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6,8
6.723
7
6 de marzo de 2025
6 de marzo de 2025
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Una valiente apuesta cinematografía del biopic de Enric Marco Batlle presidente de la Asociación española de Víctimas del Holocausto, en la que su existo está, en llevarnos con habilidad en como se monta y se defiende una mentira, ante denunciar el genocidio español republicano. Se asienta sobre un guion denso, complejo en su composición, y dinámico bien hilado saciando la curiosidad del espectador. Un largometraje que se mueve con habilidad entre el drama, la denuncia, y el thriller, múltiples subtramas en la que vale la pena afrontar y si se quiere llegar a una supuesta verdad.
Tenemos el drama personal y familiar, que lleva al protagonista a una situación límite, cuando su mentira empieza a descubrirse, y su verdadera historia, pone en peligro su perfecta situación familiar y asociativa en el presente. Después entra en juego las formas del thriller, jugando a dar más información al espectador que a los personajes. Y al final está la meditación sobre los límites en lo que se podría llamar la verdad del personaje ante la necesidad de la denuncia social. Este tercer registro se solapa sobre los dos anteriores (el drama personal y el thriller), pero también adquiere fuerza propia cuando se contraponen imágenes de ficción y escenas reales, tomadas de archivos televisivos y cinematográficos.
Se aplica una estrategia narrativas con efectividad, y su propuesta entra con gran corrección, aunque lejos de un espíritu de transgresión, que podría haber situado al metraje y al espectador en un lugar de mayor incertidumbre.
No obstante si la película resulta gratamente satisfactoria y realista, es en gran medida gracias a la super actuación de Eduard Fernández con el personaje, moviéndose con soltura entre las dobleces de Marco, mostrando sin vídeos su inclinación a la picardía, alumbrando la fuerza incontenible de un hombre tocado por la ambición, y haciendo verosímil el miedo de sentirse descubierto teniendo que resistir a toda costa ante destruirse toda vida.
Tenemos el drama personal y familiar, que lleva al protagonista a una situación límite, cuando su mentira empieza a descubrirse, y su verdadera historia, pone en peligro su perfecta situación familiar y asociativa en el presente. Después entra en juego las formas del thriller, jugando a dar más información al espectador que a los personajes. Y al final está la meditación sobre los límites en lo que se podría llamar la verdad del personaje ante la necesidad de la denuncia social. Este tercer registro se solapa sobre los dos anteriores (el drama personal y el thriller), pero también adquiere fuerza propia cuando se contraponen imágenes de ficción y escenas reales, tomadas de archivos televisivos y cinematográficos.
Se aplica una estrategia narrativas con efectividad, y su propuesta entra con gran corrección, aunque lejos de un espíritu de transgresión, que podría haber situado al metraje y al espectador en un lugar de mayor incertidumbre.
No obstante si la película resulta gratamente satisfactoria y realista, es en gran medida gracias a la super actuación de Eduard Fernández con el personaje, moviéndose con soltura entre las dobleces de Marco, mostrando sin vídeos su inclinación a la picardía, alumbrando la fuerza incontenible de un hombre tocado por la ambición, y haciendo verosímil el miedo de sentirse descubierto teniendo que resistir a toda costa ante destruirse toda vida.
7
2 de febrero de 2025
2 de febrero de 2025
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Segunda temporada de Muertos S.L., la serie protagonizada por un elenco de actores y actrices de la comedia española encabezado por el polifacético Carlos Areces. Y un grupo formidable de directores Alberto Caballero, Araceli Álvarez, Daniel Decorador, Laura Caballero, Alberto Monge. El formato es muy sencillo: se trata de una sitcom de humor blanco, sencillo y accesible, basado en un lugar de trabajo, solo que esta vez en un lugar a menudo ignorado por la sociedad: un tanatorio madrileño.
Funeraria Torregrosa es una empresa familiar española típica: tras la muerte de su director, Gonzalo, su mujer, Nieves (Ascen López), heredó la empresa. Por compromiso con su hija, Pilar (Bárbara Santa-Cruz), Nieves tiene que enchufar a su yerno 'Chemi ' Diego Martín) como director de marketing. Hablamos de un cero a la izquierda, un tipo que no sabe decir dos frases seguidas sin anglicismos o sin citar a Steve Jobs o a Elon Musk. Ante este desastre, Dámaso Carrillo (Carlos Areces) finge seguir su trabajo incansablemente mientras conspira para quedarse con la dirección del tanatorio.
