el trabajo realizado hasta el momento. Casi mejor así que hacer realmente balance de la moraleja que se plantea. Bien es cierto que son tiempos de crisis y muchas personas están pasando por malos momentos. Pero de ahí a proponer tal insensata salida es, por lo pronto, descabellado.

Por eso, uno empieza a plantearse ante estas películas que vienen de autores que firman ellos mismos sus guiones en solitario, si no será mejor buscar un trabajo en equipo a la hora de poner en marcha este tipo de proyectos. Se aferran a la autoría de sus obras, olvidando que corren el riesgo de que la avaricia rompa el saco.
3 de diciembre de 2009
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su ópera prima, Éric Rohmer nos muestra su faceta más visual al encontrarnos con una historia sobre la progresiva decadencia de un desheredado por las calles de París.
El aroma a “nouvelle vague” se respira en esos continuos paisajes urbanos filmados por una cámara con libertad de movimientos, mostrándonos la forma de vida de la capital francesa.
Es muy curioso que un director que se puede definir como “la prosa en imágenes” –por el protagonismo de las conversaciones en sus films– cuente en su primera película con que los diálogos brillan por su ausencia y lo que predominan sean las escenas de un hombre en soledad acompañadas de una música muy tolerable aunque un tanto agobiante.
El primer largometraje de Rohmer fue un fracaso. Seguramente su ritmo es algo complejo para un “novato” y el actor principal, Jess Hahn, no es francés y no deslumbra como sí hacían en aquel momento Jean-Paul Belmondo, Jean-Pierre Léaud o Jean-Claude Brialy.
Eso sí, con una carrera tan brillante como la de Rohmer, cualquiera firmaría un inicio desafortunado.
26 de julio de 2009
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni con una ambientación más que satisfactoria, ni con unos actores reputados se consigue contemplar un homenaje a Chaplin en condiciones. Y el responsable no parece ser Richard Attenborough, sino el propio Charlie Chaplin, más bien porque si hacer un “biopic” es ya de por sí atrevido, en el caso de la recreación de una vida en la que se desencadenaron obras cinematográficas que han pasado a la historia como auténticos iconos, no sólo cinematográficos, sino del siglo XX, es todavía más complejo en cuanto a las expectativas que se despiertan.
Y es que la representación de los principales altibajos que surgieron en la vida de este irrepetible cómico sabe a poco. Seguramente porque uno espera reencontrarse con sus fabulosas obras, mientras que lo que realmente encontramos es una vertiginosa sucesión de acontecimientos que difícilmente llegan a ponerse a la altura de aquel hombre cuya fascinante silueta se ha paseado por todo el planeta prácticamente desde que se creó.
Por lo que tan solo nos queda pasar el rato con una, eso sí, rotunda declaración de buenas intenciones hacia la figura de Chaplin. Para deleitarnos de verdad ya tenemos sus películas, que son una joya imperecedera patrimonio de la humanidad.
2 de junio de 2010
33 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Copie conforme” es la primera incursión en Europa del director iraní Abbas Kiarostami. Y lo ha hecho en medio de La Toscana italiana, con pocos personajes, como a él le gusta. Muchos llevaban años esperando a que Kiarostami volviera al largometraje de ficción con fuerza, y desde luego que ahora ha vuelto a convencer.
Y lo ha hecho mediante una “copie conforme” del “Viaggio en Italia” (“Te querré siempre" en España – ¡maldita sea con las traducciones de los títulos! –) de Rossellini. No me dio tiempo a percibirlo por mí mismo, porque se ha hablado del tema nada más escuchar un comentario sobre la película. Y es que es evidente el parecido: una pareja adulta, más bien ya madura, de extranjeros en Italia. En este caso no es el viaje de un matrimonio, sino el encuentro entre un escritor y una –digamos– madre de lo más atractivo, lo que da pie a esta historia.
Se puede decir que el eslogan de la película, al igual que el del libro que presenta el escritor inglés James Miller, encarnado por William Shimell, es el de “una buena copia vale más que el original”. Y, desde luego, puede haber suficientes motivos para considerar a la película de Kiarostami incluso por encima de la de Rossellini.
A su vez, la película no se centra únicamente en esa reflexión que se nos presenta en la primera mitad del metraje, que puede ser más bien la de una comedia sentimental americana, con algunos momentos muy lúcidos y con otros más inoportunos.
Pero hay un momento clave en la cinta, que viene de una simple observación de un personaje extra, de una mujer de pueblo, y que trastoca el curso del relato profundamente. A partir de ahí todo cambia. Tanto para la pareja protagonista, como para el espectador. Se trata de un salto tan brusco que llega al punto de giro narrativo, comparable al de “Mulholland drive” de David Lynch.
Y para mayor desconcierto, Juliette Binoche. Su personaje cambia radicalmente: juega, disimula, ríe y llora. Está inmensa, y está bien merecida su recompensa a la mejor actriz en Cannes.
Todo se convierte en un paseo continuo (con cameo de Jean-Claude Carrière incluido), que no es más que un juego, en el que la clave está en saber en qué parte del relato se encuentra.
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