La rueda de la maravilla
6,2
10.217
Drama
En la Coney Island de la década de los 50, el joven Mickey Rubin (Timberlake), un apuesto salvavidas del parque de atracciones que quiere ser escritor, cuenta la historia de Humpty (Jim Belushi), operador del carrusel del parque, y de su esposa Ginny (Winslet), una actriz con un carácter sumamente volátil que trabaja como camarera. Ginny y Humpty pasan por una crisis porque además él tiene un problema con el alcohol, y por si fuera poco ... [+]
9 de febrero de 2018
9 de febrero de 2018
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una gran película, que será estudiada con los años en las escuelas de cine. De lo contrario, esas escuelas serán una porquería. Porque es una obra de arte.
La fotografía es pura poesía visual, un trabajo excelente, en el que cada plano es un lienzo con vida propia al servicio de las emociones de los personajes. Un encuadre que puede comenzar con luz fría y tenue, y finalizar plenamente iluminado con todos cálidos. Lo de Storaro no es de Oscar; es de genuflexión.
Luego está el pulso de Woody Allen con la narración visual. Por desgracia, la mayoría de críticos han ensalzado durante años su vis cómica, sus hilarantes gags e histriónicos personajes; vamos, su capacidad como guionista para crear situaciones, historias y diálogos brillantes. Poco se ha escrito sobre su verdadera habilidad narrativa que, en mi opinión, es la de realizador.
Yo soy de esos raritos que prefieren sus tragedias en tono de drama en las que no sale él, o lo hace muy poco, como Match Point, Delitos y Faltas, Interiores, Septiembre… Francamente, me cansé hace años de sus chistes. Sólo me atrapa cuando trabaja el encuadre.
En Wonder Wheel la planificación es magistal. Las decisiones de corte, las progresiones en la escala y el uso de los movimientos de cámara articulan un lenguaje invisible mágico, con un ritmo perfecto.
El texto parece inspirado en las tragedias de Tennessee Williams y los melodramas de Douglas Sirk. No en vano, la historia transcurre en los años 50 americanos. Y por encontrarle las cosquillas a esta película diría que este apartado, el del guión, es el que no pasa de un aprobado alto debido a un segundo acto en ocasiones errático.
Las interpretaciones son, por lo general, bastante buenas. Pero destaca especialmente Kate Winslet, que ya demostró hace años que es una de las mejores profesionales del cine. Cierto que el personaje es un caramelo para lucirse, pero también lo es que supone un reto enorme para el que no vale cualquiera.
Una película cruda y realmente bella.
La fotografía es pura poesía visual, un trabajo excelente, en el que cada plano es un lienzo con vida propia al servicio de las emociones de los personajes. Un encuadre que puede comenzar con luz fría y tenue, y finalizar plenamente iluminado con todos cálidos. Lo de Storaro no es de Oscar; es de genuflexión.
Luego está el pulso de Woody Allen con la narración visual. Por desgracia, la mayoría de críticos han ensalzado durante años su vis cómica, sus hilarantes gags e histriónicos personajes; vamos, su capacidad como guionista para crear situaciones, historias y diálogos brillantes. Poco se ha escrito sobre su verdadera habilidad narrativa que, en mi opinión, es la de realizador.
Yo soy de esos raritos que prefieren sus tragedias en tono de drama en las que no sale él, o lo hace muy poco, como Match Point, Delitos y Faltas, Interiores, Septiembre… Francamente, me cansé hace años de sus chistes. Sólo me atrapa cuando trabaja el encuadre.
En Wonder Wheel la planificación es magistal. Las decisiones de corte, las progresiones en la escala y el uso de los movimientos de cámara articulan un lenguaje invisible mágico, con un ritmo perfecto.
El texto parece inspirado en las tragedias de Tennessee Williams y los melodramas de Douglas Sirk. No en vano, la historia transcurre en los años 50 americanos. Y por encontrarle las cosquillas a esta película diría que este apartado, el del guión, es el que no pasa de un aprobado alto debido a un segundo acto en ocasiones errático.
Las interpretaciones son, por lo general, bastante buenas. Pero destaca especialmente Kate Winslet, que ya demostró hace años que es una de las mejores profesionales del cine. Cierto que el personaje es un caramelo para lucirse, pero también lo es que supone un reto enorme para el que no vale cualquiera.
