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Críticas ordenadas por utilidad
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6,5
33.372
8
5 de febrero de 2025
5 de febrero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coralie Fargeat regresa con The Substance, una obra que se sumerge en el horror corporal extremo y la crítica feroz a los cánones de belleza impuestos por la sociedad. La película propone un pacto fáustico moderno, en el que una misteriosa sustancia permite a las mujeres rejuvenecer y alcanzar la perfección, pero con consecuencias aterradoras.
Desde su inicio, la película atrapa con su atmósfera inquietante y su estilización visual, con referencias claras a cineastas como Cronenberg, Lynch y Kubrick. Demi Moore ofrece una interpretación magnética, elevando el relato con una presencia imponente y una transformación física impactante. A su lado, Margaret Qualley complementa el cuadro con un papel que oscila entre la inocencia y el horror.
El filme brilla en su primera mitad, con una narrativa tensa y provocadora, que mezcla el gore con una sátira afilada sobre la obsesión por la juventud y la imagen. Sin embargo, su última parte cae en la sobrecarga, perdiendo algo del impacto inicial en un festival de excesos que, aunque visualmente potente, podría haber sido más contenido.
A pesar de sus excesos narrativos, The Substance se consolida como una película arriesgada, visceral y de gran impacto, destinada a generar debate y a ganarse un lugar en el culto del horror contemporáneo.
Desde su inicio, la película atrapa con su atmósfera inquietante y su estilización visual, con referencias claras a cineastas como Cronenberg, Lynch y Kubrick. Demi Moore ofrece una interpretación magnética, elevando el relato con una presencia imponente y una transformación física impactante. A su lado, Margaret Qualley complementa el cuadro con un papel que oscila entre la inocencia y el horror.
El filme brilla en su primera mitad, con una narrativa tensa y provocadora, que mezcla el gore con una sátira afilada sobre la obsesión por la juventud y la imagen. Sin embargo, su última parte cae en la sobrecarga, perdiendo algo del impacto inicial en un festival de excesos que, aunque visualmente potente, podría haber sido más contenido.
A pesar de sus excesos narrativos, The Substance se consolida como una película arriesgada, visceral y de gran impacto, destinada a generar debate y a ganarse un lugar en el culto del horror contemporáneo.

4,9
8.026
1
1 de febrero de 2025
1 de febrero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del género slasher, hay películas que logran equilibrar el terror con una narrativa sólida, y luego están las que se limitan a mostrar sangre sin más. Terrifier se inscribe en la segunda categoría, apostando por el impacto visual extremo en lugar de construir una historia con propósito.
Art the Clown, el asesino protagonista, es sin duda un personaje inquietante en lo visual, pero la película no se molesta en darle una motivación, un trasfondo o siquiera una personalidad que vaya más allá de la violencia sin freno. Esto convierte la experiencia en un desfile de torturas y asesinatos grotescos, carentes de tensión real o desarrollo. No hay intención de generar miedo, solo asco, y su estructura repetitiva hace que su efecto se diluya rápidamente.
Si bien su estética homenajea a los slashers de los 80 y 90, su ejecución se siente vacía y sin alma. Su única intención parece ser provocar a la audiencia con una crudeza extrema, pero sin aportar nada al género. Quienes busquen algo más que litros de sangre y mutilaciones sin sentido probablemente encontrarán la película frustrante.
Art the Clown, el asesino protagonista, es sin duda un personaje inquietante en lo visual, pero la película no se molesta en darle una motivación, un trasfondo o siquiera una personalidad que vaya más allá de la violencia sin freno. Esto convierte la experiencia en un desfile de torturas y asesinatos grotescos, carentes de tensión real o desarrollo. No hay intención de generar miedo, solo asco, y su estructura repetitiva hace que su efecto se diluya rápidamente.
