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Miniserie

6,7
1.764
7
5 de marzo de 2011
5 de marzo de 2011
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin apasionamiento y sin mucho amor precisamente por el mundo de los toros, no se puede negar que "Juncal" tiene demasiados ingredientes como para pasar desapercibida. En primer lugar, el nivel de de su reparto es increíble, Manuel Zarzo, Emma Penella, Fernando Fernán Gómez, María Luisa Ponte y un amplio etceterá.
Mención especial para Paco Rabal y Rafael Álvarez. El primero realiza uno de los mejores trabajos de su carrera, amplia y dilatada. "El Brujo", por su lado, hace un trabajo de gregario excepcional, al servicio en todo momento de la primera estrella. Pocas veces hemos visto una complicidad semejante y una admiración tan sentida, funcionando los diálogos de ambos con la precisión de un reloj suizo.
Una historia de picaresca y de un perfil de persona en peligro de extinción. Juncal es una figura extraña, no sabemos si nos gusta o nos repele, pero siempre nos interesa. Rabal compone, crea y diseña un personaje de los llamados a perdurar. Comenzó siendo un pequeño corto, pero hubo algo desde el minuto uno que convenció a la TVE de hacer una mini-serie, afortunadamente así fue.
Jaime d Armiñán compusó un relato taurino extraño, que los amantes de esta manifestación prácticamente veneran, mientras que los que permanecemos ajenos a ella, aceptamos como un buen ejercicio televisivo, un acercamiento de la pequeña pantalla al ruedo con tranquilidad y veteranía. Tal vez la sería vaya de más a menos durante su evolución, pero refleja con maestría la tristeza del ocaso y la sonrisa de la buena nostalgia.
Interesante de recuperar.
Mención especial para Paco Rabal y Rafael Álvarez. El primero realiza uno de los mejores trabajos de su carrera, amplia y dilatada. "El Brujo", por su lado, hace un trabajo de gregario excepcional, al servicio en todo momento de la primera estrella. Pocas veces hemos visto una complicidad semejante y una admiración tan sentida, funcionando los diálogos de ambos con la precisión de un reloj suizo.
Una historia de picaresca y de un perfil de persona en peligro de extinción. Juncal es una figura extraña, no sabemos si nos gusta o nos repele, pero siempre nos interesa. Rabal compone, crea y diseña un personaje de los llamados a perdurar. Comenzó siendo un pequeño corto, pero hubo algo desde el minuto uno que convenció a la TVE de hacer una mini-serie, afortunadamente así fue.
Jaime d Armiñán compusó un relato taurino extraño, que los amantes de esta manifestación prácticamente veneran, mientras que los que permanecemos ajenos a ella, aceptamos como un buen ejercicio televisivo, un acercamiento de la pequeña pantalla al ruedo con tranquilidad y veteranía. Tal vez la sería vaya de más a menos durante su evolución, pero refleja con maestría la tristeza del ocaso y la sonrisa de la buena nostalgia.
Interesante de recuperar.
15 de diciembre de 2010
15 de diciembre de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El estereotipo matrimonial que el cine italiano ha dejado en la retina de los espectadores no deja de ser una sucesión de "hoy te deseo más que ayer pero mañana te odiaré", en una sucesión de gritos, reproches tragicómicos y, en la mayoría de los casos, reconciliación pasional.
Usando a los dos actores probablemente más populares de su cine en aquel momento, una bellísima Sofía Loren y el siempre elegante Marcello Mastroianni, Vittorio de Sica aprovecha un magnífico guión para hablar de temas mucho más actuales de lo que el aire nostálgico de la cinta pudiera hacernos creer.
Una Nápoles derruida durante la II Guerra Mundial ("pero, ¿cómo vamos a ganar la guerra con estas pintas?") es el escenario donde una joven prostituta llamada Filomena conoce al amor de su vida, Doménico, aunque ambos, están destinados a tener encuentros y desencuentros conforme el propio país se reconstruya, teniendo también otros affaires entre medias.
Estructurada a modo de eficaces flasbacks como ya han dejado buena constancia otras críticas de esta película aquí presentadas, la obra es un agradable alto en el camino, una historia de amor que demuestra la máxima de "tierna no tiene que ser palabra sinónima de empalagosa", fresca, abierta sexualmente (mucho más de lo que por ejemplo se permitía en nuestro cine, hubiera sido imposible poner a una de las mejores actrices nacionales del momento de prostituta y es más, que ésta hubiera aceptado) y con lecciones sentimentales de las buenas, sigue siendo una verdadera joya del cine europeo.
