Cuéntame cómo pasóSerie

Sin ningún género de dudas, esta es la serie de España. Muchos hemos crecido de la mano de los personajes, y lo seguiremos haciendo por tiempo indefinido, algunos jóvenes como yo aprendiendo del pasado, y otros más mayores recordándolo.

Es la demostración de que en nuestro país también sabemos hacer grandes series sin ni siquiera utilizar fuegos artificiales, sino solamente con una gran historia real nutrida por una historia ficticia y unos personajes estupendos. Imanol Arias está sublime como Antonio Alcántara, ese padre que lo es de todos nosotros, así como Ana Duato, y la cariñosa abuela que está ahí para todo. Los hijos somos nosotros, los de nuestra generación, con quienes nos sentimos identificados, en sus errores y en sus aciertos.

Otra cosa que engrandece esta serie es lo completa que es: drama, comedia, historia, amor...

"Cuéntame cómo pasó" te hará reír, llorar, soñar, y sobre todo recordar, aún en el caso en el que no hayamos vivido esos recuerdos.

No puedo hacer una crítica muy larga sobre esta serie, ya que no he visto ninguna temporada. Pero sí que visto algunos capítulos y escenas sueltas, y tengo que decir, que aunque parezca una broma, les tengo cariño a los personajes. Creo que no hay ninguna serie española con actores tan buenos, posiblemente Gran Reserva o Águila Roja estén por ahí, pero los actores son impresionantes.
Y a la gente que dice que "esta serie no acaba nunca", pues yo creo que es la gracia. Se puede ver cómo una familia avanza entre los años 60 y 80, si no me equivoco. Cuando Franco domina y muere. Pasa de todo; los protagonistas lloran, ríen, se enfadan, se casan, se separan, tienen hijos, se vuelven a casar, mueren, nacen otros... Creo que esa es la gracia.
El único contra, creo que es que, aunque parezca una tontería, está bastante claro que la mayoría de seguidores son mayores, que son los que más entenderán y se sentirán identificados con la serie. El contra creo que es que esa gente mayor se podría morir sin saber qué es de esta gente.
Ya sé que es una tontería, pero a mí me daría rabia morirme sin saber lo que pasa en "Águila roja" o "Aída".
Aunque eso vaya a pasar con todas las series, creo que "Cuéntame cómo pasó" es especial, única.

Esto escribí el 22 de diciembre del 2011 (crítica que hoy he eliminado para poder hacer una nueva, ya que F.A. no está -erróneamente- estructurado x temporadas) "A pesar de estar bastante "al día" con series y films internacionales, no sé cómo fué que "Cuéntame" se me pasó. Será porque aquí en Argentina no se ha dado (cosa que me sorprende por la enorme cantidad de elementos comunes entre ambas culturas). Recién ahora, en las postrimerías del 2011, estoy viendo la primera temporada. Por lo que llevo visto, se ha logrado un producto de alto nivel, profundamente humanista, equilibrado entre dolor y humor, opresión y libertad, esperanza y desasosiego. Las actuaciones me parecen magníficas. Y ní que hablar de ese Carlitos, que supongo allí en España ha de ser poco menos que "héroe nacional". Es altamente encomiable que la ficción pueda ser vehículo de recuperación y presencia histórica. Felicitaciones, una gran producción de nivel internacional."

