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El padre

Drama Anthony (Anthony Hopkins), un hombre de 80 años mordaz, algo travieso y que tercamente ha decidido vivir solo, rechaza todos y cada uno de las cuidadoras que su hija Anne (Olivia Colman) intenta contratar para que le ayuden en casa. Está desesperada porque ya no puede visitarle a diario y siente que la mente de su padre empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad. Anne sufre la paulatina pérdida de su padre a medida que ... [+]
Críticas 159
Críticas ordenadas por utilidad
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10
26 de mayo de 2021 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinceramente "The Father" me ha sorprendido gratamente. No es que no tuviese altas expectativas pero debo reconocer que mis ganas de verla venían dadas por el dueto protagonista: Anthony Hopkins y Olivia Colman. Ellos no suelen involucrarse en proyectos mediocres, así que por supuesto que quería echarle el ojo y ahora tengo ganas de un nuevo visionado. De hecho, invita a posteriores vistazos.

En esta zona sin spoilers sólo quisiera advertir a los futuros espectadores de la cinta en cuestión que tengan cuidado con las reseñas que leen, ya que, pueden estar arruinándose algunas sorpresas. Es toda una experiencia este filme, y creo que cuanto menos se sepa sobre el argumento mejor.

Me ha encantado. Estoy feliz de que Hopkins haya obtenido su segundo Óscar gracias a este papel. Más que merecido porque está fantástico, brillante. A pesar de ser un actor de edad avanzada, afortunadamente jamás le ha faltado el trabajo y su filmografía es extensa. Olivia Colman por su parte, le aguanta los cara a cara a este "Anthony" (sí, el personaje es su tocayo) alcanzando la excelencia también.

Muy recomendable. Que la disfruten.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Estamos ante un drama psicológico perfectamente manejado y que el gran hallazgo de la película es el hecho de que su director, Florian Zeller, haya optado por contarnos la historia casi como si de un thriller se tratara. "Anthony" (Anthony Hopkins) es nuestro espejo, es decir, que los espectadores vemos la película a través de sus ojos por lo que, Zeller muy hábilmente nos hace sentir en carne propia el laberinto y el caos que es la mente del protagonista. Me parece que esta forma de narrar es lo que la diferencia de otros productos de trama similar.

Viniendo de ser una obra de teatro, Zeller consigue un tratamiento muy cinematográfico, yo no he notado que sea teatral en lo absoluto. Muy buena la dirección y estaré siguiendo de cerca a este realizador.
8
5 de octubre de 2020 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El dramaturgo y guionista francés Florian Zeller adapta su propia obra de teatro homónima, que tuvo su primera representación en 2012 en París, y tres años después, tras ser traducida al inglés, se estrenó en Londres y Broadway. En 2016 se pudo ver en España, con Hector Alterio y Ana Labordeta como los protagonistas de la obra de teatro.
La película se proyectó en Sundance y Toronto, y en nuestro país se pudo ver por primera vez en la pasada edición del Festival de cine de San Sebastián, formando parte de la sección Perlas y ganando el premio del público.
El largometraje es la ópera prima en la dirección de largometrajes de Zeller, una coproducción del Reino Unido y Francia, para contarnos una historia familiar que se desarrolla en el interior de una casa, y algunos otros escenarios más en la parte final, que aborda la situación tan real de cuando los padres se hacen mayores y sufren algún tipo de enfermedad que les hace dependientes, y hay que tomar la decisión de si dedicarles tiempo para cuidarles en esos últimos años de vida o llevarles a una residencia.

El protagonista es Anthony, un hombre de unos 80 años, que vive en la casa de su hija, y que no está a gusto con ninguna de las cuidadoras que llegan a su casa. Pero lo que al principio parece una historia cerrada y con un argumento claro, finalmente no es así, y la trama durante la segunda mitad se va complicando con una serie de giros, que harán que el espectador se mantenga despierto, y al mismo tiempo vemos la evolución de esa historia dramática de personajes, en donde mantiene el interés hasta el final, gracias principalmente a las interpretaciones. El gran protagonista es Anthony Hopkins, que nos regala una de las mejores interpretaciones de su carrera, con permiso de su papel de Hannibal Lecter en “El silencio de los corderos (1991)” por el que ganó su único premio Óscar. El veterano actor británico, a sus 82 años, está magnífico en un papel nada sencillo, con unos momentos de gran intensidad dramática, estando creíble, con unos cambios de actitud en consonancia con la enfermedad que sufre su personaje, y con situaciones en los que está comedido y transmite con su mirada y en otros casos mucho más enérgico sin necesidad de exagerar en otras escenas de la segunda mitad. Esta interpretación bien podía significar una nueva candidatura a los premios Óscar para Hopkins, y bien merecido que lo tiene porque su actuación es superlativa, y es parte fundamental de que el proyecto funcione tan bien.

No me gustaría olvidarme de Olivia Colman, que vuelve a estar magnífica, en este caso en el papel de Anne, la hija del protagonista. Completan el reparto Imogen Poots y Olivia Williams, en unos papeles muy secundarios en cuanto al tiempo de aparición en pantalla, pero de gran importancia en el funcionamiento de la película.
En una película de origen tan teatral lo más destacado son las actuaciones y el guion, pero no me gustaría minusvalorar el trabajo de Zeller en la dirección, ya que sabe colocar la cámara en el lugar preciso para dejar libertad para expresarse a los intérpretes y, sin ser lo más importante de la película, también me convence el trabajo del cineasta y guionista francés. El montaje es fundamental, especialmente en la segunda mitad, ya que la película tiene unas elipsis que hacen que se salga del tono teatral, y además van en consonancia con el desarrollo de la trama.
Una propuesta fácil de recomendar, ya que puede gustar a diferentes edades, a los aficionados al cine más comercial, al público medio, pero también a los que disfrutan con películas con unas grandes interpretaciones.

