Vatel
6,3
3.204
Drama
François Vatel es el leal y devoto maestro de ceremonias del arruinado Príncipe de Condé. El aristócrata necesita recuperar el favor del rey Luis XIV (1643-1715) y espera que éste le otorgue el mando de las tropas en una nueva guerra contra Holanda. Por ello, cuando el rey, acompañado de la corte, decide visitar a Condé en su castillo de Chantilly, éste le encarga a Vatel que organice, sin escatimar en gastos, una espectacular recepción ... [+]
30 de octubre de 2008
30 de octubre de 2008
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo que andaba detrás de esta película y por fín he podido disfrutar de ella. Está claro que Roland Joffé no es un director brillante, pero aquí ha conseguido una más que aceptable película sobre uno de los personajes, para mí, más interesantes de la historia de nuestros vecinos gabachos. Me ha dado a conocer a François Vatel y me ha gustado. Me encantan las películas de época y éso es un gran punto a favor pero es que la recreación de la época es maravillosa. Estoy totalmente de acuerdo con los que alaban los decorados y vestuarios, son impresionantes, no así su música, la cual no me ha llamado la atención. Las actuaciones son correctas. No soy una gran fan de Gerard Depardieu (al que hace poco se le ha muerto su hijo, Guillaume, también actor, a los 37 años de una neumonía fulminante), pero tengo que reconocer que está francamente bien como Vatel, es un tipo con una gran presencia y éso no se le puede negar. El problema para mí es que está acompañado por una lánguida, como en ella es habitual, Uma Thurman, una actriz que no me acaba de gustar, y la química entre ambos prácticamente no existe. Tim Roth está magnífico, siento debilidad por este maravilloso actor, consigue realmente que llegues a despreciarlo, y éso quiere decir que el actor no lo está haciendo precisamente mal, y Julian Sands (con un gran parecido físico al actor Matthew Modine) está correcto en su papel del famoso "rey sol". Yo la recomiendo, me resulta algo fría y por ello no le doy más puntuación, pero merece la pena su viosionado, y seguiré investigando sobre este personaje, François Vatel, maestro de ceremonias.
Un saludo a The Crow.
Un saludo a The Crow.
17 de junio de 2009
17 de junio de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy ilustrativa esta película de época (S. XVII) del director, entre otras, de La Misión y Los Gritos del Silencio. Los dispendios, la inmoralidad y las conspiraciones palaciegas y por el poder, que conducirían al Rey Sol y los suyos a la Revolución Francesa, un siglo después; están presentes en esta cuidada exposición que toma como protagonista al maestro de ceremonias: Vatel.
Vatel, de origen humilde, que ha ascendido a ese importante cargo al servicio del Príncipe de Condé, por su tesón, profesionalidad y falta de soberbia es el encargado de conseguir, con su buen hacer, que el rey Louis XIV se sienta cómodo y halagado en su descanso de fin de semana en el castillo de Chantilly. Así espera el príncipe, atosigado por las deudas y la insufrible gota, recuperar el favor y ser nombrado general en la más que posible batalla, por cuestiones de honor, contra Holanda.
Gérard Depardieu hace creíble a su personaje, trasladándonos a través de sus ojos los muchos defectos y escasas virtudes de una corte, la de Versalles, que chapotea en su inmunda deidad.
Los vistosos espectáculos de luz y color, los grandes banquetes, los montajes teatrales, el bel canto y las agradables sorpresas, frutos de la desbordante imaginación de Vatel, conviven con la trastienda del castillo. Una pared más allá, las ratas y los harapientos trabajadores al servicio de la aristocracia intentan sobrevivir. Vatel está en el medio, más cerca en espíritu de unos que de otros.
Y para terminar nuestro maestro de ceremonias decide convertirse en maestro de dignidad, que tampoco era tan difícil con aquella caterva.
Vatel, de origen humilde, que ha ascendido a ese importante cargo al servicio del Príncipe de Condé, por su tesón, profesionalidad y falta de soberbia es el encargado de conseguir, con su buen hacer, que el rey Louis XIV se sienta cómodo y halagado en su descanso de fin de semana en el castillo de Chantilly. Así espera el príncipe, atosigado por las deudas y la insufrible gota, recuperar el favor y ser nombrado general en la más que posible batalla, por cuestiones de honor, contra Holanda.
Gérard Depardieu hace creíble a su personaje, trasladándonos a través de sus ojos los muchos defectos y escasas virtudes de una corte, la de Versalles, que chapotea en su inmunda deidad.
Los vistosos espectáculos de luz y color, los grandes banquetes, los montajes teatrales, el bel canto y las agradables sorpresas, frutos de la desbordante imaginación de Vatel, conviven con la trastienda del castillo. Una pared más allá, las ratas y los harapientos trabajadores al servicio de la aristocracia intentan sobrevivir. Vatel está en el medio, más cerca en espíritu de unos que de otros.
