El graduado
7,5
50.919
Romance. Drama
Benjamin Braddock (Dustin Hoffman) vuelve a casa después de terminar sus estudios universitarios. Es un joven que alberga un gran rencor contra la hipocresía y la corrupción de la sociedad que lo rodea. La señora Robinson (Anne Bancroft), una amiga de la familia, se encapricha de él y lo hace su amante. Pero cuando Benjamin conoce a Elaine (Katharine Ross), la hija de la señora Robinson, todo se complica... (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2011
22 de marzo de 2011
53 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ser testigo de las nerviosa y asustadiza timidez del joven Hoffman frente al acoso y derribo de la Sra. Robinson es lo mejor (y más divertido) del film, junto a la gran interpretación de la Bancroft y la encomiable dirección de Nichols, con sus planos imposibles.
Pero a partir de la aparición de Miss Robinson (la hija de la Bancroft) el film decae y se hace aburrido y muy poco creíble (ver spoiler).
Pero a partir de la aparición de Miss Robinson (la hija de la Bancroft) el film decae y se hace aburrido y muy poco creíble (ver spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Qué pasa entre el personaje de Hoffman y el de Katherine Ross para que se enamoren de tal forma que él impida su boda peleándose con todo Dios y ella deje plantado al novio y huya con él? Pues lo que pasa es que Hoffman se tira a la madre de ella y encima en su primera cita la lleva a un club de striptease. Nada más. Se lo podrían haber currado un poquito y haber metido de paso menos videoclips de Simon & Garfunkel.
14 de abril de 2012
14 de abril de 2012
37 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más me llamó la antención de el Gradudado es que me esperaba una comedia. Sin embargo, el desarrollo de la película, rápidamente me arrebató estas expectativas. Dustin Hoffman esta bien como el graduado de 21 años, aunque no me parece una de sus mejores interpretaciones, mención especial merece Anne Bancroft como Mrs. Robinson, quien si me parece impecable interpretando a ese oscuro personaje.
Pero de quedarme con algo, me quedo con el final. y por eso, lo siento, pero continuo en el spoiler.
Pero de quedarme con algo, me quedo con el final. y por eso, lo siento, pero continuo en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Cuando Benjamin interrumpe la boda; cuando él y Elaine consiguen escapar, cuando corriendo y riendo cogen el primer autobús que pasa (sin importarles el destino, porque por fin están juntos); cuando se colocan en los asientos traseros; miran hacia atrás, se miran y sonrien. Comienza a sonar The Sound of Silece, entonces miran de nuevo para atrás, se vuelven a mirar pero... ya no sonrien...
Para mí, ese plano, es el mejor de la película, pues nos muestra a dos jóvenes que se han "gradudado", se han independizado, han ido en contra de los deseos de todos para estar juntos. Pero en cambio, cuando al final lo consiguen... no tienen nada que decirse.
Yo creo que es un final muy, muy triste.
Para mí, ese plano, es el mejor de la película, pues nos muestra a dos jóvenes que se han "gradudado", se han independizado, han ido en contra de los deseos de todos para estar juntos. Pero en cambio, cuando al final lo consiguen... no tienen nada que decirse.
Yo creo que es un final muy, muy triste.
20 de marzo de 2007
20 de marzo de 2007
39 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo de complejo y misterioso en El graduado que me fascinó desde la primera vez que la vi. Al verla por enésima vez, sigo sin saber qué es lo que me deja hipnotizada: el chico confuso pero decidido, la mujer sensual pero insegura, la chica pura, la frialdad de la atracción física, el aburrimiento que puede conllevar, la pasión contenida que puede convertirse en obsesión (como le sucede a la Sra. Robinson)...
¿Una escena? La de Benjamin vestido de buzo saltando a la piscina.
Simon and Garfunkel, insuperables.
Nunca una película que me gusta tanto me ha dado tan poco que decir. Llega a alguna parte de mí que no he explorado, y por eso no puede aburrirme.
De ella saqué mi admiración por Dustin Hoffman, que se mantiene y se mantendrá.
¿Una escena? La de Benjamin vestido de buzo saltando a la piscina.
Simon and Garfunkel, insuperables.
Nunca una película que me gusta tanto me ha dado tan poco que decir. Llega a alguna parte de mí que no he explorado, y por eso no puede aburrirme.
De ella saqué mi admiración por Dustin Hoffman, que se mantiene y se mantendrá.
18 de mayo de 2011
18 de mayo de 2011
34 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me obsesiona esta cuestión desde que vi por primera vez “El graduado”. Hasta me leí la novela para averiguarlo, pero la novela es igual que la película (o, mejor dicho, al revés). Hay otras cuestiones que también me obsesionan, aunque tienen menor importancia, como por ejemplo por qué corre tan raro Dustin Hoffman (sin mover los brazos, como si tuviera una armadura en la parte de arriba del cuerpo, lo observó agudamente mi mujer).
Paso a spoiler para desgranar algunas explicaciones.
Paso a spoiler para desgranar algunas explicaciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1.- La más obvia es que si se enamora de su hija la dejará a ella y se acabará su ración semanal de “plástico”. Se cae por su propio peso, porque también se predicaría de otras mujeres que conociera Ben y a la Sra. Robinson le importa un rábano eso.
2.- Quizás es lo contrario, lo que no quiere es, en el caso de que entablen relaciones, ponerle los cuernos a su propia hija. Interesante pero discutible, dado que ya le pone los cuernos a su propio marido (por cierto, el marido debe ser imbécil, infiel, homosexual o, como dicen en “Uno de los nuestros”, cornuto contento).
