Tiempos modernos
1936 

8,6
64.448
Comedia
Extenuado por el frenético ritmo de la cadena de montaje, un obrero metalúrgico acaba perdiendo la razón. Después de recuperarse en un hospital, sale y es encarcelado por participar en una manifestación en la que se encontraba por casualidad. En la cárcel, también sin pretenderlo, ayuda a controlar un motín, gracias a lo cual queda en libertad. Una vez fuera, reemprende la lucha por la supervivencia en compañía de una joven huérfana a ... [+]
26 de noviembre de 2009
26 de noviembre de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comprendo la elevada valoración de "Tiempos modernos". Chaplin, que aparece en los créditos como hombre para todo (director, guionista, actor principal, productor... sólo le falta ser peluquero), merece la aprobación del universo entero de cinéfilos. Todos, con mejores o peores gustos, intelectuales del celuloide o no, estamos de acuerdo que este hombre vale mucho la pena y cualquier gesto suyo, sin palabras, dice tanto como muchos otros de monólogos interminables. ¿Para qué hablar?, es más bello el silencio y aquí queda demostrada la posibilidad de ofrecer un largometraje entretenido sin diálogos por las alturas. La sencillez es el elemento principal para entender por qué es tan gratificante Chaplin. Y al lado de todo buen hombre, una mujer superior, Chaplin es mejor con Paulette Goddard al lado, su ausencia significaría tener que hablar de una película distinta. Aún así no puedo poner más de un siete porque el humor ha perdido bastante en algún gag, el mimo Chaplin es perfecto pero alguna escena humorística del tipo rizar el rizo no funciona, ni ahora ni hace setenta años, eso ya es cuestión de gustos.
Por cierto el final, para mí, es más de ella que de él.
Por cierto el final, para mí, es más de ella que de él.
26 de junio de 2012
26 de junio de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un rebaño de ovejas cruza la gran pantalla. La escena se funde a un grupo de obreros que entra a riadas en una fábrica. Uno de ellos es Chaplin. El pequeño vagabundo de antaño trabaja ahora en una cadena de montaje. Lo usan como conejillo de Indias para las pruebas de una máquina alimentadora, un práctico dispositivo que alimenta automáticamente a los hombres mientras trabajan. Tras un hilarante desacuerdo con la máquina, sufre una crisis nerviosa a causa de la tensión, se vuelve loco y lo envían a un manicomio. Cuando sale, es arrestado y encarcelado por comunista. Cuando lo liberan, la vida le parece tan dura que intenta en vano que lo vuelvan a arrestar. Conoce a una huérfana que huye de la justicia, encarnada por Paulette Gorddard, papel que la hizo famosa.
Con Paulette Goddard, su compañera sentimental en aquella época, Chaplin colocó junto a su héroe a una figura casi igual a él, una especie de vagabunda femenina. La película saca su postura optimista al final de esa vida en común. Así, Chaplin incluso acaba rompiendo su mutismo por la chica. Empujado por ella, actúa en un salón de baile. Y como no consigue memorizar el texto se inventa una canción sin sentido, cuyo significado sólo se descubre gracias a la gesticulación. Con esa canción llegaba a un acuerdo con el cine sonoro y acababa la época de su vagabundo.
Esta película se consagra a criticar un nuevo conflicto: el capital y el trabajo están en tajante oposición, y el hombre no puede ignorar a los pobres, los desheredados, marchan hacia una meta precisa y tienen reivindicaciones concretas. En la parodia de la cadena de montaje, espantosa máquina anuladora de la voluntad individual; en el símbolo del dirigente, lejano y omnipresente en la fábrica gracias a un circuito de televisión, y en las escenas de las masas obreras en fermentación, Chaplin reconoce la nueva realidad. Aunque viva un modesto sueño personal de amor junto a su novia, el contexto visual y los bailes destructores del vagabundo tienen un robusto significado de revuelta contra el alud de egoísmo individual y organizado.
Con Paulette Goddard, su compañera sentimental en aquella época, Chaplin colocó junto a su héroe a una figura casi igual a él, una especie de vagabunda femenina. La película saca su postura optimista al final de esa vida en común. Así, Chaplin incluso acaba rompiendo su mutismo por la chica. Empujado por ella, actúa en un salón de baile. Y como no consigue memorizar el texto se inventa una canción sin sentido, cuyo significado sólo se descubre gracias a la gesticulación. Con esa canción llegaba a un acuerdo con el cine sonoro y acababa la época de su vagabundo.
