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Thirst

Terror. Drama Sang-hyun, un caritativo sacerdote que suele visitar a los pacientes del pequeño hospital de su ciudad, vive atormentado por las dudas y la desesperación que le provoca un mundo dominado por el sufrimiento y la muerte. El deseo de salvar vidas lo lleva a África, para participar en un proyecto cuyo objetivo es encontrar una vacuna contra un virus letal. Allí contrae una enfermedad mortal de la que se recupera casi milagrosamente. La ... [+]
Críticas 37
Críticas ordenadas por utilidad
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8
10 de diciembre de 2009
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chan Park-wook (y un suspiro porque es de mis favoritos)... y su mundo aparentemente paralelo. Se moviliza, es una cinta que vive moviéndose, de aquí para allá, de allá para aquí; de un extremo a otro y viceversa.
Por momentos, puede causar gracia. Por otros, dar asco. También regala momentos de reflexión y obliga a los espectadores a tomar el papel de los protagonistas.

El director plantea nuevamente su original y maravillosamente trágica trama: La venganza. Después de la trilogía ("Sympathy For Mr. Vengeance", "Oldboy" y "Sympathy For Lady Vengeance"), Park insiste con la misma temática, esta vez incrustándola dentro de otros complejos y disfrazándola una y mil veces.
Nuevamente (gracias al cielo) se hacen presente esos escenarios psicodélicos y esas situaciones surrealistas que este coreano tan bien nos tiene acostumbrados. Desde ese punto de vista, Thrist es un lujo, un verdadero lujo.

El guión tiende a, al ser tan cambiante, dar demasiadas vueltas hasta volverse repetitivo. Parece tener más de un final. Quizá no eran necesarios los 134 minutos (esto vuelve impreciso el mensaje que quiere trasmitir y hace dar bostezos). Aún así, me chupé los dedos disfrutándola.

Increíbles actuaciones. Song Kang-ho encarna un personaje difícil (muy expresivo, fluctuante, variado, reflexivo), mientras que la bellísima y la muy latentosa Kim Ok Bin (que me hizo recordar mucho a la Lee Young-ae de "Sympathy For Lady Vengeance") hace lo propio con un personaje repleto, repleto de todo. Finalmente, Sin Ha-gyoon aunque haga poco, me convenció totalmente.

Tengo que darle un pulgar arriba a la música. TREMENDA banda sonora que tiene este film, bien clásica oriental y unas melodías riquísimas.

Aunque a veces se vuelva densa, esta cinta es para mirarla concentrado y gozando de la magnitud de trabajo de producción (quizá no tanto en el guión).

Un 8 para el Bakjwi de Park Chan-wook, a mí me ha convencido.

P/D: como dijo el propio director, "(...) se trata de la pasión y un triángulo amoroso. Creo que es único, porque no es sólo una película de suspense, ni tampoco una película de terror, sino una historia de amor ilícito"; y no se equivocó, es la virtud más grande de su último nacimiento: Bakjwi.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"Feliz cumpleaños, Tae-ju", me ha encantado ese ¿final?
10
22 de diciembre de 2009
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como no podía ser de otra manera, termino de ver la última película de mi adorado cada vez más Park Chan Wook y siento como si estuviera dedicada en especial a mí mismo. Todo lo que hace, y cómo lo hace, me engorda el ego de espectador y siento que está creado para que lo vea, para que lo disfrute y lo sufra. Y eso es algo que sólo me pasa con el coreano, al que siempre que puedo reivindico como el mejor director del panorama actual, con una versatilidad creadora propia de un genio renacentista y agotadora hasta el extremo.
Thirst es algo así como un ejercicio de distanciamiento de su cine anterior y una muestra de la capacidad madura que ha adquirido con los años para hacer lo que le sale de los mismísimos sin importarle en absoluto crítica o público. Y cuando lo hace, en ese momento, es en el que deslumbra y refulge, en el que cautiva y emociona, y sí, embriaga y emborracha con esa profusión de barroquismos que le caracterizan.
La historia de un sacerdote que se entrega a la ciencia para experimentar una vacuna y sobrevive a la enfermedad que estudian gracias a una transfusión de sangre vampírica y que desata sus más bajos-o altos-instintos, personificados en la mujer de un imbécil absoluto sirve al coreano para mostrarnos las primeras escenas sexuales que rueda (un auténtico shock encontrarse a Song Kang-ho en pleno acto amatorio) y seguir profundizando en su mayor obsesión, la Justicia como concepto equilibrador del bien y del mal.
Es cierto que a ratos puede volverse un pelín monótona, pero el final, decenso de montaña rusa colosal, se encuentra entre lo mejor (y es difícil, porque todo lo hace bien) de la filmografía, maravillosa, real, magistral y absolutamente propia, de mi director favorito.
La banda sonora, como acostumbra, una maravilla. La fotografía y puesta en escena, de lo mejor del cine reciente, y las interpretaciones, enormes, a caballo entre el drama y la comedia, entre el terror y lo poético.
Un acierto en sí misma. Eso sí, no esperen la típica película de terror al uso con vampiros de colmillo afilado.
Ojo a la poesía de descalzarse para salir huyendo de la realidad que nos oprime. Culito se las quita cada noche...
7
4 de abril de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Park Chan-wook una vez más da muestra de su talento, Thirst es un filme “raro” pero bastante interesante, que navega en varios géneros y donde cada estilo complementa al otro, ofreciendo un producto original y sin imitaciones. Disecciona el vampirismo relacionándolo con temas de índole científico provocada por el mismo hombre y el rompimiento del credo religioso por la tentación de la sangre, siempre narrada con un cierto tono lírico y rodeada de momentos de comicidad, horror y seriedad, pero con originalidad, constante extravagancia y falta de mesura en cada escena, que encaja a la perfección con el poderío estético al servició del filme y un lucido trabajo de fotografía que empapa la pantalla de elegancia.
Su actor fetiche Song Kang-ho como siempre, entregado por completo a la gracia de su director y proyectando su flexibilidad camaleónica para cualquier personaje.
Un filme que sobresale por su peculiar y original puesta en escena y nuevamente por el poderío creativo de su director.
Nota: 7.5
PD: Cada vez entiendo menos a la crítica de Cannes, o ellos ven otras películas por las barbaridades que pregonan o de plano tengo mal gusto.
30 de abril de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha impresionado mucho esta película, que propone una visión original, desprejuiciada y compleja del vampirismo, alejada de estereotipos -nada de colmillos, ni murciélagos-, un poco como en "Martin" (1977), de George A. Romero, una de mis películas de vampiros favoritas. El vampirismo es aquí una enfermedad, una adicción, que poco o nada tiene que ver con lo sobrenatural, aunque -y esto es en principio paradójico- el protagonista es un sacerdote católico. Vale la pena analizar un poco los vericuetos de la trama: el cura protagonista adquiere la condición de vampiro después de perder la vida, y pierde la vida por haberse expuesto a una serie de experimentos para que la ciencia médica hallara un remedio a una enfermedad rara y peligrosa. Por hacer el bien, y sacrificarse por los demás, y dar hasta la vida, el cura protagonista se vuelve un vampiro, por tanto, un ser de la oscuridad, opuesto a la condición de sacerdote. ¿Se puede ser un cura católico y un vampiro a la vez? La película nos dice que no, pero el protagonista, al menos, lo intenta.

