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Críticas 760
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
22 de septiembre de 2021
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso es "Dune", y lo es porque no sucede nada, ni sabes quién es quién, ni muchos menos conoces los motivos de cada uno, y aún así y durando lo que dura, su visionado es indudablemente satisfactorio.

Dicho esto, es evidente que han fracasado en cuanto al argumento, o al menos, en la forma de llevarlo a cabo en la pantalla, por lo que calificarla de obra maestra, como he leído por aquí y por allí, es algo más que atrevido. En ese desatino general son partícipes, por omisión más que por acción, un guión inexistente, unos personajes poco desarrollados y, por ende, un reparto que termina desaprovechado.

Como decía, es laudable que, teniendo semejantes carencias, el resultado final sea positivo. Tan positivo. Y me cuesta explicar porqué lo es. Podría decir que por su fotografía portentosa y a la vez discreta; o por su banda sonora sobrecogedora; o por su protagonista, un Timothée Chalamet ya inolvidable gracias a una cámara que le idolatra... Y todo ello sería cierto, pero más cierto es que lo de "Dune" es algo puramente abstracto, emocional e indescriptible. Como un atardecer, que te emociona por su belleza intrínseca o te aburre por eso mismo.

Por ello, estaré de acuerdo con los que crean que "Dune" es una lata incomprensible y también con aquellos que defiendan que es un espectáculo visual y sensitivo de proporciones bíblicas. Personalmente, me encuentro en este segundo grupo, sin olvidar ni perdonar sus oceánicas lagunas.
14 de noviembre de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Sangre y vino" es la sexta y última colaboración entre Bob Rafelson y Jack Nicholson, sellando así un idilio profesional de más de tres décadas, cuyo mayor emblema sigue siendo "El cartero siempre llama dos veces". Esta que nos ocupa es un claro vehículo de lucimiento para el actor, de forma parecida a como lo fueron "Ni un pelo de tonto" y "Al caer el sol" para Paul Newman. Eso no significa que esté hecha únicamente por y para él, ya que la película posee un soporte suficientemente sólido como para subsistir por sí sola, pero evidentemente Jack es el que le da ese toque mágico que sólo las estrellas de su calibre pueden dar.

El actor norteamericano es uno de los pocos que son un valor seguro y, una vez más, está estupendo. Le acompaña Michael Caine haciendo las veces de un tipo con serios problemas de autocontrol. El inglés se lo curra en una actuación dinámica y tremenda, consiguiendo que veamos únicamente al personaje. También está por ahí Judy Davis, que siempre suma, a diferencia de unos deficientes Stephen Dorff y Jennifer Lopez cuyos personajes, además, poco aportan, ya que lo importante aquí son Jack, Michael y sus trapicheos.

La película nos cuenta una más que correcta historia de misterio, perfecta para una noche en la que no quieras nada excesivamente complejo pero tampoco cualquier chorrada. En su apenas horas y tres cuartos, "Sangre y vino" entretiene, sin baches y con muy buen gusto, obsequiándonos con más de un par de escenas poderosas casi sin que nos demos cuenta. Además, el filme goza de una fotografía majestuosa y abusa, para nuestra fortuna, de los atardeceres de Florida, creando una atmósfera con tintes de intriga, tragedia y elegancia. Es todo esto lo que termina haciendo de "Sangre y vino" una película que no hay que perderse.
16 de julio de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es arrolladora, corrosiva, desoladora, inspiradora, emocionante... Es perfecta. Pero más que todo eso, "Network" me atrapó como nunca antes lo había hecho una película. Su desarrollo es un ascenso imparable que desemboca en unos minutos finales deslumbrantes. Y el guión... El guión es una puñetera obra de arte. Cada frase es un puñal, cada palabra está perfectamente encajada dentro del diálogo, cada silencio significa tanto...

