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Smoking Room

Drama La sucursal española de una empresa americana se ve obligada a prohibir el tabaco en sus oficinas. Los que quieran fumar en horario laboral deberán hacerlo en la calle. Ramírez, uno de los empleados, empieza a reunir firmas para que se utilice un despacho desocupado como sala de fumadores. En principio, todos parecen estar de acuerdo, pero a la hora de la verdad pondrán todo tipo de excusas para no figurar en esa lista; en cambio, ... [+]
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Críticas 53
Críticas ordenadas por utilidad
28 de marzo de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Smoking Room es sin lugar a dudas, una de las mejores películas españolas de la pasada década, posiblemente la mejor. Es un soplo de aire fresco. Es la deliciosa evidencia de que se puede hacer cine con pocos medios, y además, gran cine.


Cuando veo Smoking Room, recuerdo los cuadros de Edward Hopper; es ver en movimiento uno de sus lienzos. Es ver personajes grises y solitarios que comparten el mismo espacio, en donde no hay empatía; no existen diálogos, sino discursos aislados en donde cada palabra es muda. La soledad impera en cada plano de la película porque, si no existe comunicación es imposible estar acompañado. Son escenas deshumanizadas y frías, son halcones en la oficina.
Smoking Room es una multiplicidad de temas afrontados en un mismo sentido. Representa, en esencia, la lucha contra los sistemas de opresión que se manifiestan en todos los niveles: a niveles tan bajos como por ejemplo una oficina. Habla de la complejidad de mantener un pensamiento distinto al pensamiento grupal y sobre la repercusión que ello conlleva, la modernidad -el hombre moderno- no está dispuesta a seguir a los héroes y mucho menos a serlos. Hoy, los héroes son eremitas peligrosos y segregados, son incendiarios y lobos que quieren asustar a las ovejas.


Otro tema central del que trata Smoking Room es el miedo, el miedo en la sociedad contemporánea, que no es otra que la brutal incertidumbre que nace al enfrentarse al sistema jerárquico. Reflexiona sobre hasta qué punto, somos capaces de llegar para conservar lo que tenemos. En Smoking Room se refleja el miedo mucho mejor que en cualquier película de terror, porque ese miedo vive en las calles, se ve en los rostros, se ve hoy mucho más que nunca. El miedo paraliza, a veces no músculos, sino la voluntad misma, el pensamiento.

Resumiendo, es una genialidad, es un hito del cine español. Posiblemente es difícil encontrar una constelación de actuaciones tan brillantes en el cine patrio. Cada actor interpreta de forma excelsa.

NOTA: 7,8
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El abogado del círculo
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11 de junio de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conversaciones muy cercanas, muy pero que muy cercanas, tanto que en ocasiones sentí lo que sentiría si formara parte de ellas. Desde la vergüenza, la ira o la simple incomodidad. Ese es el principal argumento para ver y tener en alta estima a Smoking Room.
No es fácil de ver, algunas secuencias se hacen largas y el diálogo llega a aburrir por su cotidianidad y falta de "chicha". Además, acostumbrado de forma casi automática a la cámara fija y de movimiento cuasi perfecto resulta desconcertante tanto movimiento, la inclinación del plano o el enfoque borroso en ocasiones muy puntuales.
Sin embargo, creo que todo lo malo es necesario, aunque esto no le exime de la culpa. Me sentí muy cerca de los diálogos, creí estar dentro del tema a tratar, temas muy difusos algunos, que ni siquiera entre ellos entendían. Para ello la cámara veloz y vertiginosa eran vitales. Cuando yo hablo con alguien o hablo con un grupo, no muevo la cabeza o los ojos formando líneas o ángulos perfectos, me muevo con libertad e imprecisión. Bravo entonces por esa celeridad.
Destaco también la interpretación. No es brillante el registro a ejecutar, por que al fin y al cabo se trata de ser un "currito" de oficina. Pero a pesar de ser algo común, fácil de observar, todos rebosan naturalidad. Si me dicen que uno de ellos es en verdad un oficinista que estaba hasta los cojones de su empresa y decidió participar en la peli me lo creo. Con completo descaro y total credibilidad hablan de forma cercana, como a un amigo, de sus ideas, cabreos, putadas, opiniones, sueños o creencias. Casi sentía la angustia que me producían. Y es que esa es otra, los temas que tratan y cómo lo hacen. Muy simples algunos y otros trascendentales; tratados desde la ignorancia o la pura agresividad que desde hace años se acumula en la sangre del trabajador puteado. Junto con las actuaciones, primeros plano bestiales, que reflejaban cada sentimiento del personaje. Es muy difícil poder ser tan creíble en un papel cuando se te pueden ver los poros de lo cerca que te enfocan. Hago una especial reseña a Manuel Morón por su secuencia de rumiación y reflexión brutalmente dramática.
Buena película, muy recomendable. El cine español puede, o al menos podía, hacer cine distinto y de calidad. Principalmente elogiable por el trato de la cámara y su relación con la interpretación de todos los miembros y la dureza punzante de su guión.
JoseMontana
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23 de febrero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no fuera por la escena que cierra la película, se podría afirmar con rotundidad que los hombres (personajes) que saturan la película son tipos mediocres. Y no lo parece pues si han llegado hasta dónde han llegado en su carrera laboral (estatus de 'relativo' triunfo, -lo de relativo es porque da igual dónde estés siempre acabarás queriendo más y encontrando pegas a tu situación actual; termino por pensar que eso forma parte de nosotros, de naturaleza evolutiva), será que algunas aptitudes y virtudes deberán de tener. Practicamente ningún personaje se muestra como una personalidad que encarrila con acierto su vida, y por los datos que se nos aúnan de cada uno de ellos (ahogarse y perder los papeles en el mayor de los absurdos de este modo) terminamos por considerarlos como escasos de cualquier tipo de valor, es una miscelánea de la infelicidad, de desmotivación y de principios, la última puerta que, al romperse, libera la nulidad como ser. Pero la maravillosa escena final que los muestra a todos (menos al malogrado Eduard Fernández) divirtiéndose en la más absoluta de las naturalidades, sin máscaras ni poses simuladas anula el veredicto anterior.

