Aún no puedo creer que esta cosa haya sido la comedia del año. Película altamente denigrante e insustancial, sin un ápice de humor por ningún sitio. Lo que sí tiene, son tres escenitas realmente vomitivas y de mal gusto:

1.La escena en la comisaria.
2.La masturbación simulada a un bebe.
3.El chistezito sobre el 11-S

A parte de esto, un guión basado en caca-culo-pedo-pis con una historia mil veces vista, unos actores que parecen estar en gran estado de embriaguez, principalmente el horripilante y pretencioso Ken Jeong y un tremendo cabreo que me cogí cuando vi que la película no llega a desmelenarse en ningún momento.
Al final va a ser cierto, que no todo el mundo está preparado para Las Vegas.

Un 3.

Nancy Meyers ofrece, como de costumbre, una comedia ágil, fresca y divertida. No tiene sustancia ni falta que le hace. Una película para pasar el rato con los amigos, o la pareja en una historia sobre cincuentones hablando de sexo y teniéndolo.

Meryl Streep está elegante y muy divertida, sin clichés... vamos todo lo contrario al espantapájaros andante que crea para Julie & Julia. Baldwin tiene algún que otro momento desternillante y a Martin da gusto verle en un papel diferente. Pero si hay un secundario que se los come a todos ese es John Krasinski, especialmente divertido en la escena del hotel donde descubre lo que está pasando con sus suegros.

Quiero terminar hablando de la española Diana Grande, diseñadora de vestuario de la película, creadora de algunos de los mejores vestuarios del cine español, que ha creado un fondo de armario espectacular para Meryl Streep en esta película.

Un 7.

En un año tan flojito en guiones llega Armando Ianucci para salvar la situación. Humor inglés, desternillante, aunque desgraciadamente fugaz (tanto que a veces te pierdes entre chistes) sobre los entresijos políticos a la hora de tomar decisiones sobre las guerras.

Capaldi está fantástico como asesor del primer ministro. También crea un gran trabajo el ex-soprano Gandolfini, especialmente en la escena de la calculadora parlanchina, sin duda, la mejor escena del film.

Un 7.

Cuando uno ve una película porque ha ganado el Gran Premio del Jurado, la Mejor Ópera Prima y el Premio Alfred Bauer del prestigioso festival de cine de Berlín entre otros premios, mínimo espera que, si no gigante, al menos la película sea grande, que impacte, o al menos que te aporte algo... justo todo lo que no hace esta película.

Adrián Biniez nos habla de Jara un pobre hombre solo que se aburre como una ostra en su trabajo viendo durante horas las cámaras de un supermercado donde lo más que pasa es que una limpiadora se lleva algún paquete de galletas sin pagarlo. El problema es que Biniez nos convierte al espectador en Jara y su película aburre tantísimo como se aburre el pobre vigilante.

Biniez nos llena de insulsos silencios y soporíferos cambios de plano para intentar hablarnos de un sentimiento que el director no consigue mostrar únicamente con imágenes, algo que parece estar muy de moda entre los directores noveles. Echo de menos esos diálogos fluidos y llenos de rencillas y detalles de los antiguos “nuevos realizadores”. No siempre es fácil demostrar sentimientos sin palabras y alguien le tuvo que decir al director que, de momento, él no sabe hacerlo.

Horacio Camandulle tiene suficiente con no aburrir más de lo que aburre el eterno (interminables 90 minutos) guión, aguantando el tipo y el peso de la película como buenamente puede. Svarcas, lo poco que sale, ofrece algo de frescura pero, de nuevo el guión, hace que pierda muchos puntos, y es que es imposible creerse que la muchacha no se de en cuenta que un voyeur de 2 metros 10 y 130 kilos (es un suponer) le sigue constantemente a cada sitio al que va.

Eso sí, debo reconocer que hay una escena (la de la planta) que da un punto de originalidad a la película aunque también es verdad que desaparece rápido con el desenlace de dicha escena. También debo agradecer a Biniez que nos haya enseñado, al menos de manera indirecta, a los españoles que por allí el cine se ve en versión original subtitulada. A ver si la señora ministra se deja de tanto premio tonto en medio de la crisis y se digna a coger la indirecta que nos envían los vecinos de más allá del charco.

En resumen, gigante decepción. Un 4.

No se a quién engañarán con esto, pero a mi desde luego no.

Festival de bostezos interminables con un truño del tamaño de la nave nodriza. No hay absolutamente nada que pueda destacarse en la película: ni su (pésimo) guión, ni sus (dignas de todos los razzies) actuaciones, ni su (nula) dirección, ni siquiera su (nauseabunda y vomitiva) fotografía.

Y eso que la película tiene parte de una idea original y resulta hasta entretenida durante su primera media hora. Pero la hora siguiente... pufff bostezo solo de pensarlo.

Un 3.