Sidney Lumet, sólo por esto y por "Tarde de perros", se encuentra entre los grandes directores del mundo, aunque no tenga el reconocimiento popular que merece. Juega tan bien con los actores, con el ritmo, con los planos, con la iluminación, con todo. Desde el prisma de la lucha por las audiencias y, siendo una absoluta visionaria, "Network" habla del amor y del desamor, de la juventud y de la vejez, de la ambición y de la ética, de la amistad, de la frustración, de la desesperación... "Network" habla de todo de lo que hay que hablar.

La película muestra cómo la conjunción entre el guión y el reparto es la base fundamental de cualquier buena película. Su reparto es uno de los más alucinantes y apropiados de la historia. Los fugaces Ned Beatty y Beatrice Straight, cuyo Oscar es merecidísimo, ya lo dicen todo, pero además tenemos un discreto Robert Duvall, como le exigía su personaje, unos excelsos y completamente opuestos William Holden y Peter Finch, y la que termina siendo la dueña absoluta: Faye Dunaway. Su interpretación es impecable e implacable, de otro mundo. Se lanza al vacío como casi nadie sería capaz, con una progresión digna de estudio. La Diana del minuto 8 no tiene nada que ver con la del 114. Qué difícil es representar la desesperación de la forma tan cuidada, y a la vez desbocada, como lo hace ella. Alcanza el paroxismo sin desbarrar. Ya dije con "Bonnie y Clyde" que era la actriz más impresionante que había visto nunca, pero después de esto puedo afirmar sin temor a equivocarme que es la mejor actriz del mundo.

Si tuviese que quedarme con una interpretación, dudaría entre la suya o la de Al Pacino en la trilogía de "El padrino", pero si tuviese que quedarme con una película, de entre todas, sin duda sería "Network".
7 de marzo de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No esperaba que igualase a la grandiosa "El silencio de los corderos", pero tampoco que la estropease tanto. El argumento está más que cogido con pinzas de esas de plástico barato de colores, pero es que la película está, simplemente, mal hecha. Errónea, defectuosa e innecesaria.

Esos planos que comienzan, casi todos, en movimiento y con columnas y otros elementos de por medio. ¡Qué obsesión! Pero lo peor es que no hay ningún tipo suspense en lo que se refiere a la relación Lecter-Starling*, que se supone que es la más importante. Con el resto de personajes sí, pero están resueltos de forma bastante nimia.

No todo es malo. Los actores lo hacen bien, y aunque Julianne Moore no sea Jodie Foster (chica lista esta), no desentona. Y si lo hace en algún momento, es culpa de la dirección. A su favor también diré que no se hace aburrida y que ofrece varias escenas potentes.

PD: el ABC de las secuelas: si no vas a mejorar la historia, o al menos aportar algo, no la hagas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*Desgraciadamente, sabes desde el minuto uno que Lecter jamás le hará nada a Clarice. Y el remate final es cuando se convierte en su salvador. A lo mejor es el Padre Ángel y no nos habíamos enterado.

Errores o absurdeces, que hay para aburrir:

a) ¿Por qué tanto interés en capturar a Lecter, si hace años que no mata a nadie? ¿Por qué ahora y no antes?
b) Hannibal viaja en avión como Pedro por su casa siendo uno de los diez criminales más buscados del planeta. Y, además, uno de los viajes lo hace con un brazo en cabestrillo y después de que la policía encuentre a Clarice y la casa donde los tenía secuestrados y torturados.
c) Hannibal es tan bueno que prefiere cortarse su mano a la de Clarice. Están tardando con el Nobel de la Paz.
d) Un desconocido le ofrece a un niño comer de su bandeja en un avión y ni los padres y/o acompañantes del chaval ni miran ni preguntan ni nada.
e) Mason Verger no será la mejor persona del Universo pero ¿tanto como para que su enfermero lo lance a una muerte segura -y bastante desagradable- gratuitamente?
5 de diciembre de 2021
20 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos de acuerdo en que esto es una caricatura, ¿verdad? Una pantomima, un engendro hecho para mayor gloria de los fanáticos de la señora Gaga pero que nada más lejos de un filme serio o mínimamente dramático, que creo que era lo que buscaban y ese es su talón de Aquiles. No obstante, no es el único, ya que “La Casa Gucci” iniciaba su andadura con una media de notable alto por todo lo que prometía y ha ido descendiendo de forma ostensible por causa de los siguientes elementos:

Primero, el ritmo. La película va atropellada desde el minuto uno a pesar de tener por delante casi tres horas de duración. Las escenas se suceden una detrás de otra como si de una catarata de fotografías de un álbum familiar se tratase, sin consistencia ni profundidad. No se detiene en nada y terminas por quedarte con que tenían muchos cochazos y muchas mansiones y que la protagonista era más mala que un dolor, pero nada más. De primero de cine es saber que es preferible una buena escena que tres regulares.

