Loft

"Rofuto" comienza inteligentemente generando dudas desde el primer momento donde se ve claramente un intento de jugar al juego de será realidad o imaginación.

Normalmente en el cine de terror este juego es bastante absurdo ya que el film se apoya en múltiples escenas de miedo en la que la posibilidad de que sea imaginación es en sí ridícula. El director da el pego durante una hora y pico en la que a base de sobre información, mucha totalmente superflua, consigue engañarnos transformando el film en una historia de fantasmas que avisan de peligros, para mí lo mejor, para volver a la idea inicial el maldito jueguecito de la verdad.
Bien rodada y con grandes pretensiones es una pena que se diluya lentamente, llegando al hastío, en un aburrido film de terror psicológico donde el elevado número de preguntas nunca serán respondidas y en el que el final sólo ahondará un poco más en la herida.

Película embustera que mostrándonos fantasmas por las esquinas, flashbacks y sobreactuaciones poniendo en duda la realidad, pretende engañarnos mostrando un montón de humo. Cinta que pretende ser profunda y donde el punto sentimental lo único que hace es ponerle la guinda a este pastel relleno de la gran e inconcreta nada.

Tras varios años de ver películas de terror asiáticas (desde los tiempos de "Grudge" y "The Ring") creo haber descubierto una clave para comprender por qué hay espectadores que las aplauden a rabiar, mientras que otros se salen del cine y, a la próxima, no van a verlas.

Creo que tiene que ver con alguna predisposición, quizás genética, por la cual a los asiáticos aficionados al cine de terror (y a algunos occidentales que continúan, machaconamente, defendiéndolas) el no enterarse de nada les produce terror.

Piénsenlo. Es lógico. Tomemos esta película, "Loft". Hay dos cadáveres; uno de hace mil años, otro de anteayer. Consecuentemenmte, dos fantasmas. Un arqueólogo "rarito", un editor prepotente, una escritora cuyas dotes son más que dudosas (excepto para chillar), una amiga (más mona, pero sale poco).

Con estos mimbres cualquier cineasta te construye un solvente cine de terror. Hay mil posiblidades: reencarnaciones, venganzas, están todos muertos (desde "Los otros" y "El Sexto Sentido" JAMÁS puedes descartar este final), todo es un montaje para volver loco a la protagonista...

Pues Kurosawa la lía de tal manera con sus digresiones inútiles, sus flashback sin avisar y sus cruces entre fantasía o realidad que, al final, no sabes si estás viendo un plano real, imaginario, actual, de hace un año... y eso que, gracias a Dios, actores hay pocos y no se parecen, con lo de el recurso de "no me he enterado de nada porque a mi todos los chinos me parecen iguales" no le cabe al espectador aburrido.

Miedo se pasa poco. El recurso del fantasma silencioso que asoma tras un árbol o un quicio de una puerta da poco juego, y más parece plano de un anuncio de perfume que intento solvente de dar terror.

La fotografía, miren, está bien, y por eso le doy un puntejo. Las interpretaciones, poco convincentes, aunque no me extrañaría que fuese porque, dada la poca verosimilitud del argumento en sí (spoiler) ni los actores se creyesen lo que interpretan.

Por cierto, viendo el estudio de restauración a que someten a la momia (spoiler, otra vez) ahora me explico que nunca se oiga hablar de momias japonesas. No es que no tengan, las tienen a patadas; pero las arruinan todas sus arqueólogos.

Un amigo me dijo una vez: "si no sabes que ver tal o cual día, alquilate una de terror, el terror siempre paga". Y tiene razón: una buena atmósfera y ya el interés está asegurado. Eso no implica que, como en este caso, la peli se salve por completo.
Será porque Loft lleva hasta niveles de hartazgo sus propias virtudes.

Lentitud, quietud y estática; juegos de cámara, fueras de campo y travellings laterales. En pocas palabras, los recursos técnicos que maneja Kurosawa y, para ser precisos, comienza muy pero que muy bien hasta derivar en una suerte de bodrio pseudo intimista, con rasgos morbosos ancestrales, secuencias que se repiten al infinito y una historia de amor que bordea el ridículo.

El guión tampoco se salva: demasiados baches sueltos, escenas de causa y efecto incoherentes. El mismo nudo se intuye a los pocos minutos de empezada la cinta, sólo que después son tantas las vueltas de tuerca gratuitas que, en fin, poco se salva del derrumbe total.

Considero que el terror oriental supera con creces en tratamiento a otros cines de la misma calaña, pero sigue manteniendo los mismos defectos que afectan al género: o bien exceso de ideas, o bien mal manejo de una sola.

Entre unos y otros camina la protagonista, silenciosa, intentando averiguar lo imposible a través de muros cubiertos de oscuridad, espejos que reflejan espectros.
Es, aun así, un caso muy curioso el que enfrentamos cuando se trata de penetrar en los rincones del obtuso mundo de "Loft"...

La culpa no es de otro que Kiyoshi Kurosawa, que años después de la tan perversa como entretenida "Doppelganger", se lanzó a preparar una proyecto junto al productor coreano Jong-Dae Kim tras sorprenderse con un documental que vio en televisión acerca de la legendaria Belleza de Loulan, el cuerpo femenino momificado de milenios de antigüedad encontrado en perfecto estado de conservación en Xianjiang, lo que dio al nipón el deseo de "tratar la posibilidad de la vida eterna y el efecto sobre la realidad de los humanos". No se puede confirmar esta intención por razones que ya se sabrán...
"Loft" abre en el apartamento de la famosa escritora Reiko, a quien da vida la "scream queen" nipona más famosa de finales de los '90 y principios del 2.000, Miki Nakatani, en su línea constante de interpretar personajes reservados, misteriosos y de propósitos algo incomprensibles; el rechazo de su reflejo en el espejo y el vomitar ese líquido parecido a lodo podría vaticinar ciertas cosas en la historia, que realmente comienza cuando se muda a una apartada mansión en un lugar inhóspito de bosques espesos y lagos escondidos...nada agradable para escribir novelas románticas y más apropiado para vivir alguna experiencia con fantasmas.

