Milagro en Milán
1951 

7,7
4.836
Comedia. Drama. Fantástico
Totó es un bondadoso huérfano que vive, igual que otros muchos desharrapados, en un mísero barrio de chabolas en las afueras de Milán. Cuando en los terrenos donde viven se descubre petróleo, Totó, tan ingenuo como bienintencionado, decide enfrentarse al poderoso señor Mobbi, el dueño del suelo. Aunque contiene elementos fantásticos, constituye con "Ladrón de bicicletas" y "Umberto D." la gran trilogía neorrealista de De Sica. (FILMAFFINITY) [+]
9 de septiembre de 2007
9 de septiembre de 2007
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Milagro en Milan" es una comedia divertida, fesca y sencilla (aunque no tanto como otras producciones de Vittorio), que ya no pertenece al neorrealismo puro, pero que sigue teniendo una temática habitual de ese movimiento. Nos cuenta la historia de una barriada de pobres, su construcción, y su posterior vida diaria, y cómo al encontrar petróleo en la zona, un gran empresario pugnará por conseguir ese terreno y echar a sus curiosos habitantes. No perderse, su simpática y bella crítica al racismo que ofrece la película, y la lírica enorme que respiran cada una de las escenas. Además, te emocionas y te ríes, que ya es bastante. No es del nivel de "ladri di biciclette" (obra maestra del neorrealismo), pero sin duda alguna, sigue demostrando que de Sica es un genio olvidado por muchos, de forma incomprensible. Muy recomendable, sobre todo para aquellos que creen haberlo visto todo sobre cine europeo. Disfruten del amor según el gran Vittorio de Sica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Final esperanzador, y muy crítico con el mundo que estamos construyendo. No llega a ser devastador como en otras películas como "Roma, citta aperta" de Rossellini o "ladri di biciclette", pero sin duda, deja un lugar para la reflexión.
4 de octubre de 2007
4 de octubre de 2007
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una fábula fantástica sobre los habitantes de un barrio de chabolas de Milán y sus enfrentamientos con las autoridades. El cine cómico de Chaplin y la comedia francesa a lo René Clair se combinan con el neorralismo italiano para lograr una película conmovedora, fuertemente crítica hacia la sociedad que nos muestra.
20 de mayo de 2007
20 de mayo de 2007
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es pura fantasía, es la historia fantástica de un joven que nunca tuvo nada mas que el cariño desbordante de una anciana que lo crió, y ya no necesitó más para vivir la felicidad que le contagió. No perdió su cándida sonrisa pese a las privaciones que luego viviera, desde completar su infancia en un orfanato hasta compartir las miserias con los deshederados de la sociedad, a quienes contagiaba la felicidad de su bondad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y frente a ellos, la sociedad escéptica, corrupta, acumuladora de poder,..., consumista insaciable, (de los que eran fiel exponente sus compañeros de miserias)
Esta película nos llegará lo más profundo de nuestro ser, -en la primera ocasión o en otra posterior-, no por la lógica de la razón, sino por el contagio simpático de los sentimientos. La bondad no se explica, se contagia.
Pd. No entiendo por qué Filmaffinity manifiesta en su sinopsis la poca inteligencia de nuestro protagonista.
Esta película nos llegará lo más profundo de nuestro ser, -en la primera ocasión o en otra posterior-, no por la lógica de la razón, sino por el contagio simpático de los sentimientos. La bondad no se explica, se contagia.
Pd. No entiendo por qué Filmaffinity manifiesta en su sinopsis la poca inteligencia de nuestro protagonista.
7 de noviembre de 2009
7 de noviembre de 2009
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda es un título obligatorio en la historia del cine y una película que marcó una época al igual que Ladrón de bicicletas y Umberto D.
Una película llena de positivismo y de humanidad, claro está que es una película llena de moralejas sobre la humanidad.
El señor De Sica sabía muy bien lo que hacía y como lo hacía pues sabe realizar una crítica a la sociedad burgesa al mismo tiempo que habla de las necesidad básicas del hombre y de los sueños del hombre.
Un pobre chico huérfano y poco inteligente sabe ver la belleza en cada uno de los pequeños detalles de la vida, sabe ver la bondad de cada ser humano, no ve la maldad en ningún acto cruel del hombre.
!Qué poco se necesita para vivir! un poco de tierra para poder vivir y morir; una pobre gente que necesitan poco para poder ser felices mientras que el rico y el poderoso olvida lo que significa ser humano y tener cinco dedos en cada mano como cualquier ser humano...estos pequeños detalles, esas “tonterías” dan a la película ese toque humano, una pobre gente, unos vagabundos que sus sueños son tener cosas tan sencillas como un armario, unas pieles o una radio...qué poco se necesita en la vida para ser feliz.
