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España España · Crystal Lake
Críticas de Biopunk
Críticas 900
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
3
14 de septiembre de 2015
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Primer intento de adaptar a los 4 Fantásticos, personajes que claramente no están hechos para el cine. Esta adaptación es bastante fiel, capta la esencia de los cómics... lo que no le impide ser una basura.

Aunque habría que matizar. Es una película mala, pero de las que gustan a los amantes de lo cutre: Ciencia ficción de muy bajo presupuesto, de efectos especiales bochornosos y personajes disfrazados de vergüenza, de diálogos estúpidos, interpretaciones nefastas y guion desastroso, que pese a todos sus defectos tiene un mínimo encanto que divierte.
Y otra cosa a tener en cuenta: esta versión es mejor que la que vino después con todos sus millones, que podría mejorar los efectos especiales pero era vomitiva en todo lo demás.

Lo mejor, de lejos, es la banda sonora, es muy buena, tanto el tema principal como la musicalización de escenas dramáticas, cómicas y aventureras. Casi merece la pena echarle un vistazo por ella.

Para curiosos, pero tened la idea de que parece una película mala de serie b de los años ¨50 o ¨60, a pesar de datar de 1994.
Biopunk
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5
14 de septiembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
George Miller debió escuchar aquello de que los niños son el futuro y decidió cambiar la ruta del porvenir postnuclear asolador que había engendrado para recorrer en su lugar la carretera de la esperanza, sonrisas y un mañana mejor. No se le puede negar el brío de intentar ofrecer algo nuevo en cada película de su franquicia estrella, siendo esta tercera parte una especie de aventura familiar con aires de péplum bíblico e indicios del steampunk, pero por el camino pierde los rasgos distintivos de la saga, cambiando tanto el tono que por momentos no parece una película de "Mad Max". Además tiene problemas de ritmo y va de más a menos.

Lo mejor es el inicio, con esa ciudad construida sobre mierda y metano, habitada por estrafalarios personajes que se juntan a tomar un vaso de agua radioactiva en el Café Atómico y disfrutan viendo espectáculos de peleas a muerte en la Cúpula del Trueno, cual gladiadores en el Coliseo. Luego la historia se va infantilizando gradualmente hasta llegar a ser un cuento para niños. Olvídate de la violencia, la crueldad y las carreras, esto son risas, gags y la única persecución que hay tiene un fin jocoso y dura poco.

Mel Gibson se convierte en una especie de mesías que lidera a la tribu de los niños perdidos hacia la tierra prometida, enfrentándose a una Tina Turner deficiente como villana. El arco final es una versión para todos los públicos de la segunda entrega, inferior desde cualquier punto de vista.

No deja de ser un decente entretenimiento familiar, pero como película del universo "Mad Max" resulta floja y decepcionante. Pasar de un wéstern sangriento a una comedia infantil es un cambio demasiado drástico. Sea como fuere, con sus aciertos y desilusiones, se deja ver, y cierra la trilogía original con un emotivo epílogo.
Biopunk
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7
14 de septiembre de 2015
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Un sombrío prólogo en blanco y negro nos pone en situación. La civilización tal y como la conocíamos se ha ido al garete, nosotros mismos la hemos destruido, y tras la hecatombe, la sociedad ha renacido en su forma más primitiva.

Mientras la primera película se ambientaba durante el apocalipsis, esta secuela se sitúa después del mismo, evolucionando hacia una estética totalmente postapocalíptica. El salvajismo se ha apoderado de un mundo cada vez más polvoriento. Las pandillas de pirados han sobrevivido al exterminio de la humanidad. Locos del asfalto recorren las interminables tierras yermas en busca de un galón de gasolina. Anarquía, caos, violencia. Entre ellos se abre paso el guerrero de la carretera, pistolero solitario que malvive alimentándose del cadáver del viejo mundo, pisando el acelerador hacia ninguna parte.

George Miller esculpe en esta entrega su inventiva futurista más alocada. La vestimenta es una estrafalaria mezcla de harapos, cuero y máscaras, rollo tribu urbana punk sadomasoquista. Las viviendas son improvisadas chozas de metal comunitarias. Por la pantalla ruedan todo tipo de vehículos revestidos de alambre, reforzados con defensas, equipados con armas y tanques de nitro, adornados con cuerpos de personas… Un auténtico despliegue punk metal postapocalíptico que causará sensación durante las impresionantes escenas de acción, especialmente en la demencial carrera final, todo un espectáculo.