Usando a los dos actores probablemente más populares de su cine en aquel momento, una bellísima Sofía Loren y el siempre elegante Marcello Mastroianni, Vittorio de Sica aprovecha un magnífico guión para hablar de temas mucho más actuales de lo que el aire nostálgico de la cinta pudiera hacernos creer.
Una Nápoles derruida durante la II Guerra Mundial ("pero, ¿cómo vamos a ganar la guerra con estas pintas?") es el escenario donde una joven prostituta llamada Filomena conoce al amor de su vida, Doménico, aunque ambos, están destinados a tener encuentros y desencuentros conforme el propio país se reconstruya, teniendo también otros affaires entre medias.
Estructurada a modo de eficaces flasbacks como ya han dejado buena constancia otras críticas de esta película aquí presentadas, la obra es un agradable alto en el camino, una historia de amor que demuestra la máxima de "tierna no tiene que ser palabra sinónima de empalagosa", fresca, abierta sexualmente (mucho más de lo que por ejemplo se permitía en nuestro cine, hubiera sido imposible poner a una de las mejores actrices nacionales del momento de prostituta y es más, que ésta hubiera aceptado) y con lecciones sentimentales de las buenas, sigue siendo una verdadera joya del cine europeo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las metáforas visuales de la película son muy poderosas, especialmente las ansías de respetabilidad de Filomena, algo que se manifiesta muy bien cuando el personaje de Mastroianni la lleva al hipodromo.
El inicio también es genial con la treta amorosa, tan propia de la novela picaresca. Los secundarios que acompañan a la atractiva pareja también son muy buenos, sobresaliendo alguno tan peculiar como la madre de Doménico y su particular Belén, una excentricidad que hubieran firmado Berlanga o Azcona.
El inicio también es genial con la treta amorosa, tan propia de la novela picaresca. Los secundarios que acompañan a la atractiva pareja también son muy buenos, sobresaliendo alguno tan peculiar como la madre de Doménico y su particular Belén, una excentricidad que hubieran firmado Berlanga o Azcona.
9
22 de noviembre de 2010
22 de noviembre de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de Los Soprano no se concebía, que una serie de televisión pudiera rodarse con la calidad de una película, siendo cada episodio, una obra de arte en realización y fotografía. Como en el magnífico documental "El último golpe de Tony Soprano" se refleja, la creación de David Chase ha supuesto un hito en la historia de la televisión.
Buena parte del éxito radica en la interpretación sobresaliente de un gran James Gandolfini, quien presta toda su sapiencia como actor y su particular físico para dibujar a uno de los capos más peculiares de la historia, familiar y terrible, atormentado y verdugo, Edipo conociendo a Lady Macbeth. Solamente a través de sus sesiones de terapia y sus confesiones, vamos descubirendo las dos caras de Jano que esconde el jefe de dos familias.
Con los mejores toques de Coppola y Scorsese y un terrible humor negro (del que se benefician especialmente los heterodoxos Steve Van Zandt, Tony Sirico, Dominic Chianese o Vincent Pastore, entre otros), el show va ganándose progresivamente a los espectadores. No es fácil decir por qué, pero, tras unos comedidos inicios, a pesar de ir adentrándonos en una tierra tenebrosa, no se puede dejar de ver, suspirando por la nueva temporada que ya no se va a realizar.
Tampoco se puede olvidar, a pesar de tratar un mundo machista y visceral, la labor femenina, desde las goomar hasta las psiquiatras. Especial atención a Lorraine Bracco, impecable como ya lo estaba en "Uno de los nuestros" y a la gran Edie Falco, una actriz tocada con la varita para mejorar el resultado de los sitios donde participa.
Por buscar defectos a lo que prácticamente no los tiene, decir que se echan en falta más flashbacks de algunos personajes omnipresentes en el pasado de un Tony que no suelta prenda (su padre, el gran Jackie Aprile, Big Pussy de joven, etc..), dejando con ganas de mucho más. Es una carencia que le ha costado ese miserable punto que me he permitido arañarle.
Reflejo impecable de muchas partes de la sociedad norteamericana, esta producción de la HBO merece ser considerada una de las mejores series de todos los tiempos.