Si bien su estética homenajea a los slashers de los 80 y 90, su ejecución se siente vacía y sin alma. Su única intención parece ser provocar a la audiencia con una crudeza extrema, pero sin aportar nada al género. Quienes busquen algo más que litros de sangre y mutilaciones sin sentido probablemente encontrarán la película frustrante.

6,0
1.558
6
30 de enero de 2025
30 de enero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en una historia real de la Segunda Guerra Mundial, la película rinde homenaje a un grupo de mujeres cuya labor pasó desapercibida durante décadas. Con una puesta en escena cuidada y un claro respeto por su legado, el filme busca emocionar y reivindicar su papel en la historia.
La dirección apuesta por un tono solemne y lleno de momentos emotivos, con secuencias diseñadas para subrayar la importancia de su misión y los obstáculos que enfrentaron. El guion, aunque bien intencionado, cae en ciertos excesos melodramáticos que restan impacto a la narración, dejando en segundo plano el verdadero peso de su trabajo en favor de los conflictos externos que rodeaban al batallón.
Las interpretaciones son correctas y logran transmitir la determinación y el sacrificio de estas mujeres, aunque algunas escenas se sienten forzadas en su intento de subrayar la adversidad que enfrentaron. La recreación de la época está bien lograda y consigue situar al espectador en el contexto de la guerra, pero el ritmo narrativo se resiente en algunos tramos, perdiendo parte de su fuerza emocional.
A pesar de sus fallos, la película cumple su función de dar visibilidad a una historia poco conocida, destacando el valor y la resiliencia de sus protagonistas. Sin alcanzar la grandeza de otros relatos bélicos, ofrece una visión interesante de un episodio olvidado, logrando emocionar en los momentos adecuados.
La dirección apuesta por un tono solemne y lleno de momentos emotivos, con secuencias diseñadas para subrayar la importancia de su misión y los obstáculos que enfrentaron. El guion, aunque bien intencionado, cae en ciertos excesos melodramáticos que restan impacto a la narración, dejando en segundo plano el verdadero peso de su trabajo en favor de los conflictos externos que rodeaban al batallón.
Las interpretaciones son correctas y logran transmitir la determinación y el sacrificio de estas mujeres, aunque algunas escenas se sienten forzadas en su intento de subrayar la adversidad que enfrentaron. La recreación de la época está bien lograda y consigue situar al espectador en el contexto de la guerra, pero el ritmo narrativo se resiente en algunos tramos, perdiendo parte de su fuerza emocional.
A pesar de sus fallos, la película cumple su función de dar visibilidad a una historia poco conocida, destacando el valor y la resiliencia de sus protagonistas. Sin alcanzar la grandeza de otros relatos bélicos, ofrece una visión interesante de un episodio olvidado, logrando emocionar en los momentos adecuados.
4
16 de enero de 2025
16 de enero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra vida se presenta como una serie de ciencia ficción que promete explorar los confines del espacio y los dilemas de la humanidad frente a lo desconocido. Sin embargo, la ejecución no está a la altura de sus ambiciones. Aunque la premisa inicial, que gira en torno a una misión para contactar con una misteriosa raza alienígena, resulta intrigante, la narrativa se pierde en subtramas caóticas y personajes mal desarrollados que apenas logran conectar con el espectador.
La serie tiene dificultades para mantener el interés a lo largo de sus episodios. Las relaciones entre los tripulantes de la nave, liderados por Niko Breckinridge (interpretada por Katee Sackhoff), se sienten forzadas y, en ocasiones, carentes de lógica. Los conflictos parecen surgir más como recurso para rellenar minutos que como parte de una evolución orgánica de la trama. Esto deja al espectador con una sensación de desconexión, especialmente cuando los personajes toman decisiones ilógicas o actúan de forma incoherente.
A nivel técnico, Otra vida intenta compensar sus carencias narrativas con efectos visuales decentes, pero incluso estos no logran ocultar las evidentes limitaciones de producción. Los momentos de tensión en la nave y las escenas espaciales no alcanzan la épica que cabría esperar en una serie del género. Solo los episodios finales de la segunda temporada logran ofrecer algo de emoción, aunque demasiado tarde para redimir el resto del contenido.