LO MEJOR: Las actuaciones de Anthony Hopkins y Olivia Colman. El montaje.
LO PEOR: El desenlace.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
9
27 de enero de 2021 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta completamente abrumadora la huella que esta película deja en el espectador, tras haberle arrastrado por una laberíntica maraña de sentimientos y sensaciones. El efecto es demoledor cuando uno empieza a percatarse de que las coordenadas geotemporales de una historia convencional comienzan a difuminarse, poco a poco, y las preguntas básicas sobre quién, dónde y cuando empiezan a no ser tan fáciles de responder, mientras se realiza un sorprendente intercambio de roles entre el protagonista y el espectador.

Mención especial para un Anthony Hopkins colosal, capaz de modelar su personaje por todos y cada uno de los estados emocionales que atraviesa a lo largo de la película, sin necesidad de caer en excesos innecesarios que son los que dotan de una verdadera profundidad a su personaje. Un personaje con el que la interconexión es cada vez más profunda, casi íntima; y con el que experimentaremos diferentes etapas de un viaje sin retorno.

Lo mejor: El ritmo de desconexión del espectador es muy sutil, muy bien desarrollado en todas sus magnitudes (espacial, temporal, social, etc.)

Lo peor: La película se hace demasiado corta, otros 20 minutos hubieran sido perfectos para haber podido desarrollar mejor algunas transiciones algo bruscas.


www.aluCINEando.com
9
1 de marzo de 2021 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay algo que cabe destacar en la manera en la que Florian Zeller nos cuenta esta historia es, la buena estrategia de identificarte con el protagonista, haciéndonos partícipes de su enfermedad. El recurso de confundirnos mentalmente nos lleva primero a la turbación mental, luego a la empatía, y más tarde a la lágrima, sin caer en sentimentalismos de telefilm.

Es absolutamente plausible su maestría en el desarrollo del metraje cómo nos vamos sintiendo como el protagonista, un inmenso Hopkins, y nos arrastra hasta la desesperación de querer que acabe esta breve historia. Pero Zeller va más allá, no sólo con eso, nos lleva al mismo tiempo a empatizar con su familiar más allegado, y cómo la impotencia y la necesaria emancipación se hacen hueco en nuestro corazón y partícipes de nuestra mente más racional. Pese a confundirnos para adentrarnos en la mente de nuestro personaje, y terminar percibiendo un gran removimiento de emociones, no nos aleja de mantenernos en la lógica y en la racionalidad del asunto.

¿Cuántos padres o madres han necesitado separarse de sus hijos? ¿Cuántos hijos han necesitado separarse de sus padres, ya infantilizados por alguna enfermedad haciéndolos necesarios de tutela? La vejez nos lleva de retorno a la niñez, y es la paradoja que nos contaba Fincher en su maravilloso caso de Benjamin Button, es curioso cómo el ser humano, nunca llega a ser un ser auténticamente maduro del todo, siempre acarreamos alguna mochila emocional que nos lleva de nuevo al origen, curioso que seamos la única especie que seamos tan sumisas a la emotividad dominada por la mente conceptual. Nos creemos seres superiores, pero nacemos y morimos con pañales.

Uno no puede evitar salir de la sala de cine emocionado, con lágrimas por las mejillas, ante semejante historia, y sobre todo por el excelentísimo trabajo de Hopkins, un servidor ya conocía su talento, pero todavía ha conseguido sorprenderme más. No duden en apuntarla en su lista, es y será un film imprescindible.
9
16 de marzo de 2021 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No había sentido tanta fuerza en una obra fílmica con dejo a una puesta teatral antes, centrado en la incongruencia, la fatalidad y la fragilidad del olvido desde lo mas superficial hasta lo mas profundo de la demencia senil.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Quien sabe de patología medica se da cuenta que no solo existe una operatividad de guionista y director, sino mucha investigación de fondo en los contrastes que sufre una persona que deja de recordar, y tiene identificaciones erróneas de rostros, delirios, alucinaciones, apatía y enfado, como las que de momento el directo logra transmitir al espectador. Así también manías como estar constantemente abrazado de algún soporte como en el caso del protagonista, un reloj de pulsera y una pintura de su hija ya difunta. Terminando con un ambiente tan claustrofóbico, donde el temor penetra en lo mas profundo y te recuerda al apego que tenias de pequeño a tus progenitores, cuando clamabas por que tu mamá te sostenga, abrase y cuide. Ya que casi como un recuerdo casi primitivo sabias que la caricia de tu madre te haría sentir mejor. Un final que me entumeció varios sentidos.

Sin duda una película que no brillara por su estelaridad en taquilla, en los tiempos que vivimos hoy pero sin temor a equivocarme, será recordada por ser la Mejor interpretación de Anthony Hopkins. Destronando a la gran saga de Hannibal Lecter, por el nivel de contrastes que el mismo actor se marco en esta gran obra de la mano del dramaturgo Florian Zeller.
4.5/5 estrellas.
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