Buena parte del éxito radica en la interpretación sobresaliente de un gran James Gandolfini, quien presta toda su sapiencia como actor y su particular físico para dibujar a uno de los capos más peculiares de la historia, familiar y terrible, atormentado y verdugo, Edipo conociendo a Lady Macbeth. Solamente a través de sus sesiones de terapia y sus confesiones, vamos descubirendo las dos caras de Jano que esconde el jefe de dos familias.
Con los mejores toques de Coppola y Scorsese y un terrible humor negro (del que se benefician especialmente los heterodoxos Steve Van Zandt, Tony Sirico, Dominic Chianese o Vincent Pastore, entre otros), el show va ganándose progresivamente a los espectadores. No es fácil decir por qué, pero, tras unos comedidos inicios, a pesar de ir adentrándonos en una tierra tenebrosa, no se puede dejar de ver, suspirando por la nueva temporada que ya no se va a realizar.
Tampoco se puede olvidar, a pesar de tratar un mundo machista y visceral, la labor femenina, desde las goomar hasta las psiquiatras. Especial atención a Lorraine Bracco, impecable como ya lo estaba en "Uno de los nuestros" y a la gran Edie Falco, una actriz tocada con la varita para mejorar el resultado de los sitios donde participa.
Por buscar defectos a lo que prácticamente no los tiene, decir que se echan en falta más flashbacks de algunos personajes omnipresentes en el pasado de un Tony que no suelta prenda (su padre, el gran Jackie Aprile, Big Pussy de joven, etc..), dejando con ganas de mucho más. Es una carencia que le ha costado ese miserable punto que me he permitido arañarle.
Reflejo impecable de muchas partes de la sociedad norteamericana, esta producción de la HBO merece ser considerada una de las mejores series de todos los tiempos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Con respecto a "Made in America", decir que me parece un ejemplo más de la capacidad creativa de David Chase y su equipo. Se cierra el círculo iniciado con las sorprendentes muertes de personajes tan carismáticos como Bobby o Christopher, no hace falta hilar muy fina para sumar los elementos de ese restaurante, con homenaje a "El Padrino", las siete vidas del gato, la pantalla que se oscurece, las letras de las canciones, Meadow aparcando...Desafortunadamente, creo que temiendo a las legiones de fans, Chase y los suyos no se han atrevido a llamar a las cosas por su nombre. Políticamente correctos, han tirado la piedra y escondido la mano.
Entre otros capítulos a destacar, "Líbranos del poder de Satanás", la resolución de las sagas de Vito y Adriana, la guerra con New York, cuando la banda viaja a Italia, la evolución de Christopher (impagable Michael Imperioli) las seis temporadas o...cualquiera, de verdad, una experiencia televisiva que no se puede eludir.
Entre otros capítulos a destacar, "Líbranos del poder de Satanás", la resolución de las sagas de Vito y Adriana, la guerra con New York, cuando la banda viaja a Italia, la evolución de Christopher (impagable Michael Imperioli) las seis temporadas o...cualquiera, de verdad, una experiencia televisiva que no se puede eludir.

6,4
33.103
7
1 de noviembre de 2017
1 de noviembre de 2017
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
De repente, todo está en su sitio. Ha costado. A pesar de que Chris Hemsworth se machacase en el gimnasio hora tras hora, además de dejar sus cabellos largos, algo faltaba en las dos anteriores entregas de Thor. Había buenos cimientos, pero faltaba algo de alma, de esa mezcla exacta de ciencia ficción, mitología y comedia con la que le concibieron Stan Lee y Jack Kirby décadas atrás.
Ahora, Taika Waititi lo ha hecho sin dejarse nada en el tintero. Hay guiños a los años dorados del personaje en los cómics, especialmente al periplo de Walter Simonson. El Ragnarok nunca había sido más divertido, pero hay una historia bien escrita y desenfadada para justificar las carcajadas. Tom Hiddeston confirma que el dios de la mentira es el mejor compañero forzado de viaje que puede tener el hijo de Odín.
Anthony Hopkins aparece poco, eso sí, cuando lo hace, su presencia y majestuosidad como padre de todos en Asgard luce con luz propia. Mención aparte para una Cate Blanchett comodísima en el negro manto de Hela, presentada aquí en todas sus contradicciones, reconstruyendo un reino del arco iris mucho más complicado e interesante que el de anteriores versiones.
