Bagheria, un dueño de libertad
2009 

6,1
1.939
Comedia. Drama
Los últimos 70 años de la historia de Italia vistos desde el pequeño pueblo siciliano de Bagheria (coloquialmente Baaría). El protagonista, Peppino Torrenuova, pertenece a una familia trabajadora y, a pesar de que es pastor de cabras, tiene una gran conciencia social. A través de él y de sus hijos vemos un mundo en el que el tiempo parece haberse detenido sin afectar a los usos y costumbres tradicionales. Y, sin embargo, ha habido ... [+]
9 de abril de 2012
9 de abril de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Baarìa es la historia de la familia Torrenuova durante tres generaciones y abarcando el periodo que va desde los años 30 hasta los años 80, en una Italia casi siempre convulsa. Con tono épico y mucho paisajismo, Tornatore filma una película hermosísima que habla sobre la pérdida del ideal, la búsqueda del amor y la lucha política y social. Una película con pretensión totalizadora, aunque con desiguales resultados.
Tornatore es muy consciente de que está rodando una película para el recuerdo, que quiere ser un fresco importante para conocer la historia de Italia en el pasado siglo XX. Por eso, tal vez abuse de tópicos y de planos paisajísticos y cenitales. Quiere rodar una película hermosa, y lo consigue. Pero, ¿consigue rodar una película emocionante? Solo a ratos. Baarìa puede resultar algo árida en algún tramo, y no todas las peripecias que cuenta tienen el mismo interés ni despiertan nuestros sentimientos.
De estas películas italianas que revisan su pasado reciente siempre me ha sorprendido su curioso humor y su desenfado. Los italianos miran al pasado y te hacen creer aquello de que "cualquier tiempo pasado fue mejor", a pesar de las penalidades que pasan algunos de sus personajes. En eso, me quito el sombrero, pues Tornatore consigue momentos verdaderamente especiales cuando maneja ese tono y retrata a los personajes empleando el recurso de la ironía.
Baarìa es una buena película, pero no alcanza el nivel de excelencia. Prima en ella un clasicismo que le arrebata personalidad muchas veces a la narración, y solo al final puede la película aspirar a emocionar al espectador. El camino que recorremos con los personajes es bonito y agradable, pero me temo que no tan memorable como cabría esperar.
Tornatore es muy consciente de que está rodando una película para el recuerdo, que quiere ser un fresco importante para conocer la historia de Italia en el pasado siglo XX. Por eso, tal vez abuse de tópicos y de planos paisajísticos y cenitales. Quiere rodar una película hermosa, y lo consigue. Pero, ¿consigue rodar una película emocionante? Solo a ratos. Baarìa puede resultar algo árida en algún tramo, y no todas las peripecias que cuenta tienen el mismo interés ni despiertan nuestros sentimientos.
De estas películas italianas que revisan su pasado reciente siempre me ha sorprendido su curioso humor y su desenfado. Los italianos miran al pasado y te hacen creer aquello de que "cualquier tiempo pasado fue mejor", a pesar de las penalidades que pasan algunos de sus personajes. En eso, me quito el sombrero, pues Tornatore consigue momentos verdaderamente especiales cuando maneja ese tono y retrata a los personajes empleando el recurso de la ironía.
Baarìa es una buena película, pero no alcanza el nivel de excelencia. Prima en ella un clasicismo que le arrebata personalidad muchas veces a la narración, y solo al final puede la película aspirar a emocionar al espectador. El camino que recorremos con los personajes es bonito y agradable, pero me temo que no tan memorable como cabría esperar.
27 de diciembre de 2010
27 de diciembre de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aceptando que las comparaciones son generalmente odiosas y a menudo innecesarias, no me queda más remedio esta vez sino de, al menos, mencionar otras obras de las que creo que "Baaría" bebe y contraponer algunos elementos y aspectos para clarificar cuáles son las zanjas en las que tropieza esta reciente obra de Tornatore.
Pero, antes, ensalcemos con toda justicia el apartado técnico de la película, que nos resulta impecable y contribuye, en cualquier caso, a hacer más atractiva una película que se queda a medio camino, que apunta alto y que no alcanza su final objetivo, que no anda lejos de cierta pretenciosidad y que nos recuerda aquel dicho de que "no es oro todo lo que reluce".
Quizás sea el más rotundo error de Tornatore el propósito de querer contar demasiado (en sólo dos horas, para más inri, que a pesar de todo puedan parecer a más de uno excesivas), de querer abarcar más de lo posible. Y ello deviene en superabundancia de situaciones y tramas, en copiosidad narrativa que nos sume en una situación confusa, en una sensación de que mucho se empieza y poco se acaba ante tantas vías paralelas que, mediante las continuas elipsis, se van intercalando a medida que avanza el tiempo. Claro ejemplo de ello lo tenemos seguramente en el caso del hijo de Peppino, que cuando lo lleva por primera vez al cine despierta en él una irrefrenable pasión por el mundo del celuloide (cosa que, por otra parte, desprendía rápidamente el tufillo al chaval de "Cinema Paradiso") pero que se queda en nada, al parecer.