El resto del reparto lo llenan profesionales variopintos dentro de un sector tan olvidado como el funerario: desde la secretaria, Olivia (Aitziber Garmendia), a los tanatopractores Abel (Gerard B. Fillmore) y Manuela (Adriana Torrebejano), hasta los becarios Morales (Roque Ruiz) y Laia (Lorea Intxausti), sin olvidar a personas tan incompetentes que uno no entiende cómo pueden conservar su empleo, como el cremador Anselmo (Manolo Cal) o el chófer Nino (Salva Reina).
Es importante mencionar a todos los personajes principales porque son el núcleo duro de la comedia: son la cola que hace que la serie funcione tan bien.
Esta segunda temporada es corta, con solo seis episodios (la primera tuvo ocho). Pero lo cierto es que tiene muy buen ritmo, con múltiples subtramas que se van cruzando en situaciones cada vez más desternillantes. Esto último no sorprende al saber el equipo creativo que hay detrás de Muertos S.L.: Alberto Caballero, Araceli Álvarez (Aquí no hay quien viva, La que se avecina). Por su parte, la dirección corre a cargo de Laura Caballero (El pueblo, Machos alfa), hermana de Alberto y fundadora de la productora Contubernio. Resulta fácil ver cómo tras el éxito de El pueblo (también protagonizada por Areces y producida por Contubernio), Movistar Plus+ haya querido su propio sitcom en este estilo.
El formato de comedia televisiva resulta tan sencillo como adictivo: los episodios son como palomitas. Fácilmente, puede verse la temporada entera en una tarde. Y es que los españoles tenemos un estilo de humor muy particular, vulgar y al mismo tiempo lleno de color y Muertos S.L. es una serie de sobremesa estupenda que compartir con la familia en esta temporada pos navideña.
Confieso que si bien la primera temporada me agradó bastante, en la que sabe dar con el humor español, con un Areces en lo que me parece su mejor trabajo; confieso que esta segunda temporada que esperaba, me ha arrancado plenas carcajadas, en la que hacía tiempo no me reía con esa intensidad. Estamos ante una serie coral con un microcosmos muy concreto.Serie en la que se va de menos a más, de capítulos de 30 m. en la que se entiende que el sketch debe ser rápido y dinámico; la variedad de las tramas; lo surrealista de algunas de ellas en la que nos recuerda a Berlanga (en esta nueva tanda tenemos un entierro motero e ideas de marketing como los funerales low cost), y un abanico de personajes que, en su mayoría, están muy bien afinados para entonar o desentonar entre ellos y que siempre haya movimiento, le tienen pillado el truco a la fórmula y la saben aprovechar, por lo que me da por pensar que facialmente pueda ofrecer una tercera temporada.
Aunque si bien se decanta por la comedia de situación, debería de detectar al guion, el don de no pisar terreno trillado, he ir en crecimiento con imaginación y valentía, sus guionistas.
Funeraria Torregrosa es una empresa familiar española típica: tras la muerte de su director, Gonzalo, su mujer, Nieves (Ascen López), heredó la empresa. Por compromiso con su hija, Pilar (Bárbara Santa-Cruz), Nieves tiene que enchufar a su yerno 'Chemi ' Diego Martín) como director de marketing. Hablamos de un cero a la izquierda, un tipo que no sabe decir dos frases seguidas sin anglicismos o sin citar a Steve Jobs o a Elon Musk. Ante este desastre, Dámaso Carrillo (Carlos Areces) finge seguir su trabajo incansablemente mientras conspira para quedarse con la dirección del tanatorio.
El resto del reparto lo llenan profesionales variopintos dentro de un sector tan olvidado como el funerario: desde la secretaria, Olivia (Aitziber Garmendia), a los tanatopractores Abel (Gerard B. Fillmore) y Manuela (Adriana Torrebejano), hasta los becarios Morales (Roque Ruiz) y Laia (Lorea Intxausti), sin olvidar a personas tan incompetentes que uno no entiende cómo pueden conservar su empleo, como el cremador Anselmo (Manolo Cal) o el chófer Nino (Salva Reina).
