Marnie tiene una obsesión escondida, que no es el dinero, tampoco es poseerlo todo, (sin importar romper corazones ni carteras). Ella es implacable con los hombres, porque ella no es una mujer cualquiera, ella es la Überfrau definitiva que viene a poner patas arriba la vida de un multimillonario hecho a si mismo: Sean Connery.

Pero ni el propio Connery es capaz de domesticar el fuego incandescente que rige a Marnie. Ella no pertenece a nadie, se pertenece a sí misma en un mundo donde la mujer, no pasaba más allá de ser "el agujero donde el mundo deposita su frivolidad".

Siempre he detestado el feminismo, porque en el fondo siempre ha estado compuesto por mujeres reprimidas o despechadas ansiosas de castrar lo que ellas mismas se autoniegan. Ya lo decía la Dama de Hierro: «Ser poderoso es como ser una dama. Si tienes que andar diciéndoselo a la gente, es que no lo eres». Hitchock no obvia la realidad femenina: una mujer no necesita ser una Ellen Ripley o una diabla vestida de Prada para ser mujer. Cualquier hombre se sentirá mil veces deslumbrado por una mujer que es vulnerable en su fortaleza. Que lucha sin hacerse la víctima o caer en la falsa autocompasión. Eso es lo que en lineas generales nos muestra Hitchcock: Marnie, la criatura más bella y deseada del mundo, no ha de ser poseída por nadie, es ella la que ha de decidir con quién y no el por qué, se deja dominar. De la misma forma que tras la aparente inocencia de Joan Fontaine, en Rebecca, al final se da un giro quijotesco con Lawrence Oliver, que pasa de ricachón seguro de si mismo, a un final donde su mujer, (Joan Fontaine) demuestra mayor fortaleza y coraje.

Un clásico!

Recuerdo ver ésta película cuando era pequeño, me impactó sobremanera el papel de Sigourney Weaver como jefa implacable, manipuladora y aprovechada.

Veinte años después, me dispuse a revisitarla con ese pequeño poso de malrollismo que me dejó en la infancia, y para sorpresa mía, me doy cuenta que el papel de villana de la Weaver es prácticamente anecdotico. Porque, muy a pesar de enfundarla en vestidos rojo pasión, y sentarla frente a pantallas de verde monocromo. Más allá de ahí, nuestra querida Ellen Ripley es denigrada por completo.

Armas de Mujer es prácticamente un remake en clave femenina de lo que nos mostró Billy Wilder en El Apartamento, pero con más humor y una estética ochenteril que no deja de ser cuando menos, curiosa.

Harrison Ford está bastante creíble en su papel a lo Gordon Gekko bonachón, Melanie Griffith emula a su madre, Tippi Hedren... aunque muy alejada del portento hichkoniano. Va de tonta pero las mata callando, a lo que contribuye su rostro pre corporación dermostética y fli fli cocainomanil.

Es una comedia entretenida, ágil, fresca y que hace de Harrison Ford un noble gletteman alejado del rictus facial que desde K-19 y su última "Los Juegos de Ender" parecen dominar su carrera, haciendo de él un tipo bastante gris, años luz de lo que una vez fue.

En resumen: comedia solvente, pero que si hubieran metido más mala leche con Sigurney Weaver, se podría haber conseguido un clásico de tomo y lomo.

No voy a entrar en el eterno debate de si importa o no la muerte de un miembro de la realeza. Todos los días mueren cientos de niños, inocentes y trabajadores anónimos y nadie pone el grito en el cielo.

"Diana" es el biopic que parece directamente cocinado por las garras de la reina Isabel II, sí, ese vejestorio que aun se sigue creyendo la viva encarnación Icena de Boudica, (sólo que a diferencia de aquella guerrera, Isabel ni fue violada por el gangbang romano ni azotada públicamente)

Y digo ésto, porque la película si la contrastamos con el otro biopic de Margaret Thatcher, se ven claramente las costuras y vaivenes ideológicos del stablishement británico: allí, a diferencia de nosotros, no se valora ningún acto redentor de humildad, fraternidad o caridad. En el Reino Unido vales tanto como puedas dar y Lady Dí traicionó al cornudo de su marido, lo que para ellos fue lo mismo que ponérselos al pueblo y su reina. Nada más y nada menos, la princesa se iba a casar con un hombre musulmán. No hay que ser un lince para percatarse que la chicha ya estaba en tiempo de descuento para el tiro de gracia.