[sigo en spoiler sin desvelar nada]
Pero, antes, ensalcemos con toda justicia el apartado técnico de la película, que nos resulta impecable y contribuye, en cualquier caso, a hacer más atractiva una película que se queda a medio camino, que apunta alto y que no alcanza su final objetivo, que no anda lejos de cierta pretenciosidad y que nos recuerda aquel dicho de que "no es oro todo lo que reluce".
Quizás sea el más rotundo error de Tornatore el propósito de querer contar demasiado (en sólo dos horas, para más inri, que a pesar de todo puedan parecer a más de uno excesivas), de querer abarcar más de lo posible. Y ello deviene en superabundancia de situaciones y tramas, en copiosidad narrativa que nos sume en una situación confusa, en una sensación de que mucho se empieza y poco se acaba ante tantas vías paralelas que, mediante las continuas elipsis, se van intercalando a medida que avanza el tiempo. Claro ejemplo de ello lo tenemos seguramente en el caso del hijo de Peppino, que cuando lo lleva por primera vez al cine despierta en él una irrefrenable pasión por el mundo del celuloide (cosa que, por otra parte, desprendía rápidamente el tufillo al chaval de "Cinema Paradiso") pero que se queda en nada, al parecer.
[sigo en spoiler sin desvelar nada]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tres son las películas que, según creo, influyen decisivamente en "Baaría". No descubriremos nada nuevo si incluimos en las mismas a "Novecento" (1976) y a "Cinema Paradiso" (1988). La tercera sería "I centi passi" ("Los cien pasos", 2000) dirigida por Marco Tullio Giordana, autor también de la excelente "La meglio gioventú". En esta última, también se abordaba el tema del comunismo a lo largo de varias décadas en Sicilia, pero con más crudeza, precisión y tino, acompañado de cierto tono de desengaño o escepticismo; en "Baaría", sin embargo, parece un acercamiento demasiado idealista, que nos queda como muy lejano, casi tan ingenuo, a veces, que nos recuerda incluso a la serie española "Cuéntame" a la llegada de la democracia.
Tornatore quiere en "Baaría" repetir fórmulas que le trajeran el merecido éxito con "Cinema Paradiso" y, de hecho, acierta con algunas de ellas, ya sea deteniéndose en el humor popular y cotidiano (esta vez incluso se recurre más a él), en la dinámica y atractiva recreación de ambientes, o en la utilización de una música que nos brinda el maestro Morricone, al que nunca nos cansaremos de alabar. A eso se suma un mayor detenimiento en los numerosos y variopintos personajes del pueblo siciliano, cosa que incluso nos podrá traer a la mente esa obra prodigiosa llamada "El hombre tranquilo" donde Ford se fijaba inmejorable e inigualablemente en esos personajes anónimos y corrientes de un pueblo cualquiera.
Todo ello, y el esplendor visual durante todo el filme, hacen de "Baaría" una película que, por lo menos, no aburre en absoluto, hará reir en diversas escenas y que resulta un goce para los sentidos. Pero el argumento no es tan bueno ni está tan certeramente narrado como los de las tres películas que antes contraponíamos; y por supuesto, Tornatore pierde en "Baaría" la espontaneidad, la pureza y la frescura que admirábamos en "Cinema Paradiso".
Tornatore quiere en "Baaría" repetir fórmulas que le trajeran el merecido éxito con "Cinema Paradiso" y, de hecho, acierta con algunas de ellas, ya sea deteniéndose en el humor popular y cotidiano (esta vez incluso se recurre más a él), en la dinámica y atractiva recreación de ambientes, o en la utilización de una música que nos brinda el maestro Morricone, al que nunca nos cansaremos de alabar. A eso se suma un mayor detenimiento en los numerosos y variopintos personajes del pueblo siciliano, cosa que incluso nos podrá traer a la mente esa obra prodigiosa llamada "El hombre tranquilo" donde Ford se fijaba inmejorable e inigualablemente en esos personajes anónimos y corrientes de un pueblo cualquiera.
Todo ello, y el esplendor visual durante todo el filme, hacen de "Baaría" una película que, por lo menos, no aburre en absoluto, hará reir en diversas escenas y que resulta un goce para los sentidos. Pero el argumento no es tan bueno ni está tan certeramente narrado como los de las tres películas que antes contraponíamos; y por supuesto, Tornatore pierde en "Baaría" la espontaneidad, la pureza y la frescura que admirábamos en "Cinema Paradiso".
5 de enero de 2012
5 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera de Giuseppe Tornatore, para bien o para mal, tiene como punto destacado la película "Cinema Paradiso", donde el realizador reune las principales constantes de su cine, en la que su mirada nostálgica hacia el pasado es llevada de la mano de su profunda cinefilia. Con este sencillo baremo se puede medir su trayectoria casi desde sus inicios.