Es importante mencionar a todos los personajes principales porque son el núcleo duro de la comedia: son la cola que hace que la serie funcione tan bien.
Esta segunda temporada es corta, con solo seis episodios (la primera tuvo ocho). Pero lo cierto es que tiene muy buen ritmo, con múltiples subtramas que se van cruzando en situaciones cada vez más desternillantes. Esto último no sorprende al saber el equipo creativo que hay detrás de Muertos S.L.: Alberto Caballero, Araceli Álvarez (Aquí no hay quien viva, La que se avecina). Por su parte, la dirección corre a cargo de Laura Caballero (El pueblo, Machos alfa), hermana de Alberto y fundadora de la productora Contubernio. Resulta fácil ver cómo tras el éxito de El pueblo (también protagonizada por Areces y producida por Contubernio), Movistar Plus+ haya querido su propio sitcom en este estilo.
El formato de comedia televisiva resulta tan sencillo como adictivo: los episodios son como palomitas. Fácilmente, puede verse la temporada entera en una tarde. Y es que los españoles tenemos un estilo de humor muy particular, vulgar y al mismo tiempo lleno de color y Muertos S.L. es una serie de sobremesa estupenda que compartir con la familia en esta temporada pos navideña.
Confieso que si bien la primera temporada me agradó bastante, en la que sabe dar con el humor español, con un Areces en lo que me parece su mejor trabajo; confieso que esta segunda temporada que esperaba, me ha arrancado plenas carcajadas, en la que hacía tiempo no me reía con esa intensidad. Estamos ante una serie coral con un microcosmos muy concreto.Serie en la que se va de menos a más, de capítulos de 30 m. en la que se entiende que el sketch debe ser rápido y dinámico; la variedad de las tramas; lo surrealista de algunas de ellas en la que nos recuerda a Berlanga (en esta nueva tanda tenemos un entierro motero e ideas de marketing como los funerales low cost), y un abanico de personajes que, en su mayoría, están muy bien afinados para entonar o desentonar entre ellos y que siempre haya movimiento, le tienen pillado el truco a la fórmula y la saben aprovechar, por lo que me da por pensar que facialmente pueda ofrecer una tercera temporada.
Aunque si bien se decanta por la comedia de situación, debería de detectar al guion, el don de no pisar terreno trillado, he ir en crecimiento con imaginación y valentía, sus guionistas.
23 de agosto de 2024
23 de agosto de 2024
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Una película revisionista del colonialismo del oeste estadounidense, tres largas horas que lejos de su discurso sociales y morales las panorámicas parecen ser lienzos impresionistas de Charles Marion Russell, es un western que pierde su registro de epica entre un ritmo accidentado y personajes artificiosos que transitan por terrenos comunes sin ningún rastro de pujanza, donde anticipo con facilidad algunas de las situaciones argumentales que se plantean con cierta dejadez. La trama se sitúa primero en el año 1859 y sintetiza un conflicto mayor a través de varias historias varios y personajes:
Una madre y la hija que sobreviven un ataque Indio y son rescatadas por los soldados unionistas de un fuerte.
Un vaquero solitario y comerciante de caballos, que escapa con una prostituta teas verse envueltos de una vieja venganza.
Los indios apache que defienden su territorio y los colonos que invaden.
Unos bandidos que matan indios por negociar por cabelleras.
Un llanero que dirige una caravana por el camino de Santa Fe mientras son acechados por exploradores pawnee;
Una pareja británica que anota la travesía en sus diarios.
Todos estos personajes, que son colocados como estereotipos, integradas en la narración con unas motivaciones personales que, en su capa de obviedad, funcionan para interrogar la moralidad del oeste en una época turbulenta marcada por la violencia contra las comunidades indígenas, los prejuicios raciales y los conflictos territoriales como antesala de la Guerra Civil, en una nación dividida que apunta a la ruta de la política expansionista impulsada por las raíces colonialistas. El problema fundamental radica, no obstante, en el hecho de que los personajes están constituidos con un desarrollo pobre que reduce sus acciones a conversaciones pueriles, caminatas por el pueblo, los tiroteos anticipados y paseos a caballo por las praderas que solo responden a descripciones anodinas que rellenan el metraje inútilmente, cuya poca sustancia queda manchada por la tinta de los estereotipos comúnmente asociados al viejo oeste de carácter, con escenas delineadas con cierta gratuidad, en una serie de subtramas que permanecen situadas en unos barullos irresolubles que no van a ninguna parte en específico por la falta de cohesión interna que habita el núcleo estructural del guion. Este revoltijo solo consigue que el argumento tropiece constantemente y se vuelva aburrido cuando traza su límite entre los héroes y los villanos., y que nos podamos sentir un tanto perdidos al menos su primera hora.
