11.22.63Miniserie
2016 

Bridget Carpenter (Creador), Kevin Macdonald ...
6,7
5.527
Serie de TV. Thriller. Intriga. Ciencia ficción
Miniserie de TV (2016). 8 episodios. El 22 de noviembre de 1963, los disparos que acabaron con la vida del Presidente Kennedy cambiaron el mundo. El profesor Jake Epping (James Franco) intenta viajar al pasado para impedir el magnicidio, pero su misión se verá amenazada. (FILMAFFINITY)
18 de junio de 2016
18 de junio de 2016
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me reconozco como un lector exigente y bastante critico a la hora de ver una adaptacion de un libro. Es decir, si un libro fue best seller ¿porque cambiarlo?. Ese, me parece, fue el error de la serie 22.11.63. Muchos cambios, algunos bastante llamativos, incorporacion de nuevos personajes, algunos claramente fuera de lugar como Bill que no aporta nada a la historia y le quita tiempo a desarrollar la verdadera trama, o la falta de otros personajes que hubiesen aportado mas claridad al asunto.
Por otro lado aplaudo el hecho de no haber alargado innecesariamente la serie con mas de una temporada.
Por otro lado aplaudo el hecho de no haber alargado innecesariamente la serie con mas de una temporada.
15 de abril de 2016
15 de abril de 2016
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasa algo curioso con '22/11/62'.
En ningún momento deja de ser una historia de pura ciencia ficción sobre viajes en el tiempo, y sin embargo toda su suspensión de incredulidad empieza y acaba en su retorno al pasado.
La fantasía no es lo importante aquí, no tanto como capturar el sentir general de un momento histórico, en sus ambientes y en la gente que estaba a punto de vivirlo.
Jake Epping es el prototipo de viajero en el tiempo sin llegar a proponérselo: un hombre que ha dejado de vivir en su presente, y mitifica el pasado a través de los libros que enseña.
Su alianza con Al Templeton surge de la forma más natural posible, porque este último ve en Jake a un igual, un idealista que solo necesita de la adecuada motivación y oportunidad. Esa oportunidad es evitar el asesinato de JFK, y la forma de lograrlo un agujero temporal en la parte trasera de su restaurante que lleva directamente a un 1961 irreal, iluminado en colores pastel ausentes del presente gris.
Sobran las explicaciones de una ubicación tan caprichosa, y al contrario, nunca se plantean, como si se hubiera querido saltar directamente a las consecuencias, adultas y plausibles, que daría semejante posibilidad.
El vértigo que siente Jake a la hora de saltar al pasado es comprensible desde el punto de vista actual, donde nos hemos acostumbrado a que otro tome las decisiones por nosotros, y a Al se le ocurre imaginar que ese fracaso de carácter es justo lo que ha intentado evitar en tres minutos, tres años transmutados en la realidad al otro lado del armario: puede que evitar el asesinato del presidente no solucione una sociedad adocenada carente de ideales, pero antes de que se produjera sÍ que vivían esas personas utópicas con fe en el mañana.
Quizá, tal vez, merezca la pena que una nación nunca llore la muerte de Kennedy.
Allá, en esa realidad que casi se diría paralela, Jake escucha las palabras de Al constantemente, recordando su misión, pero también dando cuenta de que "la comida sabía mejor, las calles olían mejor, la gente te trataba mejor...".
Es entonces cuando queda claro que, tanto Kevin McDonald que filma en tonos pastel y tranquilizadoras composiciones, como Stephen King antes que él, los creadores de esta historia, están enamorados de una Norteamérica que nunca fue. Pudo existir, que duda cabe, aquella en la que era común entablar conversación en la calle con una mujer llamativa sobre los libros que leía, pero ninguno la conocemos ya.
Jake por fin tiene en su mano una responsabilidad a su altura, como es preservar los tiempos extraordinarios sobre los que siempre ha leído, a la vez que trata de disfrutarlos, y sobrevivirlos. Porque, en su vertiente más terrorífica, el pasado se guarda cartas que jugar cuando no le gusta ser alterado.