De Sica consigue rodar una gran moraleja que se mueve entre la realidad y el surrealismo llegando en ciertos momentos a ser un tanto cómico como el hombre colgado del edificio como reflejo de la arrogancia del burgés.
De Sica consigue realizar una ligera pero profunda crítica a la clase social poderosa para adentrarse en el lado humano del pobre, analiza los valores humanos por encima del valor material y consigue una película en la que lo humano está por encima de lo material.
El fondo humano de la película es tremendo, la película está dotada de un ritmo muy ligero lo cual hace que se vea muy bien pero los aspectos que analiza son muy profundos.
Hay elementos que puedan resultar un tanto cómicos como la discusión de los burgueses por la tierra, la aparición de la madre de Totó con los ángeles o la escena final de todos los vagabundos volando con escobas, sin duda son escenas surrealistas para el entorno tan real que De Sica toca, pues los personajes son todos tan reales como la vida misma, desde el mismo vagabundo hasta el poderoso.
Ha habido un momento en la que la película me ha recordado al cine del finlandés Aki Kaurismäki, otro director que analiza la realidad de la clase más baja de nuestra sociedad analizando los valores que en ellos se encierran, pero claro está el espíritu de las películas son muy diferentes, el espíritu latino es muy diferente al nórdico y eso se palpa en las películas.
La moraleja de la película: se necesita muy poco para ser feliz en esta vida, una puesta de sol, un trozo de tierra y cuatro simples paredes o un pollo entero son grandes regalos de la vida que muchas veces no sabemos apreciar, sin duda De Sica hizo una obra maestra.
Una joya más del cine italiano.
Una película llena de positivismo y de humanidad, claro está que es una película llena de moralejas sobre la humanidad.
El señor De Sica sabía muy bien lo que hacía y como lo hacía pues sabe realizar una crítica a la sociedad burgesa al mismo tiempo que habla de las necesidad básicas del hombre y de los sueños del hombre.
Un pobre chico huérfano y poco inteligente sabe ver la belleza en cada uno de los pequeños detalles de la vida, sabe ver la bondad de cada ser humano, no ve la maldad en ningún acto cruel del hombre.
!Qué poco se necesita para vivir! un poco de tierra para poder vivir y morir; una pobre gente que necesitan poco para poder ser felices mientras que el rico y el poderoso olvida lo que significa ser humano y tener cinco dedos en cada mano como cualquier ser humano...estos pequeños detalles, esas “tonterías” dan a la película ese toque humano, una pobre gente, unos vagabundos que sus sueños son tener cosas tan sencillas como un armario, unas pieles o una radio...qué poco se necesita en la vida para ser feliz.
De Sica consigue rodar una gran moraleja que se mueve entre la realidad y el surrealismo llegando en ciertos momentos a ser un tanto cómico como el hombre colgado del edificio como reflejo de la arrogancia del burgés.
De Sica consigue realizar una ligera pero profunda crítica a la clase social poderosa para adentrarse en el lado humano del pobre, analiza los valores humanos por encima del valor material y consigue una película en la que lo humano está por encima de lo material.
El fondo humano de la película es tremendo, la película está dotada de un ritmo muy ligero lo cual hace que se vea muy bien pero los aspectos que analiza son muy profundos.
Hay elementos que puedan resultar un tanto cómicos como la discusión de los burgueses por la tierra, la aparición de la madre de Totó con los ángeles o la escena final de todos los vagabundos volando con escobas, sin duda son escenas surrealistas para el entorno tan real que De Sica toca, pues los personajes son todos tan reales como la vida misma, desde el mismo vagabundo hasta el poderoso.
Ha habido un momento en la que la película me ha recordado al cine del finlandés Aki Kaurismäki, otro director que analiza la realidad de la clase más baja de nuestra sociedad analizando los valores que en ellos se encierran, pero claro está el espíritu de las películas son muy diferentes, el espíritu latino es muy diferente al nórdico y eso se palpa en las películas.
La moraleja de la película: se necesita muy poco para ser feliz en esta vida, una puesta de sol, un trozo de tierra y cuatro simples paredes o un pollo entero son grandes regalos de la vida que muchas veces no sabemos apreciar, sin duda De Sica hizo una obra maestra.
Una joya más del cine italiano.
10 de marzo de 2009
10 de marzo de 2009
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras El Limpiabotas y Ladrón de Bicicletas, y antes de Umberto D (e incluso Estación Términi), De Sica nos ofreció la cara "más amable" del neorrealismo con la admirable Milagro en Milán.