3.- A lo mejor pasa del marido pero se interesa mucho por su hija y le resultaría demasiado delicado meter en su casa como novio de su niña a su propio ex-amante. No. No, porque no se comprende tal grado de inquina contra Ben, hasta el punto de zamparle a su hija el rollo con éste y luego a su marido con tal de apartar a los tortolitos. Uno no hace esas cosas como quien se fuma un pitillo.
4.- La niña no es hija del Sr. Robinson sino del padre de Ben. Ambos visitaron de jóvenes a la Sra. Robinson en el Ford pero fue el último quien hizo diana y el primero quien resultó estafado. Por lo que Ben y la niña son hermanos. Y de ahí que la Sra. Robinson se sienta atraída por el hijo de su antiguo amante. Bueno, no desbarremos.
5.- Ben es rico pero judío. Y la Sra. Robinson quiere un legítimo “wasp” para su niñita. Un Smith, claramente intercambiable por cualquier otro rubio pazguato de su hermandad universitaria, que termine siendo médico o abogado. No hay nada en la película que sugiera tal explicación, aunque es bastante razonable.
Mi mujer y yo nos pasamos toda la noche divagando y no llegamos a ninguna explicación concluyente. Lo pasamos estupendamente discutiendo, incluso hablamos de títulos universitarios (un graduado es lo que ahora manufactura el Plan Bolonia). Y esta mañana desayunamos escuchando el maravilloso concierto en el Central Park de Simon y Garfunkel (mi favorita es April Come She Will, que se escucha en la peli cuando Ben está en Berkeley).
Ah, no hay nada como el matrimonio.
2.- Quizás es lo contrario, lo que no quiere es, en el caso de que entablen relaciones, ponerle los cuernos a su propia hija. Interesante pero discutible, dado que ya le pone los cuernos a su propio marido (por cierto, el marido debe ser imbécil, infiel, homosexual o, como dicen en “Uno de los nuestros”, cornuto contento).
3.- A lo mejor pasa del marido pero se interesa mucho por su hija y le resultaría demasiado delicado meter en su casa como novio de su niña a su propio ex-amante. No. No, porque no se comprende tal grado de inquina contra Ben, hasta el punto de zamparle a su hija el rollo con éste y luego a su marido con tal de apartar a los tortolitos. Uno no hace esas cosas como quien se fuma un pitillo.
4.- La niña no es hija del Sr. Robinson sino del padre de Ben. Ambos visitaron de jóvenes a la Sra. Robinson en el Ford pero fue el último quien hizo diana y el primero quien resultó estafado. Por lo que Ben y la niña son hermanos. Y de ahí que la Sra. Robinson se sienta atraída por el hijo de su antiguo amante. Bueno, no desbarremos.
5.- Ben es rico pero judío. Y la Sra. Robinson quiere un legítimo “wasp” para su niñita. Un Smith, claramente intercambiable por cualquier otro rubio pazguato de su hermandad universitaria, que termine siendo médico o abogado. No hay nada en la película que sugiera tal explicación, aunque es bastante razonable.
Mi mujer y yo nos pasamos toda la noche divagando y no llegamos a ninguna explicación concluyente. Lo pasamos estupendamente discutiendo, incluso hablamos de títulos universitarios (un graduado es lo que ahora manufactura el Plan Bolonia). Y esta mañana desayunamos escuchando el maravilloso concierto en el Central Park de Simon y Garfunkel (mi favorita es April Come She Will, que se escucha en la peli cuando Ben está en Berkeley).
Ah, no hay nada como el matrimonio.
26 de diciembre de 2017
26 de diciembre de 2017
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eran los años 60, un período de cambio en Estados Unidos, cuando se estrenó 'El graduado'. Original en sus formas, llena de metáforas y de diálogos agudos y divertidos, Nichols realizó una agridulce comedia generacional que alcanzó gran notoriedad en su momento –que aún mantiene un gran encanto– y que consiguió suscitar mucha polémica.
Benjamin Braddock (Hoffman), apático e inexpresivo, flota en las aguas azules de la piscina de sus acomodados padres. Es el arquetipo del desaliento de toda una generación. Su ridícula transformación a bufón revela la confusión vital de la juventud de aquellos años y la incomunicación familiar existentes en ella: “The Sound of Silence”.
En la búsqueda de sí mismo en ese rito de paso a la edad adulta, Benjamin cae en el sexo barato y contemplamos algunas de las debilidades y carencias que existían en una familia estadounidense convencional tales como la infidelidad, el materialismo, el alcoholismo o el desafecto.
Un camino sin destino representado en ese autobús que nos conduce de manera agridulce por la vida hacia la liberación y la penuria. Un acto que sugiere que el protagonista, acaba de entablar otra vida igual. El despropósito y la humillación no residían solamente en Vietnam.
Benjamin Braddock (Hoffman), apático e inexpresivo, flota en las aguas azules de la piscina de sus acomodados padres. Es el arquetipo del desaliento de toda una generación. Su ridícula transformación a bufón revela la confusión vital de la juventud de aquellos años y la incomunicación familiar existentes en ella: “The Sound of Silence”.
En la búsqueda de sí mismo en ese rito de paso a la edad adulta, Benjamin cae en el sexo barato y contemplamos algunas de las debilidades y carencias que existían en una familia estadounidense convencional tales como la infidelidad, el materialismo, el alcoholismo o el desafecto.
Un camino sin destino representado en ese autobús que nos conduce de manera agridulce por la vida hacia la liberación y la penuria. Un acto que sugiere que el protagonista, acaba de entablar otra vida igual. El despropósito y la humillación no residían solamente en Vietnam.
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