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Half Nelson

Drama Dan Dunne (Ryan Gosling), un profesor de un conflictivo instituto de Brooklyn, es adicto a las drogas. Cuando Drey, una problemática estudiante, descubre su secreto, nace entre ambos una insólita amistad. (FILMAFFINITY)
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Críticas 66
Críticas ordenadas por utilidad
23 de mayo de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia de un maestro en un colegio estadounidense. Él es adicto a las drogas y un día que anda poniéndose a gustito en los baños del la institución docente, entra una alumna de nombre "Drey", que por cierto es negra y con su padre en la cárcel pero para nada es una una estudiante problemática, y lo ve colocado y flipando. A partir de ahí, ella guarda el secreto y empieza a sentir hacia él simpatía, afecto, quizás instinto maternal o también enamoramiento. Y él sentirá hacia ella, instinto paternal, tratará de protegerla de su ambiente vecinal de traficantes de drogas, porque a pesar de que él es precisamente un drogadisto, no quiere que ella vaya por ese camino, pues reconoce que no es nada bueno. Entre ambos no hay en ningún momento una relación de amor sexual, sino de amistad o amor amistoso, algo extraño, pero posible, entre una preadolescente necesitada de un padre y un adulto necesitado de una familia e hija.
stefani
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18 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título rebuscado de esta cinta le da a uno muchas pistas sobre lo que vemos. Inmovilización de un personaje sobre otro y viceversa, inmovilización de contrarios para lograr que los contrarios se compensen, para que de las dos tempestades llegue alguna calma.
Ryan Gossling es uno de los actores más interesantes desde hace unos años, ha tenido una presentación y un ascenso tan meteóricos que casi es imprescindible ver todos sus desempeños, incluso la de las peores producciones.
El director, Ryan Fleck, perla su carrera con otra buena cinta.
Aquí da muestras de lo gran actor que es, una interpretación intensa, sesuda, humana, tensa, un lujo. La demostración de lo que es una actuación moderna.
Por otro lado, la película tiene suficiente consistencia para acompañar la soberbia actuación de Gossling. Una historia filmada con mucho oficio y suficiente originalidad en la que los dos personajes ejercen de contrapeso del otro, ambos peligran, cada uno a su manera, de caer en un pozo sin fondo del que no parece que sea fácil escapar. Ambos vienen de ambientes diferentes, ocupan roles sociales diferentes, estratos diferentes, sin embargo se atraen como opuestos que son. No saben muy bien por qué, quizás son leyes naturales, las mismas que llevan a cada quien a su sitio.
Pero hay algo que tuerce el asunto, ambos, al pivotar sobre sí mismos, se atraen. Y el resultado de esa atracción es que ambos se inmovilizan para quedar suspendidos en un delgado alambre que les separa del desastre. Quizás como todos.
nudodobleblogspotcom
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11 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Half Nelson es un monumento a la elegancia narrativa y el olvido de los elementos superfluos.
Con esto no quiero decir que Ryan Fleck sea un grandioso director (quién sabe, a lo mejor lo es, pero aquí apuesta por el habitual estilo descuidado del que siempre hace gala el cine independiente estadounidense, y más aún cuando tiene visos de ser comprometido socialmente), sino que, en el guión que ha escrito junto a Anna Boden va directo al grano y se olvida de manierismos y cosas absurdas para ponernos en situación y contarnos la historia. En unas pocas escenas, apenas unos minutos, ya sabemos todo lo que tenemos que saber de Dan y Drey, los protagonistas: él es un buen tipo, un profesor que sabe hacerse escuchar y querer por sus alumnos y un adicto al crack; ella es una chica que se ha criado en un ambiente conflictivo, pero que posee un talento, una bondad y una madurez que utiliza para salir adelante. A partir de ahí, un crucial encuentro en unos vestuarios y ya están las bases sentadas para contar una bonita historia de una peculiar amistad interracial que, agradecidamente, no sólo no cae en sentimentalismos baratos, sino que también esquiva con soltura los tópicos más chuscos de relaciones entre blancos y negros. No hay más que ver el personaje de un buen Anthony Mackie para ver que lo que les interesa a Fleck y Boden no es retratar a los negros como palurdos criminales que van en chándal, juegan al baloncesto y escuchan hip-hop. En Half Nelson, todos los personajes, negros o blancos, son simplemente personas con problemas, con virtudes y defectos, que no corresponden a u estereotipo, sino que son profundos y complejos, no sólo una cara de la moneda, sino ambas.
Por supuesto, nada sería lo mismo sin las fascinantes presencias de Shareeka Epps, brillante en el difícil arte de resultar elocuente muchas veces sin apenas palabras, y por supuesto Ryan Gosling, que plasma a la perfección la fragilidad y el buenrollismo de su personaje. Que un actor como él, tan guapo y carismático, en vez de dedicarse a hacer cine fácil y comercial siempre haya optado por protagonizar proyectos arriesgados como este, es digno de todos los elogios del mundo.