La película, en general, está muy bien; lo que se le puede criticar a Park Chan-wook es que mete demasiados temas en la trama, y que ésta se pierde en demasiados detalles -la mayoría de ellos, sangrientos y desagradables- , de modo que el metraje es demasiado largo. Pero hay que reconocer que los actores lo hacen muy bien -Song Kang-ho como Sang-hyun, el cura, y Kim Ok-bin como Tae-ju, la mujer, están muy bien en sus respectivos papeles- y que el final asombra y está a la altura de todo lo que hemos visto antes. Y que, además, "Thirst" (sed, en cristiano) es una convincente y desquiciada historia de amor loco, de las que pocas veces he visto en el cine.
4
20 de noviembre de 2009
28 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea, de sencilla, tenía una pinta tremenda, colosal, el elenco, encabezado por el magnífico Song Kang-Ho y acompañado por una auténtica revelación como la de Kim Ok Bin, quien pese a tener un personaje no tan bien dibujado como el del protagónico masculino, clava una actuación digna de elogio, y tras las cámaras, el magistral Park Chan-Wook prometían una película de órdago, de esas que podrían ser ya un film de culto en el terreno vampírico. Sin embargo, cuando se tienen tantos ases bajo la manga, y lo que se logra es un resultado como el que nos ofrece "Thirst", lo único que cabe pensar es que algo tiene que haber fallado estrepitosamente y, por desgracia, en esta ocasión el error de medida viene de quien menos lo esperábamos.

De todos modos, ese error de medida no llega hasta su último tercio, por lo que siendo justos y equitativos, cabría destacar también sus notables virtudes, puesto que aunque "Thirst" arranque de un modo tan celérico, fundiéndose un prólogo que podría haber sido mucho más templado para todo lo que cuenta y haber dado un poco más de hendidura a sus personajes, pero que se desguaza en unos escasos 20 minutos, a partir de ahí, en cuanto verdaderamente arranca la historia que tiene tras de sí, resulta verdaderamente portentosa en algunos aspectos.

En primer lugar, y durante ese tramo intermedio, cabe destacar que todos los gestos y interactuaciones de sus personajes llevan a algún lado, y eso ya es decir mucho para un film actual, pues definir el halo sensitivo que compone a sus protagonistas de ese modo, combinando secuencias espectaculares y momentos tan íntimos como aclaratorios, está al alcance de muy pocos. La ensalada de virtudes técnicas que acompaña este tramo es, además, por momentos brillante, y ello hace de "Thirst" un film que si hubiese culminado media hora antes, habría resultado sumamente bueno.
Por desgracia, tras cobrar forma el dolor y la soledad, la angustia y la tristeza, Park Chan-Wook se despacha con un último episodio incomprensible, que podría recordar a los últimos minutos de "I'm a Cyborg, But That's Ok" si no fuese porque allí, pese a estirar una historia que también hubiese sido bastante mejor de haber concluido antes, se daban más señas sobre sus personajes: en los minutos finales de "Thirst", sin embargo, lo único con que nos topamos con un sangriento toma-y-daca que hará las delicias de los adictos a ese denso fluido, pero derruirá las expectativas de los que esperaban un culmen a la altura de lo anteriormente visto, transformando el último trabajo del coreano en una experiencia tan interesante como fallida debido a esa traca final del todo infumable.
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