Los continuos individuos extraños y accidentes inesperados que acechan al viajero en el tiempo son la manifestación del miedo al fracaso, sombras oscuras conjuradas en un futuro que debe suceder, por muchas buenas intenciones que se tengan de poder preservar esa Norteamérica dorada.
Pero, en esa paranoia, queda espacio para la esperanza por una sencilla razón: Jake comprueba es capaz de cambiar el dolor del futuro, tomar la decisión que nadie más tomaría para borrar de la Historia un testimonio triste de familias rotas e hijos marcados por el dolor. Es la primera piedra que nos convence, a él y a nosotros, de que el tiempo puede darnos las armas para borrar sus estragos.
Así comienza entonces una investigación en torno a Lee Harvey Oswald, donde no cabe tanto una teoría de la conspiración como la vida de un hombre, marxista y extremo, que guarda hondamente en su ser todas las privaciones que le ha producido su país de acogida. También, pese a todo, empieza un romance con Sadie Dunhill, la perfecta encarnación de la mujer independiente del mañana, asfixiada por un machismo soterrado que es la peor cara de esos idílicos años 60, pero a la vez el ejemplo claro de que en esa época hasta las personas eran mejores.
Y, a través de esas dos líneas maestras, uno se puede dar cuenta de que Jake y Lee no son tan diferentes: ambos luchan por un país posible, creyentes sinceros de cómo será si no lo cambian, convencidos de su grandeza una vez sea intervenido.
La paradoja es, como casi siempre que se juega con el tiempo, que esa grandeza ya estaba delante de ellos. En la novia ucraniana de Lee, Marina, a la que solo aprende a apreciar cuando ya está lejos. O en Sadie Dunhill, que siempre está ahí para Jake, haciendo honor al "no-sé-qué" existente cuando se ama, perdonando todas sus mentiras.
Casi parece que sea la maldición del idealista, no darse cuenta de que nunca existe el destino final perfecto, y por el contrario si existen los picnics al aire libre, las citas improvisadas, disfrutar de la sonrisa de esa persona especial mientras se tenga tiempo.
Al final es justo eso, del tiempo, de lo que se habla aquí: de cómo lo utilizamos, o nos martirizamos por cambiarlo. El juez eterno, que nunca cambia, ni perdona.
Pero no será casualidad que los momentos en los que menos importa, o nunca parece correr, son los que comparten Jake y Sadie. Como si, de todas las Norteaméricas posibles, la única importante es la que ellos compartieron.
En ningún momento deja de ser una historia de pura ciencia ficción sobre viajes en el tiempo, y sin embargo toda su suspensión de incredulidad empieza y acaba en su retorno al pasado.
La fantasía no es lo importante aquí, no tanto como capturar el sentir general de un momento histórico, en sus ambientes y en la gente que estaba a punto de vivirlo.
Jake Epping es el prototipo de viajero en el tiempo sin llegar a proponérselo: un hombre que ha dejado de vivir en su presente, y mitifica el pasado a través de los libros que enseña.
Su alianza con Al Templeton surge de la forma más natural posible, porque este último ve en Jake a un igual, un idealista que solo necesita de la adecuada motivación y oportunidad. Esa oportunidad es evitar el asesinato de JFK, y la forma de lograrlo un agujero temporal en la parte trasera de su restaurante que lleva directamente a un 1961 irreal, iluminado en colores pastel ausentes del presente gris.
Sobran las explicaciones de una ubicación tan caprichosa, y al contrario, nunca se plantean, como si se hubiera querido saltar directamente a las consecuencias, adultas y plausibles, que daría semejante posibilidad.
El vértigo que siente Jake a la hora de saltar al pasado es comprensible desde el punto de vista actual, donde nos hemos acostumbrado a que otro tome las decisiones por nosotros, y a Al se le ocurre imaginar que ese fracaso de carácter es justo lo que ha intentado evitar en tres minutos, tres años transmutados en la realidad al otro lado del armario: puede que evitar el asesinato del presidente no solucione una sociedad adocenada carente de ideales, pero antes de que se produjera sÍ que vivían esas personas utópicas con fe en el mañana.
Quizá, tal vez, merezca la pena que una nación nunca llore la muerte de Kennedy.
