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The Guest

Thriller. Acción Los Peterson siguen llorando el fallecimiento de su hijo Caleb en la guerra de Afganistán. En pleno duelo, David (Dan Stevens) irrumpe en el hogar familiar y conquista a cada uno de sus miembros hasta que uno de ellos comienza a intuir que David no es quien parece ser. (FILMAFFINITY)
Críticas 72
Críticas ordenadas por utilidad
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8
10 de abril de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Categorizar este título es tarea peliaguda. No se trata de un filme de terror al uso, por más que la presencia de un psychokiller y su estructura de película de allanamiento de morada justifiquen esta reseña. Tampoco nos encontramos ante un manifiesto bélico/existencial abierto, una cinta de acción chusca y socarrona o una comedia adolescente de aventuras, aunque hallaremos retazos de todo ello durante sus 95 minutos de celuloide. Pero si algo hemos de dejar bien claro, es que The Guest requiere paciencia por parte del espectador.

Fieles a sus raíces mumblecore, Wingard y Barrett plantean la primera mitad del filme como un drama independiente de ritmo lento. Exploraremos las miserias burguesas de cada miembro de la familia Peterson y aprendeheremos las dinámicas existentes entre ellos mediante calmados diálogos pronunciados en medio de un silencio cotidiano casi absoluto.

Por fortuna, The Guest no llega a desplomarse durante este tramo, pues encontraremos, aquí y allá, pequeños desahogos que anticipan toda la diversión presente en su segunda mitad. Se trata de concesiones claramente dirigidas al espectador, como la ambivalencia de David (con sus feroces miradas al infinito y sus gestos furtivos), la excelente construcción de la tensión y el suspense (atentos a la escena del bar de carretera) y, por encima de todo, la recreación de ese inefable espíritu ochentero que tan estimulante resulta para los espectadores cierta edad.

Estel aroma a videoclub no se construye mediante referencias directas a títulos míticos de nuestra infancia. Más bien, Wingard y Barrett bucean entre montones de VHS buscando los elementos que más gracia les hicieron, más les inspiraron o, sencillamente más sentido tenía incluir en The Guest, a condición de que la particular verosimilitud de la historia no se viera comprometida.

Así, el pulcro diseño de producción se desmelena incluyendo toneladas de jack-o´-lanterns, alguna casa del terror y demás parafernalia de Halloween. Dan Stevens interpreta magistralmente a un personaje tan efectivo como Terminator y tan encantador como Jack Burton. La fotografía se tiñe en ocasiones de estrafalarios tonos rojos, verdes y morados que remiten a Argento…o a esos locos neones de megaurbe oriental. Y la magnífica banda sonora mezcla tensas texturas de sintetizador (deudoras, nuevamente, de Carpenter), con temas darkwave o techno que elevan varios enteros la experiencia de visionado del filme. Todo ello para conformar un gratificante tono estrafalario y juguetón que actúa como perfecto contrapeso del drama familiar previo.

Sin embargo, aunque el esfuerzo de nostalgia panecléctica de la cinta resulte admirable, no todo funciona bien en el conjunto de la obra. Stevens se antoja demasiado rígido, demasiado atado en corto por un Wingard empeñado en extraer de él un registro robótico que no termina de encajar con otros rasgos del personaje. El asunto de las calabazas se nota impostado, tal vez por su inconstancia a lo largo del metraje. Y, en términos generales, los adultos actúan como idiotas, aunque esto tal vez forme parte consciente del mencionado tono retro.

Sea como fuere, no sería justo que nos quedáramos sólo en la estética al examinar The Guest. Porque a todos los valores anteriores hemos de sumar un sutil subtexto relacionado con esa amalgama de corporaciones industriales interesadas en que los diferentes países guerreen ad eternum, devorando a cuantos hombres de buena voluntad sea necesario. Un mensaje interesante precisamente debido al escasísimo interés de los cineastas en cargar las tintas o simplificar la cuestión.

The Guest no cuenta nada nuevo, cierto, pero nuestros políticos y nuestros periodistas tampoco. Ante esta situación, recurrente, de miseria económica y moral que vivimos, podemos adoptar diversas actitudes: resignarnos, llorar, cabrearnos…pero también podemos rescatar una pizca de ese maravilloso humor subversivo ochentero y pasar un rato entretenido. Que buena falta hace.
7
12 de abril de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando los miembros de la familia Peterson se enteraron de que su hijo Caleb iba a alistarse al ejército de los Estados Unidos, experimentaron, al unísono, una fuerte y muy incómoda mezcla de sentimientos, compuesta, principalmente, por orgullo y temor. El niño había crecido. Se había hecho mayor. Ya era un hombre, biológica y emocionalmente preparado para luchar por sus ideales. Estaba completo. Pero, ¿y si con esto no bastaba? ¿Y sin con esto a él le daba por exponerse demasiado a un mundo frente al cual uno nunca está lo suficientemente preparado? Claro, ''Ya se verá'', que dijo el sabio. Las consecuencias eran imprevisibles. Corrieron las lágrimas (primero dulces; poco después amargas), cuando terminó cayendo la peor (y más previsible) de las noticias: Caleb iría a luchar la guerra en Afganistán. Y ya se vería, sí... hasta que ya no hubo margen para la duda.

