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Calabria, mafia del sur

Drama En un pequeño pueblo de la región de Calabria, los hermanos Carbone llevan años viviendo del lucrativo negocio familiar: el tráfico de drogas. Eran hijos de pastores, pero ahora forman parte de la familia criminal calabresa del entorno de la ‘Ndrangheta. Luciano, el mayor, alejado del resto de la familia, intenta mantenerse al margen hasta que su conflictivo hijo Leo empieza a acercarse a su carismático tío Luigi y sus turbios negocios. ... [+]
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
27 de junio de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película sobre la 'Ndragheta, la mafia calabresa, una de las grandes organizaciones criminales del mundo, con más estructura familiar que la mafia siciliana o la Camorra napolitana. La película lo refleja muy bien en la historia de tres hermanos, cuyo padre fue asesinado por esa mafia, siendo mafiosos dos de ellos y otro...
Sencilla, sin retórica, rodada con planos siempre importantes, con un trabajo de personajes muy cuidado.
Es como un estudio antropológico para conocer ese aspecto de Calabria.
Lo poco que sale de la música de allí es una maravilla.
Es desoladora, con un final estremecedor.
No es una película al uso, sino un soberbio retrato de una realidad criminal.
yoparam
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7 de julio de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me siento en el sofá esperando una buena película de mafia italiana: familia, muertes, traiciones, vendettas y todo el kit típico de este género. Pero no, esta gran película, aunque en todo momento parece que así será, no va de eso. El autor se reserva para el final, de forma magistral y sorpresiva, el verdadero significado de la trama: el artazgo, la culpa, el respeto y sobre todo el profundísimo amor de un padre a su hijo. Muchas veces los culpables de nuestros problemas no son los demás, aunque no lo sintamos. Muy recomendable.
tolucci
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26 de marzo de 2015
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda nación con cierta relevancia en la esfera internacional tiene marcada a fuego una serie de estereotipos que difícilmente se podrán borrar, al menos no hasta que hayan transcurrido varias décadas. Entre ellos hay algunos positivos (como el civismo de los países nórdicos) y otros que no hacen daño ni para bien ni para mal (sucede aquí con el traje de sevillanas). Pero los estereotipos negativos sí pueden ser muy nocivos según qué caso. Ejemplo de ello lo tenemos con Italia y la mafia, dos vocablos que irremediablemente van unidos de la mano por mucho que las mafias rusas, chinas, irlandesas y de otras nacionalidades parezcan tener mayor presencia delictiva. Pero la mafia italiana (como otras homólogas) sí ha generado algo muy bueno para la humanidad: el cine surgido a raíz de esa temática. A todos se nos vienen a la cabeza obras archiconocidas como la trilogía El Padrino, Uno de los nuestros o Los Soprano. Sin embargo, esas películas y otras tantas más tienen su punto de acción en EEUU y las raíces italianas se usan como excusa para justificar el carácter de los personajes. ¿Qué ocurre entonces con la mafia italiana que actúa en el país transalpino?

Una respuesta para esa pregunta nos la ofrece Calabria o, haciendo caso a su título original, Anime nere (bastante más definitorio del conjunto), film dirigido y co-escrito por Francesco Munzi y que adapta libremente la novela homónima de Gioacchino Criaco. La obra nos presenta un pueblo cualquiera de la región de Calabria donde una familia de mafiosos se debate entre cumplir con su “deber de honor” u olvidarse de toda actividad delictiva y centrarse en cuidar de sus respectivas familias. Por supuesto, cada personaje tiende más a una opción que otra, produciéndose roces entre ellos y llegando a poner en entredicho si cuidar a la familia y defenderla son términos contrapuestos.

En cosas como la mencionada radican las virtudes de Calabria. La sucia fotografía empleada para plasmar las calles y casas, mar y tierra, gente noble y mafiosos, no hace sino engrandecer el espíritu de una película que pretende plasmar con pelos y señales lo que sería el día a día de una familia de ese estilo. Munzi sabe dotar de vida a cada individuo de manera que al acabar la película sabemos quién es quién; todo lo contrario que los primeros minutos de la obra, donde no paran de salir personajes y generarse tramas hasta tal punto que creemos que la confusión no habrá quién la solucione. Por fortuna, no sólo se corrige esta cuestión, sino que el director maneja los tiempos para otorgarle a cada uno los suficientes minutos como para que resulta extraordinariamente complicado dilucidar quiénes son los protagonistas y quiénes los secundarios.

Hay que tener en cuenta que Munzi se toma su tiempo para contar cada escena, de manera que quien espere un relato trepidante y fácil de digerir se llevará una desilusión. Están todos los ingredientes de las películas de mafiosos: disparos, asesinatos, funerales, capos, soldados, policías tráfico de droga, pasta de comer y pasta de la que se lleva en el bolsillo, pero en su conjunto la película evita un montaje demasiado rápido que la hubiera convertido más en un thriller con cierta negrura a lo Ritchie que en lo que es realmente: una crónica a pequeña escala sobre la criminalidad en la mafia calabresa. Tampoco es oro todo lo que reluce, y en este caso la película peca a veces de una frialdad excesiva, su ímpetu por alejarse de la acción para ganar en credibilidad y sentido artístico provoca que los puntos álgidos de la obra puedan provocar en el espectador una impavidez que nunca es idónea.

