Valentina. Crónica del alba. 1ª Parte

Ya comenté en "Las aventuras del Capitán Alatriste" (2015) que uno de los mayores pecados que puede cometer un escritor o un autor en general es dar rienda suelta a sus fantasías particulares, es decir, aquello que más desea, emociona o gusta al que lleva la pluma, que por regla general causa indiferencia, sino no cansancio o inquina en el resto de los mortales. Si la de Arturo Pérez Reverte era la del espadachín en el siglo XVII, la de Ramón J. Sender, pues "Valentina" es la adaptación de su novela, "Crónica del Alba" (1942), es la de una infancia en la que el protagonista es el rey del mambo y tiene a su lado a la niña de sus sueños. La susodicha Valentina (Paloma Gómez) no es que sea gran cosa pero lo importante es que es una figura creada a entero deseo de Sender para complacerse a sí mismo por medio de José Garcés (Jorge Sanz). Es decir, no narra su infancia, sino la infancia que le hubiera gustado tener, sobre todo en lo que se refiere a Valentina. Por supuesto, aunque el libro se venda como autobiográfico, la película también, la historia con esta niña es totalmente ficticia, como me temía. En realidad, existió una Valentina Ventura pero como es lógico, no le hizo el menor caso. De ahí viene la fantasía de este literato.

Ahora bien, ¿qué hay de malo en imaginarse una historia romántica que nunca sucedió? Pues que la que aquí se refleja es servil, pseudoadulta, empalagosa y muy poco creíble. Así Valentina queda convertida en un fantoche cuya única función es servir a José, elevar su ego y alagar su vanidad, que es mucha. Esta relación hoy en día sería tachada de machista pero no lo era para nada en 1982 ni 1942 sino defendida precisamente por la gente más progre, es el caso de Sender, una de cuyas metas ha sido triturar la feminidad tradicional. Ahí está la clave del personaje de Valentina. Los modelos femeninos de niñas bien son los de sus hermanas, o mejor aún, el de María Luisa (Cristina Abad) en "Acacias 38" (2015), una señorita de mírame y no me toques, altiva, orgullosa y que lo que está esperando es que la mimen. Pero este prototipo, además de reaccionario, es completamente sexista, motivo por el que las izquierdas se han encargado de destruirlo ofreciendo como alternativa a Valentina, que sería el reverso de una Mª Luisa, o mejor dicho, una Mª Luisa que huye de su condición. Por último, este José es un chulito prepotente tirando a psicópata. No me extraña que se hiciera republicano, para dar rienda suelta a sus impulsos asesinos.

Ha sido la película más decepcionante que he tenido la desgracia de ver. No hay ninguna diferencia entre un capítulo de Daniel el Travieso y este filme. ¿Dónde está el simbolismo? ¿Dónde está el mensaje más allá de lo evidente que muestra la escena? ¿Dónde está el mensaje? En ningun sitio, ya se lo digo yo. De verdad, si lo que quiere es usar una hora y media de su escaso tiempo para ver una película, no se le pase por la cabeza verla.