Contra las cuerdas

Uno a veces, en malas noches sin sueño, se pregunta qué les pasó, qué se jodió, por qué lo hicieron, dónde empezó el mal y todo se fue a la mierda. ¿No sintieron vergüenza en algún momento? ¿Tan mala opinión tenían de la gente que les podía ver? ¿Eran solo un tornillo más de la industria y con esa sana humildad afrontaban su trabajo cada día, sin pensar ni una sola vez, sin hacer/se nunca preguntas incómodas, poniendo solo el cazo para recibir el dinero acostumbrado? ¿No pensaban en que calcaban, al milímetro, hechos parecidos y ya muy vistos?
Tranquilos, no me respondáis todos a la vez, pensad primero que mientras tanto yo sigo con mi cháchara.
Pues el maloso quizás tenía razón, la tal Jackie tenía maneras de arpía que le podía robar la tostada, el alma y hasta la sangre, todas las luces, a su criatura. Así pasó con la Meg y el Omar. Ella le quitó todo, era la estrella y no le dejó ni las migas. Abusadora.
Prólogo-dificultad-superación-dificultad-superación-epílogo ("Brubaker"*). Qué puedo decir, utilizar, quizás, esa palabra, previsible. Pues no. Sería un eufemismo. Esto es otra cosa. Esto es el peso de una forma que aplasta todo. No deja nada. Se podría llamar censura, entendida como la obligación de contar siempre igual, en el mismo orden y con las mismas ideas y giros, una y otra vez, si no fuera porque ¿no la hay? allí. Pero es increíble cómo respetan esa estructura dada, al pie de la letra, no se salen ni un centímetro de la línea marcada.
Otro asunto es cómo, para que encaje en ese corsé tan apretado, se intenta que la figura de la biografiada quede en lugar santo, que ni el viento la toque. Y cómo se apaña, tuerce y retuerce el argumento para que eso cuele. De no creer**.
Meg está muy bien. Es una actriz simpática, dotada, una cómica nata. Es una pena la escasa calidad de sus películas y el derrumbe completo de un tiempo a esta parte. No vamos a entrar ahora en la crueldad de sus horrorosas operaciones y demás desmanes innecesarios (¿Para qué, buena mujer, te hiciste todo eso tan macabro y masoquista si ya daba todo igual, si el problema no era tu cara, estupenda como estaba, sino más bien los engendros en los que te metías?).
El protagonista pinta poco, es la excusa, el macguffin, un pedazo de carne con ojos, músculos y ya.
El mentor o entrenador, oh sorpresa (me quedé "Eyes Wide Shut"), es a la vez el director. Como actor quizás mejor. Aunque lo malo no es la dirección, es el guion.
Se deja ver por ella, atractiva y sensible aunque aquí un poco estridente y chabacana, y por lo cómodo de estar en casa conocida, sin peligro ni esfuerzo.

Toda la película es una pura falacia. Se sustenta exclusivamente en el "look" de Meg Ryan en un papel poco habitual, alejado de los que acostumbra a hacer como actriz cómica. Quitando este particular, su personaje no se parece en nada al que representa. La promotora de boxeo Jackie Kallen era una mujer atractiva de fuerte carácter pero no una "top model" aspirante a Miss América. En el film se incide poco en las profundidades de la temática. Se limita a un solo boxeador. La trama se circunscribe a un triunfalismo barato al estilo de la saga Rocky.. Que conste que, al margen de las aficiones particulares, el mundo del boxeo ha dado excelentes producciones como "Millon dolar baby". "Contra las cuerdas" no pasará a la historia, ni siquiera como biopic que pueda interesar a los aficionados al género.

La película se puede ver sin más, pero no se puede hablar de los aspectos positivos, que no son muchos, y sí destacar los negativos: fundamentalmente que a Meg Ryan no la va el papel por mucho que lo intente; es lógico que quiera desencasillarse de los papeles de comedia que le han dado fama, pero lo tiene muy difícil. en 2º lugar, los combates de boxeo no están nada trabajados por parte del director, y son malos y poco creíbles. Por último, el final parece sacado de la factoría Disney. Muy normalita.

Y después de hacer esta película fijo que siguió intentando buscar su sitio, y es que a fin de cuentas hace años que Meg Ryan intenta salir de su casilla de comedia romántica, intenta reciclarse con vistas a su madurez tardía, o si acaso intenta demostrar que vale para algo mas que para eso, en esta película no consigue ni lo uno ni lo otro.

Para mi gusto se deja ver, pero como cualquier película de tarde de fin de semana, simplemente eso, seguramente en los Estados Juntitos tuviera algo mas de calado, ya que alli el boxeo se venera, y aparte supongo que ella allí es una novia del país, pero aparte de eso no le encuentro otro gancho a la película, al parecer basada en hechos reales, no se, debe ser que a Meg se le ve tan tierna y abrazable que no consigue dar una imagen mas cruda al papel que interpreta y entonces se te queda todo en un pastelito tierno y esponjoso.

Lo dicho, regulera, se puede ver, pero posiblemente encontréis cosas mejores que hacer antes de hacer esto, como por ejemplo practicar el boxeo.

La que fuera nombrada en su día como la reina de la comedia romántica, dista ya mucho de aquello. Con mucha cirujía encima y unos pobres guiones, no hay manera de lograr enderezar su camino. Primero por que nunca será una actriz de Oscar, segundo porque se encuentra en la difícil crisis de los 40 y además porque los guiones buenos ya no aparecen, y aquí es donde reside Contra las cuerdas.
Un film ambientado en el mundo del boxeo, con ella dispuesta a demostrar que puede ser mujer dentro de un grupo de hombres, muy de destacar la presencia de Omar Epps posteriormente enrolado en la serie House, un golpe por allí otro por allá, pero nada de nada, ni se luce Meg Ryan, ni nada. Mirar, ver y recibir un par de puñetazos.