El tema de la sala de fumar es tan solo una excusa para abordar la mezquindad y la penuria que habita en el hombre. Vacilaciones, cobardía y neurosis sacuden a un elenco que es capaz de volverse desequilibrado, enfermizo por cuestiones de lo más nimias. ¿Para qué tanto nerviosismo e implicación? No hay duda de que se trata de reacciones y conductas anormales, sinónimo de una grave turbación interna. Ahí es cuando todo se viene abajo. Lo cierto es que el estudio, ese retrato, es fascinante porque es consecuente con la personalidad de cada uno, todo guarda relación con el desarrollo del guión. Por esa parte se destila una gran inteligencia. Por otro lado la narración en sí es imprecisa, ilustra escenas reveladoras de cada personaje, pero no continúa por ahí, sino que tan solo se trata de apuntes que se dejan en el aire, no se pretende darles continuación argumental. Eso no tiene porque ser algo malo.

Muchas son las conclusiones que se pueden extraer, la más integral quizás es la de que la persona media teme perder su situación de seguridad, lo que se llama zona de confort. Otras posibles discusiones son la falta de compañerismo, de iniciativa, miedo, inseguridad, de rechazo como postura defensiva ante lo que se toma por peligro. La falta de la sensatez que demuestran muchos de los personajes en la peli casa bien con la irracionalidad que caracteriza a nuestro ser, impulsivo, exaltado y quisquilloso, de escasa propensión para la frialdad y el contención. Otro factor a favor.

Los responsables de la película consiguen con creces su intención, incomodar (demasiado) al espectador con esta crónica acerca del entorno laboral contemporáneo marcado por la coralidad y la interacción obligatoria entre un significativo número de personas, así como crear el efecto pretendido en cada momento. Es algo que se nota mucho. Mi problema con esta película pasa por eso, y es que resulta desagradable, pero no estoy hablando de un desagrado que sugiere sino de uno que satura, hastía, se sobrepone a tí. De actuaciones impecables, [película de actores; -muchísimas caras conocidas de actores que recuerdas haber visto en otras películas, pero de cuyos nombres no te acuerdas ni de la mitad,- de diálogos, de diseño milimétrico, de carácter estiticista, muy artesanal] muy buena me ha parecido especialmente la de Manuel Morón, un actorazo como la copa de un piano. Y os va a sonar raro seguramente, pero tampoco resulta demasiado estimulante, o al menos no hasta el punto al que uno le gustaría. Su precariedad en la dirección termina por pesar más que el contenido de las propias escenas, las cuáles son más interesantes de razonar, compartir y exponer que de presenciarlas en una película que es cargante, y que incluso a pesar de su reducida duración, tiene minutaje vacío. Además gran parte de lo que extraes de ella, es intuido, es decir, de interpretación libre. La película no es la que hace la aportación, sino que eres tú.

Como momentos interesantes dejo dos:

*
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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11 de febrero de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película que sorprende por lo atípica que resulta:
* puesta en escena modestísima
* los personajes se muestran mucho en primer plano
* está centrada en conversaciones entre 2 personas, pero más que diálogos, en realidad asistimos a monólogos en los que uno habla y el otro básicamente escucha.

El tema de la sala de fumar es, en realidad, una excusa para que los personajes muestren con palabras y hechos los defectos e imperfecciones de los seres humanos en general y de las organizaciones empresariales en particular: tendencia a la insolidaridad, al egoísmo, a la autoprotección individual, al miedo de perder estatus.
Su visionado invita a la reflexión.

Los actores están increíbles, de matrícula de honor, especialmente Manuel Morón.

Sigo en spoiler analizando diversos personajes
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jmelvi
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18 de marzo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soberbia película, impactante y que hace pensar. No hace más que mostrar, con inteligencia y un gran guion, la realidad cotidiana en una de las muchas oficinas de una ciudad de la sociedad occidental. Bárbaro el trabajo actoral, por el que Eduard Fernández recibió un merecido reconocimiento. Pero todo el elenco de actuantes. Una película que deja huella y permanece en la memoria porque trata de la vida corriente y vivida por tantas y tantas personas que o se reconocerán o reconocerán a algunos compañeros. El trabajo obligado, las aspiraciones y las frustraciones, lo que sucede día a día con rutinas, falsa amistades ("Nadie conoce de verdad a nadie" dice uno de los oficinistas a un amigo de trabajo) insolidaridad... y pasar la vida como buenamente puede tanta gente. La clase media que dicen. Es una de las mejores películas del cine español de los últimos veinte años. Con secuencia y diálogos magistrales. Lo elemental llevado a la reflexión más profunda.
Port2010
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