Esta película se consagra a criticar un nuevo conflicto: el capital y el trabajo están en tajante oposición, y el hombre no puede ignorar a los pobres, los desheredados, marchan hacia una meta precisa y tienen reivindicaciones concretas. En la parodia de la cadena de montaje, espantosa máquina anuladora de la voluntad individual; en el símbolo del dirigente, lejano y omnipresente en la fábrica gracias a un circuito de televisión, y en las escenas de las masas obreras en fermentación, Chaplin reconoce la nueva realidad. Aunque viva un modesto sueño personal de amor junto a su novia, el contexto visual y los bailes destructores del vagabundo tienen un robusto significado de revuelta contra el alud de egoísmo individual y organizado.
29 de octubre de 2008
29 de octubre de 2008
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante el visionado de una película cuyo contenido se puede clasificar como cine propaganda las reacciones siempre suelen virar hacia un mismo sentido, no positivo precisamente. Esta clase de films de film suelen ser acusados de toscos, manipuladores e incluso perversos. la crítica los aniquila sin ninguna conmisceración, como si el cine fuera demasiado importante como para permitir lavados de cerebro interesados a la audiencia. Lo más chocante del caso, es que estas críticas obvian, por un lado, que la técnica de la manipulación política a través del arte ha sido una constante a través de los siglos. Al respecto tenemos ejemplos muy claros en la literatura, con los dramas de Ibsen o en pintura con cuadros como La libertad guiando al pueblo de Delacroix. Obras que sin duda buscan crear un estado de opinión en el espectador.
Ejemplo claro de esto es ni más menos que en Tiempos Modernos. Una película moralista, aleccionadora, y cuyo gran valor quizás reside en ofrece mensaje con una sonrisa en lugar de con un gruñido. ¿Es este un motivo para despreciarla? En absoluto. La obra que construye Chaplin es posiblemente uno de los paradigmas de lo que significa la belleza en el séptimo arte. Un gigantesco canto a la libertad que retumba y sobrepasa el inmenso ruido provocado por la maquinaria pesada. Todo ello plasmado de forma simple, articulando la película en el formato clásico del cine mudo, es decir, en grandes bloques secuenciales que intentan mostrarnos aspectos de la cotidianidad de una sociedad en crisis.
Aunque ciertamente hay recursos estilísticos dignos de destacarse, como el dominio de las escenas de masas, las metáforas sobre la deshumanización del obrero y su empequeñecimiento ante la monstruosidad de la maquinaria (inolvidable escena donde Chaplin es devorado por una máquina y luego escupido como un resto inservible) o su avanzada modernidad al reflejar un mundo casi orwelliano, donde reside la verdadera naturaleza del triunfo del film está en el tono que sabe imprimir al conjunto. La carga contra todos los elementos injustos y represores del sistema es contundente y no deja títere con cabeza. Desde la insolidaridad obrera, hasta la patronal, pasando por la policía y la iglesia, todos quedan retratados de forma tierna, cierto, pero con un tamiz constante de acidez que a veces invita más a llorar que a la risa propiamente dicha. (sigue en spoiler)
Ejemplo claro de esto es ni más menos que en Tiempos Modernos. Una película moralista, aleccionadora, y cuyo gran valor quizás reside en ofrece mensaje con una sonrisa en lugar de con un gruñido. ¿Es este un motivo para despreciarla? En absoluto. La obra que construye Chaplin es posiblemente uno de los paradigmas de lo que significa la belleza en el séptimo arte. Un gigantesco canto a la libertad que retumba y sobrepasa el inmenso ruido provocado por la maquinaria pesada. Todo ello plasmado de forma simple, articulando la película en el formato clásico del cine mudo, es decir, en grandes bloques secuenciales que intentan mostrarnos aspectos de la cotidianidad de una sociedad en crisis.
Aunque ciertamente hay recursos estilísticos dignos de destacarse, como el dominio de las escenas de masas, las metáforas sobre la deshumanización del obrero y su empequeñecimiento ante la monstruosidad de la maquinaria (inolvidable escena donde Chaplin es devorado por una máquina y luego escupido como un resto inservible) o su avanzada modernidad al reflejar un mundo casi orwelliano, donde reside la verdadera naturaleza del triunfo del film está en el tono que sabe imprimir al conjunto. La carga contra todos los elementos injustos y represores del sistema es contundente y no deja títere con cabeza. Desde la insolidaridad obrera, hasta la patronal, pasando por la policía y la iglesia, todos quedan retratados de forma tierna, cierto, pero con un tamiz constante de acidez que a veces invita más a llorar que a la risa propiamente dicha. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En esta sabia combinación de tristeza y alegría, de resignación y de lucha, de comedia y de drama, es de donde se saca el definitivo paisaje argumental del film. Chaplin no es un revolucionario al uso, no está invitando a las masas a rebelarse. Si acaso, lo que hay es una meditación casi estoica sobre el estado de las cosas, una visión schopenhaueriana sobre la capacidad individual, a través de la voluntad, de cambiar tu propia situación y la de los más próximos. Una invitación a un restaurante donde se sirve la comida a los invitados, a la audiencia, pero que deja al libre albedrío lo que uno quiere y como lo quiere comer.