Y para terminar nuestro maestro de ceremonias decide convertirse en maestro de dignidad, que tampoco era tan difícil con aquella caterva.
12 de julio de 2009
12 de julio de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de esta preciosita película sobre el personaje de Vatel -el del Chantillí-, se nos muestra, creo que de una manera muy estudiada, la forma y vida de la corte de la Francia del Siglo XVII. La verdad es que te hace pensar cómo pudo tardar tanto en germinar la revolución francesa, única salida a todos estos despropósitos.
La película se dejar ver con comodidad y asombro, ya que está fenomenalmente recreados los ambientes de la corte de Luid XIV, sus trajes, aposentos y distribución de los mismos, sus lacayos, burócratas funcionarios, los ornamentos humanos y arquitectónicos, sus envidias, celos y recelos, y por último sus mujeres y las suplentes de las mismas, contraponiéndolo todo esto al pagano Vatel que se dedica a hacer su trabajo lo más profesionalmente posible, ya que en ello le va la vida, a la vez que critica los excesos de los cortesanos, así como las absurdas personas lameculos (otra profesión en aquella época) que se encuentra a la sombra de los primeros en el disfrute de los fastos que vienen a durar tres días.
Intachable maestro de ceremonias, que trabaja no sólo en busca de la excelencia, sino también en busca de lo cabal y correcto, tanto para él como para los suyos, e incluso para el Gran Conde para el que trabaja y al que intentará reconciliar con su Sol de Rey. Todo esto acompañado con una leve historia de amor con la bestial Uma. Sólo por ver a Depardieu y a la Thurman trabajar juntos en papeles tan antagónicos merece la pena.
Se ve bien, se disfruta de tantos trajes, edificios, jardines, decorados, personajes pomposos, pero en esto se queda la película, no dando para más, Uma pena.
La película se dejar ver con comodidad y asombro, ya que está fenomenalmente recreados los ambientes de la corte de Luid XIV, sus trajes, aposentos y distribución de los mismos, sus lacayos, burócratas funcionarios, los ornamentos humanos y arquitectónicos, sus envidias, celos y recelos, y por último sus mujeres y las suplentes de las mismas, contraponiéndolo todo esto al pagano Vatel que se dedica a hacer su trabajo lo más profesionalmente posible, ya que en ello le va la vida, a la vez que critica los excesos de los cortesanos, así como las absurdas personas lameculos (otra profesión en aquella época) que se encuentra a la sombra de los primeros en el disfrute de los fastos que vienen a durar tres días.
Intachable maestro de ceremonias, que trabaja no sólo en busca de la excelencia, sino también en busca de lo cabal y correcto, tanto para él como para los suyos, e incluso para el Gran Conde para el que trabaja y al que intentará reconciliar con su Sol de Rey. Todo esto acompañado con una leve historia de amor con la bestial Uma. Sólo por ver a Depardieu y a la Thurman trabajar juntos en papeles tan antagónicos merece la pena.
Se ve bien, se disfruta de tantos trajes, edificios, jardines, decorados, personajes pomposos, pero en esto se queda la película, no dando para más, Uma pena.
27 de julio de 2009
27 de julio de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuvo que ser un inglés de gran talento como el dramaturgo Tom Stoppard quien dominara el caudaloso argumento de la leyenda de Vatel; sobre el personaje real del maestro de ceremonias del príncipe Condè bajo los tenebrosos, terribles tiempos de la corte del Borbón Louis XVI existen múltiples anécdotas que conformaron legendarias historias, y no menos legendarios intentos cinematográficos de dar forma humana al apasionante personaje.
Stoppard y Joffé consiguen lo que parecía imposible: intimismo y gran espectáculo para montar un fresco de una época despiadada con sus propias caracteristicas llenas de desparpajo, suciedad y elegancia, sin descuidar notables toques de humor y logrando a la vez una compleja progresión dramática hacia el trágico destino de un ser de valor excepcional.
Además, bajo todo el esplendor pueril y saturado de intrigas de un rey que aspira a iniciar una guerra con exasperante frivolidad, también puede verse la tremenda miseria del pueblo. Nadie se salva, todos están a merced de los caprichos de un poder despiadado, excepto un hombre que se rebela.
Depardieu, una vez más, borda el personaje con una interpretación colosal capaz de establecer una sorprendente armonía entre la valentía, la sensibilidad, el genio y la necesidad de amar.