Segundo, el guión. Arrastrado por lo anterior o lo anterior por este, el caso es que es de una simpleza extrema. No hay ninguna armonía y los personajes actúan al tuntún. Lo más revelador ocurre cuando se vuelven groseramente maleducados entre ellos, de repente y sin venir a cuento*(1), dejando al descubierto que es para darle tensión al tema y no porque lo requiera la historia. Al final, nos quedamos sin conocer a nadie por culpa de una película más preocupada en distraer a los espectadores más necios, que no se aburran, que en realizar algo de nivel.

Tercero, el reparto. Cada uno está en una película distinta. El sieso de Adam Driver se cree Michael Corleone pero no sabe ni por dónde le da el aire, aturdido entre los majaderos que tiene por familia. Lady Gaga es la única que cree fervientemente en el producto y por eso se esfuerza mucho, pero sigue sin salirle. Como tampoco le salía a Cher ni a Madonna, señoras empeñadas en triunfar en un mundo que no es el suyo, tal es su vanidad. La pareja, dicho sea de paso, sin ápice de química. Sorpresivamente, Jeremy Irons resulta el más creíble gracias a su elegancia natural y también a su sucinto cometido. Al Pacino, por su parte, sigue siendo el Al Pacino de los últimos años: un comediante sin descanso, y como tal, es el más agradecido de ver, pero no logra romper el techo que separa a los personajes planos de los complejos. Cierto es que no tenía ninguna escena para poder hacerlo. Y así llegamos al señor que consiguió que quisiese arrancarme los ojos cada vez que aparecía: Jared Leto. Incapaz de espetar una frase con decencia, no es más que gestos exagerados y vocecitas insufribles. La suya es una de las peores actuaciones de la historia, sin exagerar. Y quieren nominarlo al Oscar...

Cuarto y definitivo, la dirección. Esto te lo coge Scorsese o Polanski y flipamos en colores, pero Ridley Scott es, salvo contadas excepciones, la mediocridad hecha cineasta. El tío consigue que una película que tiene los elementos más impresionantes del año (historia truculenta y verídica, reparto de lujo y factura técnica impecable), se quede en algo tan falto de fuerza y de emoción. En algo tan mediocre.

Entre las cosas buenas, que las tiene y de ahí mi nota, están la voluntad de querer regresar al estilo de cine más clásico, aquel en el que las actuaciones y el guión eran fundamentales para que el producto saliese adelante. Otra cosa es que no les haya salido, pero a los nostálgicos del cine de los 70, 80 y 90 nos gustará, pese a todo. También es de celebrar su banda sonora, que hará que el espectador quiera salir de fiesta después de verla, el lujoso y lustroso vestuario y la espectacular ambientación, ya que en las casi tres horas paseamos en Vespa por ciudades italianas, comemos en fincas rodeadas por lagos cristalinos e, incluso, nos da tiempo a esquiar en lugares perdidos de la mano de Dios. Y también, qué caray, reconozco que es una película divertida, hortera como ella sola y que se pasa volando.

Por ello y también pese a lo anterior, prefiero "La Casa Gucci" a la enésima de Marvel, Disney o la madre que los parió.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*(1) Jeremy Irons menospreciando de forma ostensible e innecesaria a su sobrino, tratándose de un señor tan fino como es; Al Pacino haciendo lo propio contra Driver y Gaga después del asunto de los bolsos falsificados, pavoneándose en un momento que no lo necesitaba; o la propia Gaga contra todos sin disimulo ni distinción...
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