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La dama de Shanghai

Cine negro. Intriga Michael O'Hara (Orson Welles), un marinero irlandés, entra a trabajar en un yate a las órdenes de un inválido casado con una mujer fatal (Rita Hayworth) y queda atrapado en una maraña de intrigas y asesinatos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
30 de marzo de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra mítica de Orson Welles precedida de cierta leyenda que no hacía presagiar nada bueno: se dice que el cineasta aceptó el encargo de la Columbia a cambio de un dinero que necesitaba de forma urgente para financiar la obra de teatro que tenía en proceso, y que para ello eligió adaptar una novela al azar que vio en ese momento en un quiosco. De ser así, ojalá todas las pelis hechas por encargo consiguieran el nivel de esta, convertida con el paso del tiempo en casi una película mítica, pequeña obra de orfebrería del cine negro que se nutre de una amor obsesivo, del deseo carnal que empuja al protagonista a hundirse en el fango progresivamente sin poder evitarlo, y lo peor, siendo consciente de que cada paso que da lo hunde más en la perdición.

“La dama de Shanghai” es sobre todo atmósfera, ambiente enrarecido y turbio en el que se mueven personajes pestilentes y desagradables que hacen que todo parezca un mal sueño, hasta las localizaciones por las que va pasando el yate en ese viaje de placer, lejos de resultar paradisiacas, tiene un halo onírico que amenaza con convertirse en pesadilla en cualquier momento.

La cinta fue un fracaso en taquilla, pero como ha pasado con casi toda la filmografía de Welles, y con su propia figura en particular, se ha ido revalorizando con el paso de los años, y ha dejado algunas escenas que ya son míticas en la historia del cine.

Las malas lenguas dijeron en su estreno que el aspecto rubio de la actriz era una venganza por parte de Orson Welles ante el inminente fracaso de su matrimonio, me asombran esas afirmaciones cuando Rita Hayworth me ha parecido siempre atractiva y bellísima en este filme, compone una de las femme fatale esenciales del género, desde la primera escena en el carromato uno queda prendado de su belleza, estilizada y elegante, y poco después cuando canta a la luz de la luna sobre el velero, tumbada en bañador, uno sabe que ya ha caído en sus redes sin remisión.
Orson_
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15 de agosto de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que con el paso del tiempo ha ido ganando reputación.

Yo la vi por primera vez el 2 de enero de 2011 y 6 de 11 usuarios dijeron que era útil mi primera crítica, que comentaba que el argumento es muy atropellado... Al menos así lo he visto al ver que casi no me enteraba de la trama, puede ser una trama rebuscada pero bien contada para que se entienda. Sobre todo el principio, ese principio muy irreal y tan atropellado que no sé como se han salido. Para ser una película posterior a "Gilda" he visto a un Rita bastante fría.

Vista de nuevo, y raramente pasa, le bajo 1 punto. De 5 a 4 puntos, porque aunque curiosamente no la haya visto atropellada como he comentado antes, sí que ha sido muy rara de ver y de entender. Pasaban cosas que no tenían sentido ni coherencia. Aunque la trama la vas siguiendo, parece que hay un poco de ficción, porque suceden cosas no muy realistas, o dentro de la coherencia humanda.

Lo que más sorprende es ver a Rita Hayworth con un corte de lo pelo y teñido a rubio. Desde mi punto de vista, muy arriesgado, pero que será el corte de pelo que creo, será la moda en los 50, así que fue, un poco visionario este Orson.

La imagen no es tan arriesgada como en anteriores película de Orson, sí que se nota un poco su mano.

Leyendo curiosidades, Orson estaba producción en Broadway una adaptación de "La vuelta al mundo en 80 días" y se quedó sin dinero. A esta productora le dijo que si le daba el dinero que le faltaba para su obra, le haría 1 película sin coste. Y así fue como casi por casualidad hizo esta película con su mujer Rita. Aunque poco después de estrenarse, se separaron.

Aún así, la película tuvo pérdidas, porque no tuvo la audiencia esperada. También se recortó mucho y también se rodaron nuevas escenas, sobre todo primeros planos ya que Orson no quería primeros planos.
edugrn
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14 de mayo de 2014
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La dama de Shanghai (1947) de Orson Welles ha conseguido algo que hacía más de un año que no me pasaba, el hecho de poner un 10 en FilmAffinity.

Su mezcla de géneros, la precisión en la plasticidad, su guión loco en favor del puro espectáculo y su ritmo trepidante me han conquistado.


Orson Welles, (1915 – 1985) destacó en el mundo del cine por incluir aspectos para nada convencionales en sus films, revolucionar la forma y el contenido en una libertad creativa excepcional que le llevó a sufrir severas críticas del momento así como abandonar Hollywood después de ésta su quinta película para no volver hasta diez años después con Sed de mal.