Uma Thurman, formidable en el melancólico despojo con que encarna la ternura y la sexualidad. Espléndidas composiciones las del perverso Tim Roth, Julian Glover en el torturado por ruina económica y pertinaz gota príncipe Condé, y Julian Sands en el rey, un tipo insoportablemente irónico y todopoderoso al servicio de sí mismo.
El maestro Morricone crea una banda sonora singular perfectamente ensamblada con las orquestaciones de la época. Y qué decir de la trepidante realización de una producción muy costosa que no ha descuidado ningún detalle.
En un momento crucial de la película, el buen Vatel sugiere un cambio a la bella entre las bellas, le indica un camino en la tierra parecido al paraíso que ella merece; le da las señas de un mundo nuevo donde podrá ser ella misma y saborear en paz unas cerezas desconocidas. En esta situación los creadores de la película definen la tensión dramática de sus protagonistas.
Stoppard y Joffé consiguen lo que parecía imposible: intimismo y gran espectáculo para montar un fresco de una época despiadada con sus propias caracteristicas llenas de desparpajo, suciedad y elegancia, sin descuidar notables toques de humor y logrando a la vez una compleja progresión dramática hacia el trágico destino de un ser de valor excepcional.
Además, bajo todo el esplendor pueril y saturado de intrigas de un rey que aspira a iniciar una guerra con exasperante frivolidad, también puede verse la tremenda miseria del pueblo. Nadie se salva, todos están a merced de los caprichos de un poder despiadado, excepto un hombre que se rebela.
Depardieu, una vez más, borda el personaje con una interpretación colosal capaz de establecer una sorprendente armonía entre la valentía, la sensibilidad, el genio y la necesidad de amar.
Uma Thurman, formidable en el melancólico despojo con que encarna la ternura y la sexualidad. Espléndidas composiciones las del perverso Tim Roth, Julian Glover en el torturado por ruina económica y pertinaz gota príncipe Condé, y Julian Sands en el rey, un tipo insoportablemente irónico y todopoderoso al servicio de sí mismo.
El maestro Morricone crea una banda sonora singular perfectamente ensamblada con las orquestaciones de la época. Y qué decir de la trepidante realización de una producción muy costosa que no ha descuidado ningún detalle.
En un momento crucial de la película, el buen Vatel sugiere un cambio a la bella entre las bellas, le indica un camino en la tierra parecido al paraíso que ella merece; le da las señas de un mundo nuevo donde podrá ser ella misma y saborear en paz unas cerezas desconocidas. En esta situación los creadores de la película definen la tensión dramática de sus protagonistas.
22 de diciembre de 2008
22 de diciembre de 2008
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Infravalorada película de Roland Joffé, que en su día pasó sin pena ni gloria por los cines. Ni crítica ni público hicieron caso a una de esas películas sin pretensiones de pasar a la Historia del Cine, pero donde todo parece encajar y nada desentona. Partiendo de la interesante premisa histórica (casi legendaria) de la conocida historia de François Vatel, el maestro de ceremonias del Príncipe de Condé que deslumbró al rey Luis XIV con unos espectáculos gastronómico-teatrales, mientras que fuera de los muros del palacio de Chantilly, media nación francesa se moría de hambre. Una historia así requería una puesta en escena a la altura, y un reparto que se adaptara a los personajes desubicados o malvados que desfilan por nuestros ojos. Y ahí es donde el director triunfa, puesto que lo que podía haber sido un rancio y acartonado filme de época, se convierte en un deslumbrante recorrido por el mundo de lujos y excesos de la corte versallesca, con un estilo ágil, casi moderno, a la hora de mostrarnos a los personajes y sus pasiones, el otro pilar que eleva a la película. Y es que Gérard Depardieu parece que nació para interpretar a Vatel, ese desgraciado sirviente que se mueve cómodamente entre sartenes, criadas y platos rebosantes de comida, y que a pesar de sus desvelos, no es sino un juguete para los amos a quienes sirve. Atrás no se queda Uma Thurman, quien probablemente interpreta al personaje más interesante de la velada: la marquesa Anne de Mountausier, doliente mujer que descubre que no puede ser libre en su jaula de oro. Tim Roth hace lo que mejor sabe: ser retorcido y malvado, y se da el gustazo de ser lascivo y miserable. Y nosotros disfrutamos viéndole. Destacan como secundarios, Julian Glover y Julian Sands; y la partitura de Ennio Morricone vuelve a estar a la altura, ofreciéndonos todo un recital de música barroca. En definitiva, una excelente película, rodada estupendamente, que nos muestra las miserias y los sufrimientos de unos personajes que tuvieron que vivir en un mundo artificial de color de rosa (mucho mejor mostrado y narrado que la algo pretenciosa y trascendente "María Antonieta") . Una película para deleite de nuestros sentidos, para el oído, la vista y el gusto.
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