The Song of Lunch (TV)

Adaptar una poesía al cine es una osadía. Que termine siendo una imprudencia o un acto de audacia dependía exclusivamente de Rickman y Thompson, especialmente del primero, cuyo protagonismo es doble: actúa y recita.

Un editor aletargado y sumido en la negatividad acude a una cita con la que fuera su media naranja, en un restaurante que frecuentaban pero del que no queda nada más que la ubicación: ha perdido todo el encanto que pudiera tener.

Incluso sin tener ni idea del poema original en el que está basado, la historia es familiar: el drama de envejecer y evidenciar esa decadencia ante un amor perdido. El personaje de Alan Rickman pronto comprueba que sus vidas se han escrito con tintas muy diferentes. Ella se muestra segura, moderada y atractiva; él está entregado a la botella (se trinca dos en lo que tardan en comerse un carpaccio) y a la mediocridad, y quizá a algo peor: ha renunciado a cualquier tipo de decoro.

Una pequeña obra de teatro poética que solo Rickman y Thompson podrían sostener en pie y convertir esa temeridad de adaptar un poema al cine en un ejercicio de reflexión.