A James Cameron no se le pueden negar ciertas cosas que además están dirigidas en beneficio del propio espectador. En cuanto a ritmo y a la aventura propia va al grano desde el principio, es mi opinión, y eso teniendo en cuenta la duración de esta odisea submarina. Lo digo porque no hay diez minutos en los que no se produce un pico de acción que a la vez da una vuelta de tuerca más a la trama, hay giros repentinos continuos en la historia y todo ello filmado con una gran presteza. Es por ello que el mérito para mí es del director, de la misma manera que lo hago culpable de la historia de amor entre Ed Harris y su mujer, que la hace encajar con calzador.

Hay tensión, hay ciencia ficción de buen gusto y unos protagonistas bajo el agua que me han gustado porque no intentan hacer otra cosa que salvar su pellejo, sobrevivir entre compuertas claustrofóbicas y con la sensación de que a cada paso que dan lo tienen peor. La premisa del cine de Cameron es entretener, es su objetivo a toda costa, y además no engaña a nadie cuando ofrece una película que desde su inico sabemos que es ciencia ficción. Todo lo que aparece, en cada minuto, es imposible.

¿Gusta? Habrá a quien no, desde luego, yo le he dado una oportunidad a partir de un comentario que me resultó sugerente, y es que hasta esa fecha, año 1989, fue la película que más pasta costó. No me extraña, entre robots, piscinas, tanta agua por aquí y por allí... No me extraña. Con cuatro duros se hacen películas mejores, desde luego, pero este "Abyss" no está nada mal.

Pocos años de vida llevaba a sus espaldas el cine sonoro cuando uno de sus pioneros, James Whale, quiso darle imagen y sonido a una de las historias de H.G.Welles. El atrevimiento no podía ser mayor, explicar la desgracia de un científico que experimentando equivocadamente se vuelve invisible. Por lo visto la película difiere en algunos aspectos del texto, qué le vamos a hacer, aquí valoro películas y nada más, todo lo que tiene que ver con comparaciones se lo dejo a otros. El resultado es escandalosamente bueno, para llevar a cabo una película de este tipo en 1933 había que ser muy atrevido y valiente, más que eso, opino que eran mentes preclaras, destacados precursores que no teniendo antecedentes de ningún tipo abrían puertas en esto del cine para descubrir nuevos espacios.
A aquellos que nos gusta el cine le debemos dar las gracias cineastas como James Whale.

He sido muchas veces crítico con películas de esta década o anteriores, cuando una película es mala lo es ahora porque lo era antes. "El hombre invisible" de 1933 no es una obra maestra pero se acerca, salvo alguna sobreactuación de algún secundario y cierto humor intrascendente de la primera parte, me ha parecido una película absolutamente recomendable. No sólo para poder apreciar los resultados de una manera de hacer artesanal en cuanto a efectos, se trata de una película que me ha atrapado por el drama que sin querer padece el personaje principal. Lamentablemente a Claude Rains no le vemos más que en la última escena, el mérito de su interpretación tiene que ver con voz, así que no se me ocurre otra cosa que recomendar su versión original. Son poco más de 70 minutos de algo más que curiosidad cinéfila, es una gran película de verdad, atemporal, como todo buen cine.

Con el título de la película (en castellano) y sobre todo con su inicio, Brian De Palma no hace concesiones alternativas a la vida del notable personaje Carlito, aquello de lo que está hecho supone su misma condena. A partir de ahí la oda que nos ofrece De Palma no sólo es un ejercicio de formalismo impecable sino el mismo sueño de una persona a la que el corazón late de nuevo tras pasar cinco años a la sombra. Carlito quiere convertirse en un hombre nuevo (si es que no lo es realmente) y quiere irse a las Bahamas, quiere algo nuevo, alejarse de la vida gangsteril que nada bueno le proporcionó, Carlito es símbolo del camino redentorio que muchos intentan recorrer, es un querer y no poder... La verdad es que la reflexión que puede hacerse de su vuelta a las calles produce tristeza.

