Catherine the GreatMiniserie
5,8
423
Serie de TV. Drama
Miniserie de TV (2019). 4 episodios. sobre la figura de la emperatriz rusa Catalina II de Rusia (1729-1796), conocida como Catalina la Grande. (FILMAFFINITY)
Estreno en Reino Unido y España (Sky): 3 octubre 2019.
Estreno en Reino Unido y España (Sky): 3 octubre 2019.
19 de noviembre de 2019
19 de noviembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Examino las circunstancias, busco consejo, consulto a la parte ilustrada del pueblo y, de este modo, descubro qué efecto tendrán mis leyes. Y cuando ya estoy convencida, por adelantado, de que serán aprobadas de grado, entonces dicto mis órdenes y tengo el placer de obtener lo que vos llamáis obediencia ciega"
Así confesó en una ocasión Catalina quien nunca aceptó el título de "la grande" sin embargo sus logros son solo comparables a los de Pedro1º, otro gran monarca de esa época.
Dicen que fue escogida por la hija de este, la emperatriz Isabel, para esposa de su sobrino y futuro heredero Pedro precisamente por provenir de una familia que a pesar de ostentar títulos carecía de influencia y poder. La emperatriz no quería casualidades puesto que había vivido en carne propia las luchas por el poder tras fallecer su padre Pedro 1º y al parecer quería evitar algo similar tras su muerte: No podría estar más equivocada. Nadie habría calculado que dentro de esa al parecer insignificante jovencita que no hablaba ni el idioma había una mente inquieta y brillante.
La serie se salta toda la etapa de juventud de Catalina(Se llamaba Sofía, cambió de nombre al abrazar la fe ortodoxa para casarse). Lo cual es una lástima pues sería interesante ver como fue preparándose y formando alianzas por no hablar del golpe de estado que le dió a su esposo el emperador. En esta miniserie el enfoque principal va para su relación con su hijo y su gran amor Potemkin. Se muestran algunos hechos importantes de su reinado como la introducción de la vacuna contra la viruela, la expansión arrebatándole territorio a los turcos, la creación d los puertos que le otorgaban a Rusia salida al Mediterráneo a través del mar Negro, la rebelión del cosaco que aseguraba ser el difunto Pedro III y que con su horda d seguidores sembró el terror entre los terratenientes... Todos estos hechos se profundizan bastante poco. Lo más recurrente viene siendo su faceta de amante empedernida,ya que a pesar de que estuvo unida sentimentalmente a Potemkin hasta la muerte del mismo, su relación fue muy abierta, ambos tenían romances sin esconderse del otro. Sin duda lo mejor de la serie son ellos dos juntos él era brillante, enérgico, divertido y un competente político: un hombre hecho a la medida de una mujer como ella. Lo peor ha sido poner a Helen Mirren a interpretarla desde el principio ya que por ejemplo cuando la rebelión del cosaco Catalina tendría unos 44años aproximadamente y por más que se quiera no encaja la actriz con la edad.
En general una serie buena que podría haber sido mucho mejor da la sensación de que a la historia no se le exprimió todo el jugo pero no aburre y se ve con facilidad.
Así confesó en una ocasión Catalina quien nunca aceptó el título de "la grande" sin embargo sus logros son solo comparables a los de Pedro1º, otro gran monarca de esa época.
Dicen que fue escogida por la hija de este, la emperatriz Isabel, para esposa de su sobrino y futuro heredero Pedro precisamente por provenir de una familia que a pesar de ostentar títulos carecía de influencia y poder. La emperatriz no quería casualidades puesto que había vivido en carne propia las luchas por el poder tras fallecer su padre Pedro 1º y al parecer quería evitar algo similar tras su muerte: No podría estar más equivocada. Nadie habría calculado que dentro de esa al parecer insignificante jovencita que no hablaba ni el idioma había una mente inquieta y brillante.
La serie se salta toda la etapa de juventud de Catalina(Se llamaba Sofía, cambió de nombre al abrazar la fe ortodoxa para casarse). Lo cual es una lástima pues sería interesante ver como fue preparándose y formando alianzas por no hablar del golpe de estado que le dió a su esposo el emperador. En esta miniserie el enfoque principal va para su relación con su hijo y su gran amor Potemkin. Se muestran algunos hechos importantes de su reinado como la introducción de la vacuna contra la viruela, la expansión arrebatándole territorio a los turcos, la creación d los puertos que le otorgaban a Rusia salida al Mediterráneo a través del mar Negro, la rebelión del cosaco que aseguraba ser el difunto Pedro III y que con su horda d seguidores sembró el terror entre los terratenientes... Todos estos hechos se profundizan bastante poco. Lo más recurrente viene siendo su faceta de amante empedernida,ya que a pesar de que estuvo unida sentimentalmente a Potemkin hasta la muerte del mismo, su relación fue muy abierta, ambos tenían romances sin esconderse del otro. Sin duda lo mejor de la serie son ellos dos juntos él era brillante, enérgico, divertido y un competente político: un hombre hecho a la medida de una mujer como ella. Lo peor ha sido poner a Helen Mirren a interpretarla desde el principio ya que por ejemplo cuando la rebelión del cosaco Catalina tendría unos 44años aproximadamente y por más que se quiera no encaja la actriz con la edad.