Caleb murió, defendiendo vaya-usté-a-saber-qué libertades o intereses más o menos privados, contra vaya-usté-a-saber-qué trogloditas cuyo nombre ni siquiera sabía pronunciar. Y fin de una historia que hasta ese momento no había escatimado en drama familiar, belicismo, comedia y, por qué no decirlo, comedia. En éstas que David entra en la ecuación. Y como la imprevisibilidad ya se había apoderado, definitivamente, de todas las cuentas, apareció, recién empezada aquella 30ª edición del Festival de Sundance, y como surgido del averno (¿de dónde si no?), Adam Wingard, para inaugurar Park City at Midnight, sección convertida en uno de los muchos síntomas que atestiguan el excelente estado de forma por el que ahora mismo pasa el género terror / fantástico. Pero con este demonio del indie-horror ya se sabe que nunca puede hablarse de un solo género, sino de muchos a la vez.

'The Guest' es, sin rodeos, el 'Teorema' de Pasolini pasado por la batidora del Mumblegore. ¿Quién dijo miedo? ¿Y respeto? Pues sí, faltaría más... pero el justo. Está la clásica familia, y también el -encantador- factor externo que lo va a poner todo patas arriba, aunque para esto último, poco esfuerzo hiciera falta. El intruso dice ser un soldado que luchó junto al fallecido hijo mayor de dicha familia, pero en realidad es el lobo; una bomba de relojería siempre presta a estallar. Tiene también algo de vampiro, pues no pondrá los pies en casa ajena hasta que no se le haya invitado expresamente a hacerlo. Falsas apariencias, dispuestas a desatar, a la mínima, la violencia más bestial. Como sucediera en la imprescindible 'Tú eres el siguiente' (así como en casi todas las obras de su filmografía), los géneros fílmicos deciden invitarse los unos a los otros, para poco después pelearse y mancharse con la sangre del de al lado.

Así, 'The Guest' se convierte en una batalla campal entre el drama familiar, el thriller de acción, las teenage movies y, por supuesto, la comedia. Durante el proceso, los estereotipos mueren de forma atropellada y dolorosa. Los tótems más sagrados de la sociedad y del propio arte cinematográfico van sincronizando sus temblores... de puro miedo; de puro nervio. Esto es, efectivamente, puro vandalismo, puro desmadre (al que por cierto, le cuesta aguantar en la recta final); puro Wingard, ese invitado que todo lo destroza... pero a quien no puede / debe negársele la hospitalidad. Ese gamberro que se reivindica, en cada lucecita, en cada máscara, en cada pulsión fetichista, en cada nota sintetizada, en cada planteamiento, en cada encadenado... como un señor autor. Del terror, y del fantástico, y de la comedia negra... No sólo es cuestión de poses (que también), sino de mostrar una conciencia apabullante de causa, para más adelante hacer con ella todo lo que venga en mente. ¿Secuelas posmodernas? Seguramente, y quizás por esto también se trate, ¿por qué no?, del vivo reflejo de unos tiempos desquiciados e igualmente empeñados en ocultar su naturaleza esquizofrénica en una normalidad tan falsa como fácil de resquebrajar.
7
15 de abril de 2015 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adam Wingard nos deja en The Guest otro homenaje al cine de Serie B de los 70 y 80 como ya hizo con el exitoso "slasher" Tú eres el siguiente (2011) anteriormente.

En este filme nos devuelve al cine de acción de aquellos años, tremendamente cool y de narrativa directa. Wingard mantiene estas dos reglas en todo momento en su película realizando un título frenético, con estilo y violento que nos sumerge en los 80 gracias a su estimulante selección musical y banda sonora.

El invitado del título es Dan Stevens, conocido por la serie Downtown Abbey que realiza un trabajo de gran presencia y lleno de un inquietante magnetismo alzándose como el jefe de la función y el sustento interpretativo de Wingard en un, por otro lado, sencillo y no demasiado original guión.

Una cinta demencialmente entretenida y violenta, con un magnético protagonista y con un tercer acto brillante y lleno de talento que saciará el hambre de género del espectador.
7
10 de abril de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No busques originalidad ni un guión profundo, estamos ante el típico largometraje de psicópata perturbado cuyas motivaciones son lo de menos pero que está dotado de un carisma que te hará aplaudir cuando acabe con sus inocentes víctimas. Los autores de este thriller de acción buscan descaradamente la complicidad del público mediante el uso irónico de recursos muy trillados que funcionan desde un punto de vista cómico, gracias prácticamente en su totalidad a la labor de su protagonista masculino. No hay que darle más vueltas, si te dejas cautivar por el irrefrenable atractivo de este asesino ten por seguro que te hará pasar un buen rato.

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6
20 de abril de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apreciable thriller con estilo retro. Se beneficia de un buen guión y una puesta en escena eficaz. No aporta nada nuevo al género, pero se ve con agrado, sobretodo si eres fan de las películas de este estilo de los años 80. A mi personalmente me ha recordado a una de mis preferidas: "Carretera al infierno".
Desgraciadamente, como es habitual en el género, el desarrollo tiene siempre más interés que el desenlace, en el que abundan los espacios comunes y la sensación de que los giros argumentales se extralimitan de la verosimilitud que se ha querido trabajar en su desarrollo.
Creo que parte del reparto hará carrera, sobretodo su protagonista principal que en el póster que ilustra la película se me parece a Bradley Cooper.
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