Una película cruda y realmente bella.
5 de marzo de 2018
5 de marzo de 2018
22 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo esta película de Woody Allen con el temor de estar viendo quizás su último trabajo, su canto del cisne, y esto ha podido ser así sin él saberlo. Después de Wonder Wheel ha rodado otra película más pero en medio de esta oleada de puritanismo ejemplarizante que inunda el cine norteamericano las últimas noticias son que es probable que nunca vea la luz. Es algo que sinceramente nunca llegaré a comprender. Estamos hablando de un genio que ha sido juzgado y condenado, no por un tribunal, sino por una sociedad completamente enloquecida para la que la presunción de inocencia es un mero palabro que no significa absolutamente nada.
Independientemente de la inocencia o culpabilidad de Allen respecto a la acusación que pesa sobre él, a mí como espectadora lo que me interesa es su trabajo. No le pido que sea intachable moralmente, lo que no quiero es perderme una sola de sus películas, porque este hombre hace un cine que a mí me llega al alma y me provoca la risa y el llanto como el de ningún otro director. Y no concibo que ese talento pueda ser borrado de la faz de la tierra por una condena social sin ni siquiera haber pasado por un juicio justo ante un tribunal.
Si ésta ha sido la última película de Allen para mí sería una despedida a lo grande, con una tragedia de ésas en las que se plantean los grandes dilemas morales del ser humano. Al más puro estilo de "Match Point" o "Delitos y faltas" pero con un tono mucho más teatral. De hecho es puro drama allenmaníaco.
La maravillosa interpretación de Kate Winslet como Ginny llena la pantalla. Su papel lo podría haber escrito perfectamente Tennessee Williams, no tiene nada que envidiar a la Blanche de "Un tranvía llamado deseo", igual de desquiciada, igual de aterrorizada ante el triste espectáculo de su juventud perdida. Uno de esos personajes femeninos que Woody clava y que pasarán a la historia del cine, como su Jasmine o su Annie Hall.
Me quedo con la escena del monólogo final de Ginny ante el espejo. Sencillamente inolvidable.
Y en clave más ligera con la charla del amante socorrista con su amigo filósofo en la que intenta discernir cuáles son sus verdaderos sentimientos hacia Ginny y hacia su hijastra. Un auténtico pozo de sabiduría alleniana.
No sé lo que este hombre habrá hecho en su vida personal pero lo que es capaz de hacer en el cine es pura magia.
Y sólo por eso yo me rindo una vez más ante su talento y su genialidad. Bravissimo, maestro!
Independientemente de la inocencia o culpabilidad de Allen respecto a la acusación que pesa sobre él, a mí como espectadora lo que me interesa es su trabajo. No le pido que sea intachable moralmente, lo que no quiero es perderme una sola de sus películas, porque este hombre hace un cine que a mí me llega al alma y me provoca la risa y el llanto como el de ningún otro director. Y no concibo que ese talento pueda ser borrado de la faz de la tierra por una condena social sin ni siquiera haber pasado por un juicio justo ante un tribunal.
Si ésta ha sido la última película de Allen para mí sería una despedida a lo grande, con una tragedia de ésas en las que se plantean los grandes dilemas morales del ser humano. Al más puro estilo de "Match Point" o "Delitos y faltas" pero con un tono mucho más teatral. De hecho es puro drama allenmaníaco.
La maravillosa interpretación de Kate Winslet como Ginny llena la pantalla. Su papel lo podría haber escrito perfectamente Tennessee Williams, no tiene nada que envidiar a la Blanche de "Un tranvía llamado deseo", igual de desquiciada, igual de aterrorizada ante el triste espectáculo de su juventud perdida. Uno de esos personajes femeninos que Woody clava y que pasarán a la historia del cine, como su Jasmine o su Annie Hall.
Me quedo con la escena del monólogo final de Ginny ante el espejo. Sencillamente inolvidable.
Y en clave más ligera con la charla del amante socorrista con su amigo filósofo en la que intenta discernir cuáles son sus verdaderos sentimientos hacia Ginny y hacia su hijastra. Un auténtico pozo de sabiduría alleniana.
No sé lo que este hombre habrá hecho en su vida personal pero lo que es capaz de hacer en el cine es pura magia.
Y sólo por eso yo me rindo una vez más ante su talento y su genialidad. Bravissimo, maestro!