En esta ocasión afronta el que es, sin duda su proyecto más ambicioso de su carrera, hasta el momento. Tornatore se situa en su Sicilia natal para contarnos la epopeya de una modesta familia, los Torrenuova, a través de tres generaciones de la familia. La modestia termina aquí, puesto que el retrato que nos ofrece Tornatore no puede ser más grandilocuente, con un despliegue de medios que contrasta con sus habituales películas "pequeñas" con voluntad de serlo.
La habitual cinefilia de Tornatore, se refleja, además de determinadas escenas y carteles del cine del pueblo (que nos remite directamente a la citada "Cinema Paradiso"), con referencias descaradas a los principales artífices del neorealismo italiano. Pero la referencia más evidente es la de Bertolucci. Salvando las distancias, claro.
Dos son los aspectos más destacables de esta película. Por un lado, el apartado visual, con una gama de colores muy especial y una fotografía de excelente factura obra de Enrico Lucidi. Tornatore es plenamente consciente del esfuerzo realizado en el tema visual y plástico, por lo que el espectador tendrá la oportunidad de admirar, a lo largo de las dos horas y media que dura el film, los excelentes paisajes de las tierras sicilianas, así como de sus pueblos y gente, ya que el film contiene una gran variedad de panorámicas escenas de conjunto. El otro aspecto a destacar es el musical. La partitura de Morricone, una vez más, es excelente a la hora de expresar sentimientos de melancolia, e incluso ciertos tintes épicos y grandilocuentes etc.
Hasta aquí, el haber. En el debe, hay que achacarle al film de ser excesivamente pretencioso. Es cierto que en gran parte de su metraje se parece a la citada obra de Bertolucci, pero también lo es que la película de Tornatore, tras sus bellísimas imágenes, está vacía de contenido. Los tijeretazos han afectado a las pequeñas tramas y subtramas que jalonaban el retrato, de forma que la coherencia interna del relato ha quedado tocada. El recurso habitual a las elipsis que dejan fuera la mayor parte de lo que quería contarnos, obligando al espectador a rellenar los huecos.
Pese a las buenas intenciones de Tornatore y lo ambicioso de su proyecto, es imposible no valorar este film como una sucesión inconexa de excelentes imágenes y situaciones casi a modo de flashes, a menudo incomprensibles y que acaban desorientando al espectador.
En esta ocasión afronta el que es, sin duda su proyecto más ambicioso de su carrera, hasta el momento. Tornatore se situa en su Sicilia natal para contarnos la epopeya de una modesta familia, los Torrenuova, a través de tres generaciones de la familia. La modestia termina aquí, puesto que el retrato que nos ofrece Tornatore no puede ser más grandilocuente, con un despliegue de medios que contrasta con sus habituales películas "pequeñas" con voluntad de serlo.
La habitual cinefilia de Tornatore, se refleja, además de determinadas escenas y carteles del cine del pueblo (que nos remite directamente a la citada "Cinema Paradiso"), con referencias descaradas a los principales artífices del neorealismo italiano. Pero la referencia más evidente es la de Bertolucci. Salvando las distancias, claro.
Dos son los aspectos más destacables de esta película. Por un lado, el apartado visual, con una gama de colores muy especial y una fotografía de excelente factura obra de Enrico Lucidi. Tornatore es plenamente consciente del esfuerzo realizado en el tema visual y plástico, por lo que el espectador tendrá la oportunidad de admirar, a lo largo de las dos horas y media que dura el film, los excelentes paisajes de las tierras sicilianas, así como de sus pueblos y gente, ya que el film contiene una gran variedad de panorámicas escenas de conjunto. El otro aspecto a destacar es el musical. La partitura de Morricone, una vez más, es excelente a la hora de expresar sentimientos de melancolia, e incluso ciertos tintes épicos y grandilocuentes etc.
Hasta aquí, el haber. En el debe, hay que achacarle al film de ser excesivamente pretencioso. Es cierto que en gran parte de su metraje se parece a la citada obra de Bertolucci, pero también lo es que la película de Tornatore, tras sus bellísimas imágenes, está vacía de contenido. Los tijeretazos han afectado a las pequeñas tramas y subtramas que jalonaban el retrato, de forma que la coherencia interna del relato ha quedado tocada. El recurso habitual a las elipsis que dejan fuera la mayor parte de lo que quería contarnos, obligando al espectador a rellenar los huecos.
Pese a las buenas intenciones de Tornatore y lo ambicioso de su proyecto, es imposible no valorar este film como una sucesión inconexa de excelentes imágenes y situaciones casi a modo de flashes, a menudo incomprensibles y que acaban desorientando al espectador.
27 de noviembre de 2010
27 de noviembre de 2010
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una constante plasmación al celuloide de los recuerdos de la infancia, se describen las circunstancias de un pais antes del estallido de la II Guerra mundial, nostalgia pura, una película pequeña pero llena de sentimientos. No es su Cinema pero si esta impregnado de su estilo. A mi me encantó.
13 de febrero de 2014
13 de febrero de 2014
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo las malas críticas y comentarios a esta película debo decir que después de verla se me antoja imprescindible para valorar correctamente la película ver la pelícual en versión original e incluso haber vivido en Sicilia ya que solo así se podrá comprender realmente el sentido de la película.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here