Julie y Julia

Ya se ha hablado mucho de un tiempo a esta parte de la moda/necesidad/demanda del público -o lo que cuernos sea- que motiva que las películas actuales (al menos los grandes tanques) tengan que durar como mínimo 120 minutos. Como no estoy en el mundillo del cine, no alcanzo a comprender las razones (¿será la presión de los fabricantes de pochoclo?). La cuestión es que así a los simples mortales se nos hace muy difícil encontrar películas buenas-buenas, parejitas, sólidas, redondas. Este es el caso típico: la historia de Julie & Julia no es desdeñable, tiene su punto, está correctamente horneada y viene condimentada de escenas simpáticas. Además tiene dos enormes actrices: una que está en las alturas de su ya inmensa trayectoria, y otra que asoma con fuerza, gracia y un brillo notable. Pero después del planteo y la presentación de protagonistas, tiempos y contextos, la cosa comienza a deshilacharse. No hay sustento para acometer con tantos minutos por delante: no hay drama, no hay intriga, no hay obstáculos a superar.. cómo se sigue? Nadie supo resolverlo, por lo tanto se llega al final un poco a los tumbos y con algunos bostezos. Una lástima, porque con 25 minutos menos se hubiera obtenido un producto mas ágil y recomendable. De cualquier forma, el film es medianamente apto para admiradores de la Gran Meryl, entusiastas buscadores de nuevas estrellas como Amy Adams, o aficionados al gran arte de la gastronomía.

Es demasiado superficial en todos los sentidos. Te pasas toda la película pensando que en algún momento habrá un golpe de efecto que haga de la película algo mas que una sucesión de recetas y guisos con pobres y vacios diálogos, pero nunca llega a producirse. Si, la vida es dura y la gente busca algo sólido que ilusione y ayude a seguir adelate. Eso queda claro en el minuto 2, pero ¿y el resto de casi dos horas película, para qué ? Es posible a que a algunos al menos les entretenga un rato. A mi me aburrió un rato. Un buen rato... Eso si, Meryl Streep, como siempre , está muy bien. Esta mujer no sabe hacerlo mal. Da igual el papel que le pongan.

A ver. Soy un chaval de 21 años. Me gusta el fútbol, el rock, las pelis de Tarantino, los McFlurrys y para mí comer (que no papear) es más una obligación que un placer. Así que no tengo ni idea de por qué vi esta película pero lo hice.

Primero, no es divertida, es entretenida y tampoco mucho. Apenas un par de veces dibuje una mueca parecida a una sonrisa. Segundo, a ratos es lenta y aburrida. Tecero, bien interpretada tanto por Meryl Streep (hay un pero que luego comento) y Amy Adams, como por sus respectivos y forzosamente abstinentes maridos. Cuarto, bien llevadas y enlazadas las historias paralelas, de manera que no se pierde interés en ninguna. Quinto, orientada claramente para mujeres y no sólo por el tema culinario.

Pero a comentar de la Meryl: no estoy seguro de si sobreactúa o si la tal Julia Child era así, la típica abuela a la que queremos pero que nos avergüenza con sus risas, gestos y comentarios, ya que no he visto ningún video suyo (ni ganas). En cualquier caso Meryl Streep interpreta a un personaje carismático y bien definido, al igual que su discípula Adams, que en mi opinión está mejor. Pero ya sabemos cuál de las dos va a ir nominada a los Oscars.

Por último un consejo para los hombres con pareja.

Si eres consciente de haber sido egoísta o desconsiderado con ella y de no haber prestado atención a sus deseos e inquietudes ni la has apoyado: procura que tu churri NO VEA ESTA PELÍCULA. De lo contrario, lo mejor que te podría pasar es una semanita durmiendo en el sofá.

En cambio, si eres consciente de que has apoyado a tu pareja en sus proyectos, le has animado en los momento chungos y has aguantado sus bajones y mal humor estoicamente: LLÉVALA A VER ESTA PELÍCULA. Serás recompensado.

De nada, hombre.

¿Quién no ha oído mil veces que la cocina francesa es la cumbre gastronómica mundial? Yo discrepo, porque siendo española y disfrutando algunas de las muchísimas delicias de las que disponemos en España, no me parece que las del país vecino sean tan sublimes, al menos si me pongo a comparar. Pero que por estas tierras del oeste europeo poseemos una riqueza inmensa en el arte del buen manjar, eso cualquier apasionado de la comida de calidad puede ratificarlo.
La cocina puede ser lo que cada uno quiera que sea. Hay quien detesta pasarse horas y horas preparando, picando, cortando, mezclando, removiendo, rellenando, añadiendo esto y aquello, pasando calor, produciéndose cortes alguna vez que otra con los cuchillos, quemándose con salpicaduras de aceite o al tocar sustancias demasiado calientes, o manipulando animales que sangran y a los que hay que extraer las vísceras, la carne, o deshuesarlos... Hay quienes ven en todo ello un fastidioso e incluso a veces un repugnante proceso de esclavitud a la cocina. Otras personas, en cambio, lo ven como una afición imprescindible, una necesidad, una evasión.
La cocina puede ser entendida como simple trámite para salir del paso y mantenerse al menos mínimamente alimentado (porque necesitamos alimentarnos para vivir), o bien como una especie de ciencia alquímica con pizcas de magia, de placer sensorial, toque personal y disfrute del paladar. Para algunos, es como componer música, o la elaboración de fórmulas que transforman ingredientes ordinarios en combinaciones sorprendentes y de efectos espectaculares.
Está abierta a la experimentación, a la personalidad de cada uno. Y nunca existe la receta definitiva. Ningún libro de recetas es cerrado e inmutable, porque el mismo plato cambia de una persona a otra, de unas manos a otras, incluso con los mismos ingredientes. Porque también influye la pasión, el cariño de la preparación, el temperamento, la creatividad, el atrevimiento. Por ejemplo, añadir algo que no viene en el libro, y obtener un matiz nuevo de sabor.
Julia Child no sabía muy bien cuál era su principal objetivo. Había vagado de un lado a otro, buscando algo que la llenara, a lo que consagrarse. Hasta que fue a parar a Francia, y se dio cuenta de que adoraba aquella dedicación casi militar de los chefs. Quiso aprender sus técnicas, y se convirtió en una alumna aventajada. A ella le encantaban los placeres de la buena mesa, y halló la ocupación ideal para su carácter abierto y alegre. No deseaba nada más que vivir alegremente junto a su marido, sorprendiendo cada día a ambos con platos exquisitos y elaborar, con la ayuda de algunas amigas, un libro de recetas para compartir sus hallazgos con quienes se interesaran por ellos. Y no sólo eso. Quería acercar la alta cocina del país galo a todas las amas de casa de clases medias y obreras. Quería hacer asequible la leyenda y que cualquiera con ganas y tiempo la trocara en realidad en su propia cocina, por humilde que ésta fuese.

Avisaos quedais que si no os interesa para nada la cocina, el visionado de "Julie y Julia" resultará un auténtico suplicio. Porque no hay mucho que rascar aparte de la apetitosa sucesión de recetas que van desfilando por las respectivas cocinas de Julie y de Julia. De todas formas da gusto ver a Streep en plena forma. Amy Adams tampoco lo hace mal. Lo mejor son sus maridos, ¿quién no querría tener un hombre como esos dos santos varones en casa?

Cien por cien peli para chicas, con crisis existenciales femeninas, un poco de comedia romántica y un bastante de "nena, tú vales mucho". Lo poco que sabe hacer Norita, lo hace bien.