Allá, en esa realidad que casi se diría paralela, Jake escucha las palabras de Al constantemente, recordando su misión, pero también dando cuenta de que "la comida sabía mejor, las calles olían mejor, la gente te trataba mejor...".
Es entonces cuando queda claro que, tanto Kevin McDonald que filma en tonos pastel y tranquilizadoras composiciones, como Stephen King antes que él, los creadores de esta historia, están enamorados de una Norteamérica que nunca fue. Pudo existir, que duda cabe, aquella en la que era común entablar conversación en la calle con una mujer llamativa sobre los libros que leía, pero ninguno la conocemos ya.
Jake por fin tiene en su mano una responsabilidad a su altura, como es preservar los tiempos extraordinarios sobre los que siempre ha leído, a la vez que trata de disfrutarlos, y sobrevivirlos. Porque, en su vertiente más terrorífica, el pasado se guarda cartas que jugar cuando no le gusta ser alterado.
Los continuos individuos extraños y accidentes inesperados que acechan al viajero en el tiempo son la manifestación del miedo al fracaso, sombras oscuras conjuradas en un futuro que debe suceder, por muchas buenas intenciones que se tengan de poder preservar esa Norteamérica dorada.
Pero, en esa paranoia, queda espacio para la esperanza por una sencilla razón: Jake comprueba es capaz de cambiar el dolor del futuro, tomar la decisión que nadie más tomaría para borrar de la Historia un testimonio triste de familias rotas e hijos marcados por el dolor. Es la primera piedra que nos convence, a él y a nosotros, de que el tiempo puede darnos las armas para borrar sus estragos.
Así comienza entonces una investigación en torno a Lee Harvey Oswald, donde no cabe tanto una teoría de la conspiración como la vida de un hombre, marxista y extremo, que guarda hondamente en su ser todas las privaciones que le ha producido su país de acogida. También, pese a todo, empieza un romance con Sadie Dunhill, la perfecta encarnación de la mujer independiente del mañana, asfixiada por un machismo soterrado que es la peor cara de esos idílicos años 60, pero a la vez el ejemplo claro de que en esa época hasta las personas eran mejores.
Y, a través de esas dos líneas maestras, uno se puede dar cuenta de que Jake y Lee no son tan diferentes: ambos luchan por un país posible, creyentes sinceros de cómo será si no lo cambian, convencidos de su grandeza una vez sea intervenido.
La paradoja es, como casi siempre que se juega con el tiempo, que esa grandeza ya estaba delante de ellos. En la novia ucraniana de Lee, Marina, a la que solo aprende a apreciar cuando ya está lejos. O en Sadie Dunhill, que siempre está ahí para Jake, haciendo honor al "no-sé-qué" existente cuando se ama, perdonando todas sus mentiras.
Casi parece que sea la maldición del idealista, no darse cuenta de que nunca existe el destino final perfecto, y por el contrario si existen los picnics al aire libre, las citas improvisadas, disfrutar de la sonrisa de esa persona especial mientras se tenga tiempo.
Al final es justo eso, del tiempo, de lo que se habla aquí: de cómo lo utilizamos, o nos martirizamos por cambiarlo. El juez eterno, que nunca cambia, ni perdona.
Pero no será casualidad que los momentos en los que menos importa, o nunca parece correr, son los que comparten Jake y Sadie. Como si, de todas las Norteaméricas posibles, la única importante es la que ellos compartieron.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Náufrago en el tiempo, Jake elige liberarse, a él y a su amada, de un bucle temporal infinito que solo les traerá sufrimiento a ambos.
Nunca estuvo la posibilidad de estar juntos, solo el accidente. Pero qué maravilloso accidente mientras duró, y con qué facilidad se abandona la propia felicidad si aquella chica rubia de los 60, ya con canas y arrugas, asegura que la suya nunca se apagó.
Nunca estuvo la posibilidad de estar juntos, solo el accidente. Pero qué maravilloso accidente mientras duró, y con qué facilidad se abandona la propia felicidad si aquella chica rubia de los 60, ya con canas y arrugas, asegura que la suya nunca se apagó.