Esa es la idea, tanto más cuanto que Reiko está modelada a la manera de esos personajes del terror cuya curiosidad les empuja a aventurarse en los sitios menos adecuados y a conocer a las personas menos recomendables. Esto sucede a los pocos días de ver al ocupante de la casa de enfrente, en cuyos brazos sostiene algo parecido a un cadáver; ¿cómo es posible que alguien como Kurosawa, para quien el misterio siempre ha sido clave en su cine, nos desvele a los diez minutos todo ese asunto de las momias que circula alrededor de ese vecino, un extraño arqueólogo (Yoshioka) en posesión de una de miles de años de antigüedad?
Reiko se lanza a investigarle como su homóloga de "The Ring", pero "Loft" es transparente en comparación con los inexplicables puzzles de "Cure", "Barren Illusions", incluso "Kairo" (nada más empezar la protagonista ya nos dice que su problema (el vómito) es una alucinación); de hecho esta podría ser la obra más extraña del cineasta por su deseo de quedarse en terrenos convencionales del horror y menos complicados como es su costumbre. Así, es difícil discernir sus inquietudes y técnicas a pesar de absorbernos en esas particulares atmósferas de quietud amenazante donde un espectro puede acechar desde cualquier esquina (y allá que va Reiko a averiguarlo...), durante una hora más o menos intrigante.

Pero no por convencional o "genérica" quiere decir que "Loft" sea más sencilla en su planteamiento o desarrollo. No lo es en absoluto, y podemos afirmar que resulta incoherente en su totalidad, un maldito fiasco para este maestro de los argumentos enrevesados, sí, pero metafísicos y cerebrales; su principal error es la acumulación de tramas, ya que mientras tiene lugar todo el enigma de la momia que preserva Yoshioka también quiere meterse de por medio la historia de la novela que debe presentar Reiko a su algo repelente editor (un joven Hidetoshi Nishijima, de nuevo junto a Kurosawa).
Aparecen filmaciones antiguas de momias de antes de la guerra. ¿Con qué objeto? La mujer y el arqueólogo establecen poco a poco una relación que puede terminar en romance. ¿Es necesario y posible, teniendo en cuenta lo falso y estéril de sus interacciones? Hay una mujer del registro de propiedad que ayuda a Reiko durante un tiempo. ¿Qué sentido tiene?, ¡si luego desaparece! De repente, y es lo que conduce al film a una segunda parte nada interesante, aparece una novela ya escrita de una supuesta inquilina (Aya) que vivía en la mansión ahora habitada por Reiko. ¿A qué venía abrir una nueva trama con una nueva mujer y un nuevo caso para investigar? Nakatani confesó que, aunque creía en las habilidades del director, a quien admiraba, nunca entendió bien el guión; ¿pero cómo culparla?

Ya era suficiente con el caso de la momia, si bien es cierto que empezaba a perder todo interés. Kurosawa, tramposo, y nunca lo fue tan mediocremente, pretende servirse de sueños (filmados con paciencia, y eso sí es de agradecer, en sus habituales registros sensibles y escenarios evocadores) y de "flashbacks" explicativos con la intención de mantener ese interés. Pero éstos no se corresponden con la primera historia, sino con la segunda, donde es la inquilina desaparecida la protagonista. Para más inri el editor de Reiko adquiere una importancia en este embrollo de no creerlo...
Aunque eso no resulta tan desagradable como la repentina revelación de la identidad de la anterior a los pocos segundos de descubrir Reiko su existencia (¡¿pero a quién se le ocurre?!). Este batiburrillo de conceptos y temas (la obsesión por la muerte, la posesión de la vida eterna, la maldad del ser humano contra la desgracia de los espíritus) tan pésimamente expuestos prosigue su descenso a los infiernos de la incongruencia cuanto más se mezcla un argumento y otro; resultaría inteligente si entre ellos existiese algún tipo de conexión...pero no la hay por ningún sitio.

Bien mirado "Loft" podría sostenerse como parodia del género, pero esa no era la intención del director, y es lo malo, que su obra se hunde en el ridículo de manera involuntaria, como el arqueólogo en el lago de lodo.
Con diferencia estamos ante la peor película de su carrera y, sin miedo a afirmarlo, ante uno de los títulos más confusos y mediocres del "j-horror" del nuevo siglo.

Una línea muy fina es la que separa el terror de la comedia en esta vergonzante cinta japonesa. Y lejos de desanimar su visionado, invito encarecidamente a que “pasen y lean” los numerosos despropósitos de este veterano director. Ni que decir tiene que el film no alberga ni una sola escena que estremezca lo más mínimo, más bien, producen risas a pierna suelta. Durante los 115 minutos de duración vas dando plazos de una escena interesante que nunca llega. Y cuando crees que va a pasar algo no tienes más que reír y pensar… en la siguiente escena lo harán mejor. Gritos a destiempo, el típico coche con imágenes superpuestas mientras el conductor mueve el volante de izquierda a derecha, cortes de planos que evidencian el cambio de situación del actor, mala iluminación, música ausente, actores mediocres, etc.

Como digo, no desanimo a que no vean la cinta, todo lo contrario. Les invito a que pasen un rato divertido observando cuán orgulloso se habrá quedado el director al haber parido una comedia, sin saberlo.