En este sentido, las actuaciones del reparto son aceptables porque al menos cumplen con el factor de funcionalidad de describir lo que sucede, pero a veces me asalta la sensación de que todos tienen trasfondos inconclusos que esperan ser explorados adecuadamente para justificar sus acciones.
El punto de solidez se encuentra, por otro lado, en la forma en que Costner refleja la atmósfera de los horizontes lejanos a través de los decorados realistas, el vestuario de época, la reproducción auténtica del período y los paisajes absorbentes de diversas topografías espaciotemporales que se magnifican con el uso del gran plano general. Su fotografía es a veces impresionante y la recreación del periodo en el que se basa es intachable, contándose asimismo los usos y costumbres de los indígenas y de los nuevos pobladores de una manera cruda y creíble.
Además viene acompañada por una banda sonora de John Debney que acentúa los pocos momentos de intensidad con su música orquesta, pues refuerza nuestra idea del formato serie, ya que hay dos piezas, al principio y al final de la cinta, que destacan sobremanera respecto al resto, donde la banda sonora se coloca entre lo puramente ambiental y lo inexistente, pues la del final nos prepara para seguir en una nueva entrega, la cual esperamos sea más concreta y menos larga.
Una madre y la hija que sobreviven un ataque Indio y son rescatadas por los soldados unionistas de un fuerte.
Un vaquero solitario y comerciante de caballos, que escapa con una prostituta teas verse envueltos de una vieja venganza.
Los indios apache que defienden su territorio y los colonos que invaden.
Unos bandidos que matan indios por negociar por cabelleras.
Un llanero que dirige una caravana por el camino de Santa Fe mientras son acechados por exploradores pawnee;
Una pareja británica que anota la travesía en sus diarios.
Todos estos personajes, que son colocados como estereotipos, integradas en la narración con unas motivaciones personales que, en su capa de obviedad, funcionan para interrogar la moralidad del oeste en una época turbulenta marcada por la violencia contra las comunidades indígenas, los prejuicios raciales y los conflictos territoriales como antesala de la Guerra Civil, en una nación dividida que apunta a la ruta de la política expansionista impulsada por las raíces colonialistas. El problema fundamental radica, no obstante, en el hecho de que los personajes están constituidos con un desarrollo pobre que reduce sus acciones a conversaciones pueriles, caminatas por el pueblo, los tiroteos anticipados y paseos a caballo por las praderas que solo responden a descripciones anodinas que rellenan el metraje inútilmente, cuya poca sustancia queda manchada por la tinta de los estereotipos comúnmente asociados al viejo oeste de carácter, con escenas delineadas con cierta gratuidad, en una serie de subtramas que permanecen situadas en unos barullos irresolubles que no van a ninguna parte en específico por la falta de cohesión interna que habita el núcleo estructural del guion. Este revoltijo solo consigue que el argumento tropiece constantemente y se vuelva aburrido cuando traza su límite entre los héroes y los villanos., y que nos podamos sentir un tanto perdidos al menos su primera hora.
En este sentido, las actuaciones del reparto son aceptables porque al menos cumplen con el factor de funcionalidad de describir lo que sucede, pero a veces me asalta la sensación de que todos tienen trasfondos inconclusos que esperan ser explorados adecuadamente para justificar sus acciones.
El punto de solidez se encuentra, por otro lado, en la forma en que Costner refleja la atmósfera de los horizontes lejanos a través de los decorados realistas, el vestuario de época, la reproducción auténtica del período y los paisajes absorbentes de diversas topografías espaciotemporales que se magnifican con el uso del gran plano general. Su fotografía es a veces impresionante y la recreación del periodo en el que se basa es intachable, contándose asimismo los usos y costumbres de los indígenas y de los nuevos pobladores de una manera cruda y creíble.