30 de agosto de 2016
30 de agosto de 2016
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación sobre una de las últimas y mejores novelas de Stephen King sobre un viajero en el tiempo que intentará impedir el asesinato de J.F.Kennedy. Hay multitud de películas basadas en las obras del genial escritor, algunas muy brillantes ("Cadena perpetua", "La milla verde", "Cuenta conmigo"), otras aceptables ("El resplandor", "Carrie", "Misery"), y otras, la mayoria bastante mediocres, en cuanto a las series de televisión o miniseries todo ha sido decepcionante, desde "It" o "Apocalipsis" pasando por "Haven" o "La cúpula", no se salva ni una, es por eso que habia bastante espectación con "11/22/63" producida además por el gran J.J Abrahams. El episodio piloto es quizás lo mejor de todo, seguramente grácias al trabajo del siempre efectivo Chris Cooper, pero a medida que avanza la trama va perdiendo fuerza, una de las causas puede ser por la elección de los actores, James Franco es un actor totalmente inexpresivo y su química con Sarah Gadon es nula, la elección del interprete de Lee Harvey Oswald (Daniel Webber) también es un error, para interpretar a este personaje histórico hacia falta alguien con más peso y presencia, pero el gran error ha sido añadir personajes y tramas sin ningún interés que no aparecian en la novela.
En fin, seguiremos esperando alguna adaptación televisiva a la altura de las buenas novelas que sigue escribiendo Stephen King.
En fin, seguiremos esperando alguna adaptación televisiva a la altura de las buenas novelas que sigue escribiendo Stephen King.
18 de noviembre de 2016
18 de noviembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El comienzo consigue atraparte, el primer episodio es un muy buen episodio. Paro va flojeando conforme pasa los episodios se va haciendo aburrida, sera por las espectativas del primer episodio. Siendo el 7 episodio el peor de todos, se me hizo eterno.
Me esperaba mas intriga, mas acción y se queda a medias en todo. Convirtiéndose más en un drama romántico que en otra cosa.
Lo mejor con diferencia su ambientación y su música, me fascina esa música y esa época. Para disfrutar sin pretensiones. Un placer.
Me esperaba mas intriga, mas acción y se queda a medias en todo. Convirtiéndose más en un drama romántico que en otra cosa.
Lo mejor con diferencia su ambientación y su música, me fascina esa música y esa época. Para disfrutar sin pretensiones. Un placer.
31 de julio de 2016
31 de julio de 2016
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No, no he leído el libro y si bien sentí un gran pesar cuando terminé de ver la serie por no haber leído el libro antes, ahora sin embargo me alegro de no haberlo hecho. Y digo esto porque disfrute cada minuto de la serie. Desde el principio me conquistó, me cautivó, me sedujo y yo me deje seducir. He disfrutado sus intrigas, sus quiebros, sus inesperados acontecimientos y también aquellos que eran obvios. Ha alcanzado ese nivel en el que desearías no haberla visto para poder verla de nuevo y esto no es fácil.
Si el hecho de no haber leído el libro antes de ver la serie ha sido la clave para disfrutar la serie hasta estos límites en los que la he disfrutado, entonces bienvenido sea porque lo cierto es que eso ya no puedo cambiarlo y la alta estima en la que tengo esta serie tampoco, ni puedo ni quiero.
Eso si, para todos aquellos que no hayan visto la serie definitivamente decidiros por el libro. Si yo he disfrutado con tanta intensidad la serie y los expertos dicen que el libro es infinitamente mejor, madre mia lo que debe ser ese libro!
Si el hecho de no haber leído el libro antes de ver la serie ha sido la clave para disfrutar la serie hasta estos límites en los que la he disfrutado, entonces bienvenido sea porque lo cierto es que eso ya no puedo cambiarlo y la alta estima en la que tengo esta serie tampoco, ni puedo ni quiero.
Eso si, para todos aquellos que no hayan visto la serie definitivamente decidiros por el libro. Si yo he disfrutado con tanta intensidad la serie y los expertos dicen que el libro es infinitamente mejor, madre mia lo que debe ser ese libro!
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