Lo mejor: El trío que forman Gosling, Epps y Mackie, y la inteligencia del guión.
Lo peor: El ritmo es demasiado contemplativo en ocasiones.
Sibila de Delfos
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13 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El protagonista no es precisamente un personaje ejemplar, más bien un anti héroe, infeliz, solitario, descuidado, conflictivo, amargado, con conciencia social desilusionada, excelente profesor de historia en un barrio pobre y enganchado al crack. Este complejo desorden contradictorio despierta un peligroso amor-afecto en una de sus alumnas de color adolescente. ¿Instinto maternal hacia los desvalidos y vulnerables?. El desarrollo es bastante desesperanzador, aunque dejando cierto margen para un resignado estoicismo, aceptando las adversidades con cierto sentido del humor autocrítico. La verdad es que, tal como se lleva la temática, despierta interés por el realismo pesimista que difícilmente puede terminar bien. Ayuda el excelente trabajo de los actores, tan convincente que parece que son lo que representan. La alusión sin tapujos a vergonzosos episodios de la historia de EE.UU. es todo un toque. Sobra la tan recurrida y dichosa obsesión por mover la cámara como si fuera un reportaje en vivo.
JOSEMIDIAM
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13 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la secuencia introductoria de Half Nelson (2006), de Ryan Fleck, Nelson (Ryan Gosling) parece haber despertado, aunque parece en suspenso. Cuenta hasta siete, para coger impulso, y se incorpora. Desaliñado, erra por su apartamento como si buscara la madeja de la motivación. Planos fragmentados, acciones inconclusas. Nelson es profesor de Historia en un curso de alumnos negros de trece años. Les pregunta qué es la Historia: Cambios, un enfrentamiento entre fuerzas opuestas, que posibilitan un cambio, y lo que hasta entonces era fuerza de una minoría, se convierta en la de una mayoría. Claro que igual a veces el empuje de esa voluntad de transformación no es suficiente. Ryan Fleck, y Anna Bolden, coguionista, productora y editora, nos condensan en las dos primeras secuencias de esta magnifica Half Nelson las fuerzas en oposición en la propia de vida de Nelson. La fuerza de su discurso, de incentivar, y concienciar, para posibilitar cambios, de dejar su pequeña huella, o influencia, en unos jóvenes que empiezan a desenvolverse, definiéndose, en el mundo. Conseguir el logro de que al menos una persona cambie. Y, por otro lado, la deriva de su propia historia, con minúsculas, su vida, que parece zarandeada, entre la decepción (en la que su adicción a la droga es su forma de narcotizarla) y una errática indefinición. Por eso el primer plano de la película es el de su perfil; como señala el título de la película, es la mitad de Nelson, como si sólo estuviera presente en parte, o su vida fuera incompleta, ya que no ha podido realizar lo que deseaba, se siente en los márgenes de la Historia, y sin casi historia propia. ¿Qué sería de él si no impartiera esas clases, su lazo con la vida, el incentivo para poder seguir levantándose cada mañana, aún con esfuerzo?

La narración está puntuada por evocaciones de los alumnos, en clase, dirigiéndose a la cámara, de hitos sociales reflejo de oposición de fuerzas: la ley que en 1954 erradicaba la segregación en el sistema educativo; el motín en la cárcel de Attica en 1971, cuando los presos se rebelaron protestando por sus infames condiciones, que determinó el mayor enfrentamiento en Estados Unidos desde la Guerra civil y el asesinato del primer político con cargo institucional que expuso abiertamente su homosexualidad en 1977, Harvey Milk, con el añadido absurdo de la declaración del asesino que se justificó con que esa mañana había ingerido comida basura . Por un lado se convierten en reflejos del estado vital del protagonista, según se sienta con más fuerza, o cuando caiga en estados de derrotismo, estos hechos se acompasarán a ello. A veces la oposición de fuerzas crea un progreso, en otros lo refrena o revela la incapacidad del ser humano para superarse y sí de, en cambio, incurrir una y otra vez en otros desatinos y atrocidades. Por otro, estas imágenes explícitamente documentales nos recuerdan el pasado como documentalistas de Fleck y Bolden, y, sobre todo, cómo aplican en una narrativa de ficción modos del documental, conjugando ambos, y de ahí esa inmediatez que respira el film, como si se captaran instantes al vuelo. Una cámara al hombro en muchas ocasiones, un montaje entrecortado que atrapa tiempos muertos o transiciones, sin una convencional condición funcional, que no sólo logran no hacerse notar (como puede ocurrir en otros directores, donde el recurso queda impostado) sino que logra crear esa atmósfera emocional acompasada a las miradas de Ryan Gosling ( en uno de los trabajos actorales más matizados y complejos de los últimos años). La narrativa representa y hace cuerpo esa deriva del personaje, esa sensación interna de incompletitud, de vida hecha de instantes desgajados, que avanza a trompicones, hecha de impulsos y caídas, de arrebatos de intemperancia, de torpezas y hastíos; de sentirse, en suma, fuera de su propia vida y de lo que le rodea, como siente por ejemplo en la cena con su familia. En un momento dado dice a sus alumnos que el sol sale cada día, que con cada respiración que efectuamos, el acto de inhalar y exhalar, ya se produce un cambio. Pero en su vida ¿qué cambios se producen? ¿Qué hace con ella más allá de esas clases que imparte?. Sus frases a veces son un una efervescencia de lucidez entusiasta, de discurso combativo articulado. En otras, cuando sus emociones intimas le desbordan, sus frases son inconclusas, perdidas en un gesto interrogante o impotente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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