Bien, poco más de 6 años después, habiendo visto las 18 temporadas, me animo a decir que "Cuéntame..." no es solo una gran serie de TV, es una epopeya de la condición humana que ha ido abordando la complejidad de lo general y lo particular de España, su gente y cultura, simultáneamente con los numerosos acontecimientos de repercusión internacional a que hace referencia. La había abandonado, algo decepcionado en la temporada 16, pero habiéndola retomado, estimo importante volver a opinar que, si bien es cierto que ha tenido fuertes altibajos, sigue siendo la parte llena del vaso de su derrotero mucho más grande que la vacía. Además como argentino, no deja de sorprenderme la enorme influencia que a través de la lengua española y las costumbres de los millones de españoles que inmigraron a este país, nos son propias aún hoy día. A tal punto, que con excepción de Uruguay, ningún otro país del mundo es tan parecido a las urbes argentinas como España. Hasta hace pocos meses, alguien a quien conocí en Madrid hace 40 años (P.J.F.), ocupó durante largo tiempo la agregaduría de prensa de la embajada española en Buenos Aires. Una columna suya, editada en El País de Madrid, está entre lo más certero que se ha escrito sobre Argentina.
Describir personajes de la serie o hechos puntuales, me parece irrelevante y reiterativo. Ciertamente toda la etapa post franquista es menos social y más existencialista, pero así y todo siempre rica, pintoresca e intensa, y con buen nivel de lenguaje -lo cual incluye numerosas expresiones típicas que no hemos heredado-.
Tengo sí la sensación de que tampoco "Cuéntame..." dá para mucho más, por lo cual supongo que a futuro se completarán 20 temporadas y finalmente acabará la inolvidable saga de los Alcántara y toda la gente que los rodea. Será entonces el momento de despedirse -para siempre- de una parte de nuestras propias vidas.

No soporto a la familia Alcántara. No los aguanto. Se salva Tony, que parece el más razonable de todos y el menos estúpido. Los demás son inaguantables.

A parte de que la serie ha ido involucionando de una manera evidente, los propios personajes y las historias que nos cuentan son infumables. Después de no sé cuántas temporadas, el encanto del principio con Carlos de niño ha desaparecido por completo y esa voz en off ya no pega ni con cola. Tampoco los acontecimientos de la familia es que sean muy normales: si lo que pretenden es reflejar la cotidianidad, están muy lejos de lograrlo. Además, la necesidad de mantener la serie obliga a que las tramas se alarguen absurdamente aún en perjuicio de la calidad del argumento.

Pero quiero centrarme mínimamente en los personajes principales. De verdad que me resultan de lo más desagradables, con una desvergüenza difícil de igualar. Desde los dos hermanos Alcántara Antonio y Miguel, pasando por Mercedes y siguiendo con Carlos e incluso la propia Karina. ¿Por qué mi antipatía? Por qué, os estaréis preguntando. Sencillamente, por la desfachatez que demuestran capítulo a capítulo: aprovechados en el terreno ideológico (¡pero qué cambio de chaqueta y de comportamiento una vez muere Franco!, ¡cuánta coherencia la del marxista/empresario Miguel!); ambiciosos y creídos en el terreno material; egoístas y rastreros en el día a día, juzgando y condenando a quienes no son como ellos, en un querer y no poder constante. Porque, por ejemplo, ellos son tan humildes y tan de clase trabajadora que hasta sirvienta tienen ("pero háblame de tú, por favor..."), ya sea una chica empleada o la propia abuela Herminia que, ante la obligada y necesaria liberación femenina de la hija Mercedes, tiene que ser ella quien ocupe su lugar en la casa... Y como esta, multitud de perlas que contribuyen a mi inevitable antipatía.

Hay que tener cara, y muy dura, para poner como modelo a semejante despropósito de familia que, sin embargo, encaja muy bien en los estándares modernos. Inconcebible. Yo sólo pido a la productora que la termine de una vez y para siempre, a ver si recupera algo de dignididad y de crédito. Cierto que ha tenido buenos momentos y tramas muy logradas, pero también es cierto que, hoy por hoy y desde hace bastante tiempo, deja mucho, muchísimo que desear.

No puedo ponerle más nota. Los Alcántara me lo impiden.

Esta última temporada no me está gustando. Parece como si a los guionistas se les hubiera acabado la inspiración. Los conflictos que plantean son burdos y poco interesantes. Además, la devolución sorpresiva del dinero perdido en el Banco de Granada a Antonio Alcántara, en estos momentos de tantos euros perdidos de los clientes en la banca española, me parece inoportuna en el guión.
Los actores andan como perdidos. Hasta María Galiana no parecía ella en una actuación inefable en la Iglesia diciendo una tontería tras otra y gesticulando tontamente.
Toda la serie parece ir cuesta abajo, de capa caída. Y por primera vez he dejado de verla a mitad de un capítulo.