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Ricardo III

Drama En la segunda mitad del siglo XV, en Inglaterra, estalla una guerra civil: la Guerra de las Dos Rosas (1455-1485) entre la Casa de Lancaster (rosa roja) y la de York (rosa blanca), que será el último enfrentamiento entre el absolutismo real y la nobleza La victoria de Mortimer Cross desplazó del trono a los Lancaster y Eduardo IV de York, fue proclamado rey. A su victoria contribuyeron sus hermanos Ricardo de Gloucester y Jorge ... [+]
Críticas 11
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6
21 de marzo de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace años vi esta película basada en la obra shakesperiana sobre el rey Ricardo III y me aburrí soberanamente. Claro, en aquella época yo todavía no me había interesado demasiado en la historia inglesa. Ahora, después de haber visitado recientemente la infausta Torre de Londres, tan ligada a todo tipo de tropelías cometidas por la casa real inglesa, sentí la necesidad de revisionar esta obra.

Una de las cosas más curiosas de la visita a la Torre de Londres es la Bloody Tower (Torre Sangrienta), tristemente famosa por haber sido "alojamiento" de personajes de alta alcurnia como los dos hijos, de 13 y 10 años de edad, de Eduardo IV y, seguramente asesinados por orden de su tío Ricardo III. La hipótesis, jamás demostrada, tomó fuerza cuando tras unas obras se exhumaron dos esqueletos de dos niños de corta edad.

El caso es que la peli no se queda corta en cuanto a conjuras y traiciones se refiere. La excelencia del trabajo actoral (genial Laurence Olivier) y la temática de intrigas palaciegas han hecho que hoy la haya visto con cierto interés, a pesar de que siempre me ha parecido que Shakespeare es un plomazo.

