Es muy entretenida, está muy bien narrada y con unos diálogos muy instructivos y llenos de sabiduría, muy bien rodada y con mucha ternura y encanto. Realmente humana aunque la protagonicen, en su mayor parte los animalitos de una granja. Una película diferente y muy amena. Hay que verla.

Un cerdito es separado de su madre y hermanos, terminando en una granja donde su destino será engordar, para crecer y servir de alimento a los humanos.
En la granja Babe se revelará contra su destino y desarrollará una extraña habilidad para conducir ovejas, lo que le librará de ser el plato de navidad.
La vida en la granja presenta una amplia variedad de animales, en la que todos y cada uno de ellos tienen su rol, exceptuando a un pato empeñado en ser un gallo y un cerdito que pretende ser un perro ovejero.
La historia resulta fresca, original y divertida, logrando lanzar un mensaje inspirador, debemos luchar por nuestros sueños, por absurdos que parezcan y no dejarnos catalogar por lo que la sociedad espera de nosotros.
Cuenta con unos efectos especiales dignos de mención, en los que se emplearon innumerables animales, para dar vida a los diferentes personajes de la historia. Logrando generar la ilusión de ver hablando a una amplia gamma de animales de granja.
Todos los personajes aportan su granito de arena a una aventura llena de ritmo, emociones y diversión, incluido el dueño de la granja, un extraordinario James Cromwell, que llegó a ser nominado por su interpretación.
Cuenta con numerosos puntos cómicos e hilarantes, apoyados en un guión fresco y original, que inundan de vida y personalidad propia a los diferentes animales, logrando cautivar y enternecer.
Una historia original y atrevida, que resultó ser un éxito rotundo de crítica y público, con un cerdo como protagonista, que llegó a conquistar el corazón de los espectadores.
Entrañable y emotivo relato, con un mensaje esperanzador, una metáfora que muestra el camino hacia el crecimiento como personas.
Solo queda decir una cosa, muy bien cerdo.

Gracias a un canal de TV vuelvo a ver esta bonita historia de animales que hablan. Constato que no ha perdido el encanto ni la frescura que ya aprecié cuando su estreno hace casi veinte años.

La apuesta de la película era original puesto que no se trata de cine de animación y nada fácil. Quedó bien resuelta, con una convincente puesta en escena, en la que los animales cobran vida propia en vez de aparecer como simples marionetas. La historia está contada con buen ritmo, progresión dramática y adecuado lenguaje visual.

Probablemente sigue siendo una delicia para los niños de ahora; ya lo fue para los de entonces. Y para los adultos, una buena ocasión para desconectar y verla con ellos.

Esta película está llena de mensajes motivadores y surrealistas sobre el papel que tenemos cada uno en este mundo.
Es una historia que debe trascender generaciones, porque Babe nos dejó la enseñanza de que un cerdo puede estar para otras cosas más que para alimentarnos. Yo creo incluso que a raíz de esta película hubo incluso más concienciación con los animales de granja y ahora incluso los cerdos se han convertido en mascotas.
No os quepa duda que esta fábula nos llegó al corazón a muchos, con escenas míticas y un elenco de actores de carne hueso sublime donde también tienen su enseñanza particular.

Una divertida película familiar que combina buenas dosis de comedia y algunas moralejas tales como la superación de la predestinación. Nuestro simpático cerdito protagonista con sus buenos modales y su bondad logra vencer su aciago destino, incluso logra hacer bien un trabajo para el cual genéticamente no está capacitado, una buena moraleja como para no quedarse estancado en las propias limitaciones y poner voluntad para lograr alcanzar los objetivos por más absurdos y utópicos que resulten.

Desde la trama tenemos una narración fácil, de simple acceso para el público infantil, divertida y simpática que mantiene atentos durante todo el metraje ( a tener en cuenta la simpática interpretación de James Cromwell como granjero insensible). Mención especial para los oscarizados efectos visuales que desparraman mucha magia y gracia otorgándole el "don" del habla a un grupo de animales que nos harán tener siempre presente una sonrisa durante el desarrollo del filme.