A nivel argumental es simple, diría que la excelsa ambientación se come un poco la historia. Carece del desgarro dramático de la original, así como de su seriedad. El tono aquí es más desenfadado, con toques de humor macabro, gráficas dosis de violencia, mucha acción… Es una película más lunática, y por tanto más espectacular, pero menos impactante. También se acelera algo de más en ciertas escenas. De todos modos es una gran secuela, innovadora y entretenida. La dirección de Miller es exquisita y la ambientación impecable, inmortalizando planos portentosos. El polvo parece introducirse en los pulmones de la audiencia, el rugir de los motores ensordece sus oídos, y el sabor a sangre y metal invade su paladar.

En definitiva, un feroz wéstern postnuclear de acción donde los bandidos a caballo son chiflados al volante en busca de oro negro, y otra joya de Miller para su admiración.
Biopunk
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8
14 de septiembre de 2015
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George Miller, a partir de un presupuesto mínimo, crea un futuro de locura decadente con tintes apocalípticos, desarrollado en un escenario árido, con una estética punk wéstern salida del desguace. El rugir de los motores anuncia la llegada de la violencia y el caos, como si fuesen las trompetas del juicio final. Lunáticos delincuentes surcan las carreteras repartiendo destrucción, mientras pequeñas patrullas de policía, último vestigio de una sociedad en desintegración, intentan mantener cierto orden.

La historia es pesimista, violenta y con mucha acción. Plantea un futuro cercano donde el Estado se ha desmoronado, mientras el desorden se abre paso como la nueva ley. Mel Gibson es un patrullero solitario que recorre las carreteras combatiendo la locura que trae el asfalto, luchando a su vez porque la locura no lo domine a él, pues al vivir en un mundo de pirados es fácil terminar como uno de ellos.

Está muy bien rodada, deleitándonos con planos impresionantes, espectaculares persecuciones por carretera, momentos de gran tensión, una atmósfera de vesania agobiante y una historia de máxima crueldad.

El mundo de “Mad Max” permanece en la memoria y sienta base, inaugurando una estética muy particular de futuro apocalíptico, largamente copiado posteriormente. Un futuro a lo “Mad Max”. En su momento la crítica fue muy dura con la película, pero económicamente fue un éxito (contó con 350.000 dólares de presupuesto y recaudó 100 millones).

Muy entretenida. Tuvo varias secuelas dirigidas por el propio Miller que también merecen la pena, aunque personalmente me quedo con esta primera entrega, toda una joya del cine de acción y venganza, repleta de escenas inolvidables.
Biopunk
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6
12 de septiembre de 2015
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Curioso título el de “Fury Road” cuando no hay una sola carretera en toda la película. La cuarta entrega de “Mad Max” es un homenaje de Miller a la propia franquicia recuperando muchos de los iconos de la saga: el diseño de los coches, el V8, las tribus punks, los niños calavera, el enano, la cúpula, el aparato de música… Incluso llama al protagonista igual que al personaje de Mel Gibson, lo que yo creo que ha causado cierta confusión, pero está claro que no es el mismo, pues la película está ambientada ,como poco, varios años después de la tercera entrega, algo que se deduce fácilmente por las construcciones en la ciudad de la roca, por la tribu amplia en población y por el abastecimiento estable de combustible, siendo el agua la nueva moneda de valor. El personaje de Tom Hardy es el símbolo del guerrero que en el pasado personificada el Max original, sin más.

Miller busca una vez más ofrecer algo diferente dentro de la franquicia, y en esta ocasión se le ha ocurrido la idea de que toda la trama sea una delirante persecución automovilística, una ida de olla con todo tipo de piruetas, explosiones, saltos, disparos, golpes, accidentes… Totalmente exagerada, sin credibilidad, 100% acción, 0% historia, incluso hay un concierto de rock en directo durante la carrera, inverosímil. Es un Miller desatado, que entretiene pero también satura, pues tanta acción termina cansando.

Visualmente es una locura. Secuencias sacadas del mismísimo apocalipsis. Putos zumbados de la cabeza salidos de las cavernas conducen como auténticos kamikaces y utilizan armas de lo más grotescas. Una tormenta eterna adquiere un tono rojizo al amanecer y se convierte en azul cuando anochece. Alto nivel de dirección en las escenas de acción, pues no es sencillo coordinar esa ingente cantidad de vehículos. Tiene un retorcido punto de humor ocasional, aunque para nada comparable a la comicidad infantil de la tercera entrega. Por otro lado, se queda por debajo de la violencia expuesta en las dos primeras. Aún así, consigue sacar momentos de gran carga dramática durante el torbellino de acción, lo que resulta sorprendente. Theron y Hoult le roban el protagonismo a Hardy sin dificultad.

Otra curiosa entrega de la saga que propone un planteamiento diferente, pero con el mismo núcleo argumental presente en todas las secuelas, la de un grupo de gente manejando por las tierras baldías con la esperanza de encontrar un lugar al que poder llamar hogar.
Biopunk
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