No os miento, hace un par de días que la vi y ya olvidé como es que concluye la historia. Suele suceder cuando nos enfrentamos a un producto regular, con un desarrollo de premisa algo confuso y con un final que desnuda carencias de guion y dirección.

El bueno de Eckhart hace una buena labor como detective moral y físicamente destruido. El veterano Tommy Lee (74 años) fue por el cheque y nada más. Ningún otro del elenco sobresale.

Lo mejor del filme es que en cierto momento se borra la línea que diferencia las visiones de la mente trastornada del personaje de Eckhart y los sucesos ocurridos en el pueblo, lo que sirve para mantener viva la intriga y algo de interés por el final.

Finalmente no se desarrollan muchas de las líneas abiertas por el guion: ¿Pretenden vendernos una crítica a las políticas migratorias de EE.UU; al racismo estatal; a la segregación de algunas minorías? Respuestas que parece se desvanecen como lágrimas en la lluvia.

Un padre de familia divorciado junto a su hijo se propone remodelar una vieja casona rural abandonada con la esperanza de recuperar su matrimonio, sin embargo, la encuentra ocupada por el espíritu de su antigua dueña, una bruja que niega a irse.

Con muy pocos recursos económicos y pero mucha recursividad, un multi-instrumental Andy Mitton (director, guionista, compositor) consigue crear una película minimalista y de terror inteligente. No es una cinta más de terror con sustos fáciles y clichés vistos mil y una vez dentro del género, al contrario: el terror acompaña un drama familiar y aparece en momentos precisos y sutiles, construyendo una atmósfera densa de principio a fin.

En la pelí no vamos a encontrar efectos por ordenador, ni grandes maquillajes o cualquier muestra de un presupuesto alto, pero Mitton sabe sortear estas carencias con su talento. Los actores no son reconocidos, pero tienen un buen despeño.

A deber: el final, que se alarga innecesariamente.

Recomendable.

Una banda de millennials con orígenes diversos y desconformes con las pocas oportunidades laborales que les ofrece la sociedad capitalista actual, decide robar mansiones de los más acaudalados como forma de protestar contra el sistema.

La escena introductoria del filme quiere mostrarnos que el paro en los jóvenes es más alto que nunca, que estudiar no garantiza un buen nivel económico y que hay muchos jóvenes en la pobreza, con lo que se busca crear una atmósfera a favor del accionar del grupo de chavales. No obstante, la película se las ingenia para mostrar contras y pros de los millennials, desnudando sus propias contradicciones.

En efecto, aunque en un principio la película maneja un claro discurso antisistema (tipo Club de la lucha), con el paso de los minutos se desvirtúa y termina repitiendo la fórmula facilista de las películas de robos: celos, traiciones, problemas internos, etc.

Respecto a las actuaciones, Alex Pettyfer destaca sobre el resto de chavales y su personaje es el mejor construido. Michael Shannon muy bien como siempre, uno de los actores de carácter para ver.

La película ofrece elementos de interés y que pueden servir de debate en cualquier escuela de sociología: ¿las nuevas generaciones (milliennials) viven mejor ahora o vivían mejor las generaciones de épocas anteriores? ¿está vigente la lucha de clases? ¿estamos en una guerra intergeneracional? ¿son los millennials una generación frágil?

Las risas que me he echado viendo este melodrama (¿sátira, comedia negra?) interpretado por dos caras habituales en las comedias gringas. No hay forma de cómo cogerlo: ni en la dirección, ni los diálogos, ni las actuaciones, ni el montaje, ni en el desarrollo de la trama, ni en nada.

La secuencia final es un cachondeo con el que te partes de risa. Lo mejor de la película es el bombón de Jessica Lowndes (que está más buena que el agua).

Ken Sanzel, un director especialista en filmar productos basura, nos trae un filme serie B protagonizado por el bueno de Tito Cage, que al parecer está cómodo trabajando en producciones filmadas en Colombia.

Tenemos un thriller pobremente dirigido, con muchas carencias técnicas, pero con algunas buenas escenas de acción y con un reparto barato, en el que Tito Cage (que sobresale por su intacta calidad actoral) repite el rol de guarro tantas veces visto en el último tiempo.

Película entretenida y que no resiste mucho análisis.