En cualquier caso, sobran los motivos para que el visionado de Calabria se convierta en un ejercicio más que interesante. Si ya de por sí las historias de criminales y demás gente que vive al margen de la ley suelen despertar una cierta atracción en el espectador, las cotas de interés subirán como la espuma cuando éste se dé cuenta de que lo que le están contando puede estar sucediendo en ese mismo momento en alguna parte del sur Italia. Por supuesto, es necesario estar prevenido para lo que uno va a ver, hacerse a la idea de que el estilo del director no está en concordancia con los gustos del espectador medio, por lo que aquellos más imbuidos por el ritmo alto de otras producciones seguramente se pierdan en un mar de bostezos. Para todos los demás, supondrá una grata ración de mafia rural bajo el manto de lo real y creíble.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Kasanovic
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23 de marzo de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tercer film de Francesco Munzi es un drama familiar con ecos de tragedia clásica, sobre tres hermanos pertenecientes a la mafia calabresa, cuyo padre fue asesinado por un clan rival. A partir de la novela 'Anime nere', de Gioacchino Griaco, el realizador y guionista romano reescribe una historia de venganza provocada por un acto mínimo. El reparto entremezcla actores profesionales con gentes del lugar, en un marco austero y realista, muy alejado de los cánones del género.
Obtuvo nueve estatuillas en los premios David de Donatello, incluidas las de mejor película y mejor director.



"Lo pagarán, lo juro por Jesucristo."
CINECLUB
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10 de abril de 2015
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una demostración de poder, de tensas y cortantes apariencias de quien se siente agraviado, por un compromiso no requerido, roto en mil pedazos.
Hay películas que van a determinar qué clase de público eres, lo quieras o no, aunque lo que revelen no te guste es definición legítima y veraz de lo que tu cuerpo, razón y sentimientos han vivido durante la proyección de la misma y, "Alma negra" -un título mucho más clarividente que el traducido- es un ejemplo perfecto de ello pues, tras admitir la fantástica ambientación, recreación dura y áspera de interpretaciones solemnes y frías, hermetismo tirante de enorme sobriedad que se desenvuelve con la lentitud del profundo respirar en cada escena, pausa armoniosa que camina con paso seguro, congelada calidez que devora un espíritu quebrado e irradia la eterna espera de quien no desespera, en un tiempo muerto, hasta el momento apropiado..., puede que descubras que, ante tanta aplaudida técnica, eres de los que acabó bostezando, de forma inevitable, por una pesadez autónoma que quiere vincularse al relato pero a quien vence el cansancio ya que, el desapego y la desgana hicieron su aparición sin pedir permiso, sin avisar y golpeando con rotundidad.
Porque, sabes que estás ante un argumento gélido y calculador de las emociones, rencillas, cuentas pendientes de una mafia italiana para consigo mismo porque aquí, el debate y juego acusador, de memoria pasada no resuelta, tiene que ver con la propia familia, no con terceros que sólo son peones que encienden la mecha de una bomba de fabricación casera, largo tiempo en espera, para explotar; mina antipersona de un hermano mayor cabrero que nada quiera saber de la herencia patriarcal, un racional hermano segundo que obtiene los beneficios del negocio de padre y, un último hermano, el peligroso benjamín de la casa, con pájaros en la cabeza, floja la mano que sujeta el arma y mucho espíritu a lo John Wayne todo barruntado por un nuevo candidato, joven sobrino que se acelera con facilidad y actua sin pensar ni calcular los costes que pondrá en marcha, sin pretenderlo, la máquinaria de una cuenta atrás para estallido final.
Su visión es austera, rígida y seca, mucha seriedad y protocolo para poca acción de escaso movimiento, pocas palabras en un guión de gran desdén y menosprecio, gotas del espíritu de un clan que son desvelados a través del no solicitado encuentro, inesperado asesinato, sentida muerta, formal entierro y rezo de acompañamiento para un ceremonioso, digno y santo proceder fúnebre al tiempo que se negocia y discute el dónde, cuándo y cómo de la vendetta y, esperando tal decisión, aparece el primer ataque imprevisto que te lleva a distraer la mente y la mirada de la pantalla para volver, obligado por tu empeño y fuerza de voluntad pero donde, inexorablemente, tienes que admitir que has perdido interés, que tu atención a sucumbido a la fatiga visual y desaliento mental y que, la querida motivación, que hace acto de presencia, se escapa sin pedir permiso por la salida de emergencia, puerta trasera que no deseas tomar pero, la verdad, un poco te estás aburriendo; es definitivo, la desidia y desinterés han tomado el mando y poco más se puede hacer.
Francesco Munzi realiza un trabajo exhaustivo y concienzudo por el interior del alma negra de esta parentela cuyo honor ha sido retado y su dominio terrenal puesto a prueba, luto severo en una procesión lenta donde priman las formas y tradiciones de un saber estar con elegancia, comportarse con rigor, respeto por el dolor y a la espera de esa orden, mandato que inicie la revuelta, guerra/venganza que sorprende por quien la encabeza y sufre pero, para entonces, los suspiros que ha padecido tu alma tienen el efecto de contar ovejas y producir una somnolencia y desánimo por lo narrado que, aunque no quieras admitirlo, definirán qué clase de público eres y, aunque hubieras anhelado apreciar con consistencia lo visionado, disfrute más contundente de la amargura contenida, de la pasión controlada, de la hostilidad no manifestada, de la rabia nunca desmadrada..., ¿has bostezado?, entonces, ¡bienvenido!, yo soy de esas; delito imperdonable dada la categoría de la escenificación, performance, actuación, dirección, fotografía pero..., en esta ocasión, ¡bostecé!, yo soy de esas.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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