24 de diciembre de 2017
24 de diciembre de 2017
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La frenética e incesante producción cinematográfica de Woody Allen ofrece, por fuerza, muchos títulos menores. Películas de ver y olvidar que aumentan el grueso de su filmografía pero no así su prestigio. La parte buena es que, también, de vez en cuando el maestro de Brooklyn acierta en el blanco, y nos regala una de aquellas delicias en forma de film que te reconcilian con el cine. Este es el caso que nos ocupa, una “Wonder wheel” que contando con todas las constantes de sus películas, refuerza y engrandece un estilo propio que ya es marca de fábrica en la industria de Hollywood.
Lo destacable, en todo caso, es como Allen sabe tejer una gran historia, de tintes trágicos, partiendo de unas sencillas premisas. Y sobre todo como es capaz de dibujar unos personajes que superan al propio film. Porque, básicamente, esta es una película de personajes. Pero qué personajes! Cuatro espléndidos roles que merecerían cada uno de ellos su propia película, y a los que cuatro fantásticos actores les dan voz y alma, cuerpo y sentido. Nunca han estado mejor Belushi y Timberlake, Temple es una agradable sorpresa, y Winslet... qué decir de ella que no se haya dicho ya? Otra lección de interpretación, otra clase magistral de la indiscutible reina del cine de nuestro tiempo.
Un Allen de los más inspirado, de aire teatral, iluminado, en todos los sentidos, por la fotografía de Vittorio Storaro (hay planos que son auténticas postales), altamente recomendable. Un goce para ver y escuchar, que hace bueno aquello de que quien tuvo, retuvo.
Lo mejor: el cuarteto protagonista, con especial mención para Kate Winslet.
Lo peor: el personaje de Richie no encaja demasiado bien.
Lo destacable, en todo caso, es como Allen sabe tejer una gran historia, de tintes trágicos, partiendo de unas sencillas premisas. Y sobre todo como es capaz de dibujar unos personajes que superan al propio film. Porque, básicamente, esta es una película de personajes. Pero qué personajes! Cuatro espléndidos roles que merecerían cada uno de ellos su propia película, y a los que cuatro fantásticos actores les dan voz y alma, cuerpo y sentido. Nunca han estado mejor Belushi y Timberlake, Temple es una agradable sorpresa, y Winslet... qué decir de ella que no se haya dicho ya? Otra lección de interpretación, otra clase magistral de la indiscutible reina del cine de nuestro tiempo.
Un Allen de los más inspirado, de aire teatral, iluminado, en todos los sentidos, por la fotografía de Vittorio Storaro (hay planos que son auténticas postales), altamente recomendable. Un goce para ver y escuchar, que hace bueno aquello de que quien tuvo, retuvo.
Lo mejor: el cuarteto protagonista, con especial mención para Kate Winslet.
Lo peor: el personaje de Richie no encaja demasiado bien.
26 de enero de 2018
26 de enero de 2018
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wonder Wheel es una metáfora. Tanto significa "rueda de la fortuna" como "rueda mágica" o "rueda maravillosa". Y esa rueda que nos hace rodar como si fuéramos piedras, como rolling stones, es la rueda del destino humano, del drama humano. El drama es estructural en nosotros, como el drama de Edipo; drama y humanos son de alguna manera sinónimos. Allen nos escupe en la cara que no importa cuánto dinero tengamos o cuán pobres seamos; no importa cuánto esfuerzo hagamos por esconder nuestras cabezas en los celulares como avestruces cibernéticas, no importa de cuánta tecnología nos rodeemos ni cuántos satélites tengamos, no importa nada si nacimos en el año menos tres mil o más diez mil, si fuimos prehistóricos, griegos o viajeros del espacio, porque siempre nuestro destino fue, es y será rodar. Rodar como piedras, como rolling stones.
7 de enero de 2018
7 de enero de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente maravillosa la película. El drama está muy bien contado y Kate Winslet se roba el film. No la ví tan bién en ninguna otra película en donde manejara con tanta precisión y destreza su cara dramática. Un guiño a la gran obra de Tennessee Williams, a Streetcar named Desire, cuando la mesera viste sus ropajes de vieja actriz y hace un soliloquio que raya con la locura. De hecho, su marido se lo dice. Digna de ver.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here