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La piel quemada

Drama Historia neorrealista sobre la migración del desarrollismo desde las regiones más deprimidas de España hasta las más prósperas y el contraste de estos migrantes con la población autóctona y con el nuevo turismo europeo. En un pueblo turístico de la Costa Brava, Lloret de Mar (Girona), un albañil llamado José (Antonio Iranzo) empieza su dura jornada de trabajo. Al mismo tiempo, en un pueblo andaluz, Guadix (Granada), su esposa Juana ... [+]
Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
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8
30 de abril de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha sorprendido no conocer la existencia de esta película, tan valiosa y rara entre las de la época. Para empezar cuenta con Antonio Iranzo en un papel protagonista, cuando siempre lo había visto en secundarios toscos, chulescos o violentos. De hecho creo que no volvió a hacer algo tan meritorio en toda su carrera, que empezaba entonces. El argumento es mínimo: el viaje de la mujer, los hijos y el hermano del protagonista, desde el profundo Sur a la Cataluña de las oportunidades; pero está contado con tal riqueza de situaciones y detalles, que constituye un retrato cabal de una España que está saliendo de la oscuridad de la posguerra. A las penurias de mujer e hijos por trenes de tercera, se van intercalando las escenas de la vida de currante golfo del marido. Esto nos permite asistir a un fresco donde se entremezcla la cultura vocinglera del Sur con la estirada del catalán de pro, y a estas dos la desinhibición de las europeas del norte que vienen a quemarse la piel y el espíritu en aventuras rápidas que recordar en el largo invierno laboral. No esperaba yo encontrarme en una película de ese año tanta profundidad en los análisis. Hay crítica del machismo e incluso alusión a la lucha de clases y a los problemas territoriales. Hay humor, hay tristeza y hay esperanza en el futuro. Y siempre la piel, esa de la extranjera que se tuesta en bikini al comienzo del film, y la que cierra la película, con esa visión expectante y atónita del hermano pequeño, representante de un porvenir abierto y alejado de la tradición de siglos.
7
8 de mayo de 2016
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de pasar a comentar esta, para mí, muy interesante película, manifestar que estoy bastante de acuerdo en muchas de las apreciaciones que hace Antonio Morales en su excelente crítica. Como muy bien dice Antonio, la película es un retrato social de la difícil adaptación del emigrante rural del sur con una sociedad, la catalana, más moderna y preparada que necesitaba mano de obra barata y poco cualificada, pero aquí no hay humanidad, ni ternura por ningún lado, Forn, como bien sigue diciendo Antonio, lo plasma de forma hiriente y con un desprecio absoluto por esos seres que son mostrados ridiculizando sus principios, la religión, el folclore, además de una represión sexual que no era sólo de los del sur, bajo la apariencia de un retrato social, muestra un desprecio solapado por lo que ellos denominan “charnegos”. Bueno, pues después de este preámbulo que me parecía de justicia reflejar, paso a hablar un poco de esta interesante, cinematográficamente hablando, película.

“La piel quemada” se trata de una película neorrealista que intenta retratar la vida de las dos Españas de la pasada década de los años 60, la de la consecuencias del antiguo régimen del franquismo, y la nueva España vendida a la prosperidad y al turismo, o dicho de otra manera, la de la España pobre frente al nuevo horizonte de la libertad y la prosperidad. La película empieza y termina enseñándonos piel, pieles “quemadas”, pero las quemaduras son, o van a ser, de diferente origen, las primeras son las que produce el primer mundo, las del turismo, el dinero sobrante, el tiempo de ocio al sol en la playa, cuerpos de mujeres en bikini en la España del desarrollismo, las segundas son las pieles quemadas de los que han construido las residencias de veraneo, los que se han quemado y partido la espalda por sueldos miserables, abandonando tierra y familia huyendo de la necesidad más acuciante. Ver “La piel quemada” 50 años después de su realización produce el efecto de una puñalada, esa España de 1967 es equiparable a la España del pelotazo urbanístico, cuando se desregularizaron los mercados y la costa fue urbanizada y urbanizable a gusto del constructor y del alcalde de turno, cambiemos emigrantes andaluces por subsaharianos, magrebíes o sudamericanos. ¿Cuántas veces hemos visto hacinadas a decenas de personas en casas derruidas que a la mañana siguiente eran recogidas por el “negrero” de turno para trabajar en el campo o en una obra? ¿Cuántas veces hemos oído al español quejarse de que los extranjeros se quedan el trabajo y las ayudas sociales? ¿Cuántas veces más este país seguirá apostando el todo o nada a la industria del turismo y dando la espalda a la investigación y desarrollo?