Sin hacer un uso tan evidente de picados y contrapicados como en Ciudadano Kane y en la posterior Sed de mal, ni tampoco el uso de planos ladeados como en El tercer hombre (película en la que Welles ayudó en la dirección), en el aspecto formal es justo alagar el cuidado de los contrastes entre luces y sombras en escenas en movimiento y el barroquismo en la fotografía que convierte la película en una obra manierist en la que escenas como la del teatro chino lo evidencian.

La música, en ocasiones exótica y simbólica dependiendo del lugar donde se encuentran sus protagonistas, se torna un gran aliciente al acompañar a las escenas dotándoles de una sensación trepidante que obliga al espectador a quedarse atónito deseando con fervor conocer con la máxima rapidez la resolución de las intrigas desarrolladas a lo largo del relato.

Dichas intrigas, vienen movidas por un guión que acaba volviéndose casi más loco que el propio Welles moviéndose por un mundo de engaños y argucias. Y es que el guión es tan inverosímil como alocado, lo cual me hace valorar aún más positivamente esta película si tenemos en cuenta la osadía que nos presenta Welles en pleno 1947. Antes de que los Tarantinos y los Godards revolucionaran el lenguaje, Welles mezcla en esta película un sinfín de géneros, partiendo del cine negro para pasar a la acción y a la comedia y permitirse una locura casi onírica y simbólica al final como si del más posmoderno director de los noventa se tratara.

El personaje interpretado por Welles huye de la losa que le ha caído encima, reclamando libertad. Y esta palabra es la que encuentro más adecuada para definir esta película. Libertad. Welles hace exactamente lo que quiere y lo hace tan bien, cuidando al máximo la compenetración entre imagen y sonido, que logra un ejercicio de libertad creativa trepidante.


http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/05/the-lady-from-shanghai-la-dama-de.html
Lluís
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21 de junio de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film, se centra en Michael O'Hara (el propio Welles), un marino sin barco fijo que, en una noche de vagabundeo ayuda a una mujer en apuros, Elsa (Rita Hayworth), la belleza de la cual le arrastra hasta un curioso triángulo formado por su marido Arthur Bannister un reputado abogado y Grisby un amigo de la pareja. Pero las cosas no serán como aparentan. El film está narrado en "off" por el propio O'Hara, a modo de pensamientos que va compartiendo con el espectador, como una especie de pesadilla, a la que se ve abocado de la mano de Elsa, en una excelente composición de la "femme fatale" del cine negro por antonomasia que Welles dibuja de una forma espléndida. Si bien, Welles se vale de cierta estética del cine negro, en realidad es en el ambiguo retrato de sus personajes donde más se acerca al género.

El retrato que Welles realiza de sus cuatro personajes, rezuma ambiguedad por los cuatro costados, desde el intrigante Grisby, al sudoroso (y manifiestamente desagradable) Banniston, pasando por la bella Elsa, que bajo esa fachada, de la que sabe servirse a la perfección, esconde a una persona cruel y manipuladora, hasta el propio O'Hara, arrastrado primero por el deseo (imposible) de conseguir a la mujer y después por dinero a un peligroso círculo vicioso. Es a través de las relaciones entre estos cuatro personajes con los que Welles construye su trama, en la que predomina un peligroso juego de mentiras, falsedades,engaños y dobles intenciones que O'Hara percibe desde el principio pero del que se ve incapaz de salir. Y todo ello los subraya Welles a través de la técnica, con una muy estudiada puesta en escena en la que nada es gratuito.

La posición y encuadre de los personajes, su aproximación a a través de picados casi imposibles, o planos tomados a ras de suelo, cumple la función de enfatizar y subrayar las diferentes (y diversas) relaciones entre los persanajes de la historia, con numerosos planos cargados de simbolismos y metáforas a veces evidentes, otras veces mucho más sutiles con planos en los que se resalta la posición de superioridad de un personaje con respecto al otro, y con los que busca interatuar con el espectador a la hora de valorar sus acciones. Pocos planos hay gratuitos en el film, demostrando de nuevo su gran dominio técnico del encuadre y la profundidad de campo y servirse de ellos, no de forma gratuita, en plan de alarde, sino para darle un sentido moral a la secuencia que nos está mostrando, reforzando de esa forma lo que quiere transmitir al espectador y no sólo con palabras.

Está claro que el film se puede inscribir dentro del campo del cine negro, ingredientes no le faltan (mujer falta, engaños, crímenes, amor "fou", aceptación del destino, etc), pero Welles, supo imprimir a esta historia su sello personal conduciendo el tema central del film en la falsedad, el engaño, la traición, etc, temas recurrentes en la filmografía del genial director.
manulynk
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17 de octubre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No está entre las grandes películas de Welles, pero tiene escenas que la hacen inolvidable- como la de los espejos -. De todas formas, ha hecho historia en el cine negro. El argumento no es demasiado sustancial, pero la puesta en escena de Orson, siempre "prima hermana" del existencialismo alemán, es suficiente para que la intriga se siga bien. La interpretación de Welles, como no, genial. La actuación de Rita Haywort, su esposa por entonces, con su belleza y su atracción sexual y romántica hacen recordar a la de "Gilda".
ferdinand
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