Además viene acompañada por una banda sonora de John Debney que acentúa los pocos momentos de intensidad con su música orquesta, pues refuerza nuestra idea del formato serie, ya que hay dos piezas, al principio y al final de la cinta, que destacan sobremanera respecto al resto, donde la banda sonora se coloca entre lo puramente ambiental y lo inexistente, pues la del final nos prepara para seguir en una nueva entrega, la cual esperamos sea más concreta y menos larga.

5,6
5.535
6
20 de mayo de 2024
20 de mayo de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
La película se basa en la "Mille Miglia de 1957" y su importancia crucial para la supervivencia de Ferrari, como fabricante de automóviles.
Hay que empezar comentando que para las dos horas y once minutos que dura la película, te tiene que atraer el mundo automovilismo para atraparte a la butaca, pues se centra en un momento crítico de Enzo Ferrari divo de las carreras, aunque en todo momento hay que ser consciente que no es la vida de Enzo y ni de Ferrari, por lo que queda el filme un tanto anecdotario. Existe una película documental del mismo nombre del 2017, que cuenta lo mismo pero más extensamente en las carreras Ferrari, y que sirve perfectamente como complemento, histórico.
El largometraje es un biopic que no quiere conformarse con ser una película biográfica al uso, lo cual lleva a una serie de decisiones que definen aquello en lo que acaba convirtiéndose: una mezcla con algunos ingredientes fascinantes, pero que no terminan de dar forma a un plato realmente apetecible. Dicho de forma más clara, acaba siendo menos que la suma de sus partes, dejando la sensación de que podía haber dado mucho más de sí, la dirección nunca parece tener muy claro cuál es su verdadero eje dramático.
Los actores todos están bien en general, especialmente Penélope Cruz (Laura Garello), ante el poso dramático de sus escenas. En el que si alguien en este metraje, hubiera merecido un óscar, efectivamente hubiera sido ella. En cambio, Adrián Driver (Enzo) topa con la dificultad de hacer que el espectador se emocione, con la vehemencia de Enzo Ferrari por los coches y la velocidad.
El problema es que el guion les mantiene detenidos en una furia que ni avanza ni alimenta. Su director sigue ante esto, mostrando su talón de Aquiles en su narrativa trabajo.
El final la historia termina de una forma un tanto cortante, ya que quienes han leído o visto sobre la vida de Enzo Ferrari, hubieran deseado entrar en el famoso. juicio cuestionado de la XXIV edición de la Mille Miglia.
Como también creo que desde España se hubiera agradecido, que nos hubieran mostrado quiera era el español XI Marqués de Portago, un aristocrata deportista de múltiples deportes y gran playboy de 28 años, realmente un personaje muy peculiar, que llegó a definirse “ en que cuando el dinero te aburre y las mujeres no terminan de saciarte, el riesgo se convierte como una droga”; un tipo en el que tan solo 17, ganó 5.000 dólares en una apuesta temeraria ante pasar con una avioneta, por debajo del por puente de Londres, un piloto que cobraba 40.000 dólares anuales por ser piloto de Ferrari en los cincuenta, y que escribió a su novia una nota, teniendo fallecer en la carrera. Un personaje muy cinematográfico al creo se le saca poco provecho.
Hay que empezar comentando que para las dos horas y once minutos que dura la película, te tiene que atraer el mundo automovilismo para atraparte a la butaca, pues se centra en un momento crítico de Enzo Ferrari divo de las carreras, aunque en todo momento hay que ser consciente que no es la vida de Enzo y ni de Ferrari, por lo que queda el filme un tanto anecdotario. Existe una película documental del mismo nombre del 2017, que cuenta lo mismo pero más extensamente en las carreras Ferrari, y que sirve perfectamente como complemento, histórico.
El largometraje es un biopic que no quiere conformarse con ser una película biográfica al uso, lo cual lleva a una serie de decisiones que definen aquello en lo que acaba convirtiéndose: una mezcla con algunos ingredientes fascinantes, pero que no terminan de dar forma a un plato realmente apetecible. Dicho de forma más clara, acaba siendo menos que la suma de sus partes, dejando la sensación de que podía haber dado mucho más de sí, la dirección nunca parece tener muy claro cuál es su verdadero eje dramático.
