Su director supo tomar "prestados" ciertos elementos de aquí y de allá, para construir una película de género muy amena, de las que te hacen pensar sin tomarte el pelo demasiado. Al contrario de lo que gran parte de la crítica afirma, la narración se sigue sin dificultad, es visualmente espectacular y tiene un final muy digno, pese a su previsibilidad en el último tramo (menos mal que no la pifiaron cerrando el círculo).

Al amante de la ciencia ficción le sonarán muchas cosas a ya vistas, pero no llegará a desaprobar el resultado por estar todo filmado desde la sencillez y un buen sentido del entretenimiento: misticismo, el justo. El hecho de no ser nada pretenciosa dice mucho a su favor. Los románticos agradecerán también su puntito dulce en determinadas escenas.

Tom Cruise vuelve a demostrar una vez más su solvencia en este tipo de películas, a pesar de contar con tantos (o más) detractores que adeptos. Recomendable y muy disfrutable en pantalla grande.

Muy bien narrada y con un prodigioso manejo de la tensión y el suspense, "Argo" es capaz de acelerarte el pulso en más de una secuencia sin necesidad de recrearse en lo morboso de la violencia. Una violencia que permanece siempre latente en un segundo plano, pues la tensión no llega nunca a estallar en forma de violencia física, sino solo verbal, consiguiendo un efecto aún mayor que si se mostrara.

Gran labor de dirección de Ben Affleck, para conformar un solvente thriller tan contenido como preciso. Su director consiguió aunar calidad y comercialidad, haciendo de un producto, a priori, tan poco atractivo como puede ser el cine político, una entretenidísima cinta de rescates abierta al gran público.

Original en su planteamiento, optimista en el enfoque y contenida en el plano emocional. No abusa del efecto lacrimógeno y tiene dulzor en su justo término, lo necesario para poder ser archivada bajo la etiqueta de "comedia romántica". Los personajes cumplen muy bien con su papel -se les va cogiendo cariño a medida que avanza la película- y la historia es fresca y dinámica, merced a un guión que funciona como un reloj suizo. Su duración es la idónea, poco más de hora y media. Una entrañable comedia romántica que no deberían dejar escapar.

Keira Knightley no sale tan favorecida -físicamente- como en otros títulos, pero tiene un personaje muy simpático. Steve Carrell lo hace cada vez mejor; algo así como el nuevo Bill Murray, pero con más registros.

Rodada con la característica flema británica, no pasa de ser un trabajo sencillamente correcto pero sin nada realmente destacable. Le falta alma pese a tener en los papeles principales a dos pesos pesados de la interpretación como son Peter Cushing y Christopher Lee (más interesante el papel del primero que el del segundo, que se limita únicamente a garbearse de aquí para allá capa al viento).

Funciona solo a modo de curiosidad para el cinéfilo. Pero no es una cinta que fluya con naturalidad. Este conde Drácula da más risa que miedo.

Demasiado artificiosa en sus silencios, excesivamente teatralizada y muy torpe en su narración. Ese foco de luz en la mirada del vampiro me resultó ridículamente pomposo.

No me convence el trabajo del tándem Browning-Lugosi. Fallida. Le damos el aprobado simplemente por razones nostálgicas.