Si vieron en el trailer a cierto Goliat verde, respiren tranquilos. No es un cameo gratuito. La subtrama galáctica que se inserta en la principal encaja como gema a guantelete, con un aire fresco y al más puro estilo de lo que las contiendas marvelitas deben ser. Tessa Thompson subirá a lomos de su corcel para reclamar un merecido lugar en el Valhalla.
Se ve de principio a fin sin respiro, siempre ocurriendo cosas en tono liviano pero sin la incómoda sensación de que le estén tomando a uno el pelo sin recibir buen entretenimiento a cambio.
A la tercera fue la vencida. Sin martillo, pero esto sí es Thor, el dios del trueno. Por las barbas de Odín.
Ahora, Taika Waititi lo ha hecho sin dejarse nada en el tintero. Hay guiños a los años dorados del personaje en los cómics, especialmente al periplo de Walter Simonson. El Ragnarok nunca había sido más divertido, pero hay una historia bien escrita y desenfadada para justificar las carcajadas. Tom Hiddeston confirma que el dios de la mentira es el mejor compañero forzado de viaje que puede tener el hijo de Odín.
Anthony Hopkins aparece poco, eso sí, cuando lo hace, su presencia y majestuosidad como padre de todos en Asgard luce con luz propia. Mención aparte para una Cate Blanchett comodísima en el negro manto de Hela, presentada aquí en todas sus contradicciones, reconstruyendo un reino del arco iris mucho más complicado e interesante que el de anteriores versiones.
Si vieron en el trailer a cierto Goliat verde, respiren tranquilos. No es un cameo gratuito. La subtrama galáctica que se inserta en la principal encaja como gema a guantelete, con un aire fresco y al más puro estilo de lo que las contiendas marvelitas deben ser. Tessa Thompson subirá a lomos de su corcel para reclamar un merecido lugar en el Valhalla.
Se ve de principio a fin sin respiro, siempre ocurriendo cosas en tono liviano pero sin la incómoda sensación de que le estén tomando a uno el pelo sin recibir buen entretenimiento a cambio.
A la tercera fue la vencida. Sin martillo, pero esto sí es Thor, el dios del trueno. Por las barbas de Odín.
7
15 de octubre de 2016
15 de octubre de 2016
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quedaba claro que salir tercero en esta carrera iba a ser tenso. Netflix había hecho maravillas con Daredevil, devolviendo al héroe de la Cocina del Infierno al estatus de cine noire que alcanzó con Frank Miller. Después vino Jessica Jones, inteligente, atípica y muy original. Llegase lo que llegase, la nueva serie Marvel iba a ser vista con el semblante torcido.
"Luke Cage" no es mejor que las dos anteriores. Pero no creo que ello implique que esta aventura en Harlem sea mala o una perdida de tiempo. Más bien al contrario. Mike Colter funciona con solvencia y da una dureza tierna a míster Cage, lo cual resulta fundamental. Aunque comienza un tanto lento, es preciso familiarizarnos con esa dulce barbería regentada por Pop, un refugio de la calle para que los chavales hablen de NBA y se alejen de malas influencias.
Es allí donde este Shaft musculado tendrá su caída de Damasco, el momento en que empieza a cumplir sus propias expectativas. Asimismo, los guiños al universo compartido no podrían ser más Marvel y permiten ver que el ambicioso proyecto avanza con inteligencia y sabiendo muy bien dónde se quiere llegar.
Algo se está moviendo en Netflix y sería una pena pasar por alto lo que el bueno de Luke tenga que decir a este respecto...
"Luke Cage" no es mejor que las dos anteriores. Pero no creo que ello implique que esta aventura en Harlem sea mala o una perdida de tiempo. Más bien al contrario. Mike Colter funciona con solvencia y da una dureza tierna a míster Cage, lo cual resulta fundamental. Aunque comienza un tanto lento, es preciso familiarizarnos con esa dulce barbería regentada por Pop, un refugio de la calle para que los chavales hablen de NBA y se alejen de malas influencias.
Es allí donde este Shaft musculado tendrá su caída de Damasco, el momento en que empieza a cumplir sus propias expectativas. Asimismo, los guiños al universo compartido no podrían ser más Marvel y permiten ver que el ambicioso proyecto avanza con inteligencia y sabiendo muy bien dónde se quiere llegar.
Algo se está moviendo en Netflix y sería una pena pasar por alto lo que el bueno de Luke tenga que decir a este respecto...
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