Los actores todos están bien en general, especialmente Penélope Cruz (Laura Garello), ante el poso dramático de sus escenas. En el que si alguien en este metraje, hubiera merecido un óscar, efectivamente hubiera sido ella. En cambio, Adrián Driver (Enzo) topa con la dificultad de hacer que el espectador se emocione, con la vehemencia de Enzo Ferrari por los coches y la velocidad.
El problema es que el guion les mantiene detenidos en una furia que ni avanza ni alimenta. Su director sigue ante esto, mostrando su talón de Aquiles en su narrativa trabajo.
El final la historia termina de una forma un tanto cortante, ya que quienes han leído o visto sobre la vida de Enzo Ferrari, hubieran deseado entrar en el famoso. juicio cuestionado de la XXIV edición de la Mille Miglia.
Como también creo que desde España se hubiera agradecido, que nos hubieran mostrado quiera era el español XI Marqués de Portago, un aristocrata deportista de múltiples deportes y gran playboy de 28 años, realmente un personaje muy peculiar, que llegó a definirse “ en que cuando el dinero te aburre y las mujeres no terminan de saciarte, el riesgo se convierte como una droga”; un tipo en el que tan solo 17, ganó 5.000 dólares en una apuesta temeraria ante pasar con una avioneta, por debajo del por puente de Londres, un piloto que cobraba 40.000 dólares anuales por ser piloto de Ferrari en los cincuenta, y que escribió a su novia una nota, teniendo fallecer en la carrera. Un personaje muy cinematográfico al creo se le saca poco provecho.

5,5
3.823
5
7 de mayo de 2024
7 de mayo de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
El realizador madrileño nos lleva en un viaje emocional, mundos separados cultural y socialmente, la denuncia de desapariciones de personas, paisajes diferentes, el espíritu de supervivencia, esta son las constantes que pone en juego de este largometraje.
Tal vez lo destacable de su rodaje como película española es su paisajismo del valle de kullu al norte de la India a 6.000 metros de altitud y bajo cero, el Monasterio de Rey Gompa, aunque también se rodo una, porción en canarias. Viene a realizarnos un paseo de senderismo sin movernos de las butacas, y lo hace con tintes españoles. Y aunque evita caer en tópicos excesivos, no puede evitar pasar por varios lugares comunes que esperarías de una película así. Y se queda a medio camino en los múltiples temas que introduce.
Miguel Herrán vuelve a asumir sobre sus hombros buena parte del peso dramático. Su interpretación muestra toda una transformación interior que va evolucionando de un joven mochilero turista despreocupado con su pareja y su hijo en la India, hasta el hombre forjado por las adversidad y el dolor de su pena en la que otra cultura le hace tener otra perspectiva en su vida. En un filme que nos lleva desde un thriller, hasta el drama personal en el redescubrimiento interior.
Miguel Herrán y Alexandra Masangkay nos cuenta esta aventura en la cordillera del Himalaya, en la que talvez lo peor lo podamos encontrar, en que para dos horas de metraje, su historia no nos cuente mucho sobre sus personajes, y en no saber claramente en como deja la transformación de su protagonista
Tal vez lo destacable de su rodaje como película española es su paisajismo del valle de kullu al norte de la India a 6.000 metros de altitud y bajo cero, el Monasterio de Rey Gompa, aunque también se rodo una, porción en canarias. Viene a realizarnos un paseo de senderismo sin movernos de las butacas, y lo hace con tintes españoles. Y aunque evita caer en tópicos excesivos, no puede evitar pasar por varios lugares comunes que esperarías de una película así. Y se queda a medio camino en los múltiples temas que introduce.
Miguel Herrán vuelve a asumir sobre sus hombros buena parte del peso dramático. Su interpretación muestra toda una transformación interior que va evolucionando de un joven mochilero turista despreocupado con su pareja y su hijo en la India, hasta el hombre forjado por las adversidad y el dolor de su pena en la que otra cultura le hace tener otra perspectiva en su vida. En un filme que nos lleva desde un thriller, hasta el drama personal en el redescubrimiento interior.
Miguel Herrán y Alexandra Masangkay nos cuenta esta aventura en la cordillera del Himalaya, en la que talvez lo peor lo podamos encontrar, en que para dos horas de metraje, su historia no nos cuente mucho sobre sus personajes, y en no saber claramente en como deja la transformación de su protagonista
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