Un horizonte lejano

Qué esperar de un tipo como Ron Howard, absolutamente políticamente correcto, niño bueno de Hollywood, muy correctito y aseado él, educado y sin una mala palabra. Pues eso es esta película, un melodrama de aventurillas con ramalazos de western que te deja absolutamente indiferente, un film de esteticismo para la galería, de escritura tan bien caligrafiada como neutralmente inservible y con la pareja Cruise/Kidman llevando el "star system" con soltura y bien acomodados pero sin una chispa que brille más de lo marcado en la raya de lo correcto.

He leido por ahí que la película es agradable, yo más bien diría que es confortable. Confortable como los documentales de viajes que ponemos en la tele en sobremesa para dormir la siesta, que, por cierto, es lo mejor que uno puede hacer con esta castaña. El matrimonio insulso mediático de Hollywood se une al director mediocre por excelencia (si se busca en el diccionario Ron Howard aparece, de verdad: m. 1.Dícese de aquello mediocre y sin sustancia 2. Aburrido. que impulsa al sueño o al consumo compulsivo de palomitas y nachos), para realizar este tostón de(ojo) más dos horas de duración... Pero este tío, ¡¿quien se cree que es? ¿Kurosawa?!... No aporta nada nuevo, suena a historia vista mil veces, el tempo es lento, el final previsible y Tom Cruise sigue poniendo la media sonrisita de pijo imbécil que le caracteriza.
Si después de todo se deciden a verla al menos pónganla en la sobremesa... siempre podrán dormir la siesta.

Es lo que tiene Ron Howard. Films de enorme presupuesto, con cástings estratosféricos e historias prometedoras que quedan en ejercicios megalómanos vacíos de contenido. Estamos ante una película aparentemente épica pero hueca. En cuanto al reparto, actores "de los buenos" (-sigh-) metidos en personajes estereotipados y sin chicha alguna. ¡No se salva nadie, demonios! ¡Ni siquiera secundarios de empaque como Colm Meaney o el sempiterno y omnipresente Robert Prosky! El caso es que cuando a Howard le dan un film pequeño, ¡lo borda! (Véase y revéase 100 veces "El Desafío: Frost Contra Nixon")

Vamos a ver, señor Ron Howard: ¿en qué cabeza cabe que Tom Cruise (con su perfecta dentadura, peinado de ensueño y cara de Ken americano por excelencia) puede pasar por un rudo irlandés? En fin...
Dejando de lado la poca credibilidad del protagonista, el principal problema de Un horizonte muy lejano es que le sobran minutos. Pero muchos minutos. Por lo menos treinta, si no más, especialmente en su segunda hora. Y es una pena, porque no empieza mal. Hay buena química entre Cruise y Nicole Kidman, fantástica como (casi) siempre, y toda la parte en Irlanda es entretenida e interesante. Después, sigue siendo una película que se deja ver, especialmente en una tarde sin mucho más que hacer, pero sin duda es excesivamente larga y se pierde demasiado en una historia que se deja el interés por el camino según avanza y según se adentran los personajes más y más en la América profunda.
Bonita en lo visual, bien rodada, bien trabajada, con un trabajo técnico que luce mucho en la pantalla y una pareja resultona y carismática, pero el resultado no es el deseado.

Lo mejor: Nicole Kidman y el esfuerzo técnico (vestuario, decorados, fotografía, etc).
Lo peor: Le sobra metraje por todas partes y va de más a menos.

De los caserones de época a la aventura de la colonización del Oeste, esta película tiene más cosas buenas que malas, aunque nunca ha sido la más recordada de ninguno de sus dos protagonistas, pues ambos han hecho muchas cosas y esta no es de las mejores de sus filmografías.
Cuenta con un joven pero ya famoso Tom Cruise, conociendo a la que fuera su mujer en la vida real, Nicole Kidman, cuando ya empezaba a despegar su carrera. Ambos actores, muy jóvenes aquí, tienen buena química a pesar de llevarse muy mal al principio, como en las canciones de "Pimpinela".
La estupenda fotografía y la aún mejor banda sonora de John Williams (explorando sonidos irlandeses, que se dice pronto) adornan muy bien una historia interesante pero con ciertos altibajos.
Y es que en su excesivo metraje hay tiempo para partes un poco más flojas (lo del boxeo está bien pero se vuelve repetitivo, por ejemplo) e incluso algunas dosis de humor que no me terminan de convencer del todo.
En cuanto a la inevitable y previsible parte romántica, es bastante breve y no molesta lo más mínimo al conjunto.
En general, es entretenida y tiene una ambientación muy conseguida. Se nota que tiene un alto presupuesto. Y aunque a veces se echa de menos una mayor épica o un mejor ritmo (pues pasan cosas, pero podrían pasar más), el tramo final lo compensa perfectamente. Esta secuencia sí que transmite la épica que Ron Howard quiere imprimir al film, con una espectacular cabalgada hecha sin ordenador y cargada de vistosos "travellings" de cámara.
Como curiosidad, aquí Cruise todavía no muestra su afición a correr como un loco en sus películas. ¿Será porque no la produjo él?