La batalla de Bosworth Field esta hecha con cuatro duros y da un poco de pena (se supone, según las crónicas, que los beligerantes contaban con ejércitos entre 5000 y 10000 hombres, no con unos pocos centenares). En ella podremos escuchar el angustioso grito pidiendo ayuda de Ricardo: "Mi caballo! Mi reino por un caballo!"
10
26 de diciembre de 2008
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las más famosas obras de Shakespeare versionada por el grandísimo actor Laurence Olivier, que también regalo algunas de sus mejores adaptaciones en el cine, todo hay que decirlo, con un estilo y espacio completamente teatral. En ocasiones podemos tener la sensación de estar en medio de la representación de esas grandes tragedias de Shakespeare.
Un gran actor para una gran historia. Imprescindible para shakespeare maniacos cinéfilos, aunque difícil de encontrar ( olvidense de versiones dobladas )
6
19 de enero de 2022 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Ricardo III" es una versión bastante fiel del texto de Shakespeare que dirigió Laurence Olivier en 1955 sobre la leyenda de lo que ocurrió antes y durante el reinado de este terrible monarca inglés en el siglo XV.
He de reconocer que a mí las florituras y la pomposidad dialéctica de los diálogos shakespearianos (en el cine) me resultan bastante pesadas y soporíferas, me sacan totalmente de la historia porque exigen de un esfuerzo de concentración extra en el film, que realmente me cuesta.
Sin embargo, el magnestismo que dota Olivier en la interpretación de su sanguinario personaje, absolutamente carismático, y repleto de matices, es realmente brillante. El actor crea un Ricardo III maquiavélico, malvado, cruel, pícaro, en ocasiones hasta divertido y a la vez intentando conseguir complicidad con el espectador con esas miradas y discursos directamente a la cámara, como hablando con el espectador, tan raras de ver en los años 50 y mucho menos en un film de época. Un absoluto villano como protagonista total que hace todo lo que sea posible para conseguir sus objetivos, sin importarle el reguero de sangre y muerte que conlleve, caiga quien caiga.
A ello hay que añadir la fantástica puesta en escena, la original planificación de los encuadres, el inteligente uso de la fotografía y de las sombras, el glorioso technicolor, el fastuoso vestuario y por qué no, esos entrañables decorados de cartón-piedra sin los cuales, para mí, un film realizado en estos años no sería lo mismo.
El resto de actores está correcto, aunque quizás Claire Bloom un pelín sobreactuada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En cuanto a los exteriores, pues esa batalla final rodada en La Mancha pretendiendo pasar por la campiña inglesa, pues como que no....
3
7 de agosto de 2011
7 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1948 Laurence Olivier realizó la que se ha llamado "versión canónica de Hamlet". Ciertamente la podemos ver ahora y con más o menos reparos reconocer que se ha convertido en un clásico.
En 1955 realizó este Ricardo III. Fue premiada en su día pero qué triste desilusión verla en 2011. Qué lamentable utilización del color y la iluminación. Qué lamentables decorados del peor cartón piedra. Qué ridículos vestuarios propios para una representación de "La venganza de D. Mendo". Qué representaciones sobreactuadas incluyendo al propio y extraordinario actor que fue Olivier. De mal en peor hasta la grotesca batalla final rodada en un campo próximo a Madrid y en tiempo de sequía...
Esta película está hoy tan muerta como el mismísimo malvado Ricardo III y todos los asesinados por él.
3
28 de noviembre de 2016
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acartonada versión shakespeareana del gran Olivier que se hace eterna por sus evidentes carencias cinematográficas en casi todos los aspectos, fotografía, vestuario, decorados, actores ilustres pero mal elegidos, dirección, en fin, espectáculo pobre a pesar de su refulgente literatura y de tanta maldad que siempre por estos lares es tan admirada o bendecida.
Es un gran personaje, el personaje, el señor absoluto del mal. Ponzoñoso, artero y ruin. Pero con grandeza. Sin medias tintas, a tumba abierta, sin un gramo de mediocridad o titubeo. Es un hombre de carácter y de una sola idea: el poder lo es todo, la corona inglesa es el único sentido, lo demás no importa, los medios son indiferentes.
Es la maldad sin excusas ni justificaciones, sin límites ni medida, en sí misma, que se alimenta de su propio afán destructivo y ambición ciega, que no tiene más objetivo que su propia combustión. En ese sentido es una creación inmortal, perfecta, un arquetipo imperecedero (por ejemplo, en nuestros días, hay una serie de éxito, "House of Cards", en la que el protagonista principal interpretado por Kevin Spacey es un trasunto claro de este antecesor ilustre, un hijo moderno de parecidas hechuras e intenciones).
Y Olivier lo borda con su habitual inteligencia y sentido del humor (quizás demasiado, casi asoma caricatura), con su perfecta entonación y recochineo. Los demás andan más perdidos, un poco apolillados o engolados, quizás la joven Bloom destaque algo más en su corto papel.
Ya digo, salvo la energía, vivacidad e ingenio que pone Laurence, el resto palidece ante otras mejores versiones; el conjunto pena como si fuera circo ambulante de cadáveres o la Santa Compaña gallega, más que actores parecen fantasmas, seres moribundos que se licuan en un abismo infernal y soporífero.
El pobre Shakespeare sestea y cojea ante este producto tuberculoso y muy enfermo. Él era arrebato y furia, no rutina mansa y brumosa. Él pedía vigor y riesgo, no una representación de anémicos maniquíes.
Ricardo III es una matarife y un Maquiavelo. Un genio del apocalipsis. Un asesino de masas, mujeres y niños (como William Munny en "Sin perdón", otra película muy negra y shakespeariana). Con una mano desguaza bebés y con la otra arrebata damas. No respeta nada ni a nadie. Destruye familias, amores y haciendas. Hunde países y civilizaciones. Devora todo lo que toca. Es la caída del hombre, la muerte, el diablo encarnado, todo lo que se pudre y desmorona, la negra pena y el hondo dolor.
Se alarga, se eterniza esta tentativa sin fuerza y al final acaba como tocaba.
No se puede tomar el nombre de Shakespeare en vano, por mucho que seas inglés y actor de teatro. No se debe adormilar a las buenas gentes convirtiendo a los mitos en estatuas de museo; hay que zarandearlos, removerlos, provocarlos y maldecirlos, hay que ir contra ellos si hace falta, es la mejor manera de quererlos y reconocerlos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A pesar de tanto cadáver y horror, el tono es a veces involuntariamente cómico y pueril, él es muy listo y los demás muy tontos, y ese final guerrero con esos caballos, campos y amanecer árido parece por momentos parodia más que homenaje o celebración.
En fin, dejémoslo estar que no deseamos batallas inútiles. Bastante tenemos con no caernos del caballo (de la burra más bien).
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