La película es absolutamente irrespetuosa con un ser muerto, tildándolo de estúpido, caprichoso y hasta desquiciado. Hagamos un juego de espejos y comparemos ésta "versión" de Lady Di, con la "versión" maniquea que hicieron de Margaret Thatcher, que poco más era tildada de madre ejemplar, (hijo detenido varias veces por tráfico de armas) crímenes de guerra, (300 argentinos muertos de un plis plas por su orden directa de volar el Belgrano) y ni que decir los palos y hostias que repartió a sus propios compatriotas, (mineros, sindicalistas y cualquier que se enfrentara a su famosa Poll Tax)

Pero así es U.K., ellos no amagan con sentimentalismos, ellos se guardan hasta el final su última carta. Y ni que decir tiene que ésta película es el intento de enterrar el "mito" que casi pone patas arriba la casa mas rancia y petulante de toda Europa.

Ni en Hamlet se caería en tan tamaña y cruel prevaricación... Película totalmente repulsiva y penosa.

Arnold Schwarzenegger, (jodidos alemanes, austríacos o lo que sea... ¿De dónde sacan tanto tiempo para escribir tanta letruja?) allá por los 90' ya había alcanzado su cenit estelar de la mano de James Cameron. Terminator II lo catapultó más allá de las estrellas eclipsando a la competencia, (aunque para ser honestos, dudo que Stallone, Norris o Seagal sean muros insalvables de la interpretación o junten media neurona)

Al Chuache ya sólo le quedaba bajar, porque todo lo que sube, al final baja y sobre todo si tu fama se basa en tus músculos y los mismos papeles encasillados, al final el público te ve el cartón.

Sin embargo, antes de su ocaso final, Arnie y Cameron nos ofrecieron su último "canto de cisne": una peli de acción y humor tan bien hecha y equilibrada, que aun hoy día te la puedes ver tranquilamente sin sentir la herrumbre de los años, (20 añitos nada menos!) Todos los actores están estupendos en su papeles, Jamie Lee Curtis se reconvierte de screamer girl (Halloween) a la MILF que todo cuarenton babearía por tener.

Habrá algún iluminado que vea en ésta peli una copia de "Jungla de Cristal", pero lejos de toda similitud, James Cameron firma una de las mejores pelís de su carrera.

De entre los muchos gags, tiros y escenas imposibles, me quedo con la frase "Hágalo doucement, hágalo suavemente"

I Origins es una especie de collage new age donde se entremezcla filosofía, (determinismo, antideterminismo) amor platónico, ciencia ficción y literatura Rumi.

Como película, sin ser una genialidad o algo que suponga revulsivo, en su primer tramo es bastante profunda a pesar de la esporádica relación de sus dos personajes. Siendo lo más delicioso: los diálogos y compenetreación contrapuesta de las dos "almas gemelas". La segunda parte pierde su encanto porque se pierde gran parte del mensaje: el protagonista está enamorado del sentimiento de pérdida como revulsivo para probar que nada está predeterminado: su obsesión por los ojos, ventana del alma, le llevan a enfrentar su nueva vida, símbolo del amor maduro frente al amor platónico, aquello que ya no volverá.

Y sin embargo, es en su tercio final donde la película pierde bastantes enteros, puesto que el trasfondo es sugerente, la película no deja de ser una especie de sucedáneo de obras como: "Los Amantes del Circulo Polar", "Simone" y en el primer tercio "Antes del Amanecer". Siendo el trabajo de Richard Linklater la máxima inspiración de Cahill, pero no llega a Linklater porque su intimismo se esconde en un tercio final totalmente lisérgico y mal acabado.

Una gran película de amor, pero alejada de sus propias aspiraciones.