Visto de refilón, uno podría esperar muy poco de una producción televisiva ochentera de ciencia ficción ligada a unos muñecos de Mattel. El tema es que, obviando unos efectos especiales 3D que dan bastante grima, tanto el diseño de producción como los guiones son sorprendentemente buenos, con una historia que progresa, con mensajes relativamente maduros y un desarrollo de los personajes y el mundo en que viven que indica esfuerzo por parte del equipo de producción. Incluso hay aquí actores como Sven Ole Thorsen y Peter MacNeill. Resumiendo, estamos ante una producción bastante por encima de las típicas series infantiles de finales de los 80 y principios de los 90.

Buena película que nos muestra una serie de relaciones personales en lo que asumo es Dushanbe, y como la mezcla de tradicionalismo islámico, el peso de décadas de control soviético, y el salvaje cambio al capitalismo oligárquico y de mafias que tanto se ha dado en la ex URSS afecta a las nuevas y a las no tan nuevas generaciones. Buena fotografía y muy recomendable para espectadores interesados en las repúblicas centroasiáticas.

En estos tiempos de polarización política, la mayoría de información que nos viene de Rusia suele ser parcial o incompleta. Por eso, tristemente, es bueno ver películas como esta donde, oh sorpresa, nos damos cuenta que muchos rusos son seres humanos, la URSS tenía sus cosas, y no son particularmente partidarios del putinismo. Varios rusos de la Generación X nos cuentan como fue su infancia durante la URSS, cómo capearon el temporal político y social durante la perestroika, con la mafia y la época de Yeltsin, y cómo ven la situación actual. Hay un poco de todo, pero es realmente interesante oir el cinismo y la desafección de los jóvenes en los estertores de la URSS, la esperanza de cambiar el sistema político y la decepción cuando un sistema es distinto y al mismo tiempo igual que el anterior. Y sin embargo, es una película humana, con amargura por los sueños rotos de juventud pero también con esperanza porque no nos queda más que remar en la vida.

Película basada en un caso real, toca de forma muy interesante la problemática de la llamada ¨histeria femenina¨ durante el siglo XIX por los profesionales médicos de la época, que no es muy profesional. Bien actuada y dirigida, su mayor mérito es su fantástica fotografía y su excelente diseño de producción.

He de decir que entiendo que haya gente que piense que esta película es mala, pero a mí me pareció una película destacable. Sí, es cierto que tiene una segunda parte y quedan líneas abiertas, pero háganme caso, esta película es difícil de superar como entretenimiento y desconexión.

A diferencia de otras películas de kung fu modernas no se toma en serio a sí misma y es más un entretenimiento pulp que otra cosa. La historia, que no deja de ser la típica esterotipada de artes marciales, se dinamiza con un montaje frenético y una estética que bebe de los videojuego, los cómics y un montón de cameos del cine de artes marciales que en su mayor parte funcionan.

No todo va a ser Bergman, y si quieres desconectar un finde comiendo guarreridas delante de la tele es dificil superar esta película.