Al Pacino sobrevuela por todo lo alto, de la mano de un memorable Sean Penn (su brillo no es nada nuevo tampoco), pero es que los secundarios tampoco están nada mal, cuando aparecen transmiten exactamente lo necesario. A ello se le suma una banda sonora de babilla, la discoteca que gestiona Carlito sólo pincha calidad. Y si además las escenas propias de ritmo acelerado están filmadas con tanta precisión tenemos como resultado una película memorable. Lo único que protesto es el fastidio de conocer el final desde el primer minuto, que no haya lugar para las sorpresas, sólo nos ponemos delante para averiguar las formas, el "cómo", no cabe indulgencia, no hay una ventana por la que Carlito pueda escapar. Cada minuto es una resta para que se consume su condena, una lástima, puede que no a todos de su gremio, pero a él una segunda oportunidad sí que se la hubiera concedido.

El que haya llegado aquí porque le interesa el género no se sentirá defraudado. En "Fort Apache" cabe mucho de lo que suele buscar el que le gustan los westerns porque, para empezar, aparecen dos de los grandes de la historia del cine, Fonda y Wayne. El hecho de venir de la mano de John Ford no tiene por qué suponer nada pero de verdad que en este caso no hay lugar para la decepción. Las historias que tienen que ver con la caballería militar de los USA en relación a la búsqueda y captura de los indios son a menudo demasiado patrióticas, puede ocurrir que un exceso de etnocentrismo acabe con las ilusiones que le ponemos a ciertas películas. Aquí en "Fort Apache" que nadie lo dude, los malos no son los blancos, pero qué le vamos a hacer, las del oeste son así y hay que asumirlo en beneficio de uno mismo como espectador. Debo decir a su favor sin embargo que no apesta a patriotismo, es más, hay otros puntos de interés mucho mayores.

Quisiera destacar el personaje de Fonda, no sólo al actor, que interpreta a un militar venido a menos que acaba destinado a ese fuerte y que posee una actitud muy distinta a la del resto. Todos los que le rodean, además de subordinados, son leales cumplidores de sus órdenes, ni siquiera Wayne se opone. Hay sitio para todo, con más o menos acierto: una historia de amor/atracción, galopes interminables, exteriores interminables, tiros, polvo, cornetas... Puede que cierto trato con el humor en relación a los reclutas quede un poco desfasado, pero de verdad que quien se sienta atraído por todo lo que tiene que ver con el género no se sentirá defraudado.

Se trata de una idea que ya se ha visto en otras ocasiones, no desvelo nada que no se lea en la sinopsis: un buen hombre de repente y aparentemente, se encuentra solo en el planeta, el mismo título de la película lo indica. Lo que la hace diferente y atractiva es el hecho de que esa persona es el protagonista, no sólo de la película, sino de las causas de este fenómeno extraño. Me gusta la idea porque todos podemos fantasear libremente con una situación fantástica de este tipo, pero me atrevería a afirmar que la mayoría acabaríamos haciendo alguna locura, si no locos de verdad. Pienso que la idea es demasiado atrevida para lo que propone, con un final típico que va directo al spoiler (por supuesto, esto sí) lleno de incógnitas y abierto a cualquier interpretación. Es una película de ciencia ficción para pensar, no hay alardes de efectos especiales (aunque sí quiero destacar la imagen del avión siniestrado), lo cierto es que con sus menos de 90 minutos lo que se pretende es sugerir un futuro en el que algo parecido pueda suceder.

Me sobran los otros dos supervivientes y la estúpida relación de un triángulo intrascendente, pero realmente no puedo hablar mal de una película justa que se queda lejos de tener mayor reconocimiento por los vacíos explicativos que contiene. No niego que la idea sea buena, es inteligente y la valoro como tal, pero se queda lejos porque no hay un tratamiento más conciso y concreto de los hechos.