Mentiras y gordas

La película carece prácticamente de guión y diálogos, un 90% de las escenas son de cama. Película hecha exclusivamente para el lucimiento físico de los actores jóvenes del panorama televisivo nacional: Hugo Silva, Ana De Armas, Mario Casas y Yon González, con la esperanza de arrasar en la taquilla a base de admiradores de éstos actores que buscan poder verles con poca ropa. Los pocos diálogos que hay provocan vergüenza ajena. Sexo, drogas y nada más. Un tostón que aburre a las ovejas. Solo salvaría a Alejo Sauras de la quema de ésta película. Mala hasta decir basta.

Cuatro palabras: TREMENDO CAGARRO DE PELÍCULA

Dos notas: trabajo en educación y no soy ninguna puritana, pero me desborda mentalmente el no poder dar crédito que la actual ministra de cultura haya colaborado para ¿escribir? esta ¿historia?, de la que se pueden deducir didácticas aportaciones:

- Si estás gorda solo tienes dos opciones: o suicidarte o drogar a un pavo para pillar cacho.
- Si tienes problemas emocionales, ponte todo lo moco que puedas ( muy educativa también la oferta de sustancias estimulantes de las que se puede tomar nota para meterse en el mundillo)
- El sexo sin prevención es lo más, además si lo haces drogada y con espectadores vas a ser la más admirada del instituto.
- La juventud está podrida, y España dentro de 50 años será un cúmulo de yonkis y putas. Si os morís por tener descendencia, ved la película, se os quitarán las ganas.
- Se puede decir que has escrito una película si pones a seis ídolos adolescentes en tetas y culo, y les haces decir frases predecibles, estereotipadas y estúpidas.

Señora ministra, usted defiende el cine español, pero el cine en el que usted colabora es tan vomitivo que ha hecho que pierda una parte de mi fe en él.

Por dios, que mierda de película.

Hace unos días que llevaba escuchando en los medios la propuesta de ley antipiratería o ley sinde, buscando en internet me enteré de que esta película por llamarlo de alguna manera estaba subvencionada por el ministerio de "cultura" cuya ministra angeles g. sinde era una de las guionistas.

Como yo ya sentía una gran antipatía por esta tipa acrecentada por la absurda ley que pretendía sacarnos los cuartos a los internautas me decidí a bajármela de internet.
He de decir que no la vi entera, mi tiempo es demasiado valioso para perderlo de esa manera, sino que iba saltándome trozos y sólo me detenía a ver las escenas de sexo, pero con eso me bastó para hacerme una idea de la mierda que estaba viendo.

Me hierve la sangre al pensar que esta bazofia está hecha con el dinero de todos los españoles en tiempos de crisis, y luego va la p--- esta y me dice que encima tengo que pagar más por ver truños de este calibre.
Entonces me pregunto cuántas veces tengo que pagar por algo que es una mierda y que jamás debería haber visto la luz, quizás pretende que vaya al cine a verla, ¿es usted retrasada o nos toma a todos por gilipoyas?, si ya la he pagado en contra de mi voluntad, o sea me han robado, tengo todo el derecho a descargármela.

¿Por qué en este país de pandereta la gente normal tenemos que estar manteniendo a esta clase de gentuza?

Me voy a despachar a gusto. Esta película no vale ni el rollo de negativo en que fue rodada. Es un cero patatero porque no hay nada en ella que sume. De hecho, merece algo así como un -3. Eso se puede soportar, lo que verdaderamente molesta, lo que hace que me tiemble el labio en un espasmo incontrolable es la indecencia cabalgante que veo en ella. Que nadie se confunda. Hablo de la indecencia de aquellos que ponen dinero o deciden en un despacho que un proyecto como éste tira para adelante. No porqué estén malgastando el dinero del contribuyente, eso es una estupidez, al menos alimenta a técnicos, actores, caterings o lo que sea. Bien empleado en ese aspecto. Lo indecente está en hacer del cine español un cagarro, porque ese es el nivel que tiene ahora mismo. Tipos que detrás de un despacho se frotan las manos pensando en hacer pelis con los actores de las series de Antena 3 o Tele 5 y asegurarse así unos ingresos, a los cuales les importa un pepino la calidad de sus productos, siempre que puedan ganar dinero, me provocan virulentas urticarias. La avaricia rompe el saco, en este caso, para nuestro fastidio, el saco es una cinematografía que anda sin rumbo, y cuyo prestigio está por los suelos. El cine español da pena por tipos como los que ponen en marcha películas como ésta.

Y es que es para llorar. Por los patéticos directores de este bodrio, porque penita tienen ya con saberse tan pésimos directores y guionistas. Si no es así, andan tan engañados que más penita dan aún. Por los actores, porque flaco favor se les hace a su carrera, porque caen en manos de pésimos personajes que de dirigir actores saben menos que yo de física cuántica y en manos de productores que prometen el humo de sus cigarros. ¡Qué dura es la profesión de actor! Si son buenos, no lo sabremos nunca por películas como ésta.

Y hay que llorar por el cine español, encallado en tierras pantanosas. En el pantano de las productoras, para ser exactos, en el pantano de la avaricia, tan viscoso como mi estómago en días de resaca. Y los muy jodidos, pasan por completo desapercibidos, nadie les señala, nadie les ve, escondidos en el humo de sus cigarros. Hacen y deshacen elegremente, y de paso, entre partida de golf y sesión de masaje, se cargan el cine español. Ya los odiaba Orson Welles, y todos los grandes del cine clásico. Aquí nadie se atreve a odiarlos, y con ello, nos vamos a la mierda.

Lo más grave de todo, ahondando en el tema, no es su avaricia (que también), sino su estupidez. Porque el talento, la belleza, la creatividad, el arte... es lo que al final, termina ganando (y dando dinero). Siempre.

Por último, hay que llorar por esos pobres directores y guionistas españoles con ideas atípicas, extrañas, nuevas, cuyos sueños se encallan sin remedio en la ciénaga.

Ah, y un saludo al corrector más puntilloso de FA!

Cuesta creer que en un país supuestamente desarrollado su Ministra de ¿Cultura? sea la encargada del guión de semejante engendro fílmico. Tamaño insulto al séptimo arte debería estar penado con la cadena perpetua, como mínimo. Alguien debería decirles a los directores de este bodrio y a nuestra ínclita ministra que para realizar, no ya una buena película, sino algo medianamente decente y digno, no basta con coger a todos los actorcillos, tías buenas y guaperas de moda. Desde luego que la descerebrada audiencia concurrirá en masa con la líbido a tope, dispuesta a degustar con los ojos, y no con el cerebro, el espectáculo que estos tres infames seres (directores y guionistas) les han preparado.

Pero esto es España, y parece que tenemos lo que nos merecemos. Al lado de los protagonistas de esta bazofia los integrantes de la Generación Ni-Ni (otra puta hez con mayúsculas) son doctores por Harvard de física cuántica, por lo menos. Drogas, alcohol, sexo, todo ello a cascoporro. ¿Es realmente así la juventud española? ¿Dónde está el término medio, la virtud, que sabiamente predicaba Arístoteles? (ya, sería mucho pedir a alguien relacionado con esta pantomima un mínimo conocimiento del filósofo griego) Quiero creer que los jóvenes aqui retratados no son el reflejo de la España del año 2010 sino una visionaria profecía apocalíptica del futuro que le espera a este país ante el desolador panorama televisivo y cinematográfico, amén de social y educativo.

Termino ya, pues no se me ocurren más sinónimos para la palabra del título de la crítica, la que describe a la perfección a esta "película". Ah si, olvidaba uno: MIERDA.