En conclusión, Otra vida tenía el potencial de ser una aventura espacial memorable, pero acaba siendo un producto genérico y olvidable. Las buenas ideas quedan sepultadas bajo un guion apresurado y una ejecución poco elegante, desperdiciando tanto a sus actores como a su premisa inicial. Para los amantes de la ciencia ficción, esta serie puede resultar más una decepción que una experiencia satisfactoria.
La serie tiene dificultades para mantener el interés a lo largo de sus episodios. Las relaciones entre los tripulantes de la nave, liderados por Niko Breckinridge (interpretada por Katee Sackhoff), se sienten forzadas y, en ocasiones, carentes de lógica. Los conflictos parecen surgir más como recurso para rellenar minutos que como parte de una evolución orgánica de la trama. Esto deja al espectador con una sensación de desconexión, especialmente cuando los personajes toman decisiones ilógicas o actúan de forma incoherente.
A nivel técnico, Otra vida intenta compensar sus carencias narrativas con efectos visuales decentes, pero incluso estos no logran ocultar las evidentes limitaciones de producción. Los momentos de tensión en la nave y las escenas espaciales no alcanzan la épica que cabría esperar en una serie del género. Solo los episodios finales de la segunda temporada logran ofrecer algo de emoción, aunque demasiado tarde para redimir el resto del contenido.
En conclusión, Otra vida tenía el potencial de ser una aventura espacial memorable, pero acaba siendo un producto genérico y olvidable. Las buenas ideas quedan sepultadas bajo un guion apresurado y una ejecución poco elegante, desperdiciando tanto a sus actores como a su premisa inicial. Para los amantes de la ciencia ficción, esta serie puede resultar más una decepción que una experiencia satisfactoria.

4,7
17.462
5
13 de enero de 2025
13 de enero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Chris Columbus y protagonizada por Adam Sandler, Pixels es una comedia de acción que se apoya en la nostalgia ochentera para construir su premisa: un grupo de personajes debe enfrentarse a invasores alienígenas que han adoptado la forma de personajes de videojuegos clásicos. Sin embargo, lo que en el papel podría parecer una idea original y divertida, se queda a medio camino entre la parodia y el homenaje, fallando en su ejecución por un guion flojo y un humor que no siempre conecta.
La película comienza con un prólogo prometedor que nos transporta a los años 80, época dorada de los videojuegos arcade, con referencias claras a títulos icónicos como Pac-Man, Donkey Kong y Space Invaders. Este inicio logra captar la atención gracias a los efectos especiales que recrean a los personajes digitales y por el guiño nostálgico a una generación que creció en esa época. Sin embargo, a medida que la trama avanza y nos trasladamos al presente, Pixels pierde fuelle, cayendo en clichés del género y en chistes que no terminan de funcionar.
Adam Sandler interpreta a Sam Brenner, un técnico de instalación de sistemas de entretenimiento doméstico que, en su juventud, fue un campeón de videojuegos. Junto a su mejor amigo, el presidente de los Estados Unidos (interpretado por Kevin James), Brenner se convierte en la última esperanza de la humanidad para derrotar a los invasores alienígenas. Aunque Sandler ha demostrado tener talento en otras comedias, aquí parece estar en piloto automático, recurriendo a su habitual papel de hombre infantil que, de alguna manera, consigue conquistar a una mujer atractiva, interpretada en este caso por Michelle Monaghan. El personaje de Monaghan, una teniente coronel del ejército, queda reducido a un interés romántico que no aporta mucho a la trama.
