La revelación

Jim Carrey interpreta a Walter Sparrow un hombre felizmente casado con Agatha (Virginia Madsen), y tienen un hijo adolescente, Robin (Logan Lerman). Su vida va viento en popa, trabaja con su furgoneta recogiendo perros abandonados pero su normalidad se trunca, a raíz de un incidente con un animal y después de adquirir un misterioso regalo de cum`pleaños: un libro autoeditado por Topsy Kretts; una novela policíaca cuyo protagonista, Fingerling, con muchos puntos en común con su lector, es un detective que acaba obsesionándose por el número veintitrés… La historia le parece tan real que Walter tiene la sensación de que le está ocurriendo lo mismo y su locura empieza a acrecentarse…

Durante la noche, ya casi deja de dormir, lee capítulos, sobre la mujer suicida, a la que va a recoger, ya que el protagonista de la película, se acuerda que en su otra vida, antes de cazador de perros, ha sido detective privado.
Ya que su madre, lo era también, y a pesar de que su padre era un contable, no le interesaba la vida del padre.
Así se enamora de una mujer, morena, que en la novela es muy sexy, y era su confidente, aparece como una super heroína. Pero que luego, en la vida real, llega la obsesión a tal, que ya se va pintando cosas en la mano, el número lo ve por todas partes y llega a ir, a la cárcel a por el doctor en Medicina, que se supone que es el asesino de esta chica. Por el camino quiere atropellar al perro, de tumbas, y ya ve, que en la tumba no está. Pero por la noche yendo con su hijo, al cementerio, ve el esqueleto de la chica. Y su mujer mientras tanto, está en otro lado, dónde empezó la locura del padre de la chica, que no sabía dónde estaba, hasta que la vio muerta, y se creé a manos del médico que la daba clases de Medicina en la Universidad.
Por eso cuando va a presentarse con 23 cajas en la tienda del padre de la chica, él protagonista no se acuerda, de nada, pero él si y se corta el cuello con un cuchillo.
Entonces, ya por la tarde en el desván, empieza a recordar, que él, es el asesino, que sus padres, se llevaban mal, y se enamoró en el instituto de esta chica, que le llegó a obsesionar, a la que quería mucho. Pero la vió liándose con ese profesor, y la mató. Largándose a un hostal y echando la culpa a ese profesor.. Una película un poco excéntrica pero que engancha.

El gran error ha sido hacer coincidir el 23 en más factores de la vida real que en la cabeza de Jim, como lo de los 23 escalones, el nombre del perro Ned y cosillas así, si todo hubiera quedado en que es una obsesión paranoica de Walter al final de la película, sin más, y que no hubiera realmente apenas casualidades excepto las que aparecieran en el libro y las que el mismo se inventara (como podemos inventar con cualquier número) entonces si podríamos hablar de una película de mayor nivel.
Aun así tampoco me ha desagradado verla y no me voy con mal sabor de boca, ha sido grato.

Tal vez a más de uno no pille por sorpresa que el perturbado sea él, pero para la mayoría sí...