Nos hallamos pues ante un film denuncia, sí, pero también ante un ejemplo de cómo poner los recursos técnicos y estilísticos al servicio del mensaje, y no a la inversa. Un ejemplo del que deberían tomar nota, por un lado, cineastas como Loach o Aranoa que creen que el contenido lo es todo sin importar en demasía como lo hacen; y por otro toda esa pléyade de críticos que denostan el género apoyándose en ejemplos cuidadosa y sesgadamente escogidos. Y es que en el fondo Tiempos Modernos consigue lo que a toda obra de arte debe aspirar, que no es otra cosa que trascender más allá del tiempo, más allá de la emoción, y fundir continente y contenido.
Nos hallamos pues ante un film denuncia, sí, pero también ante un ejemplo de cómo poner los recursos técnicos y estilísticos al servicio del mensaje, y no a la inversa. Un ejemplo del que deberían tomar nota, por un lado, cineastas como Loach o Aranoa que creen que el contenido lo es todo sin importar en demasía como lo hacen; y por otro toda esa pléyade de críticos que denostan el género apoyándose en ejemplos cuidadosa y sesgadamente escogidos. Y es que en el fondo Tiempos Modernos consigue lo que a toda obra de arte debe aspirar, que no es otra cosa que trascender más allá del tiempo, más allá de la emoción, y fundir continente y contenido.
11 de enero de 2008
11 de enero de 2008
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiempos Modernos fue la última película en la que Chaplin encarnó a ese personajillo pícaro y pobretón llamado Charlot. Siendo hoy día una de sus películas más reconocidas y valoradas poco queda por decir de ella que no se haya dicho ya, pues por ejemplo algunas de sus escenas son tan famosas que seguramente han transcendido al ojo del espectador incluso sin que este se haya sentado a verla completamente. (*Spoiler opcional)
En esta ocasión, Chaplin nos ofrece con su estilo característico, una comedia llena de gags visuales y denuncia social, en la que incluso (como no) tiene cabida una pequeña historia de amor. Enmarcada en un mundo sacudido por el inconmesurable poder alienante de las máquinas, y por las frecuentes huelgas y nuevas voces sociales, Tiempos Modernos, es una historia de supervivencia, donde el moralismo y la vergüenza se pierden en el mismo punto donde empieza a apretar el hambre.
Si tienes trabajo, te vuelves casi loco por culpa del ritmo que imponen las fábricas; como diría un amigo mío, te conviertes en uno de los "hombres grises". Y si no tienes donde ganarte el pan, mal lo llevas para sobrevivir como no estés encerrado en la cárcel. Ése parece ser el mensaje que nos inspira el observar el retrato que nos hizo Chaplin de la (por entonces) nueva era industrial. Un verdadero mundo de locos donde la vida solamente asoma a cuentagotas y nos redime del caos de la vida moderna, ya sea por la gracia de una sonrisa llena de amor o por la rabia de una reivindicativa pancarta obrera. Sean bienvenidos a los Tiempos Modernos.
Un 8´5 de nota, pues es una comedia tan completa, como divertida; eso sí, quizás un poquito menos de metraje le hubiese venido de perlas.
Disfrútenla.
En esta ocasión, Chaplin nos ofrece con su estilo característico, una comedia llena de gags visuales y denuncia social, en la que incluso (como no) tiene cabida una pequeña historia de amor. Enmarcada en un mundo sacudido por el inconmesurable poder alienante de las máquinas, y por las frecuentes huelgas y nuevas voces sociales, Tiempos Modernos, es una historia de supervivencia, donde el moralismo y la vergüenza se pierden en el mismo punto donde empieza a apretar el hambre.
Si tienes trabajo, te vuelves casi loco por culpa del ritmo que imponen las fábricas; como diría un amigo mío, te conviertes en uno de los "hombres grises". Y si no tienes donde ganarte el pan, mal lo llevas para sobrevivir como no estés encerrado en la cárcel. Ése parece ser el mensaje que nos inspira el observar el retrato que nos hizo Chaplin de la (por entonces) nueva era industrial. Un verdadero mundo de locos donde la vida solamente asoma a cuentagotas y nos redime del caos de la vida moderna, ya sea por la gracia de una sonrisa llena de amor o por la rabia de una reivindicativa pancarta obrera. Sean bienvenidos a los Tiempos Modernos.
