Zoe

Algo edulcorado romance humano-robótico que se apoya en una etérea y atmosférica banda sonora. Un diseñador de androides indistinguibles de las personas entabla una relación con una de sus creaciones que va más allá de lo profesional. Pero, a la hora de la verdad, no es capaz de verla más que como un ente artificial mientras que ella desarrolla sentimientos humanos hacia él.

No es mala premisa, aunque bebe de fuentes muy reconocidas como Her (2013) y Ex Machina (2015), e incluso Blade Runner (1982), aunque también podría pasar por un capítulo largo de Black Mirror. Tenemos un desarrollo que tira más por lo romántico e intenta penetrar en lo existencial, pero sin mucha pegada. Aunque la pregunta procede, habida cuenta de como va avanzando la humanidad: ¿llegaremos al punto de preferir a un humano sintético como pareja, y será esto socialmente aceptado?

Luego tenemos la trama paralela de la pastilla que permite volver a enamorarte. Me parece que dos tramas ya se solapan demasiado, la primera quizá no daba para largometraje y de ahí la segunda, mucho menos trabajada y verosímil. No es una película que rompa moldes pero tampoco tiene fallos garrafales que la condenen. Está bien actuada, la música embelesa lo suficiente y si tienen el día sensible puede tocarles cierta fibra.

He de decir que a mí me gustan estas pelis. Como en Blade Runner, como en IA esta película explora preguntas con carga de profundidad: ¿qué es lo realmente real? ¿qué es el amor? Como dice el título de la novela de Philip A. Dick en la que se inspira Blade Runner ¿pueden los androides soñar con ovejas eléctricas? y ¿pueden sentir amor?
Desde el cuento de Pinocho de Collodi a la película IA de Spielberg ¿Puede una creación artificial tener el deseo de ser humano? Pinocho lo tuvo e interpela a su creador Gepetto. En la película IA (inteligencia artificial) se recrea el cuento de Pinocho: un niño androide que necesita ser amado porque se siente diferente y rechazado. En Blade Runner también se explora esta necesidad de identidad humana en los personajes de los replicantes.

¿Qué somos? ¿recuerdos? ¿emociones? ¿Qué seriamos sin sentimientos ni emociones? Si en la peli de Ex Machina de Alex Garland se explora el nivel de inteligencia de una máquina, quizá la máquina empieza a dejar de ser máquina cuando no sabemos distinguirla de un ser humano, en efecto, el test de Turing establece que si piensas que al otro lado de la pantalla hay un humano significa que la máquina ha superado el test y entonces se habla de inteligencia artificial, en Zoe se explora el terreno de los sentimientos: ¿Son sólo un atributo humano? o los sentimientos se pueden reproducir en un androide. En esta película, como en Blade Runner, en ningún momento se habla de androides, término que ya rechazó Ridley Scott por demasiado mecánico, en aquella se hablaba de replicantes y en esta se habla de sintéticos. ¿Vamos hacia este futuro? Como en las clásicas historia de amores imposibles por distinta clase social, Zoe y Cole están, como dice su ayudante sintético, a un lado y a otro de la raya. Pero como ya nos narraba la peli Her de Spike Jonze ¿Hay algo que está más allá de la raya y la puede borrar?