Uno de los puntos más fuertes de Pixels es, sin duda, su apartado visual. Los efectos especiales logran capturar la esencia de los videojuegos clásicos, convirtiendo a los alienígenas en amenazas pixeladas que destruyen el mundo a medida que avanzan. Las escenas de acción están bien ejecutadas, y algunas secuencias, como la persecución de Pac-Man por las calles de Nueva York, son espectaculares y ofrecen momentos de entretenimiento genuino. Peter Dinklage, quien interpreta a un antiguo rival de videojuegos de Brenner, aporta un toque de carisma y excentricidad a la película, aunque su personaje cae en estereotipos y su historia personal no se desarrolla lo suficiente.
El problema principal de Pixels radica en su guion, que intenta combinar comedia y acción sin encontrar un equilibrio adecuado. Los chistes se sienten repetitivos y, en muchos casos, dirigidos exclusivamente a un público estadounidense, lo que puede hacer que algunos espectadores internacionales no se sientan identificados. Además, la película intenta apelar a la nostalgia de la Generación X, pero el humor y el tono parecen dirigidos a un público más joven, creando una desconexión entre lo que la película pretende ser y lo que realmente es.
Comparada con otras películas que han explorado la nostalgia de los años 80, como Ready Player One, Pixels no logra el mismo impacto. Donde Steven Spielberg logró construir un mundo inmersivo y lleno de referencias culturales que enriquecían la historia, Chris Columbus se queda en la superficie, ofreciendo un espectáculo visual sin mucha profundidad narrativa. También es inevitable comparar Pixels con otras películas protagonizadas por Sandler. Aunque algunas de sus comedias, como Happy Gilmore o The Wedding Singer, han sido bien recibidas por su mezcla de humor y corazón, Pixels carece de esa chispa emocional que las hacía destacar.
En términos de ritmo, la película sufre de altibajos. Mientras que las secuencias de acción y los enfrentamientos contra los personajes de videojuegos son dinámicos y entretenidos, los momentos de transición y los diálogos entre los personajes principales ralentizan la trama, haciendo que algunas partes se sientan más largas de lo necesario. Además, el humor, que debería ser uno de los puntos fuertes de la película, es inconsistente. Aunque hay algunos momentos divertidos y referencias ingeniosas, la mayoría de los chistes caen en terreno conocido y no sorprenden.
El director Chris Columbus, conocido por su trabajo en películas familiares como Home Alone y Harry Potter y la piedra filosofal, demuestra una vez más su habilidad para crear escenas de acción accesibles y familiares. Sin embargo, Pixels no logra alcanzar el nivel de sus anteriores éxitos. A pesar de contar con un reparto sólido y un concepto interesante, la película se siente como una oportunidad perdida para ofrecer una comedia de acción realmente memorable.
En conclusión, Pixels es una película que promete mucho más de lo que ofrece. Aunque su premisa y sus efectos visuales pueden resultar atractivos para los amantes de los videojuegos clásicos, el guion flojo y el humor inconsistente impiden que la película alcance su máximo potencial. Es un producto entretenido para una tarde sin mayores pretensiones, pero no es una comedia que deje huella o que se recuerde con cariño. Los fanáticos de los videojuegos encontrarán en Pixels algunas referencias nostálgicas que disfrutarán, pero aquellos que busquen una historia sólida y personajes bien desarrollados probablemente se sientan decepcionados.
La película comienza con un prólogo prometedor que nos transporta a los años 80, época dorada de los videojuegos arcade, con referencias claras a títulos icónicos como Pac-Man, Donkey Kong y Space Invaders. Este inicio logra captar la atención gracias a los efectos especiales que recrean a los personajes digitales y por el guiño nostálgico a una generación que creció en esa época. Sin embargo, a medida que la trama avanza y nos trasladamos al presente, Pixels pierde fuelle, cayendo en clichés del género y en chistes que no terminan de funcionar.