Un 8´5 de nota, pues es una comedia tan completa, como divertida; eso sí, quizás un poquito menos de metraje le hubiese venido de perlas.
Disfrútenla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
* Recuerden si no cuando Charlot se queda atrapado en los engranajes de una máquina; o la mítica escena en la que después de haber sido contratado como camarero y cantante, por un imprevisto canta una letra totalmente improvisada. O si no la genial escena de las pruebas de la máquina para comer...
8 de marzo de 2009
8 de marzo de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás una de las mejores películas de Chaplin, sin duda un clásico inolvidable.
Chaplin sabía dar ese toque especial a sus películas, sabía hacer una comedia inolvidable además de dar ese toque humano a sus historias, unos valores humanos generales.
La película muestra de una manera genial y crítica de cómo los nuevos tiempos con sus nuevas máquinas destruyen la individualidad del hombre convirtiéndole en máquina que trabaja para otra máquina y estos para una cabeza general, fría e inhumana.
A su vez la película posee momentos inolvidables dentro del cine de Chaplin, como el trabajo dentro de la máquina o todos esos momentos de la fábrica, momentos divertidísimos además de ser tan reales como la crítica que realiza.
Chaplin habla de la clase trabajadora o por decirlo de otra manera de los “nuevos pobres”, personas que dependerán del trabajo dentro de las fábricas y de la producción, como bien muestra al principio, los seres humanos serán tratados como un rebaño de ovejas.
Habla de la pobreza de la clase trabajadora y de la nueva crisis moral de estos a causa de las huelgas, de la falta de trabajo y por consiguiente de la pobreza y todo lo que ella lleva consigo, robos y delincuencia.
Han pasado muchos años desde entonces y solamente tenemos que ver la situación actual y analizarla, veamos como los trabajadores, los obreros dependen del bienestar de la fábrica, si a esta le va bien el obrero comerá y si a esta le va mal no comerá, habrá paro y hambre, la gente se echará a la calle en busca de comida.
Chaplin habla sobre los comienzos de una nueva era en el trabajo humano y aunque la película parece narrar un momento histórico ya pasado parece narrar un momento también actual por el que estamos viviendo, las consecuencia del capitalismo.
Genial y espectacular crítica que igualmente sirve para el momento actual, la realidad no solamente económica del obrero sino de su realidad moral.
Chaplin consigue una sátira inolvidable de la realidad social de su momento y actual.
Chaplin sabía dar ese toque especial a sus películas, sabía hacer una comedia inolvidable además de dar ese toque humano a sus historias, unos valores humanos generales.
La película muestra de una manera genial y crítica de cómo los nuevos tiempos con sus nuevas máquinas destruyen la individualidad del hombre convirtiéndole en máquina que trabaja para otra máquina y estos para una cabeza general, fría e inhumana.
A su vez la película posee momentos inolvidables dentro del cine de Chaplin, como el trabajo dentro de la máquina o todos esos momentos de la fábrica, momentos divertidísimos además de ser tan reales como la crítica que realiza.
Chaplin habla de la clase trabajadora o por decirlo de otra manera de los “nuevos pobres”, personas que dependerán del trabajo dentro de las fábricas y de la producción, como bien muestra al principio, los seres humanos serán tratados como un rebaño de ovejas.
Habla de la pobreza de la clase trabajadora y de la nueva crisis moral de estos a causa de las huelgas, de la falta de trabajo y por consiguiente de la pobreza y todo lo que ella lleva consigo, robos y delincuencia.
Han pasado muchos años desde entonces y solamente tenemos que ver la situación actual y analizarla, veamos como los trabajadores, los obreros dependen del bienestar de la fábrica, si a esta le va bien el obrero comerá y si a esta le va mal no comerá, habrá paro y hambre, la gente se echará a la calle en busca de comida.
Chaplin habla sobre los comienzos de una nueva era en el trabajo humano y aunque la película parece narrar un momento histórico ya pasado parece narrar un momento también actual por el que estamos viviendo, las consecuencia del capitalismo.
Genial y espectacular crítica que igualmente sirve para el momento actual, la realidad no solamente económica del obrero sino de su realidad moral.
Chaplin consigue una sátira inolvidable de la realidad social de su momento y actual.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here