Técnicamente no podemos decir que se trate de una gran película, ya que, salvo el uso de la técnica del flash-back para contar los motivos de la marcha de José de Granada, poco más aporta. Lo que sí ofrece es una gran cantidad de pequeños grandes detalles: la fantástica interpretación de Marta May en el papel de Juana, cómo lo borda con su expresión facial, cómo contiene y concentra tantos significados con una simple mirada; esa mini escapada de Manolo, interpretado por Luis Valero, por Valencia durante el transcurso de tiempo que dura su estancia en la ciudad levantina en el plazo de espera para el transbordo de tren; esos flashbacks tan descriptivos: el baile del pueblo, la boda, la falta de trabajo en el campo y cómo se ven obligados a emigrar, las clases de José (Antonio Iranzo) en la escuela mientras observa el espectáculo de la danza africana...

Una película dura, pero muy recomendable.
8
23 de abril de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antonio Iranzo está realmente espléndido en un personaje entrañable y lleno de matices oscilando siempre entre la ingenuidad y la intuición. La película es una mezcla muy bien medida de ternura y amargura que da como resultado un sabor agridulce. Marta May está magnífica también e imprime a su personaje una gran credibilidad. Tanto Marta May como Antonio Iranzo ofrecieron en esta película sus interpretaciones más geniales mientras que Silvia Solar en un cometido de menor consistencia dramática está también muy bien y demostró que podía dominar otro registro genérico diferente al que solía tener en determinadas películas del oeste. La película muestra a una España desigualmente desarrollada y establece con talento el contraste brutal entre aquella localidad de la que parte la protagonista para reunirse con su marido que está limitada ante la falta de horizontes y de recursos económicos y la otra localidad que está industrializándose de cara al turismo y que goza de otra prosperidad económica. Y todo esto lo plasma José María Forn con un sentido estético admirable porque en la película se encuentra una fuerza visual que es imposible de encontrar en el cine español actual hasta el punto de que cada fotograma constituye una estampa estética digna de ser analizada. También hay momentos musicales agradables y la película es todo un documento por varios motivos en el que los ingredientes están perfectamente dosificados. Atractiva sin duda la filmografía de Forn.
8
6 de agosto de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran película, no suficientemente ponderada en el contexto del cine español. Uno de los mejores retratos del tema de la migración (en este caso de la deprimida Andalucía a la próspera Cataluña en pleno desarrollismo franquista) y de la identidad de los pueblos (premonitoria y excelente documento vista hoy en día). Alterna con sentido común las dos historias de la pareja protagonista (ella partiendo en un fatigoso viaje en tren desde Andalucía; él, empleado de la construcción, muy trabajador y viril, atrapado en un ambiente de fiesta, turistas y demás). Forn logra confluir ambas historias hasta hacerlas desembocar en un halo de incertidumbre, de discutible felicidad y futuro indeterminado. Muy buena, debe aparecer en cualquier antología.
9
2 de junio de 2019 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película. Lamentablemente, hay quienes la están releyendo al calor del conflicto existente en la Cataluña actual y se indignan por el retrato supuestamente hiriente que Forn hace del inmigrante andaluz. Nada de eso veo en la película. Al contrario. Forn nos muestra abiertamente el injusto desprecio con el que cierto sector acomodado de la sociedad catalana recibió a los trabajadores que, desde Andalucía, Murcia, Portugal y otras partes, contribuyeron con su duro trabajo al crecimiento económico de Cataluña (lo que hoy en día sigue reproduciéndose con los inmigrantes extranjeros). Y reflexiona también sobre el impacto liberador y al mismo tiempo embrutecedor que el turismo de masas tuvo en una parte de los trabajadores españoles de las zonas turísticas. Película muy, pero que muy, interesante, tanto en su contenido como en su lenguaje.
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