Y entrecomillamos lo de amable. Porque si bien es verdad que la película cumple con la mayor parte de las constantes que caracterizaron al movimiento (actores no profesionales, rodaje en escenarios naturales, economía de medios, visión desoladora -o sea, realista- de la situación de su tiempo ...), se aparta de gran parte de la producción neorralista (su propio autor, Rossellini, etc.) en la introducción del tono de comedia que planea sobre toda la cinta y los elementos sobrenaturales que presiden la segunda de las dos partes en las que se divide.
De Sica (que contó con la colaboración en el guión de varios autores, entre ellos clásicos de la época como D'Amico y Zavattini) nos cuenta como Totó, tras salir del orfanato, comienza a crear una barriada en el extrarradio de Milán junto a otras familias de pobres sin hogar. El terreno será vendido a un rico propietario, Mobbi, que querrá ocuparlo cuando se descubre petróleo.
En la primera parte De Sica (uno de los mejores directores y actores italianos y no sólo de esta nacionalidad de la historia) nos narra las condiciones míseras de este grupo de gente y cómo son capaces de hacerse sus casas y disfrutar, sí disfrutar, de la vida (cantar plasma esa felicidad, qué poco necesitan). La introducción del anteriormente mencionado tono de comedia ayuda a "suavizar" la crueldad de ´las imágenes, donde destaca especialmente aquella escena en la que todos buscan el lugar donde caen los rayos de sol para poder calentarse mientras saltan para mantener calientes los pies.
En la segunda, el director italiano parace embuirse en el espíritu capriano y, ante el acoso de Mobbi y sus patrullas, cuenta como Totó recibe el don de hacer realidad todos sus deseos. Con ello, podrán enfrentarse al especulador. Sin embargo, a diferencia de Capra (el cineasta rooseveltiano por excelencia, de Franklin no de Theodore, por supuesto) De Sica no parece confiar en la bondad del sistema: cosas de la Democracia Cristiana.
Conclusiones en spoiler...
Y entrecomillamos lo de amable. Porque si bien es verdad que la película cumple con la mayor parte de las constantes que caracterizaron al movimiento (actores no profesionales, rodaje en escenarios naturales, economía de medios, visión desoladora -o sea, realista- de la situación de su tiempo ...), se aparta de gran parte de la producción neorralista (su propio autor, Rossellini, etc.) en la introducción del tono de comedia que planea sobre toda la cinta y los elementos sobrenaturales que presiden la segunda de las dos partes en las que se divide.
De Sica (que contó con la colaboración en el guión de varios autores, entre ellos clásicos de la época como D'Amico y Zavattini) nos cuenta como Totó, tras salir del orfanato, comienza a crear una barriada en el extrarradio de Milán junto a otras familias de pobres sin hogar. El terreno será vendido a un rico propietario, Mobbi, que querrá ocuparlo cuando se descubre petróleo.
En la primera parte De Sica (uno de los mejores directores y actores italianos y no sólo de esta nacionalidad de la historia) nos narra las condiciones míseras de este grupo de gente y cómo son capaces de hacerse sus casas y disfrutar, sí disfrutar, de la vida (cantar plasma esa felicidad, qué poco necesitan). La introducción del anteriormente mencionado tono de comedia ayuda a "suavizar" la crueldad de ´las imágenes, donde destaca especialmente aquella escena en la que todos buscan el lugar donde caen los rayos de sol para poder calentarse mientras saltan para mantener calientes los pies.
En la segunda, el director italiano parace embuirse en el espíritu capriano y, ante el acoso de Mobbi y sus patrullas, cuenta como Totó recibe el don de hacer realidad todos sus deseos. Con ello, podrán enfrentarse al especulador. Sin embargo, a diferencia de Capra (el cineasta rooseveltiano por excelencia, de Franklin no de Theodore, por supuesto) De Sica no parece confiar en la bondad del sistema: cosas de la Democracia Cristiana.
Conclusiones en spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final, y en realidad toda la segunda parte, habrá quien pueda catalogarlo como una tomadura de pelo o, simplemente, una gilipollez. Esta gente no me interesa.
Soy de los que se emociona cada vez que veo a esa pobra gente en sus escobas sobrevolando el Duomo y todo Milán rumbo a un reino donde los buenos días sigan siendo buenos días. Qué se le va a hacer, nunca se debe perder la esperanza.
Soy de los que se emociona cada vez que veo a esa pobra gente en sus escobas sobrevolando el Duomo y todo Milán rumbo a un reino donde los buenos días sigan siendo buenos días. Qué se le va a hacer, nunca se debe perder la esperanza.
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