Adam Sandler interpreta a Sam Brenner, un técnico de instalación de sistemas de entretenimiento doméstico que, en su juventud, fue un campeón de videojuegos. Junto a su mejor amigo, el presidente de los Estados Unidos (interpretado por Kevin James), Brenner se convierte en la última esperanza de la humanidad para derrotar a los invasores alienígenas. Aunque Sandler ha demostrado tener talento en otras comedias, aquí parece estar en piloto automático, recurriendo a su habitual papel de hombre infantil que, de alguna manera, consigue conquistar a una mujer atractiva, interpretada en este caso por Michelle Monaghan. El personaje de Monaghan, una teniente coronel del ejército, queda reducido a un interés romántico que no aporta mucho a la trama.
Uno de los puntos más fuertes de Pixels es, sin duda, su apartado visual. Los efectos especiales logran capturar la esencia de los videojuegos clásicos, convirtiendo a los alienígenas en amenazas pixeladas que destruyen el mundo a medida que avanzan. Las escenas de acción están bien ejecutadas, y algunas secuencias, como la persecución de Pac-Man por las calles de Nueva York, son espectaculares y ofrecen momentos de entretenimiento genuino. Peter Dinklage, quien interpreta a un antiguo rival de videojuegos de Brenner, aporta un toque de carisma y excentricidad a la película, aunque su personaje cae en estereotipos y su historia personal no se desarrolla lo suficiente.
El problema principal de Pixels radica en su guion, que intenta combinar comedia y acción sin encontrar un equilibrio adecuado. Los chistes se sienten repetitivos y, en muchos casos, dirigidos exclusivamente a un público estadounidense, lo que puede hacer que algunos espectadores internacionales no se sientan identificados. Además, la película intenta apelar a la nostalgia de la Generación X, pero el humor y el tono parecen dirigidos a un público más joven, creando una desconexión entre lo que la película pretende ser y lo que realmente es.
Comparada con otras películas que han explorado la nostalgia de los años 80, como Ready Player One, Pixels no logra el mismo impacto. Donde Steven Spielberg logró construir un mundo inmersivo y lleno de referencias culturales que enriquecían la historia, Chris Columbus se queda en la superficie, ofreciendo un espectáculo visual sin mucha profundidad narrativa. También es inevitable comparar Pixels con otras películas protagonizadas por Sandler. Aunque algunas de sus comedias, como Happy Gilmore o The Wedding Singer, han sido bien recibidas por su mezcla de humor y corazón, Pixels carece de esa chispa emocional que las hacía destacar.
En términos de ritmo, la película sufre de altibajos. Mientras que las secuencias de acción y los enfrentamientos contra los personajes de videojuegos son dinámicos y entretenidos, los momentos de transición y los diálogos entre los personajes principales ralentizan la trama, haciendo que algunas partes se sientan más largas de lo necesario. Además, el humor, que debería ser uno de los puntos fuertes de la película, es inconsistente. Aunque hay algunos momentos divertidos y referencias ingeniosas, la mayoría de los chistes caen en terreno conocido y no sorprenden.
El director Chris Columbus, conocido por su trabajo en películas familiares como Home Alone y Harry Potter y la piedra filosofal, demuestra una vez más su habilidad para crear escenas de acción accesibles y familiares. Sin embargo, Pixels no logra alcanzar el nivel de sus anteriores éxitos. A pesar de contar con un reparto sólido y un concepto interesante, la película se siente como una oportunidad perdida para ofrecer una comedia de acción realmente memorable.
En conclusión, Pixels es una película que promete mucho más de lo que ofrece. Aunque su premisa y sus efectos visuales pueden resultar atractivos para los amantes de los videojuegos clásicos, el guion flojo y el humor inconsistente impiden que la película alcance su máximo potencial. Es un producto entretenido para una tarde sin mayores pretensiones, pero no es una comedia que deje huella o que se recuerde con cariño. Los fanáticos de los videojuegos encontrarán en Pixels algunas referencias nostálgicas que disfrutarán, pero aquellos que busquen una historia sólida y personajes bien desarrollados probablemente se sientan decepcionados.
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