En general una serie buena que podría haber sido mucho mejor da la sensación de que a la historia no se le exprimió todo el jugo pero no aburre y se ve con facilidad.
24 de octubre de 2019
24 de octubre de 2019
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una magnífica Helen Mirren que demuestra, otra vez más, su talento. Bien documentada en general, aunque ya sabemos que todas estas series históricas se suelen edulcorar bastante. Jason Clarke en un papel un tanto difícil por el supuesto carácter del verdadero Potemkin, del que sale bastante airoso, en mi opinión. Una puesta en escena que me parece buena. En resumen, una serie que es digna de verse.
17 de marzo de 2023
17 de marzo de 2023
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No sólo por su talento sino también por su ambición, habida cuenta de la discutible decisión de escogerla a ella para encarnar a Catalina la Grande y, también, por su desorbitado protagonismo, que anega la producción e impide el desarrollo del resto de elementos. De cada diez escenas, Helen aparece en once.
Como si de un agujero negro se tratase, la actriz absorbe, con la complicidad del guionista, todo el interés e impide que cualquier otro personaje saque cabeza. En ese sentido, es más Catalina la Grande que nadie. Ahora bien, desconozco si el problema de la serie, que lo detallaré a continuación, viene a raíz de esto o esto se realizó para suplir lo demás, ya que es tan paradójico como cierto que Mirren es lo mejor de la serie, aún estando pasada de vueltas como lo está.
La serie es vaga, sensacionalista y errática: vaga porque va demasiado deprisa para tratarse de un drama palaciego, no repara en los detalles y no hay temple ni pausa; sensacionalista porque nos pintan a una protagonista tan perversa que cuesta creerla en cualquier género que no sea un culebrón; y errática porque, a no ser que conozcas la vida, obra y milagros de la emperatriz, andarás bastante perdido, pues los hechos suceden porque deben suceder, ausentes de armonía narrativa. ¿Que hay una guerra? Pues hay una guerra. ¿Que Catalina inicia un romance? Pues lo inicia. ¿Que Potemkin se va a tal sitio? Pues adiós.
La edad de Helen Mirren me creó suspicacia durante todo el transcurso, pero debo reconocer que eso se esfumó en los últimos minutos. Es entonces cuando saca a pasear su desbordante talento y, al fin, la vemos angustiada, frágil y humana. Ella es lo mejor de la serie, aún por momentos siendo también lo peor, pero es plausible y realmente sorprendente cómo se echa el peso a las espaldas y logra salvar los muebles. Que nadie dude que si terminé la serie es por Mirren.
No diría que es una serie didáctica ni históricamente honesta, tampoco demasiado esmerada en cuanto a la ambientación y los tonos cromáticos, pero la recomiendo a aquellos que quieran ser testigos de cómo una actriz es más grande que el propio conjunto y juega con él como un gato hace con su ovillo.
Como si de un agujero negro se tratase, la actriz absorbe, con la complicidad del guionista, todo el interés e impide que cualquier otro personaje saque cabeza. En ese sentido, es más Catalina la Grande que nadie. Ahora bien, desconozco si el problema de la serie, que lo detallaré a continuación, viene a raíz de esto o esto se realizó para suplir lo demás, ya que es tan paradójico como cierto que Mirren es lo mejor de la serie, aún estando pasada de vueltas como lo está.
La serie es vaga, sensacionalista y errática: vaga porque va demasiado deprisa para tratarse de un drama palaciego, no repara en los detalles y no hay temple ni pausa; sensacionalista porque nos pintan a una protagonista tan perversa que cuesta creerla en cualquier género que no sea un culebrón; y errática porque, a no ser que conozcas la vida, obra y milagros de la emperatriz, andarás bastante perdido, pues los hechos suceden porque deben suceder, ausentes de armonía narrativa. ¿Que hay una guerra? Pues hay una guerra. ¿Que Catalina inicia un romance? Pues lo inicia. ¿Que Potemkin se va a tal sitio? Pues adiós.
La edad de Helen Mirren me creó suspicacia durante todo el transcurso, pero debo reconocer que eso se esfumó en los últimos minutos. Es entonces cuando saca a pasear su desbordante talento y, al fin, la vemos angustiada, frágil y humana. Ella es lo mejor de la serie, aún por momentos siendo también lo peor, pero es plausible y realmente sorprendente cómo se echa el peso a las espaldas y logra salvar los muebles. Que nadie dude que si terminé la serie es por Mirren.
No diría que es una serie didáctica ni históricamente honesta, tampoco demasiado esmerada en cuanto a la ambientación y los tonos cromáticos, pero la recomiendo a aquellos que quieran ser testigos de cómo una actriz es más grande que el propio conjunto y juega con él como un gato hace con su ovillo.
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